Capítulo 1
- Verdad o reto IV
- Verdad o reto III
- Verdad o reto II
- Verdad o reto I
Aclaración: Todos los personajes de esta historia son mayores de edad y aunque estén basados en una historia real, no existen en este plano físico de la realidad, por lo tanto, cualquier parecido es mera coincidencia. También aclaro que este relato es una traducción a mi estilo de este otro relato, que recomiendo que lo lean: https://www.nifty.org/nifty/bisexual/highschool/truth-or-dare
—Voy a hacer una fiesta este fin de semana en mi casa y de paso te puedes quedar a dormir, ¿te apuntas? – Me dijo Javi, con una sonrisa de oreja a oreja. Desde que lo conocí en la uni, siempre ha sido uno de mis mejores colegas.
Su invitación me ha dejado con un nudo en el estómago porque por la forma en la que me lo dice, sé que planea algo gordo y yo, como soy más bien del tipo tranquilo, no estaba acostumbrado a esa clase de cosas. Me llamo Aarón, mido 1,80, me gusta jugar al fútbol, al pádel y, sí, trato de mantenerme en forma, aunque no soy ningún Adonis, para qué mentir. Javi tampoco es alguien demasiado fiestero, aunque más que yo, eso seguro y con la piscina en su casa recién instalada, no hay Dios que lo pare.
—Va perfecto, empezamos el viernes a las siete y media, pero vente un poco antes para organizarlo todo, trae bañador. Se vienen Alejandro, Carlos, Sara, María, Laura e Isabel, 4 y 4, ¡va a ser genial!
A los amigos de Javi los conocía poco, de vista, pero parecían gente encantadora: Sara es la que más destacaba. Medía 1,70 metros y era rubia. Parecía una modelo en una pasarela. María, por otra parte, con esa confianza que la caracterizaba, no se quedaba atrás. Laura tenía el pelo castaño y le daba un color alegre a su sonrisa; Isabel era morena y también estaba bien, aunque vestía ropas holgadas que no le hacían justicia.
La semana se hizo interminable, sobre todo con todas las ganas que tenía de ir a la fiesta, menos mal que por fin llegó el viernes y las 7, como un reloj, me presenté en la casa de Javi.
—¡Aarón!, ¿qué tal?, pasa, pasa, tómate algo, muchísimas gracias por ayudarme, de verdad, te debo un favor.
Su casa era uno de esos chalets a las afueras, espectacular, dos plantas, jardín, una piscina enorme, ¡lo tenían todo!
Después de un rato charlando, nos pusimos a organizarlo todo, limpiar el salón, preparar las mesas, hacer las mezclas… Pusimos hasta un ambientador de incienso para que oliera a vainilla por todo el salón.
—Bueno, dime, ¿qué tenías planeado?
—Eso es lo mejor de todo, verás, voy a organizar el típico juego de verdad o reto, pero con un toque especial… ¡No va a haber límites!
Si antes estaba nervioso, ahora estoy que me subo por las paredes.
Sobre las 8 menos cuarto empezaron a llegar el resto de invitados, Javi los fue saludando y una vez estando todos en el salón, nos comenzó a explicar lo que tenía planeado.
—A ver, este el plan, vamos a jugar un rato al twister para ir calentando, luego, nos vamos a dar un baño, comeremos unas pizzas que he comprado y vamos a jugar al strip póker y a verdad o reto, ¿os mola?
Todo el mundo estaba encantado con la idea.
La sesión se twister estaba yendo genial, no sé cómo, pero acabé teniendo el culo de Isabel a escasos centímetros de mi polla, menos mal que no estaba empalmado.
—Mano izquierda al rojo – Me dijo Javi. Yo intenté estirarme todo lo que pude, pero me desplomé.
—Bueno, yo creo que está bien de Twister por hoy, ¡Todos a la piscina!
Fuimos a cambiarnos todos los chicos al dormitorio de Javi mientras las chicas se fueron al baño a cambiarse.
