Después del autobús
Esto me paso cuando tenia 17 años, ahora tengo 18 y sigo disfrutando de mis viajes en colectivo, mejor no le adelanto nada.
La verdad es que me desarrolle completamente y nunca me había interesado el sexo.
Tengo un cuerpo al que muchas mujeres desearían tenerlo, mis medidas 95-58-87, unos pechos grandes y redondos y una colita paradita.
Soy morocha y ojos claros, siempre supe que calentaba a los hombres por como me miraban pero nada más.
Bueno, yo volvía del colegio con una camisa casi transparente que se me notaba el corpiño con encajes, y una pollera cuadriculada muy corta, estaba yendo a la parada del autobús.
Mientras esperaba al colectivo vi que un hombre muy buen mozo de traje subía al mismo colectivo y como todo un caballero me dejó pasar a mi primero.
Había mucha gente y me fui hasta el final del autobús.
Allí siento como una mochila se pega a mi cuerpo.
Como pensaba que era una mochila no me importo, el colectivo estaba repleto y no había lugar.
Pero después sentí que «la mochila» sé ponía caliente y crecía.
Cuando me decidí a mirar qué era lo que estaba pasando vi que el hombre que me había dejado pasar estaba con sus ojos cerrado y con su polla sobre mi cola, primero intente moverme para evitarlo pero fue imposible por la cantidad de gente.
Cuando no tuvo otra opción, le di libertad de hacer lo que quiera, quería saber hasta dónde podía llegar, por supuesto no muy lejos porque yo era aun virgen y quería que esto me durase hasta encontrar al hombre ideal.
El hombre seguí con su tarea, esto a mí me gustaba y entonces me empecé a mover para que la polla siga creciendo, el hombre aprovechó una frenada del colectivo para tomarme de mi cintura y acercarme más a él, esto me gustaba mucho pero mi parada estaba muy cerca y debía irme.
Como una despedida al hombre, me di vuelta y agarre su polla por encima de sus pantalones y me despedí, cuando me bajo del colectivo, veo que mucha gente se bajó en la misma parada pero todas se fueron para el lado contrario al que yo iba, esto es lo que yo pensaba, mi casa estaba a cinco cuadras de la parada y tenia que pasar por una calle completamente oscura donde no hay guardia y nunca pasa nadie, esto no me importaba porque jamás me pasó algo.
De repente escucho unos ruidos y me doy vuelta, allí estaba el hombre del colectivo, intente correr pero él me alcanzó rápidamente, aunque grite y llore, el no me soltaba, le suplicaba que no me haga daño que aun era virgen pero esto lo calentó más.
Me llevo a un lugar aún más oscuro, yo seguía llorando y él me desnudó y se sacó su cinturón y ató mis manos a una columna que había allí, luego se saco su ropa y para que deje de gritar me introdujo su enorme polla en mi boca, él aún seguía caliente por lo del colectivo y su pija debía medir entre 15 y 20 cm, yo la chupaba primero con desprecio e intentaba librarme, pero él me dio una cachetada para que me quede quieta.
Él gemía de placer y yo lloraba para que me deje.
Cuando el se corrió en mi garganta, saque su polla de mi boca pero él, agarrándome por los cabellos me la volvió a meter y no me dejo retirarla, litros de semen caliente, casi hirviendo corriendo por mi garganta, casi me ahogo pero finalmente pude tragármelo todo.
Cuando quitó su polla de mi boca grité nuevamente pero me dio otra cachetada y me indico que levantara mis piernas, yo no quería, intente escapar pero sus fuerte brazos me sujetaron.
Él logra poner su cara en mi vagina y comenzó a pasar su lengua muy despacio, mis gritos comenzaron a ser gemidos de placer, lo estaba disfrutando aunque no debía, al saber que era algo prohibido me calentaba más y más.
Con mis piernas empuje su cara más cerca de mi vagina, no quería que deje de hacerlo, él se dio cuenta de lo tanto que me gustaba y me dijo:
«Mira que eres una puta eh?
Lo que te voy a hacer ahora te va a gustar mas que lo de recién, pero para disfrutarlo mas te voy a desatar pero quédate quietita»
Yo le dije que sí y él me desato mis manos, no tenía ninguna intención de irme, quería más y ver que me podía hacer es hombre al que no conocí ni su nombre pero ya conocía su sexo.
Me dijo que ponga mis piernas sobre sus hombros y así lo hice, agarro su pene y de un golpe me penetro, fue un dolor que no pude retener y grite muy fuerte, él me tapó la boca y me dijo que era normal pero luego mi vagina comenzó a sangrar y también me dijo que era normal para la primera vez, el seguía con su mano tapando me la boca porque me seguía doliendo cuando sacaba y metía todo su pene, pero este dolor se convirtió en placer después de un rato.
El saco su mano de mis boca y me tomo de la cintura para hacer más rápido la sacada y la metida, yo gemía de placer, aun me dolía pero esto ya no importaba.
Yo empecé a moverme para ayudarlo con su tarea, y él me dijo que lo hacía muy bien.
Estuvimos así más de 45 minutos, yo me sentí exhausta pero me dijo:
«Todavía no termina puta, hay distintas formas de gozar y quiero que prueben todas»
Luego me dijo que me ponga en cuatro patas y sin previo aviso me penetro violentamente por detrás, esta pose me encantaba porque yo parecía ser su perra.
Luego él se puso boca arriba y me dijo y yo sabía cabalgar, le respondí que sí y me dijo:
«entonces cabálgame».
No sabía cómo pero algo muy dentro de mí si lo sabía, me senté sobre él clavándome tu polla en mi rajita y comencé a cabalgarlo.
Él tenía una mano en mi cintura y otra tocándome los pechos.
Terminamos y descansamos un rato hasta que él volvió a tener una erección, me dijo que me ponga nuevamente en cuatro patas que faltaba algo.
Cuando yo estaba en posición, él se corrió por mi espalda y por mi ano, yo no sabia porque lo hacía, él me dijo que estaba lubricando mi ano.
Yo no entendí hasta que puso el capullo de su polla en la entrada de mi ano, no sabia como ese pedazo de carne podía entrar en tan pequeño agujero.
Comenzó despacio, cada vez que entraba un poco se quedaba quieto para que mi ano se acostumbre a ese cilindro ancho.
Cuando llegó hasta el fondo sentí como su semen llegaba hasta mis entrañas, puso un ritmo acelerado cuando sacaba y metía su instrumento y sus pelotas rebotaban contra mi culo.
Terminamos, yo quedé muy cansada y me quede acostada al lado de él mientras él me tocaba los pezones que seguían duros, a mí me encantaba pero ya era tarde, le dije que me tenía que ir, él no quería que lo haga pero yo me tenía que ir porque mi mama me estaba esperando y si no se preocuparía, me dijo que me esperaba al día siguiente en la parada del autobús.
No todos los días me lo encontraba pero cuando sí estaba hacíamos lo mismo que la primera vez, también probamos nuevas técnicas hasta el día de hoy.