Capítulo 2
- Al fin lo conseguí con mi cuñada I
- Al fin lo conseguí con mi cuñada II
- Al fin lo conseguí con mi cuñada III – Final
Al fin lo conseguí con mi cuñada II
Mientras regresaba a casa daba vueltas en mi mente los momentos vividos, me parecía un sueño, tanto deseé ese cuerpo durante tantos años y sin querer, sin siquiera prepararme se había dado todo y ella había sido mía y plenamente. Iba pensando cuando llegué a casa abrí el portón, entré el auto, voy caminando a la puerta donde me esperaba Verónica y me doy cuenta que no me había lavado, ni la cara, ni el pico, nada, ahora si quedará la cagada, no pude evitar que ella me abrazara y me diera un beso en la boca, creí que te demorarías más tiempo, dijo, dando un respingo por el olor de mi cara, pero no hizo ningún comentario, cosa que me asustó.
Seguimos caminando a la cocina preguntándome como me había ido, que tenía la lavadora, si la había arreglado o no, etc.
Cómo estaba Laura, que hacía cuando tu llegaste, como andaba vestida, ¡uf! Mil preguntas de un solo viaje, yo iba respondiendo a cada una de ellas, pero la noté rara. La embarré al no lavarme la cara o haberme duchado y comencé a divagar en mis pensamientos, mejor le cuento todo o me callo, si me callo y ella está sospechando algo voy a perder su confianza, perdería todo, ¿Qué hago? me pregunté.
Laura te sirvió almuerzo, me preguntó Verónica, me ofreció pero no quise quedarme para venir ha almorzar contigo, dije, tomándola de la cintura y asestándole un beso en la boca, a que hueles me dice, es que al soplar la manguera del desagüe me ha saltado lavaza en la cara y en la ropa, cosa que le hizo mucha gracia a Laura que se ha reído a costillas mías.
Como que creyó lo que decía pues no hubo ninguna objeción en retribuirme los besos, la abrace muy fuerte y le apreté el poto con ambas manos. Me ducho y vengo para que almorcemos, apúrate que quiero que nos acostemos a dormir una siesta, me dijo.
Yo sabía a donde apuntaba tal siesta, era para ver como iba ha estar el rendimiento.
Me metí a la ducha un poco más tranquilo, yo sabía que podía responderle a Verónica en lo que me pidiera, pero vería como le contaba todo, prefería que lo supiera por mí que por Laura, pues había quedado muy sorprendido con lo que me contó Laura sobre las confesiones de hermanas. Bajé, almorzamos hablando de mil cosas, pero entremedio siempre había una consulta a lo de la mañana.
Terminamos de almorzar, le ayudé a lavar y guardar la loza, ordenamos y nos fuimos al dormitorio, pasamos a lavarnos los dientes y nos acostamos, desnudos como de costumbre, inmediatamente ella se acurrucó a mi lado y de repente me preguntó, ¿por qué no estaba Eduardo?, andaba en la nieve con los niños respondí, ¡ahhh! así que estuvieron solos.
Si porque tanta pregunta, que estás pensando, nada me dijo solo quería saber. O es que sientes celos de tu hermana. No de ninguna manera, todo lo contrario, confío plenamente en ella.
Como ambos estábamos desnudos y el acordarme de lo de la mañana a través de la conversación que teníamos, se me empezó a parar el pico cosa que percató Verónica, lo tomó y comenzó ha hacerle cariño, parece que se ha portado bien, me dice.
Por supuesto, que creías. Te contaré que conversamos mucho con Laura, como siempre lo hemos hecho, y eso tú lo sabes, lo que sí me gustaría saber que conversan ustedes dos cuando se juntan y se confían las cosas íntimas, pues lo que hablábamos con Laura en la mañana era eso, que entre ustedes no hay secretos y cada una sabe todo de la otra. Verónica me dice, solo comentamos las cosas del matrimonio, de nuestros maridos, como es vuestro comportamiento en la intimidad.
Salté yo y pregunté preocupado, o sea, que ella sabe lo que nosotros hacemos con las criadas, lo que pasó con mi sobrino.