Así que ahí estaba yo, cambiándome con tres tíos, yo ya lo había hecho antes en los partidos de fútbol o en educación física, pero esta vez era diferente, no pude evitar sentir curiosidad, incluso algo más.
Tengo que admitir que siempre he sentido una cierta atracción por los bóxeres, a pesar de que mi madre siempre me compraba calzoncillos de pequeño. De todos nosotros, solo Alejandro llevaba calzoncillos, Javi llevaba un bóxer rojo que le hacía muy buen culo y Carlos llevaba uno azul con estrellas. Yo los llevaba negros y muy apretados.
Javi y Carlos fueron los primeros en irse quitando la ropa hasta quedarse en bóxer, luego, mientras buscan sus bañadores, Alejandro se da la vuelta para ponerse el suyo, Carlos y Javi no fueron tan vergonzosos y se quitaron el resto de su ropa dejando sus pollas al aire, yo hice lo mismo, aunque me dio un poco de vergüenza. A pesar de que no quería que me considerasen un mirón, no pude evitar fijarme en sus pollas. Carlos tendría unos 10 cm flácida, estaba circuncidado, mientras que la de Javi mediría unos 12 cm flácida y 18 cm erecta, unos 2 cm más que yo, éramos más o menos iguales de tamaño. Alejandro quiso mostrar la suya de momento.
Cuando terminamos nos fuimos todos de cabeza a la piscina.
Después de un rato nadando, me senté en el borde para ver a los demás y descansar un rato después de todas las aguadillas que nos habíamos hecho. Sara decidió salir de la piscina, llevaba un bikini amarillo que realzaba todas sus curvas y sus enormes pechos.
—¿Qué estás haciendo?
—No mucho la verdad, estoy descansando antes de empezar con el strip póker.
—¿En serio? No pareces el típico que estaría dispuesto a desnudarse en frente de otros.
—Bueno, sería mejor si se desnudara otro. — Dije riéndome.
—¿Como yo?
—Eeeem… sí, supongo— Dije, mientras su mano se iba moviendo por mi pierna, acercándose a mi polla, palpitante, me llevé una sorpresa, aunque me dejé hacer.
—¿Qué pasa? – Dijo, con su sonrisa seductora — ¿Por qué estás tan nervioso?
—Bueno… si te soy sincero, nunca he hecho esto antes.
—Tranquilo, no pasa nada, tú déjate llevar— Dijo, plantándome un beso en los labios que sabía a gloria mientras masajeaba mi ingle. En este punto, yo tenía una erección que se me estaba saliendo del pantalón y de la que se estaba encargando mientras me puse a tocar sus pechos.
Poco a poco, fue deslizando mi mano por su cintura hasta meterla debajo del bikini, fui acariciando sus labios poco a poco, empezó a gemirme en el oído para que no nos oyeran, podía sentir hasta su respiración, cada vez más rápida. ¡Estaba en el paraíso y solo habíamos comenzado!
Llevábamos ya un rato largo cuando Javi nos interrumpió diciendo que íbamos a cenar ya, así que nos tuvimos que separar.
—¿Te ha gustado? – Me preguntó, agarrándome la polla por encima del pantalón.
—¡Joder! Ahora entiendo por qué a la gente le gusta tanto follar.
—Anda vamos— Dijo riéndose – que estoy hambrienta.
Fuimos al salón agarrados de la mano y nos separamos para irnos a cambiar. Javi nos trajo toallas y fuimos secándonos, primero el pelo, luego el cuerpo y claro, si me quitaba el bañador para secarme ahí abajo, todo el mundo se daría cuenta de mi erección, que era imposible bajarla, aunque bueno, sería una buena oportunidad para fardar de haber estado con Sara.
Carlos no tardó ni un minuto en comentar: “Eh marica, ¿te gusta vernos desnudos?”. Es un poco insoportable a veces.
—¿Esto? — Dije, con chulería –He estado con Sara en la piscina y se me ha puesto durísima, pero veo que tú no has tenido tanta suerte.
Javi y Alejandro se descojonaron del golpe que le había devuelto. Carlos estaba muerto de vergüenza, se puso el bóxer lo más rápido que pudo mientras nos burlábamos de él.
