Instinto materno I: Isabel
PRÓLOGO
Hace muy poco tiempo que me he iniciado en esto de la escritura y para mi sorpresa algunos de los relatos que he escrito parecen haber causado un cierto impacto, bastantes personas me han escrito y he recibido de todo un poco, los hay que simplemente se dedicaron a insultarme, no obstante mi gran satisfacción fue constatar que la gran mayoría me haya felicitado cordialmente animándome a seguir escribiendo, a estas personas desde aquí les doy mis más sinceras gracias, también hay muchas personas que a través de mis relatos creen haber interpretado una especie de autobiografía mía, he de desengañarles a todos, todos mis relatos son pura ficción.
Lo sorprendente para mí fue recibir una serie de emails donde algunas señoras me relatan su particular historia, algunas de ellas sé que son simplemente pequeños intentos de tomadura de pelo pero…
De todas ellas he extraído una que realmente me ha impactado, no sé si es verdad o no, simplemente me he limitado a recogerla y darle forma, los nombres que puedan aparecer son todos ficticios y el lugar donde se desarrollan los hechos también.
Esta historia es la de una madre y su hijo la cual fue relatada por ambos protagonistas según se fueron desarrollando los hechos.
CAPÍTULO I (ISABEL)
Mi nombre es Isabel, se inicia esta historia cuando acabo de cumplir 28 años, soy enfermera titulada en el Hospital de La Coruña, físicamente no soy nada especial pero tampoco estoy nada mal, soy morena, tengo ojos azules, mi estatura es de 1,72m. y mis medidas rondan los 98 – 67 – 105 puede resultar un poco exagerado pero mi estatura disimula muy bien mi culito y caderas prominentes, mis tetas dicen que están perfectas, estoy casada, mi marido es médico especialista en enfermedades cardiovasculares trabajando en el mismo hospital, ambos tenemos un niño de 10 añitos, se llama Javier (Javi para mí)
En la familia todo marchaba estupendamente bien a pesar de que no nos veíamos mucho desgraciadamente debido a nuestros trabajos a turnos y las guardias de mi marido (Para mí demasiado frecuentes)
Vivimos en una urbanización en las afueras de la ciudad disfrutando de todas las comodidades.
Todo se derrumbó el día que el supervisor de planta entró de improviso en el despacho de mi marido y sorprendió a este con su ayudante sentada sobre su mesa y él con los pantalones en los tobillos incrustado entre las piernas de la chica, el escándalo que se armó fue mayúsculo, esto nos llevó directamente al divorcio, resultó que desde mi embarazo de Javi mi marido se lió con su ayudante, desde esa han mantenido una relación bastante formal, lo curioso era que aparentemente él estaba perdidamente enamorado de mí.
Ellos se desplazaron a Madrid y desde luego el que fue mi marido nunca mas se volvió a acordar de mí y de su propio hijo.
En principio sufrí una depresión espantosa que estuvo a punto de abocarme al suicidio, hasta que reaccioné al darme cuenta de que mi hijito era el que realmente estaba sufriendo las consecuencias de la separación de sus padres.
Vendí el chalet en el cual vivíamos puesto que su mantenimiento para mi sola era excesivo y me compré un coqueto pisito en el centro de la ciudad, a pesar de que tenía pretendientes por todos lados desde la separación nunca más quise saber de ningún hombre, es más, mis necesidades sexológicas parecieron atrofiarse, por mi cabeza en ningún momento pasaba una posible relación sexual, no sentía en absoluto esa necesidad, cuando vivía con mi marido cualquier cosilla por trivial que fuese como tuviese la más mínima relación con sexo mi vagina comenzaba a mojar mis braguitas, se puede decir que era una mujer sexualmente muy activa, pero como digo, desde la separación mi vagina pareció secarse y no he vuelto a sentir la sensación de humedad en ella.