¡No eso no! dice ella, solo sabe como son las relaciones nuestras y como eres tú en la cama. Y como es ella con Eduardo, pregunté.
Por lo que cuenta mi hermana, Eduardo no es muy bueno para la cama, no le gusta hacer distintas posiciones, tampoco el sesenta y nueve, y por atrás le da asco por que dice que puede salir caca.
Es harto leso por que esas cosas son las que le dan la salsa al sexo, dije yo. Si me dice ella metiéndose bajo la ropa y se mete el pico a la boca comenzando a chuparlo y besarlo con ansias que llegaba a sonar el sorbete que le daba, ahí se me terminó de parar, con un morbo espectacular al pensar que en la mañana me lo había hecho mi cuñada.
Me di vueltas y metí mi cabeza entre las piernas de Verónica, comenzando a pasar mi lengua por los labios vaginales, sorbiendo los jugos deliciosos que salían de la profundidad de su caliente sexo, hasta que tomé su clítoris con mis labios iniciando un masaje que la hacían revolcarse de placer, se sacó el pico de la boca para gritar cuando comenzó su gran orgasmo lleno de espasmos, luego de un momento, me salí y me puse a su lado diciéndole, todo esto se lo ha perdido tu hermana, se ha perdido la mitad de su vida.
Verónica asintió y dice, como puede ser tan bruto su marido que no le gustan estas cosas, cuando hemos conversado el tema con Laura, que no han sido muchas veces, ella me ha contado que le gustaría que Eduardo le haga posturas y todas estas variaciones del sexo, siente unos deseos tremendos de chapárselo, pero el la mira poco menos que como una degenerada, si supiera lo que hacemos nosotros, ahí si que nos consideraría unos degenerados locos.
De inmediato la solté, diciéndole, si quieres yo le puedo hacer el favor a tu hermana y la pongo al día de todas estas cosas, tendría un profesor de lujo y quedaría en familia. Terminé diciendo, tu que opinas.
Me queda mirando y me dice, estás loco, como se te ocurre pensar en una cosa así, tu crees que ella lo aceptaría.
No pudo haber mejor respuesta a mis pensamientos ya que la lancé rápidamente y dije, quizás ella si lo aceptase ¿y tú lo aceptarías?.
No sé me da cosa, es mi hermana, es cierto que hemos hecho muchas cosas juntos y a mí me agrada y me calienta, pero es mi hermana, ahora por otro lado yo sé lo que a ella le gustaría probar todas estas variedades de acuerdo a lo que hemos conversado, hasta yo creo que sufre de una frustración muy grande como mujer, y con su marido nunca lo va ha lograr.
Si tu lo aceptas y como a la noche vamos a ir a tomarnos un trago con ellos, puedo tantear el terreno para ver que sucede, lógico que con un tino extremado para que no vaya ha quedar una cagada.
Dije con mi mejor cara de cínico. Ella me queda mirando con cara de entre sorpresa y duda, no se, es mi hermana pero yo sé lo que siente y en el fondo sufre pues le he contado lo que se siente y fehacientemente no le va ha poner nunca el gorro a su marido, bueno hazlo pero con mucho cuidado que no se dé cuenta Eduardo.
Pierde cuidado mi cielo seré lo más cuidadoso posible.
Bueno, con toda esta conversación tenía el pico parado al un extremo máximo, lo que había captado Verónica la que de inmediato me pidió que se lo metiera, me subo encima de ella y le apoyo la cabeza del pico en la entrada de su mojadísima vagina, comenzando una introducción lenta pero muy movida hacia los costados, tocándole todas las paredes calientes de su concha produciéndole un goce tremendo que la hacía suspirar y exclamar palabras de calentura, que rico, métemelo, hay que manera de gozar, ya me voy, voy ha acabar, muévete, muévete, ¡ ummmmmmummmmm! .
Sin preguntar, pero al sentirla así de caliente, supe que la idea de que me tirara a la hermana la había puesto a ese punto de haber acabado en menos de treinta segundos.
Los pensamientos sobre lo sucedido en la mañana más lo de ahora, ambas cosas hicieron que iniciara mi acabada brutal en la concha de mi mujer, saltó el chorro de semen inundándola por completo conjuntamente con un tremendo alarido mío y de atrás los otros chorros acompañados de otros tantos gritos.