—¿Qué es tan gracioso? – Dijo Laura, que apareció de repente en la habitación.
—¡Laura, avisa antes de entrar! – Dijo Javi, tapándose con una toalla. Alejandro y yo ni nos molestamos en taparnos.
—Perdonad, ¿cuánto os falta?”
—Un minuto— Dijo Alejandro, mientras se ponía los calzoncillos.
Cuando acabamos nos fuimos todos a jugar al póker, a mí me fue como el culo, Javi perdió los zapatos y los calcetines, Carlos su camiseta y las zapatillas y Alejandro y yo estábamos en ropa interior.
En la siguiente mano estaba muy nervioso, Javi nos había dicho que habría un castigo para los primeros en desnudarse, me temblaba el pulso y todo, menos mal que al desvelar las cartas, fue Alejandro quien perdió al final.
Las chicas tampoco sabían jugar al póker especialmente bien y fue Isabel la que acabó perdiendo.
—Prestar atención, por favor, que ahora viene lo más importante — fue diciendo Javi – como Alejandro e Isabel acaban de perder, van a tener que cumplir con el castigo.
Todos nos quedamos en silencio, me podía oír hasta el pulso. ¿Qué será lo que les obligará a hacer?
—Por el poder que me acabo de otorgar, os condeno a hacer un striptease y actuar como perros en celo delante de todos.
Me pareció un reto genial, algo flojillo y gracioso para ir empezando y relajar tensiones, a Alejandro y a Isabel también se les veía contentos.
Pusieron música para dar ambiente y Alejandro e Isabel empezaron a desnudarse lentamente. Alejandro empezó a deslizar sus manos sensualmente por su cuello, su pecho y abdominales bien marcados hasta pasarlas por debajo de su calzoncillo, mientras Isabel, por detrás, iba besando en el cuello a Alejandro mientras le quitaba la una ropa que le quedaba y le abría las manos para que todos pudiéramos verlo. Era todo un espectáculo, Alejandro tenía un pedazo de polla descomunal, me quedé asombrado.
—¡Joder Alejandro, menudo pollón que tienes! – Le soltó María.
Ahora era el turno de Isabel, que se puso de espaldas a nosotros, y Alejandro, en frente de ella, le quitó el sujetador y se lo lanzó a María, que lo recibió con mucho gusto. Fue bajando sus manos hasta sus bragas, que fue arrastrándolas hasta el suelo mientras hacía sonidos de perro. Su culo era espectacular, a estas alturas, todos teníamos ya la polla como un mástil. Alejandro se fue levantando, besando y lamiendo a Isabel y dejando su pene entre sus piernas, Isabel las apretó para sentirla mejor y con sus manos, Alejandro separó sus glúteos para que pudiéramos ver la escena en todo su esplendor.
Tenía el corazón a mil por hora, Alejandro se fue separando, se colocó detrás de Isabel, posó su mano derecha sobre sus tetas y deslizó su mano izquierda por la espalda hasta llegar a pasarla entre sus piernas, aprovechó para estimular el clítoris e Isabel soltó un gemido que todos pudimos oír con claridad, se giraron y Alejandro quitó sus manos para revelarnos todo. Tenía una figura asombrosa, sus pechos eran dignos de admiración, y su coño no tenía ni un solo pelo, estaba a punto de explotar y no era el único, todos coreamos el espectáculo.
—Muy bien, solo queda la mitad del reto— le recordó Javi, se le notaba ansioso por ver que serían capaces de hacer. Se pusieron a 4 y empezaron a caminar por la habitación, Isabel fue a olerme el paquete mientras Alejandro hacía como que meaba el sofá para marcarlo, era desternillante.
