Por dejar que me hicieran una mamada, me culearon en los jardines públicos del centro de mi ciudad.
Era uno de esos días que no tienes sueño, y no te apetece marchar para casa. Por lo que decidí después de andar de fiesta, dar una vuelta por la ciudad (La Coruña). No es una ciudad muy grande, e invita a pasear a pie.
Cuando decidí ir a pasear por el centro de la ciudad, antes de irme para casa, eran ya sobre las 4 de la madrugada. En el centro de la ciudad, hay unos jardines (jardines de Méndez Núñez), donde suele haber bastante marcha; son jardines bastante grandes, por lo que más que jardines, es como un mini parque.
Aquella tarde había estado lloviendo, pero la noche había quedado totalmente despejada, con una agradable temperatura. Cuando me adentré en los jardines, empecé por recorrer por el interior de los mismos; hay calles dentro del jardín; para ver si había marcha aquel día.
Aunque era algo tarde y además era un día de semana, tenía la esperanza de encontrar algo. La verdad es que lo que andaba era salido y muy caliente, llevaba todo el día con la polla tiesa.
había dado ya una vuelta al rededor de los jardines, y no se veía un alma, por lo que, sentándome en un banco, saqué el paquete de tabaco, extrayendo un cigarrillo del mismo. Nada más terminar de encender el cigarro, vi aparecer un hombre de mediana edad; no era precisamente lo que me apetecía; cuando llegó donde yo estaba, se paró, me pidió un cigarrillo, el cual le di, empezando a entablar una pequeña conversación conmigo.
El muy zorro, iba al grano, no tenía ganas de perder tiempo, o estaba más caliente que yo. Así de sopetón, me soltó:
¿Te apetece que te haga una mamada?
No, le contesté. Pero el muy zorro, ya me estaba manoseando la polla por encima del pantalón.
Joder, pues sí que estaba salido el mamón. pero lo que yo esperaba, era algo más joven, y apetecible.
Le aparté la mano, me levanté, y me puse a seguir paseando, a ver si el mamón aquel se iba. Pero el muy cabrón, no parecía dispuesto a renunciar a su presa, y venía a mi costado, dándome la tabarra, pidiéndome, que le dejara que me hiciera una mamadita.
Tanto insistió, que, por quitármelo de encima, le dejé que me realizara una mamada. Al fin y al cabo, yo también estaba bastante caliente, y como la noche no estaba muy concurrida, pues mejor una rica mamada, que marchar con la polla tiesa y los huevos cargados.
Allí mismo donde estábamos, me arrimé al respaldo de un banco, y quedándome de pie, saqué la polla sin bajar el pantalón, cuando la mamona, se lanzó a mi polla, como si de un manjar se tratara.
¡Dios!, se metió toda la polla de una atacada, y chupaba como si le fuera la vida en ello. No hacía falta ni que le marcara el ritmo.
El muy hijo de puta, con una mano, ya se había sacado su polla, y sin dejar de chupar mi falo, con la mano se estaba haciendo una paja. Buena mamona, pero aquello, no era lo que yo esperaba de aquella noche.
Estando en plena faena de aquella felación, sin percatarnos, de repente apareció otro hombre; era más joven que la mamona; este nada más vernos, se acercó, y sin siquiera pedir permiso, empezó a sobarme el culo, mientras me decía.
¡Joder que rica mamada te está dando!
Yo le apartaba las manos de mi culo, pero el muy cabrón, volvía. Le dije que no quería me follara, que dejara me chupara la polla aquella mamona.
Tranquilo, me decía, ya verás como así te calientas, más, y eyaculas con más ganas.
Cuando me di cuenta, este segundo, ya me estaba desabrochando el cinturón, y bajando los pantalones. Metió la mano por dentro de mi slip, sin dejar de acariciarme el culo.
Oooooooh.
El muy hijo de puta me estaba metiendo un dedo en el culo, por lo que me hizo dar un suspiro de placer, ooooooooh.
Mientras jugaba con el dedo dentro de mi culo.
