Ranma

Acababa de llover cuando Ranma salió de la escuela; levanto su rostro al cielo y procuro esconderse tras de un árbol para que nadie lo viera transformarse en… Ranma…

Akane se sentía feliz por aquella lluvia repentina, esa mañana había sido muy calurosa y su ropa interior se pegaba molestamente a sus partes intimas, igual le pasaba en casa a Kasumi, quien en casa, acababa de terminar la comida.

Ranma cambio un poco su vestimenta para que se viera más femenina y para despistar al mismo tiempo su cambio; se arremango la camisa y la desabotono un poco para amarrar los extremos, se quito los pantalones y tomó la servilleta hecha de tela que Kasumi tan gentilmente le pone a su almuerzo escolar (para trasladarlo mas fácilmente) y se lo ciño a la cintura a modo de falda.

Aún no dejaba de llover y Ranma tuvo que salir corriendo para no seguir mojándose más, cuando por fin llego a casa entró directamente a la cocina; Kasumi en esos momentos estaba tratando de despegar su ropa interior de su enorme y bien torneado trasero ignorando que Ranma la observaba.

Se paso de largo sin siquiera decir nada y Kasumi lo vio por el rabillo del ojo y se sonrojó al pensar que tal vez la observó, trató de alcanzarlo pero algo en él la detuvo, aquel intento de falda era nada más y nada menos que la servilleta de Akane; «Oh, cielos, espero que Akane no se moleste por haberle puesto a Ranma su servilleta, se la pediré cuando el termine de cambiarse», pensó ella, y se puso a arreglar la mesa.

Akane llegó unos instantes después quejándose para sí misma que tal vez fue mala idea que lloviera porque su ropa interior se pegaba aún más a su piel y molestaba peor aún. Saludó a su hermana y pasó de largo, no le notó el rubor que ostentaban sus mejillas en ese momento pues Kasumi seguía sintiéndose algo apenada por lo que vio el muchacho.

En su habitación Ranma seguía refunfuñando por la maldita lluvia que más que estar fría estaba helada. Se empezó a desvestir y dejó para el último la camisa. Al quitarla le llamo la atención la imagen que se reflejaba en un espejo de mesa: eran dos enormes y torneados senos que los coronaban unos pezones firmes que se pusieron duros por el efecto del clima.

Se tapó con ambas manos y se dejó caer al suelo avergonzado por aquella escena que lo perturbó totalmente. Fue entonces cuando recordó a Kasumi en su sensual y arduo trabajo de «sacarse el perro» como le decían los muchachos de por ahí. Como él no usaba ropa interior ajustada nunca le había pasado eso y se puso a pensar qué se sentía tener las pantaletas entre las nalguitas.

Tras tener ese pensamiento volvió a mirar sus senos, los cuales aún tenían gotas de lluvia, sintió un escalofrío y los vio agitarse levemente de un lado a otro. Los detuvo con ambas manos y se sonrojó un poco, fue entonces cuando sintió que fluía algo de su sexo; creyendo que tal vez se había hecho pipí por el frío tocó aquello y por curiosidad, lo miró.

Aquella cosa que tenía en sus dedos era algo transparente y un tanto viscosa, no era pipí como imaginó.

Temeroso de aquello cerró las piernas y entrelazó las manos en ellas en señal de reproche «¿Qué me está pasando?», se dijo. Volvió a abrir las piernas por y tembloroso volvió a meter los dedos en la cavidad en forma ligera, estaba muy húmedo ahí y no se imaginaba por qué. Le entró una enorme curiosidad y decidió jugar con aquellas cosas que nunca se había atrevido a tocar aunque ahí las tenía cada vez que se transformaba en Ranma… pero… con pechos… y esa cosa ahí.

Kasumi se sintió triste porque su padre salió con la novedad de que tenía unos asuntos que arreglar y se llevó al papá de Ranma con él, se acordó también que Nabiki le avisó por la mañana que no iría a comer y el Maestro Haposai andaba en busca de más tesoros para su colección. Sólo quedaban Akane y Ranma para probar los ricos manjares que había preparado tan arduamente ese día.

Akane salió como diablo de su cuarto directamente a la cocina para hablar con Kasumi. En esos instantes en el patio, andaba Rioga husmeando como un vil pillo para ver en qué momento salía Akane y sorprenderla con un beso, traía su paraguas abierto para no mojarse por la lluvia, pero no contaba con que Kasumi tiraría en ese instante el agua donde había cocido los tallarines para ese día y fue a caer directamente a él como una burla del destino.