Como sería mi acabada que Verónica volvió a tener otro orgasmo casi tan violento que el anterior, nos besamos hasta que nuestros cuerpos quedaron inmóviles bañados en transpiración.
La miré y estaba con los ojos cerrados pero con una cara de satisfacción increíble. Nos pusimos de lado y nos tapamos quedándonos dormidos en el acto.
Cercano a las seis de la tarde me desperté viendo a Verónica durmiendo de espaldas, levanté la sábana deleitándome con esos exquisitos pechos, pensé, son iguales a los de Laura que nuevamente irían ha ser míos, le comencé a besar los pezones hasta despertarla, me abrazó y me besó en la boca, vamos a duchamos y nos arreglamos para irnos a la casa de Laura, te parece.
Si mi amor, vamos, dije yo con un morbo extraordinario.
A las ocho y media estábamos en la casa de mi cuñada, las dos hermanas se abrazaron y saludaron muy cálidamente, en un gesto de la gran afinidad que tienen.
Los niños como están, le preguntó a Laura. Bien, dijo ella, se fueron a casa de mi suegra hasta mañana. Verónica siguió hacia el living y yo saludé a Laura con un beso en la boca que la dejó totalmente asombrada de mi comportamiento y por supuesto la correspondiente tocada de tetas que siempre le he hecho, cuidado, me dijo ella, que te puede ver Verónica, no te preocupes no nos ve, dije yo en tono conciliador y la deje pasar delante de mí aprovechando de mirarle el poto en forma muy morbosa y deseosa.
Llevaba una blusa suelta con un pequeño escote en «V», una falda a la rodilla con un tajo en un muslo que permitía apreciar sus ricas piernas, (me enteré después que llevaba medias con ligas iguales a las de Verónica y una tanga de filo dental).
Saludé a mi cuñado Eduardo, diciéndole, compadre que vamos a preparar de comida, no sé, estaba pensando hacer una carne al horno, que ya la compré, así que puedes prepararla ya que a ti té queda tan buena, me dice él. Listo preparo unos tragos y me voy a la cocina.
Al preparar los tragos me cargué en el licor en forma exagerada para Eduardo y Laura, a uno para que se durmiera temprano y a la otra para que se relajara y diera pie a lo que yo quería hacer.
Compadre se le pasó la mano con el Ron, no compadre está igual que el mío, respondí, si quiere se lo cambio. Ya me voy a preparar la carne, partiendo a la cocina seguido por Verónica y Laura. No déjenme solo sé donde están todas las cosas, así que no hay problema.
Pero ambas se quedaron para preparar una ensaladas, salud cuñada, salud mi amor, le dije a ambas e instándolas a beber bastante de un solo trago.
Seguimos animadamente una conversación trivial y nuevamente salud, mientras Eduardo veía un partido de Tenis en la TV, de repente veo que mi cuñada se agacha para sacar unas verduras del refrigerador, quedándole el potito paradito, rápidamente paso por detrás de ella refregando descaradamente mi pico en su culo.
Verónica inteligentemente miró hacia otro lado cuando Laura se paró asustada, tranquilizándose al ver a su hermana que no había visto nada, me miró y me hizo un gesto de enojo, a lo cual respondí lanzándole un beso por el aire. Verónica se dio vueltas y pasó por su lado llevando una bandeja con picadillos para el living, le guiñó un ojo y le palmoteó un hombro a su hermana y le dijo, yo me quedaré conversando con Eduardo mientras Uds. están aquí y salió de la cocina preocupándose que la puerta quedara casi cerrada.
Me acerque a Laura la abracé por la cintura y le di un beso en la boca, ella abrió los labios permitiendo que mi lengua entrara y se cruzara con la suya, me tomó por la cabeza y me devolvió el beso en una forma ansiosa, nos estuvimos besando y abrazando un rato, enseguida bajé mi mano a su entrepiernas y me encontré con el calzón metido en su húmeda zorra, se la empecé a acariciar y apretar con la punta de los dedos. Increíble en la forma que comenzó a soltar jugos diciéndome que había quedado tan caliente con lo que habíamos hecho en la mañana, le fascinó que le metiera la lengua y le chupara su clítoris.