Estaban muy metidos en sus personajes, Isabel, cuando vio a Alejandro le olió el trasero y puso cara de asco, estuvieron un rato dando vueltas hasta que Alejandro empezó a olisquear a Isabel, lamiéndole las tetas. Se levantó y apoyándose en Isabel, se restregó contra ella como auténticos perros en celo, moviendo su polla entre sus piernas sin llegar a penetrarla, luego, aumente y el ritmo mientras ladraba y hasta se podía oír como chocaban sus bolas contra las piernas de ella. Cuando se cansó, simuló que se corría aullando y se separó de ella, se tumbó y se durmió. No podíamos para de reírnos y de recolocarlos los paquetes, fue maravilloso.
—Ha sido increíble, chicos, lo habéis genial – Javi se levantó a aplaudirles.
—¿Nos podemos vestir ya?— Dijo Alejandro, un poco avergonzado.
—Claro, vestiros y prestad atención, que ahora viene la mejor parte: Verdad o Reto.— Mientras Alejandro e Isabel se vestían, Javi fue explicando las normas: —Lo más importante es que hay que mantener la confidencialidad, si alguien desobedece esta norma, no va a volver a jugar ni le vamos a hablar. Así podremos hacer lo que queramos—. Después de asegurarse de que nadie diría nada, siguió con el resto de normas. Cogió dos cajas de madera y nos las mostró. En una había pequeñas cartas plastificadas separadas por colores y en la otra, pequeños trozos de papel doblados. —Aquí están los retos y aquí quien los impone, si te toca, puedes elegir a quién preguntar verdad o reto, si elige reto, puedes ponerle el reto que quieras, si lo aprobamos, o coger una carta del bol, las cartas están divididas por colores basándose en la fuerza del reto. Las cartas azules son para los hombres, las rosas para las chicas y las blancas y las verdes son para ambos. Si te toca una tarjeta que no encaja con tu sexo, tienes que coger otra—. Mientras lo iba diciendo, iba mezclando las cartas para que no pudiéramos saber cuál sería la siguiente en ser elegida. —Las tarjetas verdes son cartas homosexuales y no se pueden pasar da igual la persona que te toque.
—¿Y cómo vas a hacer para que a todos nos toque el mismo número de veces?— Preguntó María.
—Simple, cuando una persona sea seleccionada, quitamos su papel de la caja y hasta que no hayamos salido todos, no podemos volver a empezar.
—¿Nos puedes dar un ejemplo de cada carta?”
—Claro Laura, a ver— cogió una carta al azar —bebe un chupito del ombligo de alguien elegido al azar— cogió otra —Bájate los pantalones y realízale un baile encima a alguien elegido por el grupo mientras te azota — agarró otra carta – un ejemplo de castigo si no realizas el reto: deja que alguien del grupo te depile ahí abajo.
—Así que, ¿estáis listos?
—SÍIII— gritamos todos, al unísono.
—Muy bien, como Alejandro e Isabel han sido los anteriores en cumplir un reto, pueden elegir quién empieza.
Alejandro e Isabel se pusieron de acuerdo al instante y eligieron a Javi.
—De acuerdo, pues elegiré reto para ir dándole caña al juego.
Javi cogió una carta al azar y le tocó una azul. —Elige otro tío, quitaros todo menos los bóxeres y abrazaros durante 5 minutos.
—Elijo a… Carlos.
—Mierda, ¿por quéee? – Se quejó.
— ¿Por qué no? – Le dijo Javi riéndose y desnudándose. —Vamos, cuanto antes acabemos, antes podremos vestirnos.
Cuando Carlos acabó de desnudarse, se pusieron en frente del grupo para que empezáramos a cronometrar. Me extrañó que no tuvieran ninguna erección más allá del bulto que les hacían los bóxeres, si hubiera sido yo, ya estaría con la polla como un poste, en parte por haber estado con Sara hace un rato. Aunque bueno, no me hizo falta salir para tener una erección después del reto de Isabel y Alejandro.
Sara empezó a cronometrar: “¡Ya!”. Javi empezó a abrazar a Carlos, que lo cogió por sorpresa, pero rápidamente empezó a abrazarle. Llevaban ya un minuto y medio y no parecía que fuera a pasar nada sorprendente hasta que empezamos a notar en un movimiento en el bóxer de Carlos, que se puso rojo al instante.
—Te está gustando, ¿eh?
