Yo crecí muy unida a mi hermano mayor Alexander, quien es mayor que yo 5 años, nuestros padres pasaban una situación complicada por lo cual no nos prestaban mucha atención, teniendo que ser Alex quien se encargaba de mí el mayor tiempo.
Comenzamos a crecer y cada vez éramos más unidos, al cumplir la mayoría de edad mis padres me forzaban a ir a la iglesia cristiana con él, por lo cual Alex vivía reprimido ya que pensaba «impuros» sus pensamientos sexuales hacia las mujeres. Nosotros cada vez más unidos hasta que una noche me invita a quedarme a dormir en su cuarto a platicar, y mientras me estoy quedando dormida me abraza de cucharita dejando su verga dura en ropa interior directo en mi culo y yo no sabía que sentía, ya que también la iglesia nos reprimía mucho.
Esta práctica comenzó a hacerse habitual hasta que en una ocasión bajo mi pijama y mi ropa interior dejando su grueso y grande pene entre mis nalgas, sentía su humedad y la mía, lo cual me mataba de placer, como es posible que mi hermano tuviera esa verga tan deliciosa y me hiciera correrme solo frotándose con mi culo.
La noche siguiente me preguntó si podía ver mis pezones, a lo cual le dije que sí, me quite la blusa y comenzó a acariciarlos y morderlos, me decía que le ponía bien dura la verga mis pezones rosaditos, comenzó a morderlos, lo cual me dolió demasiado pero tuve un orgasmo, de tanto que me mamaba los pezones me excitaba que me hiciera lactar de tanta estimulación.
La noche siguiente bajo su ropa interior y agarro mi cabeza poniéndola en su verga, yo no sabía que hacer, solo pase mi lengua siendo una inexperta, pero saboreando sus fluidos, esa misma noche me preguntó si podía ver mi vagina a profundidad, nunca me penetró, acariciaba mi clítoris, mis labios de una manera deliciosa, me hizo correrme y me quedé dormida con la satisfacción de haberme sentido una puta.
Tiempo después mis padres nos descubrieron e intentaron olvidarlo, han pasado más de 10 años, y muero por mostrarle que ya soy una mujer que lo puede satisfacer.