La tomé y la senté en el mesón del mueble de cocina, le subí la falda desplazando el calzón para un lado y le metí la lengua en su choro que despedía una exquisita fragancia a sexo y perfume , mientras con una mano le tocaba las tetas por debajo de su blusa, ella me tomó la cabeza haciendo presión para que le hiciera con más fuerza viniéndole en forma instantánea un orgasmo furioso soltando un chorro de líquido caliente que me chorreó por la barbilla, ella casi me arranca los pelos donde me apretaba la cabeza, todo esto no demoró mas de dos minutos, que ha ambos se nos hicieron eternos por el miedo a que entrara alguien a la cocina, felizmente nada pasó.
Luego de estos nos besamos profundamente, se arregló su falda y blusa, yo le dije, anda al living para evitar sospechas, luego voy yo.
Ella salió sin antes tocar mi pico que estaba parado formando un tremendo paquete en mis pantalones, lo apretó y se fue.
Seguí con mi preparación de la carne, luego la metí al horno.
Cuando en eso se abre la puerta y entra Verónica, con una tremenda sonrisa me pregunta, ¿y que pasó?, de inmediato le respondí que nos habíamos besado y que le había metido la mano en su zorra, ella me interrumpió con un beso en la boca, y donde más la besaste, pues el olor de tu cara no te deja mentirme.
Bueno te estoy contando que le metí la mano y la senté en este mesón, tomando a Verónica poniéndola en la misma posición que a Laura, luego le subí su falda, haciendo lo mismo con ella, y le metí la lengua así, incrustando mi boca en la zorra sumamente mojada de Verónica, iniciando así mi segunda chupada de zorra de la noche.
Sentí como mi esposa me tomaba la cabeza igual que su hermana, hasta que le cacé su clítoris con mi lengua labios y dientes, comenzando ella a suspirar anunciando que le venía el orgasmo, que de inmediato lo sentí, también me llenó de jugos la cara. Pensé si en todo son iguales estas hermanas, si lo que he hecho con Laura se repite calcado con Verónica.
Me retiré de su entrepierna y ella se bajó del mesón ayudada por mí, se acomodó su falda y me dice, como lo lograste tan rápido.
Bueno un poco por lo que conversamos en la mañana y otro tanto que le dije que le haría algo que yo sabía que deseaba y que nunca lo había hecho, no hubo mas conversación y nos fuimos al acto de inmediato, que le ha gustado le ha gustado mucho, pues acabó apenas empecé a besárselo.
Tomé a Verónica dándole un gran beso en la boca, mi pico no daba más dentro del pantalón con lo parado que lo tenía, me tomé el resto del trago hicimos unos minutos de tiempo y salimos al living donde Laura terminaba de preparar la mesa.
Eduardo seguía ensimismado mirando el partido de tenis, pregunté a todos si les preparaba otro trago, a lo que respondieron que sí, ahora me cargué en el licor solo en el de Eduardo pensando que más pronto le daría sueño.
Hicimos salud brindando cada uno por nuestras esposas, extendiéndolo yo para mi cuñada como una gran amiga y ese tremendo cariño que se profesaban las dos hermanas, me agradecieron las dos parándose y dándome sendos besos en la cara.
Se disputaban los últimos puntos del partido de tenis que veía Eduardo en la TV, así que aproveché de ir a la cocina para ver como iba la carne.
Detrás de mí entraron abrazadas las dos hermanas muertas de la risa por algo que venían hablando.
Me di cuenta que algo de efecto les estaba haciendo el trago a ambas, por su risa alegre y espontánea, pero no estaban ebrias solo chispeantes.
Gracias por tus palabras me dijo Laura abrazándome por un costado y clavándome los senos en las costillas, por el otro costado me abraza Verónica también apretándose a mí.
Mi pobre pico comenzó a pararse de nuevo, como lo tenía doblado dentro del calzoncillo me tuve que meter la mano al bolsillo y arreglármelo con muy poco disimulo.
