Un chico bien dotado le revienta el ano a su voluptuosa madre

Mi nombre es Nando y soy natural de una hermosa ciudad del sur de España. Os voy a contar la historia de cómo de conseguí cepillarme a mi madre sin apenas seducirla.

Debo comenzar diciendo que soy un muchacho moreno, de 1,90m, muy definido físicamente sin llegar a estar excesivamente «cachas», de ojos marrones y rasgos bastante maduros pese a mis 20 años de edad.

Pero el rasgo que más destaca de mi físico es el gran tamaño de mi pene y mis testículos; el primero mide 20cm en erección y es bastante grueso y los segundos si los recojo con mi «no precisamente pequeña» mano, la desbordan claramente por todo su perímetro.

Debido a estos atributos mis compañeros del equipo de tenis(mi deporte favorito) me llaman cariñosamente «Osborne» (ya sabéis como al famoso toro del anuncio).

La otra protagonista de la historia es mi querida madre, su nombre es Rosa, de pelo cortito moreno y con mechas caobas de las cuales unas pocas deja caer a modo de flequillo.

Tiene los ojos marrones como yo y esta exageradamente morena lo cual le da un aire juvenil pese a sus 45 años.

Mide 1,67m y sus medidas son 110-65-95 ¡Si 110! Tiene unos pechos enormes muy morenos y con pecas chiquitinas al principio del largo canalillo ¡Mi locura! El resto de su cuerpo lo cuida 2 días a la semana en el gimnasio, especialmente la espalda fortaleciéndola para soportar el peso que lleva «delante».

Yo siempre he sabido que esta orgullosa de sus pechos debido a lo escotado de sus vestidos y de sus ajustados tops que muestran un canalillo envidia de cualquier pornostar hollywoodiense.

Pero lo que más morbo me da de mi madre a parte de sus pechos y su enorme culo son sus uñas tanto de la mano como de los pies y la cantidad de joyas de oro que porta a cualquier sitio que va.

Las uñas siempre las lleva larguísimas y de color rojo fuerte en sus delicadas y pequeñas manos a juego con sus carnosos labios y las de sus pies; y las joyas, que joyas todas de oro, haciendo un contraste increíble con su moreno, regalo de mi obeso padre para paliar sus largas ausencias debido a sus negocios de empresa y también a la falta de virilidad a la hora de montar a mi madre creo yo.

¡Que tonto es! .

Mi madre había oído a mis amigos llamarme Osborne en el club de tenis pero no sabia lo que significaba ya que cuando me preguntaba el porqué yo le decía que eran tonterías de ellos. Lo que yo ya sabía era que el tamaño de mi paquete no había pasado desapercibido para ella pero siempre desde un rol de madre no como el de mujer, no os equivoquéis.

Siempre me decía que si quería calzoncillos más amplios sobre todo algún día que me había visto en vaqueros «marcando paquete» y me decía que era malo estar tan apretado que podía quedarme estéril y no darla algún nietecito en el futuro. Yo la decía que no se preocupase que todo iba bien y en su sitio(todo esto con una medio sonrisa que ella correspondía sin ninguna malicia).

Así era mi vida viviendo solo con mi madre y muchas veces empalmado debido a sus escotes pero sin que ella se diese cuenta de nada.

Pero al fin llego el verano y el gordo de mi padre no podía venir a España así que seguíamos solos, a mí ni se me pasaba por la mente poder hacer algo sexual con mi madre, lo veía imposible debido al cariño de madre que me tenía.

Solo podía conformarme cuando estábamos los dos en nuestra piscina tomando el sol, ella en un biquini de tamaño normal pero que debido a su voluptuosidad dejaba ver gran parte de su canalillo pecoso contrastado con la gargantilla de oro que adornaba su cuello, y yo en bañador amplio con una toalla encima para ocultar mi enorme erección.