Me volqué absolutamente sobre mi hijo y por todos los medios procuré criarle y educarle no precisamente como una madre sino como la mejor de sus amigas, no sé él porque ni desde cuando él dejó de llamarme mamá y simplemente me llamaba por mi nombre (Isabel en su boca me sonaba a gloria)
Curiosamente y al mismo tiempo yo dejé de utilizar la palabra hijo, nuestra relación era de una unidad absoluta aunque al mismo tiempo de lo más natural a excepción de algunos pequeños detalles. Javi era tremendamente cariñoso e introvertido, tenía un montón de amiguitos y amiguitas con los cuales jugaba y asistía a sus fiestas pero según fue creciendo se unía más a mí, notaba que siempre estaba pendiente de mis actos, si por cualquier circunstancia me retrasaba en llegar a casa inmediatamente se interesaba por el motivo incluso le notaba como si se pusiera celoso aunque como estaba seguro de que no salía con nadie y que al mismo tiempo yo no tenía interés por ningún hombre inmediatamente se disculpaba y me llenaba de besos y carantoñas, a pesar de que seguía manteniendo amigos y más de una amiga su amistad era más bien ligera, prácticamente no salía con ninguno y realmente disfrutaba saliendo conmigo, le encantaba ir conmigo a la playa al cine de compras etc.
Esto comenzó a ocurrir a partir de haber cumplido Javi los diecisiete años, su único deseo era ir a todas partes conmigo, a mí realmente me hacía sentir la más feliz de las mortales (Mis amigas decían que más que un hijo tenía a un verdadero novio) Javi seguía creciendo y estudiando, nuestra unión cada vez era más estrecha dentro siempre de la más estricta normalidad, yo le quería con locura pero pensando siempre como madre por mi cabeza en ningún momento llegó a pasar otra cosa, no obstante desde que Javi cumplió los 17 años yo le notaba cosas raras que atribuía a esa complicada edad, él aprovechaba todas las ocasiones para tocarme, besarme etc.
Yo lo tomaba como la cosa más natural del mundo, pero en una ocasión limpiando su habitación por casualidad en su armario descubrí una especie de doble fondo y en él entre otras cosas me encontré un conjuntito de braga y sujetador muy provocativo que me había comprado mi ex marido el cual jamás me puse y ni me acordaba de él, quedé sorprendidísima máxime que la braga tenía signos evidentes de manchas de semen, me quedé pensativa y empecé a comprender ciertas cosas «Javi estaba enamorado de su madre y la deseaba»
Yo estaba terriblemente confundida, no sabía qué hacer ni qué pensar, me senté a reflexionar y al final la decisión que tomé fue simplemente la de observarle y haber que pasaba, al mismo tiempo me di cuenta que un cambio se había producido repentinamente en mí, me di cuenta, mejor dicho noté que mi vagina estaba mojada, el hecho de imaginar a mi hijo pajeándose a cuenta mía me había excitado, me sentí terriblemente avergonzada y traté por todos los medios de alejar esos pensamientos de mí.
Javi terminó COU y la selectividad con unas notas inmejorables, para celebrarlo le invité a cenar en un buen restaurante, los dos estábamos radiantes de felicidad.
A estas alturas creo que debo describir a mi hijo, es realmente guapo, mide 1,82m. es fuerte y muy moreno, ojazos azules al igual que su padre y yo, con casi 18 años realmente aparenta 25 sobretodo debido a su cerrada barba, seriedad y aplomo, por mi parte debo decir que el paso del tiempo en lugar de perjudicarme pareció favorecerme, con 35 años cumplidos realmente aparento 10 años menos.
Nos preparamos para dirigirnos al restaurante, era pleno verano y hacía bastante calor por lo cual yo me enfundé en un ligerísimo vestido de noche que resaltaba toda mi anatomía de una forma formidable, lo había comprado el día anterior así como un conjuntito de braga y sujetador realmente provocativo pero… me pregunté ¿A quién quieres provocar? Mi cabeza se negó a darme una respuesta lógica, salí de mi habitación, Javi me estaba esperando y cuando me vio se quedó pasmado, yo coquetamente me di una vuelta a su alrededor.
¡Y bien! ¿Qué te parece? ¿Estoy guapa?
¡Isabel, estas guapísima! ¡Eres la mujer más bella del universo!
Me cogió de la cintura y me elevó como una pluma sobre él girando al mismo tiempo sobre sí mismo.
Nunca lo había hecho pero como la cosa más natural del mundo me dio un ligero beso sobre los labios, yo en principio me quedé un poco sorprendida pero enseguida dejé de darle importancia, es más me gustó, lo que sí noté fue que para depositarme en el suelo rozó mi cuerpo sobre el suyo bastante mas de lo normal más…
Tampoco le di mayor importancia ¿Me había gustado? ¿Me estaba gustando?