Rioga, ahora convertido en Pechan, salió corriendo y se coló por un estrecho agujero que tenía una de las paredes del cuarto de Ranma que daba hacia fuera. Ranma aún seguía frotándose ahí y sentía aquello aunque extraño pero delicioso. Como estaba muy emocionado no escuchaba que empezó a gemir y que Pechan lo miraba con ojos de sorpresa. El cerdito se encaminó sigilosamente a Ranma para mirar más de cerca lo que estaba haciendo su enemigo. El muchacho se tomó un pecho y comenzó a pellizcar su hermoso y delicado pezón con muchas fuerzas, empezó a sudar un poco y se recargó en la pared para poder hacer mejor lo que empezó. Frotaba especialmente la parte que tenía entre su monte de Venus y aquello que se sentía como un «pequeño botón de carne». Ya muy emocionado y gemido tras gemido su emoción crecía más y su mano derecha hizo la seña de querer introducir más profundamente aquellos dedos en su vagina.

Pechan lo miraba y supo lo que significaba aquello, sí Ranma…con pechos… se mete los dedos así era probable que su himen se rompiera y dejaría de ser virgen…»Eso no lo permitiré, si ha de dejar de ser virgen le pasará conmigo… bueno… cuando no sea yo Pechan…» se dijo al mismo tiempo que se abalanzó sobre Ranma.

En la cocina Kasumi le explicaba a Akane que no era su intención haber confundido las servilletas:

Cómo es posible que seas tan amable con ese papanatas – gritaba Akane.

No sé por qué eres tan dura con él, Ranma es buena persona… – lo defendía Kasumi.

¿Ah, sí? Entonces dime por qué siempre se mete en lo que no le importa, ¡Ya me tiene harta!. Se pasa el día diciéndome que soy una berrinchuda y una torpe, y luego tú no sé por qué le pones una servilleta, come como un puerco y no tiene los suficientes modales como para darte las gracias por lo que haces por él, además no puedo estar en el dojo sin que él este criticando mis movimientos, no sólo él sabe artes marciales…

Eso último no me lo dagas a mí, ¡díselo a él! – gritó desesperada Kasumi aventando con fuerza el plato que acababa de secar. De sus ojos empezaron a brotar una lagrimas descomunales y miraba a Akane con furia. Ve y díselo a él…

Después de decirle eso Kasumi le dio la espalda y puso las manos sobre el fregadero sin dejar de llorar.

Cuando Pechan detuvo a Ranma éste gritó fuertemente del susto que le metió el cerdito y le dio una patada muy fuerte mandándolo a adornar la pared. Akane acudió a los gritos. Al llegar encontró a Ranma en el suelo cubriéndose con la servilleta y al pobre Pechan con la trompita en el suelo.

Akane le gritó muy fuerte a Ranma pidiéndole una explicación de aquella escena «tan deplorable». Antes de que él pudiera explicarle algo ella vio a Pechan en el suelo y se acercó para levantarlo.

-¿ Que fue lo que le hiciste a mi pobre Pechancito? No te le vuelvas a acercar ¿Me oíste? ¡y dame mi servilleta! ¡aaaaaaaaaa! ¿por qué estas desnuda? ¡Eres un monstruo! ¡No te quiero volver a ver en mi vida!.

Se agachó y le dio una cachetada con todas sus fuerzas para después salir directo a la calle; Ranma atinó a tocarse la mejilla para aliviar su dolor. Se levantó y se puso un conjunto de una playera sin mangas y un pantalón corto. Sintió ganas de llorar pero se contuvo, fue a la cocina y se sentó a la mesa sin decir ni pío. Kasumi se le acercó y le puso un plato con los dulces que más le gustaban a Ranma, él la volteó a mirar y ella estaba con una hermosa y radiante sonrisa.

Anda cómelos, sé que lo que menos necesitas ahora es comer algo pesado…

Pe-pero tu te esfor… trató de decir algo pero Kasumi le puso una mano en su boca para callarlo y la miró, Kasumi tenia un dedo en su boca en señal de que guardara silencio y le guiño un ojo.

Ranma saboreaba los dulces como un gran goloso – raro en él J – Kasumi lo miraba gustosa y con esa gran sonrisa misteriosa que lo inquietaba, dejó un ratito de comer para verla bien y ella se le acercó para limpiarle delicadamente con su delantal la parte del rostro que tenía dulce pegado.