Hubo un momento que estaba yo con los brazos detrás de la cabeza y ella se quedó mirándome, para mas tarde incorporándose exhibiendo el bamboleo pesado de sus enormes pechos, y alargar una de sus pequeñas manos hasta mi abdomen y decir:

«Caray hijo como te estas poniendo, se nota que os meten caña en el equipo de tenis, te estas haciendo todo un cachitas, Guau» Al terminar esto estiro su dedo índice moviendo todas las pulseras que porta en su muñeca y empezó: «1,2,3,4,5,6 cuadraditos, se te marcan todos los abdominales, que fuerte, vaya machito que tengo en casa, ji, ji»

Al finalizar de decir esto retiró su mano no sin antes acariciar mi estomago sin darse cuenta con toda la mano extendida dejándome ver sus largas uñas rojas y sus anillos de oro recorrer mi tableta de chocolate (abdominales).

Esto me puso cachondisimo y tuve que ir corriendo al agua para aliviar mi calentura dejando a mi madre con cara de extrañada debido a la rapidez de mi desplazamiento. ¡Uff menos mal que no se había dado cuenta, que vergüenza!.

Al finalizar la primera semana del verano, cada año mi club organiza un torneo de dobles mixto es decir chico chica.

Yo siempre jugaba con mi novia Raquel pero lo dejamos ya que ella era una frígida y no me dejaba mas que tocarla el culo, así que estaba sin pareja y preocupado por ello por que a mime encanta jugar este torneo.

Ante mi preocupación mi madre se ofreció a jugar conmigo de pareja, yo encantado ella es una de las mejores jugadoras veteranas del club y por lo tanto sin llegar a ser una estrella no lo hacía nada mal.

Así que llegó el primer día de torneo, nos había tocado por sorteo una de las mejores parejas, los dos ella y él eran enormes.

Yo estaba esperando a mi madre calentando con ellos en la pista, y al final llegó de cambiarse y me quede alucinado; llevaba un vestido blanco de una sola pieza, superajustado, con la parte de bajo muy por encima de la rodilla mostrando sus preciosas, maduras y morenas piernas con el gemelo un poco grande pero no cambiaba para nada su belleza, un poco mas arriba su tremendo culo, sus glúteos se marcaban claramente en el vestido denotándose su estrecha cintura y finalmente el exagerado escote para un vestido de tenis con tirantes en los hombros, el blanco establecía un increíble contraste con el moreno de sus pechos, el rojo de sus uñas y el dorado de sus joyas ¡Impresionante!.

El partido empezó y en el tercer juego le tocaba servir a mi madre y me dijo: «hijo como no tengo bolsillos guárdate tu la bola para el segundo saque, vale?», «ok, mama» respondí guardándomela en el bolsillo izquierdo.

Así mi madre se dispuso a sacar y falló el primer saque y en vez de pedirme la bola vino corriendo hacia mí sin darme yo cuenta y metió su pequeña mano en mi bolsillo derecho y al no haber bola lo que agarró fue directamente mi polla, que la tenia hacia ese lado en ese momento, y que no pudo abarcar entera debido a su grosor y sin querer pellizcó uno de mis testículos:

«Ahhh!» grité y mi madre después de dejar mas tiempo de la cuenta su mano agarrada a mi polla casi examinando su grosor, despertó de su éxtasis y en broma me dijo cogiendo con la otra mano la bola del bolsillo izquierdo:

«¡Upps, lo siento hijo, creo que me he confundido de pelotas!» dicho esto me dio una palmadita en el culo y como si nada se fue corriendo hacia atrás sonriendo y dejándome ver el fascinante bamboleo de sus pechos y de su gargantilla arriba y abajo, junto al sonido metálico de las pulseras, me puse tan cachondo que ni hablé y me di la vuelta para continuar el partido no sin antes recolocar mi instrumento para no dar muestras de excitación.

Continuó el partido estando yo más pendiente de los enormes pechos de mi madre y de su culo en pompa cuando recogía las bolas de suelo, estas distracciones me llevaron a que en uno de los puntos diese un mal golpe y la dejase muy fácil para rematar por el contrario estando mi madre en la posición de volea, con el consiguiente riesgo de llevarse un pelotazo, yo inmediatamente corrí hacia ella poniéndome delante para protegerla con tal mala suerte que el animal que tenía enfrente remató y la bola fue a darme en mis partes bajas. Me dobló y caí al suelo dolorido.

