Mi hija y yo I
Tengo 39 años y una hija que va a cumplir 20 años dentro de poco. yo me he divorciado hace 2 años de mi cónyuge debido a los muchos problemas que hemos tenido, entre otros, infidelidades por parte de ambos, mi cónyuge decidió que no quería encargarse de nuestra hija y fui yo quien se quedó con ella.
Yo conocía a muchas que habían pasado por esa experiencia…
Pero no quiero aburriros con mi vida, yo sólo quería comentaros lo que me sucedió un sábado del verano pasado: mi hija celebraba su cumpleaños y había salido con sus amigos y con el chico con el que estaba saliendo por aquel entonces. eran las cuatro de la mañana y yo no paraba de dar vueltas en la cama, me preocupaba que mi hija tardara tanto en volver, a pesar de mis preocupaciones por mi hija yo sabía que tendría que resignarme ya que ella acababa de cumplir 18 años y tampoco podía exigirla demasiado pues siempre había sido una chica responsable.
Por fin, aproximadamente a las 05:50 de la mañana oí la puerta de entrada y pensé: «por fin está aquí…».
me levanté de la cama y me acerqué para poder verla entrar en la habitación ya que nuestras habitaciones están un enfrente de la otra.
Cuando estaba justo a la entrada, vi que mi hija no venía sola. la acompañaban dos chicas…una rubia alta que yo no conocía y otra chica llamada maría que era amiga de mi hija desde la infancia y a la que yo conocía muy bien.
Una de ellas sujetaba a mi hija de un lado y maría la sujetaba del otro. la rabia que cogí en ese momento cuando supe lo que ocurría casi me hace salir de la habitación dando gritos: cuando vi que sus dos amigas la sujetaban cada una por un lado y veía que mi hija no andaba, sino que arrastraba los pies,-ayudada por sus amigas,-por supuesto, comprendí que mi hija venía completamente borracha.
Estuve a punto de salir de la habitación dando un grito y con idea de darla una buena bofetada por venir en ese estado pero cuando la oí hablar, eso si, con una voz gangosa y casi ininteligible, me detuve y escuché:
«-me ha dejado, el cabrón me ha dejado…»- creí entender que decía mi hija.
«-chiss…cállate tía, que nos va a oír y no querrás que te vea como una cuba»-la decía maría.
Tras escuchar esas palabras me quedé observando en la oscuridad de mi habitación viendo cómo la llevaban a la suya.
Debido a la situación de las dos habitaciones y a que a esa hora ya los primeros rayos del sol se filtraban entre las rendijas de las persianas, pude ver lo que ocurría en el interior de la habitación de mi hija:
Entre las dos la quitaron la cazadora de cuero que llevaba, la tumbaron en la cama y maría la quitó las botas. después salieron en silencio de la habitación.
Cuando las dos amigas salieron de mi casa entré en la habitación de mi hija.
Estaba tumbada boca abajo, no se si durmiendo profundamente o más bien totalmente inconsciente por la borrachera. vi que se había vestido con un microminifalda de esas que no llegan a las rodillas y me quedé contemplándola.
Mi hija llevaba puesto por arriba un top blanco muy ajustado.
– hija….-la llamé sacudiéndola suavemente. estaba profundamente dormida.
Yo… y cuando recuerdo eso no sabría explicar por qué lo hice(ya que fue el comienzo de la acción más reprochable de toda mi vida pero que he repetido más veces desde aquella noche y sin remordimientos)…empujé el cuerpo dormido de mi hija y la puse boca arriba en la cama contemplándola de nuevo.
Pude comprobar sin ninguna duda que debajo de ese top blanco no había nada más debajo…solo sus pechos redondos y sus pezones, que se marcaban claramente.
– pero hija…cómo puede ser que vayas vestida como un buscona cualquiera…no te he educado para que vayas por ahí vestida de esa forma, exhibiendo tu cuerpo a cualquiera…-le reproché esto a su cuerpo dormido.
Entonces, al recordar lo que había oído decir a mi hija con voz gangosa, comprendí lo sucedido… mi hija se había puesto guapa para dar ese paso definitivo en una relación de pareja: la relación sexual.
Todo encajaba ya…su borrachera, las palabras que decía cuando llegó, la forma de vestir…quería estar guapa para su chico y éste la había dejado, por eso regresó a casa borracha.
Cuando comprendí los motivos que la habían llevado a hacer eso todo mi cabreo se esfumó y sentí lástima por ella. yo conocía a muchas personas que cuando habían decidido entregar su virginidad a su amor, éste las había dejado.
Me senté en la cama junto a ella y la acaricié el cabello largo, oscuro y sedoso mientras la miraba con tristeza al saber lo que la había pasado.
Mientras la acariciaba el cabello desvié mi mirada a su pecho, que se movía suavemente de arriba abajo y no podía dejar de asombrarme ante el tamaño de sus senos…por supuesto herencia materna.
