Madre amantísima… Mario, yo y la masajista sueca
Mi hijo Mario y yo habíamos estado haciendo el amor desde la madrugada en la que me despertó con ese magnífico instrumento.
Frente a mis ojos, en la penumbra de la lámpara, tenía yo el objeto de mi adoración (la verga divina, como yo le digo) y no tardé en engullirla, todavía con los resabios de mu propio jugo de hacía apenas unas horas.
Mario, como siempre, estaba listo para darme su fuego y yo, como siempre, estaba dispuesta a recibirlo por donde el quisiera.
El me dijo; «qué quieres que te haga, mamy»? y yo le dije, lo que tu quieras vida.
Me destapó y comenzó a rozar apenas con sus labios mis pezones. mmmm… cuando se pusieron duros los comenzó a lamer y luego hizo algo que me encanta…(me encanta todo lo que me hace…) y con sus manos acercó mis pezones a mi boca y comenzamos a lamerlos juntos… y luego, suavemente, bajó su lengua por mi vientre, apenas mordiendo con los labios mi ombligo…. y siguió hacia abajo hasta llegar a mi selva…. yo veía su pene colgando mientras el estaba hincado y lo tomé y lo traje a mi boca… él llegó a la puerta de mi santuario y comenzó a tallarlo con su nariz, (como un perrito…jaja) y luego sentí su lengua en la puerta de mi tesoro, caliente, dura.. en ese momento, engullí nuevamente su miembro, duro y brillante, húmedo y dispuesto.
El bajó su lengua hasta mi huerto trasero y yo hice lo mismo y comenzamos a hurgar con nuestras lenguas las entrañas del otro…. ohhhh.
Se incorporó y vino a besarme, a saborear los jugos de mi templo y de mi huerto junto con los de él… una fusión de entrañas y efluvios del despertar del cuerpo y la mente.
Volvió a mi templo y frenéticamente lo penetró con su lengua y ahí mismo, en ese instante, tuve mi primer orgasmo del día.
Luego, se dió vuelta y subió mis piernas hasta sus hombros y colocó su ariete en mi portal, ya para ese momento totalmente lubricado… y, suave, muy suave, como si no quisiera despertarme, comenzó a p-e-n-e-t-r-a-r-m-e, suave, hasta el fondo, hasta que sus «manzanitas» rozaban mis nalgas y mi culo… y entonces comenzó a entrar y salir, entrar y salir, entrar y salir. Yo comencé a moverme, suave también…mi vagina ardía como siempre que está dentro de mi, mi clítoris se encontraba con él a cada movimiento y después de 10 minutos, tuve mi segundo orgasmo del día.
Tenía la boca seca, y él lo sabía. Fue al minibar y preparó una mimosa.. tomó un gran trago y vino a mi… yo abrí mi boca y me dio a beber de su boca…el líquido flotaba hasta mi boca y entraba frío y excitante, como un chorro de vida…. Entonces hizo algo que nunca habíamos hecho…. Tomó la botella de champaña y la colocó en la puerta de mi vagina, y comenzó a introducirla… suave, sin lastimarme y cuando el cuello estuvo dentro, la volcó, llenándome….. sentí algo que no pude explicar, pero que me excitó terriblemente, al grado que tuve mi tercer orgasmo.
El me dijo, no te muevas… y fue al baño y trajo mi ducha vaginal, con todo y manguerita. Metió la cánula en mi vagina y….. ¡¡¡comenzó a chupar la champaña….. y me dijo; ¿quieres?…. claro que quiero…dame…y juntos aspiramos de aquella manguera… yo sentía que se me iba a salir todo o que tenía adentro…era una sensación que nunca había tenido y sentía que era yo la que le daba a él ahora, como el me da a mi y no me pude contener, tuve mi cuarto orgasmo.
Después me penetró, todavía con champaña dentro de mi, el la sentía fría y yo sentía su hombría caliente y potente, como siempre…. Y se dio al ritmo que me enloquece, rápido hasta el fondo, suave hasta la puerta, fuerte hasta el fondo, suave a la salida… mmmm
Y luego, frenéticamente, frenéticamente más y más, y más hasta que no pude controlarme y le di mi quinto orgasmo.
Tuve que pedirle que parara, porque el seguía adentro y moviéndose como un poseso y le decía, «para, por favor, hijito para, ya no puedo», pero él no paraba y me decía al oído, suave al principio y fuerte después, «conmigo siempre puedes madre, una vez más y otra vez y otra, ven, ven, ven…» y le hice caso….. me vine por sexta vez.