Ranma… ¿por qué tú si agradeces los esfuerzos que hago por mantener contenta a esta familia?. Tú eres el único que da las gracias…- ella borró su sonrisa y volvió a llorar.

Porque te lo mereces…no, no llores, ven, siéntate a mi lado… tú eres buena conmigo mientras más nadie lo es… y además nadie tendría el valor de soportar y hacerles todos sus gustos a esta pinche familia.. más que tú… además …encima soportas al pendejo de mi padre y al Maestro Haposai, eres digna de admiración..- la abrazó y ella se hizo para atrás muy asustada. ¿Qué pasa? ¿Te asusté? Perdóname por favor… no debí hacerlo..

¡No, es sólo que… es sólo ¡que nunca me había abrazado un muchacho! Sólo me había abrazado antes mi padre… ya ves… sólo me la paso en casa sin salir más que por comestibles y a nada más… y… es que sentí tan bien… ¡Por favor, Ranma, vuelve a hacerlo! ¡Hazlo de nuevo!. ¡Hazlo!…

Pero… aún no me he secado bien..no soy un muchacho…- se miró . ¡No importa! Yo sí sentí tu verdadero ser …tu cambio para mi no tiene importancia, eres el mismo aunque te pase eso…

Ven entonces, Kasumi..- dijo convencido de las palabras de aquella hermosa mujer que preparaba angelicalmente sus dulces favoritos y como nadie más.

La abrazó fuertemente y ella le correspondió con mayor firmeza aún, los pechos de Ranma y los de ella no dejaban que se sintieran más unidos y con esfuerzos Kasumi llego al oído de Ranma para susurrarle algo:

Ranma, me duele mucho que Akane te trate así… en las noches lloro y rezo por ti para que encuentres pronto la felicidad… y hay algo que quería decirte desde hace mucho tiempo… tú me gustas… y …te amo …- el chico se quedó helado por la confesión y fue entonces cuando comprendió las segundas intenciones que tenía Kasumi al tratarlo bien.

«Ella aparte de ser amable y servicial con todos… me ama…»- se dijo loco de la emoción.

La tomó de la cintura y le dijo que él sentía lo mismo por ella y se acercó para besarla en los labios, ella sonrió y se rindió al beso de Ranma.

Él no sólo se conformó con besarla, le acarició los senos y metió su mano libre bajo el faldón buscando la estrecha pantaleta que tanto la estuvo molestando y la liberó de aquel tormento; cuando encontró en Kasumi lo que quería tocar, le hizo lo mismo que se había estado haciendo antes que Pechan lo molestara.

Kasumi sintió delicioso y quiso gemir pero Ranma la besó para ahogarselo, volvió a frotarla y ella quiso gemir de nuevo y esta vez la dejó. Fue un gemido amplio de satisfacción, un sonido que endulzó los oídos de ambos y se besaron con más pasión.

Kasumi vio cómo le desabrochaba delicadamente la parte superior de su vestido y le introdujo la mano para sacar del sostén su contenido. Los saboreó con la punta de la lengua y luego los chupó empezando por el pezón, luego los lamió sin dejar una sola parte sin hacerlo.

Ranma vio como ella agitaba sus pechos por la masturbación de la que quedó presa, cerró sus ojos y seguía gimiendo, cosa que él aprovechó para explorar su boca con la lengua y meterle un dedo discretamente en el ano. Decidió después lamerle la vagina y eso la hizo estremecerse y le tomó de la cabeza con ganas de abrazarlo de nuevo.

Ranma movía su lengua con extrema agilidad y degustó el rocío que brotaba de la hermosa Kasumi; ella seguía con los ojos cerrados y se imaginó a ambos desnudos y tendidos sobre un lecho hecho totalmente de pétalos de rosas. Sin embargo, algo rompió su concentración, sintió que algo que estaba extremadamente duro se abrió paso entre sus piernas, así como también un pequeño calambre en su vagina, eso hizo que abriera los ojos.

Ella vio que Ranma la miraba dulcemente y de él brotó una sonrisa de satisfacción que ella nunca antes había visto en él, además, Ranma ya no era Ranma con pechos. Trató de levantarse pero él no la dejó y se asustó un poco porque no sabía por qué sentía duro entre las piernas y al tocar el trasero de Ranma lo sentía desnudo y lo sentía a él muy cerca de ella, demasiado cerca.

Se recostó de nuevo en el piso y tras una pausa sonrió al comprender que su preciado Ranma la había penetrado.