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Mientras dormía la siesta I

Mientras dormía la siesta

Sabía que estaba dormida, pero sentía un ardor y un gusto indescriptible, mi vagina estaba húmeda y sentía mi cuerpo disfrutando como pocas veces.

Aun somnolienta gozaba al sentir la humedad en mi chocho y el jugueteo de una lengua con mis labios, tanto los mayores como los menores estaban siendo magistralmente manipulados.

Uhmmmmmm, ahhhhhhh, escuchaba mis propios gemidos y me negaba a despertar de tal calidad de lo que suponía era un sueño erótico y que me estaba matando de placer.

Me resistía a abrir mis ojos y despertar de este maravilloso sueño húmedo tan real que estaba sintiendo.

Una lengua subía y bajaba entre los pliegues de mi vagina, hurgaba entre mis adentros y con mucha experiencia sabía dónde y cuando ponerse dura para actuar como un pene y cuando ponerse blanda y húmeda para proporcionarme las mejores lamidas que haya sentido jamás.

Uhmmmmm, ahhhhhh, yo quería más presionaba a mi subconsciente a que fuera creativo y generará mayor placer en mi hasta que sentí varios dedos penetrando mis orificios, en mi chocho entraron 3 sin ninguna dificultad y otro por mi culo, esa mano ágilmente manipulo los dedos hasta tocarse todos dentro de mi cuerpo haciéndome estallar en un enorme orgasmo y escuché la voz de mi sobrino diciendo siiiii, asistí, dame más tía, dame todos tus jugos y gime como loco, gime como siempre lo he soñado.

Esa voz me hizo abrir los ojos y cual no sería mi sorpresa al ver los profundos ojos negros de mi sobrino observando mi rostro mientras le llenaba la mano con un intenso orgasmo.

Iba a regalarlo, a decirle como había entrado en mi apto y sobre todo por qué había hecho eso en mi cuando me guiñó un ojo y volvió a posar su deliciosa, juguetona y maravillosa lengua en mi clítoris produciéndome múltiples espasmos…

…atiné solo a morderme el labio mientras sentía y a tomar su cabellos con mis manos para oprimirlo más contra mi sexo, mi sobrino me miró con picardía, sensualidad y con una enigmática sonrisa se puso de pie, me entregó las llaves que le había prestado a mi hermana el día que le preste el auto y quedó de enviar hoy con mi sobrino en la noche.

No tuve una clase hoy en la universidad y decidí traerlas para poder salir a la noche de rumbo.

Hubieses avisado- le dije.

Me alegro de no haberlo hecho- me dijo.

Ha sido la mejor lamida de vaina que he hecho en mi vida, tus sonidos, tus flujos y disfrute han sido mi mejor experiencia hasta ahora.

No se porqué pero, le sonreí e involuntariamente mandé mi mano a mi inflamado clítoris lo agité rápidamente y exploté de nuevo…

Mi sobrino sonrió, limpió mis jugos con su lengua y barbilla, me beso intensamente, tanto que seguí lubricante y vi como mi sobrino se puso en pie, sacó su bella y juvenil verga y la introdujo de un solo tajo en mi vagina, depilada, lubricada, deseosa y dispuesta a recibir tanto disfrute pero, esa es otra historia.

Continúa la serie Mientras dormía la siesta II >>

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