La polla de Carlos iba aumentando cada vez más de tamaño a saltitos hasta que se quedó enganchada en el bóxer, fue a recolocársela, pero Isabel le dijo – Ni se te ocurra, el reto consiste en quedarte abrazado, así que nada de reajustarse la polla, además, que ya queda poco.
—2 minutos y medio— Especificó Sara.
—Joder, duele.
—Te jodes.
Menos mal que no era yo el del reto y no tenía que estar ahí con Javi, aunque, después de tanto hablar de penes, a Javi también se la estaba poniendo dura hasta que se le atascó igual que a Carlos.
—Tienes razón, duele un montón.
—Os jodéis por haberme puesto ese reto a Alejandro y a mí.
— ¿Yo qué te he hecho? – Preguntó Carlos, que empezó a reajustarse la polla a base de restregarse con Javi hasta que consiguió sacársela, parecía que ya estaban un poco mejor, eso sí, seguía rojo de la vergüenza.
Después de los cinco minutos, se separaron y se pusieron la ropa, reajustando los paquetes.
—Elegimos a Laura, sin duda.
—Verdad.
—De acuerdo, os comento, para hacer el juego más entretenido, cada vez que dices verdad, te tienes que quitar una prenda.
—Me parece justo— dije.
—Vale, quiero saber que viste cuando entraste sin avisar hace un momento, porque sé que lo hiciste aposta.
—Tienes razón, lo hice a propósito para espiaros, aunque tampoco me dio mucho tiempo para veros. Cuando entré, lo primero que vi fue tu polla balanceándose del susto, no parecía que la tuvieras erecta, eso sí, me encantó verte ese culo tan bueno que tienes, no sabía que lo tenía depilado, aunque no fue lo único que vi— dijo mirándome.
—Oh no. Fue todo lo que pude decir.
— ¡Oh sí! También te vi a ti Aarón, pude ver que tenéis los huevos del mismo tamaño, aunque no la tienes tan larga, tienes unas piernas muy bonitas. — Todo el mundo se rio y yo me moría de la vergüenza – Por desgracia, al resto no los pude ver porque se cambiaron muy pronto.
Se quitó las zapatillas y eligió a la siguiente víctima: “Carlos”.
—Verdad, ya he tenido suficiente con los retos por ahora.
—A ver… quiero saber dos cosas: Cada cuánto te masturbas y cuándo fue la última vez que lo hiciste. Cuéntalo todo.
—Pues normalmente lo suelo hacer una vez al día, aunque hay días que lo puedo hacer hasta dos o tres veces cuando me aburro mucho. La última sería hace seis horas más o menos. Normalmente, me suelo tumbar en la cama y juego con mi imaginación mientras me masturbo, como follarme a María o cosas de esas.
—Muy bien, elige al siguiente.
—Aarón. Dijo, mientras se quitaba los zapatos.
—Reto
—Muy bien, coge una carta.
Cogí una al azar y la leí en voz alta: “Bésate con cada uno de los participantes del sexo contrario y elige quien besa mejor”. ¡De puta madre, por fin un reto bueno!
Fui directamente a por Sara y estuve como un minuto besándola hasta que Aarón me dijo: “
Aún quedan otras tres, Aarón”, Nos separamos y nos miramos directamente a los ojos durante unos segundos, le di un pico de despedida y me fui a por la siguiente, Laura. Me senté a su lado y empecé a besarla durante un rato, tenía unos labios más grandes y sabían riquísimos. Me separé con una sonrisa que hizo que todos se rieran. Se notaba que todas tenían más experiencia que yo, cuando acabé, estuve dudando ente Sara o María (que estaba de lío con Carlos y tenía un montón de práctica) pero finalmente elegí a Sara.
—Menuda sorpresa—. Oí a alguien, pero no me importaba, ya que había ganado, la elegí para el siguiente reto.
—Favoritismos no eh— Dijo Laura, de broma. —Tú, tranquila, ya te llegará el turno, Sara, ¿verdad o reto?
—Reto.