Cuando lo hice pasé mis brazos por la cintura de las dos mujeres, me giré al lado de Verónica y le di un largo beso en la boca apretando a Laura para sentir mejor sus pechos en mis costillas. Enseguida me giré al lado de Laura dándole también un largo beso en la boca.
Luego di vueltas mi cabeza al lado de Verónica y la besé suavemente mientras bajaba ambas manos hacia el poto de cada una sin que se enterara una lo que le hacía a la otra, a ambas le empecé a meter la mano por debajo de la falda tocando esos potitos tan ricos de cada una, se quedaron quietas un segundo y Laura dice, te ayudamos en algo, si dije pásame una fuente para que sirvan la carne que ya está lista, mientras tanto yo descorcho el vino.
Nos sentamos a comer y yo le metía y le metía mucho vino a Eduardo y más moderado a las mujeres.
Nos reímos por diversas razones, como de costumbre por Eduardo no se habló nada de sexo solo chascarros, temas de actualidad algo de política, etc., yo iba para destapar la cuarta botella de vino pero ambas hermanas me pidieron que por favor no, ya que aún quedaba por lavar platos y ordenar, pero luego nos tomaríamos el bajativo, yo accedí por que vi que a ellas no era necesario darles mas vino, solo pensaba en Eduardo, como mandarlo a la lona.
Compadre, le dije, me acompaña con un Wisky, por que yo sabía que con eso lo derribaría, bueno me respondió pero ponle bastante hielo y un poquito de soda. Partí a la cocina a buscar los ingredientes y ahí estaban las dos riéndose y cuchichiando, pasé por el lado de Verónica y le toque el poto y le mandé un beso en la boca, fui a sacar hielo y pasé por detrás de Laura a la que también le toqué el poto suavemente de abajo hacia arriba, se dio vuelta y le asesté un beso en la boca, retirándome sin decir palabra.
Cuando regresé al living estaba mi buen Eduardo cabeceando de sueño, así que le pasé el Wisky con bastante hielo y soda, mientras yo me servía en mi vaso igual cantidad que la de él, salud cuñado, salud Raúl me dice, con una arrastrada de lengua que a las claras se veía que ya estaba doblando el cogote.
Hice como que tomaba bastante dejándolo en mi boca y miraba como el se lo bebía casi de un viaje, me volví a llevar el vaso a la boca y devolví el licor sin siquiera beber nada.
Iniciamos una conversación que no duró mucho pues los cabezazos de sueño de Eduardo fueron en aumento, que incluso se le derramó algo de licor en el pantalón.
Ahí reaccionó y me dice, parece que me anduve mareando un poco, bebí mucho.
No compadre al parecer lo vence el sueño, si quieres anda a acostarte y nosotros nos vamos ya es tarde.
Parece que eso voy ha hacer, parándose y partiendo a la cocina donde le comunicó a Laura que se iría a acostar pues se le cerraban los ojos de sueño, se despidió de Verónica de mí y partió al dormitorio acompañado por su esposa.
Nos quedamos los dos con Verónica en la cocina y ella me dice riéndose en forma bien chispeante, pobre Eduardo lo curaste ex profeso para que se fuera a dormir, quieres hacerle algo a Laura, si mi amor, quiero volverle a chupar el chorito, ya que le gustó tanto y no se lo pude hacer bien denantes, ¿me dejas?.
Por mi no hay drama, me da cosa pero yo sé que la harás gozar mucho. Bueno mí amor como siempre te lo he hecho a ti.
Con la conversación y los besos que le daba a mi esposa tenía el pico paradísimo y Verónica me lo tocaba por encima del pantalón, le metí la mano en su zorrita encontrándola mojada de la calentura que tenía. Seguimos conversando del tema hasta que volvió Laura muerta de la risa.
Primera vez que veo a Eduardo tan curado, lo tuve que desvestir y acostarlo, por que no se sostenía en píe, se quedó dormido de un viaje y ronca de una manera si parece una locomotora. Le miraba la cara a ambas hermanas cuando se reían las dos tenían los ojos chiquititos y brillantes por el alcohol ingerido.
Verónica dice a Laura y a mí, empujándonos por la espalda, vayan ustedes al living a sentarme un rato, yo no he hecho nada hoy día así que lavaré la loza y la guardaré.