Me dio un respiro, se acostó a mi lado y me abrazó, me besó y me acurruqué junto a él, recordando cómo la noche anterior sentí tal felicidad que lloraba como una loca mientras me venía por tercera vez en menos de 10 minutos.
Pésima idea, ese pensamiento me excitó tanto que me estremecí. El me miró y se estremeció también, con ese estremecimiento tan suyo, que tanto me excita.
Y me dijo: «mamita, quiero darte una ducha dorada» y yo, que también quería ducharlo, le dije, «vamos». Nos levantamos y fuimos al baño, nos metimos en la tina vacía y me puse de rodillas en una toalla, me penetró en la vagina y comenzó a moverse….y me dijo, «ahí viene, ahí viene» y efectivamente, vino.
Comenzó a orinarse dentro de mi, con esa orina fuerte, que parece que sale de una manguera de bomberos, llegando hasta mi vientre, como una inundación como un río, como un raudal…..ohhhhhh como si fuera una eyaculación gigantesca, caliente, larga, generosa, y no tuve más remedio que venirme otra vez.
Después, el se acostó en la tina, sobre una toalla y yo abrí las piernas y le devolví lo que me había dejado adentro…….seguido de mi propia ducha dorada, larga, generosa, directamente sobre aquel su falo glorioso, mientras el abría la punta para recibirme y chorreaba mi jugo matinal, combinado con mi efluvio íntimo y se masturbaba mientras me decía: «más madre. Más, dame todo lo que tienes, más». El sabe cómo me excita eso.
Ahí mismo decidimos bañarnos (esta vez de verdad) y el me enjabonó toda, hasta mis orificios, mis tetas, mis nalgas y mis pies. Yo hice lo mismo.
El me penetró nuevamente y me levantó en el aire. Con mis piernas atenazadas en su cintura y me provocó un nuevo orgasmo.
Nos secamos mutuamente y regresamos a la cama, para ordenar el desayuno….plátano, huevos, (imposible escapar de las fijaciones, jaja) mucho café (para la siguiente ducha dorada)…. Ese desayuno fue memorable…. Me acostó sobre la mesa y dispuso su desayuno sobre mi, directamente colocó los huevos, la mantequilla y la mermelada sobre mi vientre, mis tetas y mi sexo y lo fue comiendo, con mucha calma, dándome de comer y beber desde su boca.
A la mitad, llegó a la mermelada que había puesto encima de mi clítoris y decidió que lo dejaría limpio como nuevo… y lo hizo, lo chupó y chupó hasta que no quedaba nada y, en el proceso me excitó como pocas veces….
Y luego me penetró otra vez para asegurarse que todo quedaba limpio… desde luego, me dio a probar la mermelada que salió en la punta de su pene….y lo chupé, hasta que no le quedaba ni la sombra de la mermelada y ahí, boca abajo sobre la mesa, prendida del pene de Mario como su fuera una vaquilla alimentándome, tuve un orgasmo más.
Después de la segunda ducha del día, llegó la mucama… y la dejamos entrar mientras nos opusimos unas batas muy monas del hotel. Mientras ella limpiaba.
Mario, sentado en un silloncito, se abría la bata para enseñarme su hombría dura y brillante y la cerraba de pronto cuando la mucama volteaba y hacía muecas de lo buena que estaba y hacía una mímica detrás de ella como si la estuviera follando…me moría de la risa..
Al irse la mucama, nos abalanzamos el uno sobre el otro como si nos hubiéramos tenido sexo en semanas…. Me senté a sus pies y abrí su bata…para chupar su pene, para ese momento muy rojo y muy caliente… como mi vagina… Comenzamos a conversar.
Me excita que me cuente lo que hace en sus viajes, las mujeres que se coge, las caribeñas, las brasileñas, las españolas y holandesas… todas las que se le presentan enfrente.
(Toda la que respire, como yo digo)
Este es un hábito que tengo desde que estuvimos juntos la primera vez, en Acapulco. Una noche, me volvió su mujer y al día siguiente, en mis narices, se llevó a otra a su cuarto…. Sentí que lo quería matar, pero desde luego, ya estaba «clavada» y lo tomé con filosofía.
Pero ahí no paró, cuando íbamos a convenciones dormía conmigo y a las 7 de la mañana iba y se cogía a una u otra y regresaba conmigo para desayunar. A veces se iba a dormir con otras y venía en la mañana conmigo, a darme resabios de los efluvios de otras…para excitarme…. Y siempre lo lograba (y aún lo logra). (Qué puta vida se daba el señorito, eh?)