Mi madre se asustó y casi se come a mi agresor deportivo. Mi madre me preguntó:

-«estas bien cariño, ¿Dónde te ha dado?»

yo sin posibilidad de hablar me remití a señalar a mi paquete que destacaba bastante en mis pantalones cortos blancos, mi madre continuó hablándome con cariño para tratar de tranquilizarme:

-«hay te ha dado esta bestia, te ha dado en el pajarito, te duele mucho? «me preguntó cariñosamente pero con gesto de preocupación a la vez que me acariciaba el muslo. Yo asentí con los ojos cerrados y pensando que precisamente en donde me había dado no era un pajarito.

-«Venga nos retiramos, por que así no puedes seguir, vamos al centro medico del club a que el médico te mire» dijo con voz sería y amenazante mirando a nuestros rivales.

Con la ayuda de mi madre nos dirigimos hacia el centro médico, yo con evidentes gestos de dolor, al llegar allí nos dimos cuenta que el médico se había ido de vacaciones y allí no había nadie. Entonces fue allí cuando mi madre hizo uso de su madurez y dijo:

-«Nando, hijo tu sabes que de joven empecé un módulo de enfermería pero que tuve que dejarlo por casarme con tu padre, así que si quieres hecho un vistazo a tus cositas para ver si es algo grave, vale?»

-«pero mamá, es que me da un poco de cosa que me lo veas tu»

-«Hay hijo te piensas que me voy a asustar por ver un pene, ya he visto muchos como para asustarme, además yo ya te he visto cuando te cambiaba los pañales» concluyó mi madre bromeando.

Mi madre tomó la iniciativa y arrodillándose entre mis piernas, las cuales tenía semiabiertas al estar sentado en el borde de la camilla, tomándome casi por sorpresa. Echó mano del botón de mis pantalones pero yo como acto reflejo me retiré un poco, mi madre reaccionó metiendo la mano por debajo de mi camiseta y acariciándome el abdomen suavemente y arañándolo levemente con sus largas uñas y diciéndome:

-«tranquuuilo, hijo que ya he visto muchos, déjame verte los testículos no vaya a ser que tengas algo serio no lo cojamos a tiempo y luego quedes impotente para poder embarazar a tu esposa»

Esto último me puso algo nervioso así que decidí dejarla hacer, aunque notaba algo de cosquilleo en mi estómago como consecuencia de la morbosa situación en que me encontraba; mi hermosa madre arrodillada entre mis piernas, mostrándome sus enormes pechos morenos y pecosos a punto de desbordar el top de tirantes que estaba algo húmedo tras el partido de tenis, y a su vez acariciándome el abdomen con sus pequeñas y pintadas manos.

Esto hizo que mi polla se pusiese morcillona y engordase mi paquete cosa de lo que mi madre no se dio cuenta hasta que una vez desabrochado el pantalón prosiguió a bajarme la bragueta (¡Que morbo!) y esta no bajaba debido al bulto.

Entonces ella apoyó una mano sobre mi bulto y a la vez que soltaba un «oh!» y se mordía la lengua hacía fuerza para bajarme el cierre; su mano parecía pequeñísima en comparación con mi paquete, al fin lo consiguió y me dejó en slips, mi polla se marcaba perfectamente y ella no dejaba de mirarla aunque parecía que la cosa no iba con ella. me hizo un gesto para que levantase un poco el culo y así bajarme los slips, yo mientras no dejaba de mirarla los dos globos enormes balancearse de un lado a otro junto a su gargantilla en cada uno de sus movimientos, esta conteniendo mi erección demasiado.

Finalmente de un tirón mi madre me bajó el slip hasta los tobillos junto a los pantalones de deporte y allí apareció mi polla morcillona descansando duramente sobre mis enormes pelotas.

A mi madre se le pusieron los ojos como platos,

-«Caramba hijo, estas hecho todo un hombre, un autentico macho ibérico, perdona por la comparación pero esto mas parece los genitales de un caballo que los de un ser humano, te dije que no me iba a asustar me realmente me has dejado alucinada, que maravilla, estoy orgullosa de ti» terminó mi madre.

-«Gracias, mamá no es para tanto» respondí.