Yo le digo a Laura en vista de la exigencia vamos a tomarnos el bajativo.
Apenas salimos de la cocina Verónica cerró la puerta echándole llave por dentro, cosa que arrancó otra carcajada de Laura pero está fue risa nerviosa, inmediatamente la abracé por la espalda haciéndole sentir mi pico en su poto, le tomé los pechos y le empecé a besar el cuello, eso la hizo moverse refregándose en mi pico, la fui empujando hacia el sofá donde la hice sentarse en la orilla de este y apoyar la espalda en el respaldo, le subí la falda que ella tironeaba hacia abajo tratando de impedírmelo, pero insistí metiéndole las manos para bajarle los calzones.
La insistencia mía y su calentura o el alcohol ingerido fueron mayor que su negativa ya que le logré subir la falda y sacarle los calzones, yo me bajé los pantalones dejándolos arremangados en los tobillos y me hinqué entre sus piernas metiendo de nuevo en ese día mi boca en su choro, que manera de estar mojada, si los jugos le habían empapado calzón, piernas y llegado a las ligas de las medias.
Comencé a chuparle violentamente el clítoris y a lamerle toda la zorra en su extensión desde la punta hasta el ano, arrancándole quejidos y suspiros, ella me metía los dedos entre el pelo y me empujaba la cabeza presionándome a su entrepierna, no demoró mucho en llegar al orgasmo, señal que se encontraba tremendamente excitada.
Saltaron más jugos de su caliente vagina, empapándome la cara, la hice tenderse en el sofá y me acomodé haciendo un sesenta y nueve, me molestaban los pantalones que me los saqué de una pierna al subirme al sofá, ella me tomó el pico y se lo metió golosamente en la boca comenzando a chuparlo y pasarle la lengua a todo lo largo dándome exquisitos besos en los testículos y succionándome la cabeza del pico, trataba de meterme la lengua la lengua en el meato, gozaba y se deleitaba con su faena mientras yo le seguía trabajando su zorra, le tomé el clítoris con los labios y se lo chupé estirándolo y refregándolo contra la lengua, cosa que le hizo arrancar chillidos de placer que se ahogaban donde ella no quería sacar mi pico de su boca, en forma imprevista se le desató un segundo orgasmo tan violento, que en forma impensada me apretó muy fuerte con los dientes mi adolorido pico.
Este segundo orgasmo fue mucho más largo que el anterior, seguramente por que yo no dejaba de zamarrearle el clítoris, le saltó un chorro de líquido que parecía que se le había salido el pipí, fue una sensación tan deliciosa sentirla acabar de esa manera que yo comencé a acabar tan fuerte, soltando cinco o seis chorros de semen.
Ella sintió el primer chorro y quiso sacar la cabeza, pero al saborearlo se siguió bebiendo el resto del semen que expulsaba.
Declaro honestamente que fue una acabada de esas inmemorables, que pocas veces me había hecho Verónica.
Laura seguía chupándolo lo que me obligó a afanarme de nuevo en su chorito, pero cuando lo tomé de nuevo ¡zas! que otro orgasmo de ella, más suave, pero orgasmo al fin y al cabo.
Me fui retirando poco a poco hasta quedar hincado en la alfombra y ella aun acostada en el sofá, le comencé a desabrochar la blusa y le saqué los senos del sostén para comenzar a acariciárselos y besarlos, le tomaba el pezón y se lo mamaba como una guagua, haciendo que ella se revolviera de calentura en los cojines.
Me tomaba la cabeza y me hacia cariño.
Pegó un brinco como volviendo a la realidad y me dice, cuidado no vaya a venir Verónica, yo sabía que no, pero para tranquilizarla le digo que aun le falta mucho ya que eran demasiadas las cosas sucias que había por lavar.
Comenzamos a besarnos, manteniendo ella aun el sabor de mi semen en los labios y cara, al parecer esto la excitó ya que me apretaba y me metía la lengua en la boca luchando contra mi lengua.
Era tanta mi calentura que en forma normal me demoro un rato en que se me pare de nuevo, pero en este accionar se me comenzó a parar casi de inmediato.
