Capítulo 2

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Mientras dormía la siesta II

Al terminar su faena en mi cuerpo y luego de hacerme sentir los mejores orgasmos de mi vida gracias a una lengua, mi sobrino quiso abrir su cierre y sacar su pene para penetrarme a lo que reaccioné y le dije:

– «¿Qué haces?»

– «Hago mi sueño realidad» dijo sonriendo con picardía.

– «Soy tu tía.»

– No me lo repitas que me excitas de nuevo.

– ¡¡¡tu mamá es mi hermana!!!

– » eso lo se de sobra y es lo que más me agrada»

– «Pero, pero,» no atinaba a decir algo coherente. «Yo te vi crecer»

– «Y yo acabo de ver crecer tu clítoris, convulsionar tu cuerpo y te vi llegar copiosamente en mi rostro» contestó irónicamente mientras me tomaba en sus brazos, me empujaba hacia la pared y me besaba con pasión y fogosidad.

Quise rehusar pero su fuerza, su virilidad y el deseo de su lengua dentro de la mía hizo que me dejara hacer sin poner repulsa.

– «No podemos», «nooo, no, no de-be- uhmmm mos», alcancé a decir mientras su lengua ponía a arder mi boca deseando más de sus besos.

De nuevo quiso sacar su pene y alcanzó a bajar su cierre, lo empujé y le dije «NO, no eres hombre para mi, ni yo puedo ser mujer en tu vida, ¡deja esto ya! y hagamos como si nada hubiese pasado.»

Me alejé 2 pasos de él y fue cuando pude ver su verga fuera del pantalón, era bella, de un grosor un poco notorio, de un tamaño promedio y con una cabeza sobresaliente, tipo champiñón y llena de venas por todo su tronco.

«Uhmmmmmm que linda verga tiene mi sobrino pensé» para mi.

Pero no podía permitir eso, quise alejarme y el trato de agarrarme al girar y confrontarlo perdí el equilibrio y caí arrodillada justo frente a ese pollón, lo miré y broooooommmmm explotó mi resistencia y deber ser, no pude contenerme y lo tomé entre mis manos, lo acaricié, palpé sus venas una a una, miré su glande y oprimí con fuerza el tronco de su pene hasta que su cabeza tipo champiñón se puso morada, la relajé, la sobrino y le di un lengua, o que arrebató un suspiro profundo en mi sobrino.

Cuando él reaccionó, yo ya lo estaba engullendo y sacando de mi boca, lo trataba profundamente y le escupía copiosamente.

Me lo metí profundamente en la garganta, me aferré a su nalga con una mano y le abracé la espalda con la otra hasta casi perder la respiración, me retiré y al sacarlo, toda la saliva contenida se regaba por mis pecho, su falo y sus enormes y depilados testículos, era un manjar para una mujer sola de mi edad.

Al soltarlo, me tomó con delicadeza, se disculpó por haberme empujado y agradeció por la fortuna de haber caído a sus pies, me llevó con fuerza al sofá y empalmó su verga hacia mi chocho que no paraba de emanar jugos debido a varios orgasmos que había sentido.

Alcancé a decirle: – » no podemos, no debemos» a lo que él respondió con un beso tierno en mis labios, una picada de sus hermosos ojos y el empujón sin compasión de su cadera introduciendo su miembro de un solo tirón en mi deseosa raja. Suspiré, cerré mis ojos y quedé extasiada por unos segundos, letargo del que desperté al sentir el bombeo constante de mi sobrino y sus respiración agitada que hizo que mis senos se templaran y mis pezones se pusieran rígidos como nunca antes, tome mi seno izquierdo lo hale a mi boca y empecé a lamerlos, a chuparlos y a succionarlos con fuerza, inmediatamente sentí los labios de mis sobrino haciendo lo mismo con mi seno derecho, solté un grito de placer mientras el devoraba uno a uno mis deliciosas tetas.

Mi sobrina empujaba, lamia, y me daba mucho placer, yo movía mi cadera, subía mi pelvis para una mayor penetración y acariciaba mi clítoris, ya llevaba 5 o 6 orgasmos cuando escuché a mi sobrino decir: – «ayyyyy tía, me vengoooo» mientras llenaba mi chocho con su espesa y abundante leche, lo apreté con mis piernas para que se viniera todo dentro de mi, sentí sus espasmos y el solo verle el rostro apretado, lleno de lascivia y sus músculos tensos me hicieron venir 2 veces más en medio de gemidos que me hacían temblar y llorar de emoción.

Él sacó su verga llena de fluidos mezclados entre su leche y mis orgasmos, lo tomo con su mano y al ver mi mirada deseosa lo llevó a mi boca mientras decía: «siempre quise que me lo chuparas, cuantas veces soñé con este momento» .

Sonreí, le besé el glande con cariño y le pegué la mejor mamada de su vida, tengo la habilidad de ronronear como un gato, haciendo vibrar mi garganta mientras lo mamo y eso se siente genial, tanto para mi como para mi amante del momento.

Acariciaba su verga, con mi mano derecha subía y bajaba rápidamente y con mi lengua llenaba de saliva todo su tronco, sus venas brotaban más y más dando una sensación muy rica en mi boca, él agarró mi cabello y me halaba con fuerza, retiré mis manos de su verga y convertí mi boca, mi lengua y mis labios en una maravillosa máquina de pajas mientras lo mamaba con deseo, casi no podía respirar pero mi mente estaba a mil por el placer y gusto que me estaba dando; de pronto mi lengua sintió que sus venas se iban a reventar, que su glande cabeceaba con fuerza y que sus gemidos se habían convertido en gritos, solté su verga, la dejé salir de mi boca, lo miré a los ojos y puse mi rostro, mi boca y mis tetas a su disposición, él no pudo contenerse más y me lleno con su cálida leche todo mi rostro, lleno mi garganta e inundó mis pezones los cuales limpié con glotonería.

Ese fue el inicio de muchas sesiones de buen sexo que les contaré luego.

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