Les cuento que soy profesor de una escuela nocturna.
Mis alumnos tienen entre 18 y 20 años, lo cual complica la cuestión, además, son bien machitos y malvados.
Ante esta situación me sucede bastante seguido que me caliento y mi polla enseguida se queda erecta, a tal punto que una noche tuve que ir al baño y masturbarme violentamente.
Error de mi parte, no era el lugar indicado. Ya lo se.
Cuando termina la hora, salgo de la escuela rumbo a mi casa y me encuentro con un alumno que amablemente me ofrece a llevarme en su moto.
Yo subo, empezamos a hablar, llegamos a mi casa, me bajo, lo saludo y él me dice que falta algo. ¿No te devolví la prueba?, dije yo. No, lo vi en el baño masturbándose y ahora llegó mi turno. «Si no se somete a lo que quiero, hablo».
A mí me calentaba la idea pero sabía en lo que me metía.
Subimos al departamento, él pasa al dormitorio, se desnuda en mi cama y me dice que ahora me iba a indicar.
Lo primero que hace es obligarme a arrodillarme al pie de la cama, levanta su pierna y me tira un pedo.
Me ordena que le prenda un cigarrillo.
Mi polla estaba dura como un palo, él me la toca y riéndose de mí me mete el dedo en el culo.
Los dos gozábamos como locos.
Ahora viene lo mejor, me dijo. Mi culo quiero que quede con brillo de la cantidad de lenguas que vas a pasar.
Me ató a la cama con cuero y puso delante de mí uno de los mejores culos que haya visto y chupado.
Mientras él me puteaba y daba palmas en las nalgas.
Después de una hora sin parar, los dos estábamos exhaustos. Pensé que todo había terminado.
Cuando de pronto me dice que tiene ganas de cagar. Le indico donde está el baño. Ingenuidad de mi parte.
El baño eres tú, siervo de mierda.
Veía salir la mierda y él que sonreía. ¡Cómo un culo con mierda sobre tu cara puede ser tan hermoso!
A la clase siguiente, llego al aula y lo veo cansado con cara de buscar más.
A la salida lo mismo pero ahora con novedades, había traído a su mejor amigo del curso. Un muchacho grandote con mucha leche.
Me negué pero fue imposible.
Llegamos a casa, se desnudaron y el compañero quedó con un slip de cuero que no se podía creer.
El primero le indicó como iba a ser.
El nuevo tenía la verga que explotaba.
Yo tenía que hacer de caballo, llevarlo en mi espalda, sintiendo sus bolas en mi lomo mientras el nuevo me la metía hasta el estómago en medio de gritos.
Cuando todo terminó se metieron en la bañera.
Los masajeé, tuvieron una corrida cada uno y se fueron.
Pero me dejaron una orden. Para la próxima me tenía que vestir mejor.
Más cuero y lycra.
Fui a comprar lo que me ordenaron y tuvimos el próximo encuentro. Se enojaron porque la ropa no les gustó.
Me pusieron contra la pared y me dieron tantas patadas en el culo que quedó rojo. Pedí perdón adorando sus pies pero no se conformaron.
El precio del perdón era chupar cada una de sus vergas y bolas (por cierto bastante grandes)
Desde ese entonces no puede ser otra cosa que su esclavo.
Por supuesto, están aprobados.