Acabando de decir esto mi madre se dispuso a examinarme los testículos por lo que tuvo que levantar mi miembro con una mano para poder verlos, la agarró mas o menos por la mitad como si agarrase el mango de una raqueta de tenis pero con la diferencia de que sus dedos no llegaban a unirse debido al grosor del miembro y a lo pequeño de sus manos, por lo que sus largas uñas rojas junto con sus anillos de oro hacían cosquillas en la piel de mi pene, el cual empezaba a reaccionar.

Mi madre se quedó observando la cantidad de pene que su mano no podía abarcar, por lo menos 15 o 16 cm y dijo con una risilla de incredulidad;

-«Madre mía lo que pesa y lo grueso y largo que es, esto no es lo que yo veía cuando te cambiaba los pañales, voy a sacar músculo de solo levantarlo, ji, ji» terminó mi madre guiñándome un ojo y acariciándome fuertemente el abdomen como queriendo comprobar su dureza. Al oírla decir esto y el contacto de su mano libre con mi sudoroso abdomen hizo que mi pene cobrase vida y tomase su máximo estado de erección en la mano de mi madre, desbordando a esta última por todos los lados. Yo miré a mi madre un poco avergonzado. Mi madre se dio cuenta y salió de su obvio asombro para decirme:

-«No te preocupes hijo, parece que a tu amiguito le gustan los piropos, bueno de todas formas así no tengo que sostenerlo y puedo maniobrar con ambas manos en tus testículos, por que voy a tener que necesitarlas por que no tienen nada que envidiar en tamaño a su vecino de arriba» terminó mi madre como para quitarle tensión a la situación, pero algo había cambiado en su mirada y me di cuenta.

Ella prosiguió a maniobrar en mis testículos observándolos primero, para luego sopesarlos con ambas manos más tiempo de la cuenta respirando aceleradamente y diciendo de vez en cuando un «Uff!» Finalmente encontró un pequeño golpe sin importancia en uno de ellos y sugirió que debía echarme una crema que había en el botiquín.

Al soltarlos arañó sin querer uno de ellos con uno de sus enormes anillos provocando que yo gritase un sonoro: «AUUU!».

Ella inmediatamente se dio cuenta de lo que había hecho e hizo algo que me dejó alucinado, se reclinó entre mis piernas provocando que sus enormes pechos fueran estrujados ante mis ojos por sus morenos y finos brazos, para luego otorgarle un sonoro beso a mi huevo dolorido:

-«Como cuando te cambiaba los pañales y te hacía daño, cariño, lo que pasa que ahora aquellas dos pequeñas aceitunas que abarcaba con mis labios se han convertido en dos manzanas Golden, si señor» terminó esto contemplando mis testículos entre sus pequeñas manos a la vez que me los masajeaba levemente con sus largas uñas. Finalmente se levantó de entre mis piernas, no sin antes pasarme sus pesados pechos sobre mi muslo lo cual hizo que mi polla se pusiese mas gorda aún de lo que estaba.

Mi madre se dispuso a coger la crema que supuestamente estaba en unas baldas enfrente de la camilla, al agacharse a buscar en la balda más cercana al suelo puso el culo tan en pompa que se levantó el vestido de tenis dejando ver un pequeñísimo tanga blanco que hacia un enorme contraste con los morenos y enormes cachetes del culo de mi madre.

Yo estaba para morirme de excitación. Mi madre enredaba en la balda buscando la crema mientras movía su enorme culo de un lado a otro, y se oía el movimiento brusco de sus joyas, entre tanto movimiento el vestido estaba ya casi por la cintura y yo podía verle perfectamente el tanga que se perdía entre sus cachetes, mi polla estaba empalmadísima.

Como veía que no la encontraba me incorporé y tal y como estaba con los calzoncillos y los pantalones en los tobillos y como no con la polla empalmadísima me situé detrás de mi madre para ayudarla a buscar la crema, pero ella no se dio cuenta, así que en uno de sus movimientos mi capullo se incrustó entre sus nalgas, ella solo dijo:

-«Oh! Estas ahí, era difícil no darse cuenta» y siguió buscando con mi capullo incrustado entre sus nalgas.

Esto me dio ya a sospechar que algo iba a ocurrir.

Ella movía el culo más de la cuenta y yo observaba por ambos lados de su posición como sus pechos se bamboleaban de un lado a otro.