Uffffffffff, empezaba a suspirar yo, mmmm que rica mamada me estaba dando la mamona, y el otro cabrón, sobándome el culo, y con un dedo incrustado dentro de mi culo.
Cuando quise darme cuenta, en un plis plas, ya me había bajado el slip. Cuando giré la cabeza para ver que hacía, ya le vi la polla de fuera, disponiéndose a clavármela.
¡aaaah! cabrón, te dije que no quería, ¡mmmmmm!
Joder, nunca he visto a nadie tan rápido, sacar una polla, y clavarla en un culo.
¡Ay!, grité, ve despacio, que me haces daño.
tranquilo, putito, ya verás cómo te va gustar, me decía el cabronazo.
Me sujetaba por la cintura, mientras me tenía enterrada la polla en mi culo. con la ayuda de la mamona, terminó de bajarme los pantalones y slip, hasta los tobillos, y con la polla en el fondo de mi culo, se situaba para follarme mejor.
Notaba su pelvis tocar mi culo, y sin despegarse de mi culo, me iba colocando a su gusto.
¡Aaaah!, que culito más rico, ¡uuufff!, que calentito lo tienes, putito. todo esto sin parar de culearme, mientras la mamona, seguía dándome una mamada de campeonato. Gracias a la mamona, no me fui al suelo, porque me sirvió de apoyo.
Me hacía poner de puntillas cada vez que me enterraba la polla en mi culo. ¡Aaaaah!, joder como me gustaba aquello, y más le debía estar gustando al cabrón, clavarme la polla en mi pequeño y respingón culito.
Ahora lo que estaba era nervioso, ya que estaba siendo follado, y recibiendo una mamada, en medio de los jardines, y cualquiera que pasase por allí, nos vería sin obstáculo que les molestase.
Y eso pasó. De pronto, se acercaron otros 2; uno era un joven macarrilla, y el otro parecía bastante más mayor, yo le calcule unos 60 o 65 años. Joder qué espectáculo les estábamos proporcionando.
El que me estaba follando, ni se inmutó, y seguía culeándome, mientras la mamona, parecía a punto de correrse, mientras no paraba de succionarme la polla.
Los recién llegados, ya estaban al lado nuestra, sin perder nada del espectáculo.
¡Joder!, decía el joven que parecía un macarrilla.
Vaya vaya, hoy tenemos actuación en directo y en público.
Estaba a punto de correrme por la mamada que me estaba realizando aquella mamona, cuando me fijé que estaba corriéndose la muy perra, y me estaba largando la lechada encima de mis pantalones y slip.
¡Aaaah!, ¡mmmmm! que gusto, decía la mamona.
Cuando miré al joven, que cada vez se acercaba más, ya venía con la polla de fuera. era delgada, pero más larga de lo normal, sin ser desproporcionada.
Me agarró la mano, y se la llevó a su polla, para que se la agarrara. cógela maricón, mira qué cosa más rica que vas comer.
La mamona sin sacar la boca de mi polla le hizo sitio, para que pudiera arrimarse más a mí.
El macarrilla me agarró la cabeza con las manos, llevándola a su larga polla, haciendo que me la metiera en la boca.
¡Aaaah!, me estaba empezando a correr en la boca de la mamona, la cual me estaba dejando los huevos súper exprimidos.
Cuando abrí la boca para suspirar, el macarrilla, ya me estaba empujando su polla en mi boca.
¡Mmmmmm!, la hostia, aquello era imposible, empezaba a estar cansado, ya me había corrido, la mamona me largó su lechada por los pantalones, un joven macarrilla, me estaba metiendo su polla en la boca, mientras el otro madurito, me estaba follando, a toda velocidad, y por encima, otro viejo, mirando, y en plena vía pública.
¡Dios! estaba empezando a ponerme guarro, con aquella situación. y por encima con unos nervios que no sé si me ponían más caliente de lo que ya estaba.
¡Joder!, que morboso parecía aquello, ¡mmmmmm! y como me estaba gustando.
El que me estaba follando, empezó a darme unas arremetidas más fuertes, mientras suspiraba.