La giré y la puse al borde del sofá, levanté sus piernas poniéndolas en mis hombros y me quedó su zorrita despejada y a una altura tan cómoda que apoyé la punta del pico en su entrada y se la metí de un solo movimiento, me produjo tal gozo al sentir como entraba en ese choro mojado y caliente, inicié unos mete y saca en forma circular tratando que mi pico tocara todas las paredes de su vagina para producirle un mayor placer.
Al parecer lo estaba logrando por que sentía como gozaba, se quejaba y suspiraba, estábamos de lo mejor cuando sentí que Verónica le estaba sacando la llave a la puerta de la cocina, así que rápidamente se lo saqué y me subí los pantalones, Laura se paró y partió al baño, me senté en el sofá aun con el pico con una erección bárbara.
Verónica se acercó y se agachó a besarme.
Me estaba dando celos con todo lo que le hacías, me dice, pero es mi hermana y yo se que todo es solo placer y sexo, o no.
Lógico que si, mi amor, dije yo. Ella se percata de la tremenda erección que tenía y comienza a acariciármelo por encima de la ropa, y me pregunta, te gustaría metérmelo ahora en este momento. Por supuesto que si, me encantaría, pero… Espera voy a ver a Laura y vuelvo.
Partió hacia el baño, escuche que golpeaba muy suave la puerta y decía, abre soy yo y entró.
Estuvieron más o menos como diez minutos en el baño, luego salieron y Laura pasó al dormitorio del niño, Verónica vino al living, me tomó la mano haciendo que me pusiera de pie y me llevó donde estaba Laura, cuando entramos ésta cerró la puerta con llave y apagó la luz quedando la pieza iluminada con una tenue ampolleta de una lámpara con pantalla de colores que había en el velador.
Yo iba a preguntar que pasaba, pero Verónica me tapó la boca con la suya metiéndome la lengua, en seguida tomó a su hermana acercándola hacia mí, ella se retiró e hizo que nos abrazáramos y besáramos, mientras ella se dedicaba a sacarme los pantalones dejando mi endurecido pico al aire.
Yo no daba más de caliente, de morbo y de goce, de estar metido en ese trío con las dos mujeres que me sorbían los sesos y me volvían loco. Verónica se sentó en la cama iniciando una chupada de pico extraordinaria, mientras yo me besaba y sacaba la blusa y sostén a Laura, dejando esas dos exquisitas tetas de nuevo a mi disposición, las cuales tomé con ambas manos y besé, chupé, recorrí con mi boca y refregué con mi cara.
Tomé a Laura y la hice sentarse en la cama al lado de Verónica, ésta se sacó el pico de la boca pasándoselo a Laura, quién ávida se lo metió completo iniciando una succión a todo lo largo, haciéndome arrancar pequeños quejidos de placer.
Me tiritaban las piernas en la posición que me encontraba, así que me saqué los zapatos con los pantalones que tenía arremangados y la camisa quedando totalmente desnudo me tendí en la cama haciendo que Laura se pusiera para iniciar un sesenta y nueve con ella, para lo cual la despojé de lo que quedaba de ropa, falda y calzón solo quedaron las medias con ligas, metí mi boca en su choro.
En el ínter tanto, solo a tientas, ya que no veía, tomé a Verónica y la comencé a desvestir, ella me cooperó y se ubicó entre mis piernas observando como me lo chupaba Laura, yo le daba con todo en su chucha hasta que sentí que le daban convulsiones iniciando un potente orgasmo, ahogando sus gritos con el pico en la boca.
Estuve a punto de acabar, pero no quise perder todo lo demás que pudiera venir, le seguí chupando su concha y haciendo que se saliera de esa posición para dar paso a que Verónica se sentara en mi pico poniéndose a horcajadas en mis piernas, dándole ella inicio a un movimiento muy suave, a veces circular, a veces de mete y saca, llegando hasta la misma puntita y de ahí metiéndoselo entero pero muy lentamente.
Tomé a Laura y la hice girar para quedar los dos en el mismo sentido, mientras la besaba con una mano le tocaba sus tetas mientras que con la otra tomé su mano derecha llevándosela a su vagina donde la hice iniciar una masturbación.