Por mi lado, he tenido unos cuantos hombres en mi vida, y el siempre lo ha sabido y de hecho me ha alentado. Pero ninguno me ha hecho lo que Mario, ninguno me ha arrancado, arrancado es la palabra, tantos orgasmos. Ninguno. Al final, me han dejado de interesar y siempre he seguido con mi hijo.
De hecho, hemos tomado mis aventuras como motivo de excitación entre nosotros, como aquel médico que a mi me gustaba, pero que no era ni por mucho lo que Mario.
Yo iba con el médico, y me cogía con él y regresaba a Mario con aquel semen chorreando de mi vagina y Mario, generoso, como yo lo he sido con él, chupaba mi sexo y me daba de aquel semen que no era el suyo.
Desde que entraba yo a casa, viniendo del «doctor», ya me estaba viniendo y en cuanto Mario ponía su lengua en mi vagina, tenía orgasmos larguissssiiiiimos, y casi lloraba de la felicidad de tener un hijo que me adoraba a ese punto, como yo lo adoro a él.
Bueno, volvamos a San Francisco.
Mientras le chupaba su ariete, Mario me estaba contando de las dos nenas de Guyana que se había cogido en el último viaje y me decía cómo cuando se estaba cogiendo a una de ellas por el culo, la otra chupaba el coño de la primera y la verga de Mario entrando y saliendo….
Y para que es más que la verdad, me calenté de nuevo. Me senté encima de su cetro y lo hundí en mis entrañas. Ahora yo tenía el control y me aproveche de él hasta que pidió paz, porque no quería venirse en ese momento. De todas formas, logré lo que quería, me vine una vez más.
Mario es el hombre que yo conozca que más puede controlar su eyaculación, En ocasiones lo logra por horas y horas. (al final yo lo inicié, pero él se fue perfeccionando (solito????), no lo creo… jaja
Casi todos los hombres que conozco se vienen casi al entrar y con eso se creen muy machos. Macho es el que deja a su pareja como si le hubiera pasado un camión por encima de tanto orgasmo. Los demás son niños.
En fin, regresamos a «frisco». Para el momento del sillón, ya era casi mediodía y decidimos dormir un rato antes de seguir con la encerrona. Al despertar, me dolía hasta el cabello y Mario dormía con el pene erecto, ¡dios mío! Que belleza y que dolor… despertó y me miró riendo, como diciendo ahí te voy de nuevo…. Y yo le dije, «de plano, necesitas alguien a quien cogerte mientras yo descanso un poco».
Y lo tomó literal…llamó a una masajista sueca para que nos diera masaje a los dos. Yo pasé primero y me encantó. Cuando le tocó a Mario, el masaje lo puso como asta bandera de nuevo… (nada raro…jaja) y la masajista no se pudo contener y lo comenzó a acariciar. Me miró y yo de pronto me excité y le dije con la mirada que siguiera…. y siguió la muy cabrona…jaja.
Le pegó una mamada que ni yo en mis mejores días…. uffffff. El caso es que Mario la empezó a manosear riquísimo y yo estaba tan divertida que comencé a decirle qué debía hacer… (como si lo necesitara el muy cabrón)… de pronto se me antojó ver cómo es que nos veíamos él y yo…y comencé a decirle que le hiciera todo lo que me hace a mi… «muérdele suavecito los pezones…. trágate su teta completa….mámale el coño…. trágate su pellejito…. trágate el clítoris completo… métele la lengua en el culo…. métele todos los dedos…. dale tres dedos por el coño y por el culo al mismo tiempo….levántale sus tetas para que las chupen juntos ella y tú….cárgala y paséala por todo el cuarto bien encajada en tu verga…acaricia su espalda con tu verga… mójale la espalda con tu crema y después chupa tu propia crema…. métele la verga por el coño y luego sácala para que te la mame y luego bésala y saborea su crema y tus mocos juntos…métele el dedo en el culo hasta que sienta que le llegas al estómago….has que ella te meta la lengua en el culo…y, finalmente, ponla en cuatro y métele toda tu verga en el culo…» y fue en este momento en que ya no me pude contener y mientras el se la cogía por el culo, yo lo abracé por detrás y pegue mi coño a sus nalgas y seguí el ritmo, hasta que nos vinimos los tres… uffffffffffffffffffff….yo no podía parar…y le dije a ella; «ahora me toca a mi, ven papacito, ahora dame tu verga por el culo…..» y ella se pegó a sus nalgas como lo había hecho yo….
Al regreso, le debía a Ramón, mi otro hijo, una sesión igual., Pero esa es otra historia.