—Escoge una carta. Cogió una carta rosa: “Dice que no la puedo leer, que haga el reto directamente”. Se giró y me preguntó: “¿Estás circuncidado?”.
—No— Le respondí.
—Demuéstralo.
— ¿En serio me tengo que desnudar?
— No hace falta, pero demuéstramelo.
— Vale, sígueme. Nos fuimos detrás de un sofá alto que había en el salón para que nadie pudiera vernos de cintura para abajo. Me desabroché el pantalón y me bajé los pantalones y el bóxer para que pudiera verlo.
Sara alargó su mano para agarrarme el glande y empezó a bajarme y subirme el prepucio suavemente, mientras que con su otra mano me masajeaba los huevos.
— ¿Cómo puedes mear con un piercing en el pene?
—¡No tengo ningún piercing!
Todos nos reímos ante la broma de Sara, que siguió masturbándome hasta provocarme una erección como la de la piscina.
—Es verdad, no está circuncidado.
Se giró hacia Carlos y le preguntó lo mismo, Carlos le dijo que estaba circuncidado, aunque todos sabíamos que mentía. Sara hizo lo mismo que conmigo, empezó a masturbarlo hasta la tuvo erecta.
—Miente. Dijo bajándole los pantalones para demostrarlo, Carlos se quejó, pero Sara le apretó bien los huevos con las manos. Se le escapó un chillido.
—Eso te ensañará a mentir.
Después de masturbar a Javi y a Alejandro, Sara volvió a su sitio, puse mi mano sobre su pierna y le di un beso de agradecimiento por la paja. Eran adictivos.
—María, te toca.
—Verdad, por favor.
— Dinos con todos los detalles como fue tu primera mamada y cuantas has hecho.
—Puff, habré hecho unas ciento cincuenta.
— ¿Quieres salir conmigo? — Bromeó Alejandro, fue muy gracioso.
“Mi primera mamada sería hace más de dos años, salí con un chico y después nos fuimos a su casa porque sus padres estarían fuera hasta la una y solo eran las diez de la noche. Nos tumbamos en su cama y estuvimos liándonos durante veinte minutos, luego me preguntó si podría chupársela. Nunca lo había hecho antes, pero siempre hay una primera vez para todo.
Nos fuimos desnudando y él se sentó en la cama para hacerlo más fácil, me coloqué entre sus piernas y empecé a chupar, primero fui a por las bolas hasta ir subiendo y devorarlo poco a poco, rodeando su glande con mi lengua hasta que aumenté el ritmo, él empezó a gemir muy fuerte y pensé que se iba a correr, no había pasado mucho tiempo así que bajé el ritmo y me concentré en sus bolas, primero una y luego otra, hasta que me las metí las dos en la boca.
Luego fui dando lametazos, explorando cada centímetro con mi lengua, hasta que me cansé y fui directa, engullí tanto como pude mientras movía la lengua como una loca. Solo tardó diez segundos en correrse”.
Todos estábamos en silencio esperando a que nos dijera el nombre del tío.
—¿Te gustó? — Le preguntó Isabel.
—Me encantó, sobre todo la sensación de poder sobre él, no podía hacer nada más que gritar: “SÍ, SÍ, SÍ, MÁS”.
—Vale, pero te has dejado lo más importante, ¿te lo tragaste? ¿Quién era?
—Bueno, no pude tragarlo porque cuando se empezó a correr, sus padres entraron por la puerta, dos horas antes. — Dijo avergonzada, mientras todos reíamos. — Estaba tan nerviosa, me quité tan rápido que se quedó corriendo, sobre su cuerpo, enfrente de sus padres.
— ¡No puede ser, jajaja! ¿Quién era?
—Carlos.
El mismo Carlos que se estaba burlando de mí hace un momento, comencé a sentir lástima por él.
— ¿Te castigaron?
—Mis padres se enfadaron muchísimo, me castigaron durante seis meses, aunque al final se quedó en dos, pero fue una putada. Pero bueno, eso no impidió que nos siguiéramos viendo.
María se quitó la camiseta y eligió a la siguiente víctima, Isabel.