Mi vagina volvía a estar mojada, volvía a estar excitada, comencé a sentir una especie de hormigueo por todo el cuerpo que me gustaba pero al mismo tiempo me hacía sentir inquieta, preferí olvidarlo.
Nos dirigimos al restaurante donde cenamos maravillosamente, al finalizar la cena…
¿Adónde quieres ir? ¿Qué quieres que hagamos?
Isabel, no sé como pedírtelo, a mí me gustaría…
Hoy puedes pedirme lo que quieras, lo tienes concedido de antemano.
Me gustaría ir a bailar contigo.
Pero… Javi eso no es muy normal hay muchísima gente que nos conoce y…
Javi bajó la cabeza y muy serio hizo un gesto afirmativo…
Si no quieres no vamos.
Mi cabeza empezó a pensar a todo vapor, me dolía no poder darle esa satisfacción ¿O es que yo lo deseaba tanto como él?
Me acordé de una sala de fiestas muy retirada y muy discreta a donde solíamos acudir mi ex y yo cuando nos apetecía darnos un buen revolcón.
De acuerdo Javi, vamos a un lugar que yo conocí hace algunos años, es bastante discreto y si todavía sigue abierto… bueno, pues pasaremos el rato ¿Te parece?
La alegría de Javi fue tremenda, sus ojos brillaban como ascuas, tuve que calmarle pues casi sale corriendo.
Media hora más tarde llegamos al lugar (Estaba situado a unos cuantos kilómetros de la ciudad) Por suerte todavía seguía funcionando, entramos y a nadie le llamó la atención (Éramos una pareja más que iba a divertirse)
El camarero nos situó en una mesa que resultó ser de lo más discreta, estaba situada en un rincón y al lado de una columna al mismo tiempo el local estaba bastante oscuro, en principio no le di mayor importancia, nos sentamos y pedí una botella de Cava (Era la fiesta de Javi) ??
Salimos a la pista de baile, la música era muy movida, ya casi no me acordaba de cómo había que mover las piernas, al final conseguimos acompasamos pero me canse enseguida y le pedí volver a la mesa, al regreso él me tomó de la cintura pegándome mucho a su cuerpo, note que estaba excitado pero no quise pensar en ello, me negaba a reconocer que yo también lo estaba, en cuanto nos sentamos Javi no soltó su brazo de mi cintura, seguía manteniéndome firme contra él y realmente a mi me gustaba, charlábamos animadamente de todo, el cava estaba influyendo bastante en ello, de pronto Javi volvió a besarme en la boca pero esta vez más insistentemente, sus labios ardían e involuntariamente? No lo sé, yo entreabrí ligeramente los míos, fue algo más que un beso fraternal.
Comenzaron a poner música lenta y muy romántica, Javi firme pero al mismo tiempo muy amablemente me tomó de la mano y casi me arrastró a la pista, comenzamos a bailar en principio normalmente pero paulatinamente Javi fue pegando mi cuerpo al suyo y empezamos a bailar muy pegados, a través de la fina tela de mi vestido noté la formidable erección de mi hijo y para mi sorpresa me sentí terriblemente excitada, mis braguitas comenzaban a mojarse y en mi vagina sentía un terrible hormigueo la calentura que estaba sintiendo era fenomenal, él me acariciaba suavemente la espalda y su boca estaba pegada a mi cuello, sus dientes a veces daba pequeños mordisquitos al lóbulo de mí oreja lo cual hacía que se me erizase la piel de mi espalda, no sé si consciente o inconscientemente coloqué mi cuerpo de modo que el pene de Javi quedó situado justo entre mis muslos, él entonces bajó su mano derecha y colocándola sobre mi culo comenzó a moverse como si me estuviese haciendo el amor, yo le correspondía, de pronto mi cabeza reaccionó como si me diese un latigazo, le separe de mí repentinamente, él se quedó clavado mirándome sorprendido y asustado, me desprendí de él y me dirigí a la mesa totalmente avergonzada y hecha un mar de confusiones.
Continuará…
Muy bueno
fantastico relato isabel