Yo no aguanté mas y en un arrebato de confianza en mi mismo cogí el vestido lo enrollé en su cintura, y con la misma velocidad eché su tanga a un lado lo más que pude dejando a mi vista todos los encantos amatorios de mi hermosa madre, mientras ella seguía a lo suyo como si nada pero era obvio que se había dado cuenta.

Lo que allí pude ver fue un coño enorme rasurado mediría 5 cm de largo con el clítoris al descubierto, y un poco más arriba su pequeñísimo ano rodeado de un aro de pelos más claros que los demás de su cuerpo, y ahí tome mi decisión, un mes antes había leído que las mujeres maduras que ya habían tenido hijos perdían sensibilidad en la vagina debido a su uso y al darse de sí al tener el hijo, y en el caso de mi madre era verdad lo tenía dado un poco de sí aunque yo sabía que si me la follaba por el coño la iba reventar igual, pero me daba más morbo abrirle aquel agujerito peludo y ponerla sumisa a mis

embestidas para luego dejárselo como un bebedero de patos.

Así que con un movimiento rápido apoyé el capullo en la entrada de su recto y con la ayuda de los líquidos preseminales empecé a empujar suavemente con cariño, mi madre arqueó la espalda con sorpresa para luego meter la cabeza entre sus brazos que los tenía apoyados en la estantería mas baja para así facilitarme la entrada en su puerta trasera luego me miró por encima de su hombro con la cara descompuesta sudorosa del partido y mordiéndose el labio inferior:

-«Mmmm, Mmmmm, Ohhhhh, despacito, ohhhhh, primero el cabezón que es enorme, que soy virgen por ahí, ohhhh, Oh dios que pedazo de manguera, Mmmmm, despacito nene» susurró.

Finalmente metí el cabezón, como le llamaba ella, sentía mi polla apretadísima, separé las nalgas de mi madre para ver la penetración, y sin más de un empujón la sodomicé hasta que mis enormes pelotas chocaron contra su pubis rasurado haciendo un sonoro «SLAP» mezcla del choque de su culo con mi abdomen, y el choque de las pelotas con el sudor del partido.

-«AHHHHHHHHHHHH; DIOOOOOOS ES ENORME; ESTOY EMPALADA; OH DIOS QUE MACHO; EMPUUUJA HIJO; QUE FUERZA, TRIPLICAS LA DEL MARICA DE TU PADRE» gritó mi madre entrecortadamente, esto último me halagó tanto que la empecé a embestir con todas mis fuerzas haciendo más sonoro el «SLAP», SLAP SLAP, SLAP; SLAP» que cada vez se iba haciendo más húmedo mezclado con el sonido metálico del vaivén de sus joyas. La solté la cintura y la retiré los tirantes del vestido dejando caer sobre mis manos sus pesados pechos, ¡Qué pechos! Me desbordaban las manos y sentía que se volvían locas dentro de ellas se movían para todos los lados entre lo sollozos placenteros de mi madre que miraba al suelo sumisa, mientras su gargantilla de oro se le quedaba segundos trabada en su nariz como consecuencia del movimiento. En una de estas miré a un lado y había un espejo al lado del biombo en el que nos veíamos reflejados: que imagen más erótica yo dando por el culo a mi madre a toda velocidad con todos mis músculos tensos a reventar a la vez que estaba a ferrado a sus gloriosos pechos que por el espejo se veían enormes colgando, luego me di cuenta de su cara y ¡Oh Dios ¡ sorpresa, del gusto se le estaba cayendo la baba, esto me puso cachondísimo y unido a la visión del aro de pelos claros que rodeaba mi pene hasta chocar con mi pubis hizo que el orgasmo estuviese cerca, y en estas mi madre seguía jadeando:

-«Ah, Ah, ah, ah, ah, ah, ah, mmmmmm, sigue mi campeón, se nota que haces mucho ejercicio me estas reventando con ganas, oh, oh, oh, oh, así, me corro, meeeeeee corooooOOOOOOO ¡»chilló mi madre mientras daba fuertes embestidas contra mi pubis, finalmente se corrió mientras yo no paraba de bombearla aferrado a sus pechos mientras ella sumisa a mi pollón permanecía quieta como una perrita debido al esfuerzo realizado. Pero ella quería que me corriese y cogió una de sus manos, la metió entre sus piernas y me agarró los cojones, haciéndoles cosquillas con sus expertas y rojas uñas:

