Celebración colectiva en el parque donde solíamos jugar de niños.
La ceremonia fue íntima y llena de significado. No hubo invitados más que nosotros dos y el mundo de las demás parejas que nos rodeaban, bajo la luz de las velas y con el cielo estrellado como testigo, mi hermana Fanny y yo intercambiamos votos de amor eterno, prometimos amarnos por siempre, sin importar las adversidades, y sellamos nuestra unión con un beso que hablaba de años de pasión reprimida y de un futuro lleno de esperanza.
Esa noche, en nuestra habitación de hotel, tomé a mi hermana Fanny de la mano y la mire a los ojos con una intensidad que la hizo estremecer…
Continuará…