¡oooooooohhhh! que gusto, maricón, me estoy corriendo,
¡ooooohhh!
Dando los últimos golpes de cadera, me dejó enterrada la polla en el fondo de mi culo, mientras con las manos me acariciaba la espalda.
Cuando terminó de correrse dentro de mi culo, se separó, y guardando su polla, me dio una palmadita en mi culito, despidiéndose. gracias putito, que rica follada que te he dado, tienes un culito, muy rico, y muy calentito.
pero yo aún seguía inclinado, ahora chupando una larga y rica polla. La polla de aquel macarrilla, que tenía una carita de vicioso, que daba miedo. Y la mamona que no terminaba de limpiarme mi polla ya flácida, después de aquella succión de polla que me había hecho.
¡Joder!, me había sacado hasta el tuétano de los huevos, la muy mamona.
Mientras la mamona se levantaba, para marcharse, el más viejo, que hasta ahora solo había estado de espectador, se acercó y empezando a acariciarme la espalda, le dijo al macarrilla, te toca. Dale una buena cogida, mientras me chupa mi herramienta.
El macarrilla me sacó la polla de la boca, y se puso a mi espalda, agarrándome por la cintura, y acariciando mi culito.
El más viejo, se puso delante mía, y haciéndome agachar, empezó a subirme la camisa hasta la cabeza, sacándomela, mientras el macarrilla, ya me estaba metiendo su larga polla.
¡Mmmmmmm!, que cosa más rica ¡mmmmmm!, aquello sí que era una polla, y con qué facilidad entraba.
¡Joder que estocadas me daba! y con qué maestría.
¡La hostia! ooooooh, mmmmmmm, follaba de maravilla.
Además, con aquella polla, al no ser gruesa, entraba que daba gusto.
Que culito más calentito tienes, maricón, como lo estabais pasando.
Cuando miré al viejo que me estaba aguantando, sacar la polla, quedé asustado, y boquiabierto. ¡Joder!, aquello no era una polla, era una manguera.
Era la polla más grande que jamás había visto. Además, era bien gruesa; parecía una anaconda.
Tranquilo mariconcito, no te asustes, ya verás qué bien lo vas pasar. Va ser la mejor follada que jamás recibas,
la verdad que fue cierto, y no había de ser la ultima follada de aquellos 2, el viejo de la anaconda, y el joven macarrilla; empieza por darle unas chupaditas, ya verás que bien sabe.
Uuuuufffffff, pero si aquello era imposible que me entrara en la boca, y menos en mi culo. Me agarró la cabeza, llevándomela a su tremenda manguera.
Abrí la boca, pero aquello, solo cabía la cabeza, y con mucha dificultad. Empecé a dar lametadas como si fuera un helado, y agarrando con ambas manos la tremenda polla, le chupaba la cabeza, mientras con las manos le iba haciendo una paja, a ver si tenía suerte, y se corría aquella anaconda.
El viejo, sujetándome tiró por mí, para que fuéramos hacia el banco. Sujetado a mis caderas, venía el macarrilla, que seguía taladrándome el culo con aquella larga polla.
Cuando di 3 pasos, casi caigo, ya que tenía en los tobillos, el pantalón, y slip. Entonces le ordenó el viejo al macarrilla, será mejor que le quites los pantalones, así estaremos más cómodos.
No se hizo esperar, sacó la polla de mi culo, se agachó, me sacó los zapatos, y tiró de mi pantalón, y slip, sacándome ambos.
¡Joder!, ahora sí que estaba la cosa bien. En plena vía pública, como eran aquellos jardines, totalmente en pelotas, lleno de leche, con el culo bien abierto, y siendo follado por delante y por detrás.
El viejo, se apoyó en el respaldo del banco, haciéndome que siguiera con la chupada a su tremenda polla.
Mientras tanto, el macarrilla, me seguía insertando su larga polla en mi culo, y haciéndome gemir como una perra en celo, ¡mmmmmmm! oooooohhhhh, que gustito me estaba dando.