«»Madre mía que huevos me vas a hacer un moratón a mí también pero en el pubis, son como dos pelotas de tenis, je, ooohhhh, je, ji, ohhhh» rió mi madre entrecortadamente debido a la fuerza de mis embestidas:

Esto fue la gota que colmó el vaso y empecé a bombear y a bufar a toda velocidad como un toro llegando a levantarla claramente del con mis embestidas pélvicas, hasta que orgasmé y empecé a bombear semen en el recto de mi madre mientras ella miraba al frente sumisa a la vez que masajeaba mis huevos como queriendo exprimirlos:

«¡Oh Dios que manguerón esta ardiendo, acaba ya que me vas a desbordar!» gritó mi madre: .

Estuve bombeando leche cinco minutos y se la saque del culo, lo tenía dado de sí; como de 4cm de diámetro, mi madre se echo la mano al culo como auscultándolo:

» pero Nando que polla tienes pareces un caballo percherón como los de mi pueblo, nada más mira como me has dejado el culin, ¡no voy a poder sentarme a hacer caquitas en una semana por lo menos! Te parece bien lo que le has hecho a tu madre?» me dijo con voz mimosa a la vez que se daba la vuelta hacia mí cogiéndome mi flácida polla con ambas manos masturbándola suavemente y yo observando el bamboleo pesado a derecha y a izquierda de sus pechos:

-«Nando quería decirte que supe lo que significaba lo de Osborne cuando agarré tu miembro por equivocación en el partido de tenis, pero yo creo que deberían llamarte el gasolinero, por que me has llenado el depósito hasta arriba, fíjate machito» se apartó y vi como corrían ríos de semen entre sus piernas procedentes de su dilatado ano.

-«Lo siento mamá»

-» no pasa nada hijo, sé que necesitabas desahogarte después de lo de tu novia, y al verme a mí en esa posición… pero debes controlarte y esto aunque tengas este pedazo de instrumento, estos abdominales y estas piernas no lo repetiremos más pues soy tu madre y punto» esto último lo decía mientras me masajeaba la polla entre sus pechos y la hacía cosquillas lentas con sus largas uñas rojas, para así limpiarla del todo pero lo que hizo es que mi polla recobrase la vida entre los pechos de mi madre y ante el asombro de sus ojos:

-«Caramba Nando estas hecho un Superman, dos minutos y otra vez en pie de guerra, pero no, no puede ser, soy tu madre» dicho esto restregó dos veces fuertemente sus pechos a lo largo de mi polla a modo de paja cubana y le dio un sonoro beso a mi polla en la punta del capullo:

-«Anda guárdate eso antes de que me arrepienta y sigamos haciendo cosas» dijo levantándose y guardando sus enormes pechos, no sin esfuerzo, dentro del ajustado vestido de tirantes a la vez que desenrollaba la falda que poco antes había estado enrollada en su cintura:

-«lo que si es verdad es que, hijo, me has hecho gozar más que nadie en este mundo incluido el flojo de tu padre que ya ni carrula, haciéndome sentir una verdadera hembra después de años, y demostrándome lo macho que eres y lo mucho que quieres a tu madre, sodomizándome como un verdadero caballero. Nando hijo te has convertido en todo un hombre, gracias» dicho esto me guiñó uno de sus enormes ojos y me dijo que nos fuésemos a casa a comer y ya todo olvidado, aunque yo sabía que aunque me había dicho que no iba a volver a haber más, yo debía conseguir que me la chupase mirándome a los ojos con sus labios rojos desbordados por el tamaño de mi polla a la vez que la machacaba con sus pequeñas manos adornadas con anillos y pulseras y sus indescriptibles uñas rojas, junto a la visión de sus pechos contornearse de un lado a otro. Incluso otro de mis sueños es que me haga una cubana yo sentado sobre su vientre hasta correrme en su linda cara, pero bueno eso será en otra historia.