Entonces no se que ocurrió, ni como ocurrió…pero dejé de acariciarla el cabello, deslicé suavemente mi mano a lo largo de su cuello y la posé suavemente sobre la curva de sus senos. mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi respiración se hizo agitada y acelerada…tenía miedo de despertarla. mi mano apretó ligeramente esos senos tan grandes y cuando constaté que estaba profundamente dormida, la mano que tenía libre se posó también sobre sus senos.
Santo dios… ¿Qué estaba haciendo…? estaba comportándome horriblemente mal…pero no podía evitarlo. en cuanto mis dos manos se situaron sobre los senos redondos de mi hija y pude tocarlos y masajearlos con total impunidad no tardé mucho tiempo en bajarla el top descubriendo esos senos rosados, redondos y perfectos. los latidos de mi corazón aumentaban y doblaban su velocidad, pero a pesar de eso tuve la osadía de inclinar mi rostro sobre los pechos de mi hija y lamer suavemente sus pezones.
Desde que me separé de mi cónyuge no había vuelto a tener ningún tipo de relación sentimental o sexual con nadie y creo que esa fue la excusa que puse a mi conciencia para justificar lo injustificable.
Dejé de lamerla los pezones y aunque el miedo ya no era lo que sentía en ese momento, mi corazón seguía latiendo con fuerza y velocidad. aquello era lo peor que podía hacer, la más horrenda de las abominaciones posibles…pero me estaba excitando por momentos y no podía detenerme ahora…
Dejé de acariciarla los pechos y me quedé un rato contemplándola, dormida… con sus senos descubiertos. tras observarla durante unos minutos, deslicé mis manos desde sus pechos a lo largo de sus caderas y las deslicé hasta la parte inferior de su minifalda para cogerla de los bordes de la prenda y subírsela hasta que pude ver su prenda íntima… un delicada braga negra tipo tanga. estaba claro que mi hija deseaba entregarse a su chico plenamente… yo sabía que lo que estaba haciendo a mi hija era abominable, perversión absoluta… pero esos pensamientos no me impidieron contemplar la braguita de mi hija y mientras la miraba, al mismo tiempo me quitaba el camisón quedándome tan solo con las bragas. mis pezones estaban endurecidos y comencé a acariciármelos y a pellizcarlos suavemente. tras unos minutos así deslicé la mano hacia la braguita de mi hija y se la fui bajando hasta que se la saqué.
Justo inmediatamente después de quitarla las braguitas a mi hija, ésta movió a un lado la cabeza y me quedé paralizada por el miedo y el terror que sentí en esos momentos: si mi hija despertaba ¿Qué la diría cuando viera que no llevaba bragas?¿y qué la diría cuando viera a su madre inclinada sobre ella vistiendo tan solo una bragas?.
Con gran alivio por mi parte, mi hija no hizo ningún gesto más ni se despertó y yo continué con mi depravación, convencida de que a pesar de que lo que hacía estaba muy mal, yo deseaba continuar hasta el final…
Tras el pánico que sentí, volví a estar segura de que mi hija estaba profundamente dormida y no despertaría fácilmente así que tras contemplar unos minutos el vello oscuro que cubría su pubis la sujeté suavemente por los tobillos y comencé a separarla las piernas poco a poco hasta que pude ver claramente su almeja rosada frente a mis ojos.
Yo estaba con la boca abierta, contemplando aquel templo de placer, un templo nunca profanado, según creo…un templo que iba a ser profanado por mi, deslicé mi mano hacia la vulva de mi pequeña niña y comencé a juguetear con los pliegues de su sexo hasta que pude ver al fin aquella juvenil almeja en todo su esplendor: completamente abierta y rosada.
Me recorrió por mi espíritu una alegría y felicidad casi indescriptible al saber que yo iba a ser la primera en saborear aquella maravilla. sin remordimientos y con un fuerte deseo de hacerlo…giré mis dedos suavemente sobre el sexo de mi hija introduciéndolos poco a poco en su coño. mientras hacía esto, deslicé mi otra mano debajo de mis bragas y comencé a acariciarme el sexo.
Cuando me toqué la vulva me quedé estupefacta al comprobar que mi sexo ya estaba completamente húmedo…estaba cachonda como una vulgar adolescente, con las hormonas desbocadas.
-¡¡mmmnnnn…!!-gemí en cuanto sentí mis dedos en la vulva. yo me había masturbado muchas veces a lo largo de mi vida pero puedo jurar que jamás sentí tanto placer en la primera caricia como el que sentí ese día, masturbándome mientras deslizaba los dedos en el sexo de mi hija.
mientras agitaba suavemente los dedos en el coño de mi hija, con la otra mano me introducía los dedos en mi sexo.
Debido a la humedad de mi coño, mis dedos se deslizaron suavemente en el interior de mi vagina y me estremecí gimiendo de placer.
al mismo tiempo de sentir mi coño chorreando de placer, sentí que a pesar de que mi hija estaba dormida, su coño se humedecía mojando mis dedos introducidos en su vagina.
Dejé de masturbarme para pasar a hacer cosas más excitantes con el cuerpo de mi hija.