Al principio quiso parar y sacar la mano, insistí y siguió sola masturbándose, entonces con una mano acariciaba sus tetas y con la otra tomaba las tetas de Verónica.
Estábamos los tres en un éxtasis tan grande, yo le miraba la cara a ambas, las dos gozando con sus ojitos cerrados y dando quejidos por doquier, en ese instante Verónica inició su primer orgasmo, brutal, salvaje, que contagió a Laura, quién también explotó en un maravilloso orgasmo.
Ante esa situación yo no me pude reprimir más y solté un tremendo chorro de moco seguido de cinco o seis más; Laura se me tiró a la boca, besándome y acariciándome el pecho.
Como conté Verónica caliente es multiorgásmica y Laura no lo hace menos.
Cuando yo aún no terminaba de acabar a ella le vino otro orgasmo tan violento como el anterior, yo sentía sus jugos calientes como inundaban todo su interior saliendo hacia mis pelos.
Cuando ya se estaba calmando Laura le solicitó que se saliera, a lo que ella accedió, sin saber lo que Laura quería y lo que quería era echarse mi pico a su boca, lo chupó en una forma tan exquisita que me daba la impresión que quería sacarle mas semen.
En la forma que me lo estaba chupando, que realmente era soberbia, no se me volvió a parar de inmediato pero si quedó un poco duro lo suficiente para que ella se deleitara con lo que deseaba.
Verónica se recuperó y se puso a observar como Laura me lo chupaba, luego subió hasta mi cara me dio un beso y me dijo que se lo metiera a Laura, como aún no lo tenía bien parado tomé a Laura y la puse a lo perrito con las piernas bien abiertas, quedando su chucha abierta lo que me permitió metérselo más cómodamente con el pico que aún no estaba ciento por ciento duro.
Verónica se hincó detrás de mí, me abrazó y miraba embobada como entraba y salía el pico del choro de su hermana, yo tiré una mano para atrás y le comencé a masturbar provocándole un nuevo orgasmo, ella me sacó la mano siguiendo la masturbación con su mano acostándose al lado nuestro, entonces me preocupé de atender bien a Laura, mis movimientos tendían a frotarle el clítoris lo más que se pudiera para acelerar su acabada, lo logré por que rápidamente le llegó otro orgasmo.
Como pude yo también acabé, más bien por machismo y demostrar mí potencia.
Algo de moco boté, claro que quedé agotadísimo, me tiré al lado de Verónica quedando Laura al otro lado de ella.
No hubo palabras por un largo rato solo los resuellos de los tres que se confundían con nuestra agitada respiración.
Al cabo de unos minutos Verónica quebró el silencio diciéndole a Laura.
Ves hermanita que salió todo bien, con Raúl tenemos tal confianza que entre nosotros no hay secretos y ese ha sido el éxito de nuestra felicidad.
Laura respondió, te envidio hermana, el no tener esta misma vida sexual con Eduardo, es excelente hombre, un magnifico marido, pero en esto no funciona como yo deseo, Uds. me han hecho inmensamente feliz.
Yo me metí en la conversación diciéndole, cuñada cuando lo desee estaremos a su disposición.
Me tiré encima de las dos dándole besos en la boca a cada una.
Les doy las gracias a ambas por haber confiado en mí, me han hecho gozar mucho, casi en coro me respondieron ellas, cuando lo desee estaremos a su disposición, soltamos los tres la risa callándonos para no despertar a Eduardo.
Nos vestimos y salimos de la pieza hacia el living, pasando a mirar a Eduardo, éste dormía plácidamente su provocada borrachera. Laura y Verónica lo compadecieron diciendo, ¡pobrecito!.
Seguimos al living donde departimos un rato más hasta que Verónica miró la hora y me dice, amor son las cinco de la mañana, vámonos para que Laura vaya a descansar.
Se despiden las dos hermanas fundidas en un largo y efusivo abrazo, luego me despedí yo con un estrecho abrazo y beso en la boca, gracias cuñadita.
Partimos a nuestra casa lo que se conversó y sucedió a los días después es materia de otro relato.