De pronto el macarrilla sacó su polla, me la puso en la espalda, arrimando sus huevos a mi culo, y dando 2 toques con la mano, empezó a correrse sobre mi espalda.
¡aaaaaahhhh!, que gustito, y que placer sentir aquellos huevos tan calentitos, pegados a mi culito, mientras notaba como me echaba la leche sobre mi espalda.
Empezó a frotarme con las manos la espalda, pero el viejo le largó, pásaselo por el culito, así servirá de lubricante para mi polla. Así lo hizo el macarrilla.
Ahora sí que faltaba lo peor, pero realmente sería lo mejor de la noche.
El viejo me sacó la polla de la boca, y dándome la vuelta, acercó mi culo a su garrote, y le pidió al joven macarrilla, que me sujetase, para que no me cayera.
Tenía la cabeza de su tremenda polla, apoyada en la entrada de mi ano, cuando empezó a introducir la misma.
Ufffffff, ¡joder, aquella polla, me iba romper el culo!
Empujaba sin pausa, pero aquello era tremendo. Eso que tenía el culo bien dilatado, caliente a más no poder, bien lubricado, y abierto hasta los topes. Hasta parecía que se abría dando bocanadas, como si fuera una almejita, con un hambre de carne, y sed de leche, desesperante.
¡Dios!, ya me había metido la cabeza, y algo más, parecía que me estaban partiendo a la mitad.
¡Oooooohhhhh!, ya estaba dentro, ya me había llegado al fondo. Eché la mano a mi culo, y ¡joder!, todavía le quedaba fuera un trozo de aquella anaconda que se gastaba por polla.
¡Mmmmmmmmm! joder que gusto me estaba dando aquel viejo, con su tremenda polla. ¡aaaaahhhhhh!, pero que cosa más rica era aquello.
Tenía al viejo dándome la follada más rica de mi vida. Cada vez que me culeaba, me bamboleaba como un muñeco.
Oooooohhhhh, mmmmmm, aquello era maravilloso, era como estar empalado, pero por una tremenda polla.
De pronto el viejo, me sacó la polla del culo, ordenándome, que me estirara en el banco, pero boca arriba.
Así lo hice, entonces él, levantó mis piernas, pasó sus brazos, por debajo de mis piernas, haciendo que se levantaran. casi me daban mis rodillas en mi pecho, y el culito, quedaba ahora, mirando al cielo con el agujerito bien abierto, y preparado para recibir de nuevo aquella anaconda.
Se apoyó en el banco, y echándose encima de mis piernas, hizo que estas se pegaran más a mí, haciendo que mi culo se abriera más, y subiera aún algo más.
Uuuufffff, estaba empezando a volver a introducirme aquella anaconda que se gastaba por polla el viejo aquel.
Ooooohhh, que sensación de placer, mmmmmmm, aquello me llenaba por completo, y parecía que me estaba empalando.
Cada vez que me la metía y sacaba, con la barriga, me rozaba los huevos, y la base de mi polla, que estando aún algo flácida por la corrida que me hizo hacer la mamona que me la había chupado, hacía unos momentos, me estaba dando un placer exquisito, e iba poniéndose cada vez más morcillona, y empezando a volver a soltar gotas de semen.
Mmmmmm, ¡dios que placer estaba sintiendo!
El viejo, primero iba despacito, y suave, pero sin pausa, mmmmmm, aquello me estaba volviendo loco de placer.
¡Oooooh, que gustazo me estaban dando!
El macarrilla, de pie junto a mi cabeza, me acariciaba los lóbulos de mis orejas, y acariciaba con sus manos por donde podía, dando pellizcos a mis pezones, que estaban duritos y muy excitados.
Me decía el joven macarrilla: Maricón, esta noche, te va quedar el culo más abierto que el canal de la Mancha. Tienes un culito muy apetitoso, bien tragón, y parece que muerto de sed.
Cuando de pronto se agachó, y con su boca, me empezó a morder por cuello, labios, etc. uuufffffff, aquello era como una tortura china. era tanto el placer que estaba sintiendo, que no quería que aquello acabase.