Me quité mis bragas quedándome totalmente desnuda y comencé a desabrochar la minifalda de mi hija deslizándola hacia abajo hasta que se la saqué y la arrojé a los pies de la cama para inmediatamente después llevar mis manos a su top, acariciarla de nuevo sus pechos enormes y subirla el top, deslizarlo por los brazos suavemente y sacárselo. ahora mi hija también estaba desnuda.
Tras contemplar unos minutos su cuerpo desnudo, me incliné sobre ella comenzando a mordisquearla los pezones y sin comprender cómo era posible que no se despertara. cuando me cansé de ese juego, deslicé mis labios hacia su vientre y los posé con delicadeza sobre su almeja rosada. en cuanto sentí los cálidos labios de su vulva sobre los míos, saqué la lengua comenzando a lamérselos.
El sabor de aquella vulva era deliciosamente dulce y me sorprendí al saborearlo, puesto que estaba convencida que sería amargo y repugnante… aunque bien es cierto que ninguno de los amantes que tuve dijera nada negativo de mi coño mientras se lo comían. pero bueno, volviendo a la otra parte de mi historia… no se cuánto tiempo estuve lamiendo la almeja jugosa de mi hija, sólo sé que en un determinado momento mi lengua dejó de lamer la vulva de mi hija y se deslizó dentro de su coño. justo en ese momento mi hija sufrió un espasmo y su cuerpo se agitó. imaginaros el terror que pasé… estaba convencida de que mi hija se había despertado. la verdad es que afortunadamente no se despertó…quizás sintió placer pero estaba inconsciente aún.
Tras el miedo pasado, decidí que no podía demorar más lo imposible de demorar cuando estás tan caliente y tan cachonda como yo lo estaba en aquel momento, así que, sin más espera, me incliné despacio sobre el cuerpo inconsciente de mi hija colocando mis caderas entre las piernas abiertas de ésta.
-lo siento hijita mía, se que está mal lo que hago pero no puedo evitarlo…estás tan hermosa así, desnuda…
Tras decir estas palabras a mi hija, me tumbé despacio sobre ella y sólo el hecho de sentir mis abundantes senos aplastados sobre los de mi hija me excitó y gemí.
Después comencé a mover el cuerpo procurando que mis pezones endurecidos se frotaran contra los de mi pequeña. tras unos minutos frotándome los pezones con los de mi hija y sintiendo como mi corazón latía con furia, la cogí de la cintura, la separé las piernas lo máximo que pude e inmediatamente después agité mis caderas hasta que sentí cómo mi coño húmedo se pegaba con fuerza a la jugosa almeja de mi hija.
Cuando mi coño rozó la vulva de mi hija no pude evitar gemir de nuevo, rápidamente comencé a agitar mi cuerpo frotando mi coño contra el de mi hija.
-¡siii…si…me gusta hija, me gusta…mmnnn!- yo gemía mientras sacudía mis caderas y empujaba mi pelvis contra la almeja de mi hija.
Era maravillosa la sensación de follarme a mi pequeña sin que se diera cuenta…totalmente inconsciente. yo agitaba mis caderas sintiendo qué estaba violando a mi hija… solo el hecho de pensar en eso me excitaba cada vez más y agitaba mi pelvis cada vez más deprisa, gimiendo y excitándome cada vez más y más, frotando mi almeja húmeda contra su coño caliente y húmedo…¡dios que placer sentía!.
Mientras frotaba mi almeja húmeda contra el coño de mi hija, desee fervientemente tener una enorme verga con la cual penetrarla hasta el fondo de su vagina destrozándola con violencia la virginidad. cerré los ojos dibujando en mi mente mi cuerpo poseyendo un enorme verga y desgarrando con violencia el coño de mi hija.
Mientras yo me imaginaba violando a mi hija, agitaba deprisa y violentamente mis caderas… cada vez más y más deprisa. mi cuerpo ya se agitaba en incontenibles espasmos y mis caderas empujaban más y más fuerte contra el sexo de mi hija y mis gemidos aumentaban hasta convertirse en fortísimos gritos de placer cuando me acercaba al orgasmo.
Cuando ya mi cuerpo no pudo aguantar más la intensidad del placer, sentí que con violentos espasmos en todo mi cuerpo, me corrí, alcancé un orgasmo y mi coño se desbordó de fluidos mezclándose los míos y los de mi hija.
Tras el orgasmo, todo mi cuerpo se relajó y me tumbé despacio sobre el cuerpo de mi hija besándola los pechos y diciéndola lo mucho que la quería. antes de volver a ponerla las bragas a mi hija, la acaricié de nuevo esos senos enormes y sentí que volvía a excitarme. a pesar de la excitación decidí que ya era bastante… no quería arriesgarme a que despertara. la puse las bragas y la camiseta, no sería difícil explicarla al día siguiente que estaba así porque la vi borracha y la metí en la cama.
Yo me puse las bragas y el camisón y salí de la habitación de mi hija sonriendo… recordando lo bien que lo había pasado con mi pequeña. cuando entré en mi habitación supe que con ayuda de mi hermana, que era propietaria de una farmacia, y un potente somnífero, podría pasar muchas noches de placer con mi hija.
Mañana iría a hablar con mi hermana. seguro que me podría ayudar…