La paleta

Esa vez que compartimos una paleta por primera vez, no la has podido olvidar.

Recuerdo que todo comenzó cuando te veía que ibas a tomar el autobús, y un día no resistí la tentación de preguntarte si aceptarías un aventón.

Tras aceptar, pues te quedaba por el rumbo hacia donde iba, las primeras veces que íbamos juntos, platicábamos de cosas banales, sin embargo me tomabas de las manos jugueteando y yo de las tuyas, inclusive las besé, pues eran blancas muy bonitas y tu carácter era muy alegre, relajiento sin llegar a más. Incluso debo decir que no me gustabas mucho, pero cuando te sabías arreglar lo hacías muy sexy, especialmente con tus faldas cortas y bien maquillada, eres alta, de piernas flacas y muy delgada, de labios gruesos y sensuales, cabello marrón pintado de rubio cenizo.

Un día me sugeriste: «¿Por qué no compramos una paleta?, hay unas muy ricas cerca de aquí.», así que me detuve y pedimos nuestra respectiva paleta, me convidaste de la tuya y yo de la mía.

Ahí empezaste a seducirme, pues empezabas a chupar de mi paleta, saboreándola lenta y hasta lascivamente, usando tu lengua, yo te respondí de la misma manera, creo que los dos teníamos ganas de hacer algo erótico y divertido… pues empezamos a juguetear con las paletas, probando de varias maneras cómo chuparlas, hasta que en un acercamiento nuestros labios se encontraron y se fundieron en un dulce y a la vez candente beso.

Nos encontrábamos dentro del coche, así que nos abrazamos, y empezamos a calentarnos más moviendo libremente nuestras lenguas, te susurraba al oído: «tengo más juegos para que los juguemos y uses tu linda boca.», a lo que me dijiste: «enséñamelos…», así que prendo el carro y vamos rumbo hacia tu casa.

Pero antes de llegar hay un hotel como torre con una espléndida vista… con la mirada lo señalo y tú asientes con la vista.

Así que entramos y comenzamos a jugar ahí dentro. Llevabas puesto un suéter delgado y con pantalones de mezclilla igual que yo, así que tras entrar con nuestras paletas de caramelo que previamente habíamos comprado, nos empezamos a besar con más pasión, mientras saboreamos una paleta los dos, es de esas con forma de semáforo, le dábamos una chupada a la paleta y otra a nuestras bocas… mientras poco a poco la ropa iba desapareciendo, finalmente te tengo desnuda: tus senos son chicos y de color café y tu piel blanca, y en medio de tus piernas esa matita de vello color marrón, te excita mi cuerpo desnudo, algo musculoso, las piernas bien formadas, algo velludo, mis duras nalgas, así que te acuesto en la cama y con la paleta voy recorriendo suavemente tu cuerpo, mientras con la lengua lo voy lamiendo, lo cual te excita, pues empiezo a escuchar que murmuras: «qué rico».

Abro dulcemente tus piernas y con la paleta pegajosa, la embarro por toda tu matita, y toco los labios externos de tu conchita, la cual es grande y con labios sonrosados, «mmm qué rico dije», así que empiezo a masturbarte con la paleta lo cual te acelera, pues tu chillona voz ahora empieza a subir de volumen, meto toda la paleta y a continuación con mi boca saboreo esa hermosa abertura, a la vez salada y dulce, lo que te hace empezar a jadear.

Así continuo por un rato hasta que te vienes en mi cara, te dejo viendo estrellitas, mientras mi lengua chupa, se mueve saborea esos ricos jugos que me mojan toda mi cara.

Ahora me arrodillo frente a ti y acercas tu cara frente a mí, y empiezo a moverme de un lado para otro… mientras tú con la punta de tu lengua le das de lengüetazos a mi moreno y grueso miembro que ya esta despertando con el sensual juego, me muevo unas veces de arriba abajo y otras de un lado hacia otro.

Hasta que en un arranque de habilidad de tu parte, o pescas… me das un pequeño mordisco, lo que me hace gemir un poco de dolor pero desaparece… pues ya lo estas chupando maravillosamente, como el helado y la paleta hace rato, lo metes todo dentro de ti, puedo sentir casi tu garganta, y me aprietas la base del pene, acariciándome y dando pequeños apretones a mis huevos con tus bonitas manos, me tienes extasiado, tengo los ojos en blanco, pero en lugar de aflojar ahora aprietas mis nalgas, me las empiezas a apretar, desde atrás también acariciando desde mi culo hasta la base de los huevos, estoy gimiendo como loco pues es muy intenso el placer desde mi culo hasta mi verga parada, que no dejas de mamarla, mientras tus manos trabajan maravillosamente, yo solo te jalo del cabello con tal fuerza que creo te arranqué unos mechones, justo cuando sientes que me voy a correr en tu boca, me la aprietas fuertemente y contienes el estallido de leche, me dices: «La quiero dentro de mí», así que maravillosamente me enseñas tus nalgas y te cabalgo de a perrito, cambiamos de posición y alzo tanto tus piernas entre mis hombros que te penetro hasta adentro.

Me muevo rítmicamente, unas veces rápido y otras despacio, lo que te hace gritar como loca con tu chillona voz, pues te acabas de venir otra vez, súbitamente en la misma posición, tomo la paleta que habíamos olvidado y te la empiezo a sacar y meter de tu conchota que esté roja e hinchada, tu panochota se agita de placer, te contraes pues te vuelves a venir y mientras en la misma posición mi verga dura empieza a acariciar tu culo rosita y café de las orillas.

Sólo alcanzas a decirme: «SSIII, METEMELO POR AHÍ». dicho esto mis dedos acarician y van abriendo suavemente tu culito, ya lo siento dilatado y acerco la cabeza de mi verga, así que de un solo golpe te la meto y entra hasta los huevos que ya rozan tus blancas nalgas, mientras con mi otra mano muevo la dulce paleta que entra y sale de tu panochota que sigue abierta recibiendo y dando lujuria y placer, me mojas toda la mano, pues ya no sabes cuántas veces te has corrido.

Así que te bombeo con velocidad por tu culo que ya esta bien lubricado y bien abierto. ¡¡¡AAAHHH!!! mientras tus manos siguen agarrando y apretando fuertemente mis nalgas y no dejan salir mi miembro, súbitamente te grito que ya no puedo más, pues estamos sudando a mares.

Así que vacío toda mi leche dentro de ti, que magistralmente no habías dejado salir antes, la dejo que se vacíe ahí adentro después de la descomunal venida, para que tu culito chupe hasta la ultima gota de mi semen.

Poco a poco siento como tu culito se va estrechando y me la vuelve a apretar deliciosamente a pesar de ir disminuyendo de tamaño mi miembro ya fláccido, mientras eso va bajando nuestra temperatura, terminamos por saborear la paleta que estuvo también brindándote placer, y nos la terminamos, sólo acerté a decirte: «Qué rica paleta», a lo que respondes sonriendo y dándome un suave beso, mientras nos separamos y nos duchamos dulcemente enjabonando uno al otro y nos vestimos para llevarte a tu casa.

Sé que desde ese día cuando probemos una paleta de esas, pensaremos el uno en el otro: sabrosamente…