Dos horas y varios whiskies más tarde, la charla seguía aún en punto muerto. Y si bien yo escuchaba, mi cabeza trataba de desviarse a otras cosas. Pensaba que hacía calor en mi casa, pero que mi tía no se había quitado su impermeable. Y si no se lo quitaba, no podría ver sus torneadas piernas ni sus pechitos.
Con Vero me inicie en la vida sexual, con toda la torpeza del principiante. Tuve mis fracasos en la cama y me sentí morir en esos momentos. Trataba de no herir a Vero, tratándola con dulzura, aunque años después comprendí que a pesar de mi buena voluntad solo había hecho un muy mediocre papel como amante.
Los invitados se iban ya marchando, aunque la fiesta estaba lejos de terminar. Sentados en el jardín, en un lugar antes muy transitado pero que había quedado momentáneamente fuera de las vistas y despoblado, Miss Cristina y yo comenzamos a tocar temas algo más sensibles. Ella me preguntaba si estaba de novio. "No, rompí hace unos meses", lo que dio pie a que su lengua, floja por el alcohol, me contara de su divorcio y algunos detalles más de su vida personal.
En realidad no creo ser un tipo difícil.Simplemente soy un esclavo de mi trabajo y de mi tiempo y como no tengo margen de error, los retrasos debidos a otros me desquician.Máxime si se trata de la empresa de luz privatizada que me cobra la energía mas cara del mundo.
El alcalde era un buen tipo. No por nada ganaba las elecciones sistemáticamente desde tiempo inmemorial. Un tipo honesto (robaría solo el 3% del erario público). Tendría unos 65 años y su esposa no llegaría a los 50.
Entonces saqué fuerzas de donde no creí tener y le conté todo lo que sentía con lujo de detalles, sin retroceder un solo paso para mantener con su cuerpo una distancia de impacto.
Alicia era una belleza espléndida. Tenía 29 años (era significativamente menor que mi madre), medía 1,70 metros pero con las sandalias de tacón que usaba aumentaba unos 5 vitales centímetros más que la ponían a la altura de mi metro noventa..
Mi primer trabajo (II)...
Entré en dos habitaciones ocupadas por parejas follando, hasta que, cansado ya de probar, me quedé en la tercera, ocupada por dos morochas infartantes que se estaban cepillando a un asqueroso pero seguramente muy adinerado gordo.
Esa fue mi noche desquite. A partir de ese momento pasé a follarmela con regularidad. El morbo de Silvina llegaba a tanto, que, tiempo después, me presentó a su marido como el novio de una amiga que se prestó al juego y con esa excusa empecé a frecuentar su casa y a follármela por todos los rincones y en las circunstancias más insólitas.
Un ejecutivo no sólo se folla a la mujer de uno de sus empleados sino que se las apaña para organizar una fiesta en su yate y hacerlo ante los ojos del atónito marido, que a su vez está siendo requerido por una joven y cara prostituta contratada al efecto.
Un alto ejecutivo de la empresa está loco por follarse a la mujer de uno de los empleados y aprovechará la ocasión para ir con ella a su dormitorio y tomarla por la fuerza.
Comencé a besar su cuello suavemente y a pasar toda mi lengua lentamente desde su base hasta el lóbulo de su oreja. En la que me entretuve penetrándola y salivándola en su interior. Ella gemía cada vez más. Su cuerpo vibraba espasmódicamente. Metí mis manos en su vestido y con mis dedos apreté suavemente sus durísimos pezones. Eso fue el factor que quebró su resistencia.