Ya estaba empezando a notar que me iba volver a correr, de tanto roce que me estaba dando el viejo en mi polla y huevos. además, cada vez iba más rápido, enterrándome aquel monstruo de polla que tenía.
Mi próstata estaba siendo súper estimulada, con aquella follada que me estaba dando el viejo.
¡dios! que follada, era como estar empalado, pero por una enorme pirola, y que me sacaba los suspiros más profundos de mi ser.
Ooooohhhhhh, que gustazo me estaban dando aquella noche.
Ahora sí que iba a gran velocidad, y oooooh, cuando yo ya estaba corriéndome de nuevo.
Ooooohhhh, que gustito, mmmmm, estaba en la gloria.
Cuando el viejo, me empezó a decir.
¡Ay putito! que rico culito, y como me exprimes la polla. tienes un culito muy goloso y hambriento, parece que me quiere succionar mi polla, mariconcito.
Oooooohhh, ooooooh, empezó a jadear el viejo, mientras soltaba su lechita en lo más profundo de mi culo.
Estuvo unos minutos acostado, sin sacar la polla de mi culo y mientras la polla empezaba a aflojarse dentro de mi ano, el viejo no paraba de hablar.
Maricón, tienes un culito de muerte. mira que es tragón, y vicioso tu culito. además, lo tienes bien estrechito, y muy calentito, mariconcito.
Se puso de pie, y empezó a vestirse, cuando yo aún estirado en el banco, me relajaba. Estaba totalmente en pelotas, en el banco del jardín, en pleno centro de la ciudad, y sudando como nunca, follado por todos mis agujeros, y repleto de semen por todas partes. Eché la mano a mi caliente culito, encontrándolo todo mojado, la espalda mojada, y embadurnada de la corrida del joven macarrilla, rezumaba leche por mi agujerito, que ahora era un tremendo agujero, ¡dios, casi podía meter la mano en él.
Cuando mirando al cielo, me percaté que ya estaba empezando a amanecer.
¡Joder!, grité para mis adentros, pero si estoy en plena vía pública, está empezando a amanecer, y puede venir cualquiera, y verme en semejante situación.
Me incorporé en el banco, busqué mi ropa que estaba tirada en el césped, y sentado en aquel banco donde había terminado de recibir la mejor follada de mi vida, me empecé a vestir.
tanto el viejo, como el macarrilla, estaban junto a mí, y cuando terminé de vestirme, se levantaron, preguntándome para donde iba, si vivía en la ciudad, y si era de allí.
Les contesté que sí, que era de allí, y que vivía en la zona de la estación.
Me dijo el viejo. pues nosotros también vamos en esa dirección.
A mitad de camino, el macarrilla se despidió del viejo, y dándome una palmadita en el culo, me dijo: Espero volverte ver, putito, tienes un culo muy lindo y muy rico, y eso no se puede desperdiciar.
No te preocupes, seguro que lo volvemos ver, contestó el viejo, mientras seguía caminando a mi lado.
Cuando el viejo llegó a la zona donde vivía, se despidió, agarrándome el culo con una mano, la otra me agarró la polla, y acercándose a mí, me empezó a comer la boca, y dar mordiscos en los labios. Bueno putito, ya sabes por dónde nos puedes encontrar, y ahora que ya sé dónde vives, espero volverte a ver. quiero follarte otra vez, y que tu culo se llene con mi leche. Ya sabes dónde encontrarnos, me dijo, así que no tardes en volver, que serás bien recibido, y bien follado.
Me despedí, siguiendo para mi casa, con el culo abierto como nunca, soltando leche, que cada vez que daba un paso, parecía que me salían globitos por el mismo; o era que iba boqueando el muy cabrón, como si fuera una almejita, que quiere beber más.
Yo sabía que volvería a buscar a aquel viejo, como así fue, y no solo al viejo que se gastaba la mayor polla que he visto, sino también al macarrilla amigo del viejo. y cuantas veces me volvieron a follar aquellos; fueron muchas; follaban divinamente.
Pero eso ya iré contando en otros relatos, según me vayan viniendo a mis recuerdos.