Cuchillo III

Hoy fui a disparar con Cuchillo.

Me llevó al lugar más lejano de casa para que mi padre no pudiera escucharnos. Bang , Bang…

Tener el revolver en mis manos me hacía sentir poderoso, casi tan enorme como Cuchillo.

Claro que el revolver en sus manos se veía más natural, casi como una extensión de su cuerpo. Después de disparar varios tiros empezamos a volver a casa.

Me gustaba caminar con él, me sentía tanto o más seguro que con mi padre. Los hombres del señor Gonzáles nunca se atreverían a atacarme estando yo con él.

Sigue tu solo chico, yo tengo trabajo que hacer- dijo desordenándome el pelo con su enorme mano.

Bueno- dije yo, pateando el suelo por que tenía que devolver el revolver.

De mala gana seguí caminando a mi casa. En el camino me topé con mi hermana, ni siquiera me dirigió la mirada, seguro que estaba en uno de sus días.

Cuchillo puso su cara hacia el sol radiante y sonrió. Era hora de un baño. Subió a su caballo y al galope se dirigió al limite del campo donde estaba el arroyo. Cuando estuvo cerca se bajó del caballo y lo escondió entre unos arbustos.

Justo en ese momento Mery estaba descendiendo al arroyo.

La chica era una belleza. Era la viva imagen de su madre solo que veinte años mas joven.

Su piel era mas tersa y bronceada por los continuos baños de sol en el arroyo. Sus pechos ya eran casi tan grandes como los de su madre.

Eran firmes y altaneros, coronados con unos gruesos y largos pezones.

Su vello púbico era tan rubio como su cabellera. Pero eso Cuchillo ya lo sabía, hacían varios días que la observaba escondido entre los matorrales.

Cuchillo la observó por una hora. A Mery le gustaba bañarse y lavarse el pelo. Después del baño se secaría el pelo y se tendería desnuda al sol igual que todos los otros días.

El indio incluso vio una vez que la chiquilla se llevaba sus dedos distraídamente hacia su conchita.

La chica estaba saliendo del arroyo cuando un vaquero apareció de entre unos arbustos.

Andaba a pie y tenía las riendas de su caballo en la mano, lo seguía otro compinche montado.

Mery gritó con pavor apenas los vio, el vaquero que andaba a pie se movió rápidamente y tomó a la chica por la cintura.

¡¡¡Wuuuhuuu!!!! Mira esta linda potra, parece que esta brava- gritó a su compañero, riendo, mientras con su mano libre sobajeaba salvajemente una teta de Mery.

Deja algo para mi Larry- le respondió el que andaba a caballo.

Larry trataba de controlar a la chica mientras intentaba bajarse sus pantalones. Cuando pudo liberar su sucia y erecta polla, la resbalosa y mojada Mery se pudo zafar y corriendo se zambulló en el arroyo.

Cuchillo salió de los arbustos en ese instante. Larry se dio cuenta de la presencia del indio cuando recibió un puñetazo en pleno rastro que lo hizo perder el equilibrio, con los pantalones abajo, cayó en el arroyo. El otro vaquero intentó desenfundar su revolver pero notó que Cuchillo ya tenía afuera el suyo.

Larry torpemente se subió los pantalones y empapado montó en su caballo.

Los veo otra vez por aquí y los mato hijos de puta- dijo Cuchillo.

Los dos vaqueros lo miraron rojos de furia pero se sentían intimidados por el

enorme indio. Sin decir palabra Larry escupió hacia donde estaba Cuchillo y tiró las riendas de su caballo para dar la vuelta y largarse, su compañero lo siguió.

Mery salió corriendo del arroyo apenas se fueron. Se colgó del cuello del indio temblando de terror, y lloró en su poderoso pecho.

Cuchillo enfundó su revolver y abrazó a la desnuda y temblorosa Mery. La abrazó por una hora hasta que se calmó.

Gracias a Dios que se apareció Cuchillo- soltando el cuello del indio. De repente se dio cuenta que estaba desnuda.

Estaba cabalgando cerca de aquí cuando escuche tus gritos- mintió- ¿Estas herida?.

Me parece que no- dijo ella alejándose un poco, ruborizada, mientras que con su brazo se cubría sus preciosos pechos.

Me tengo que asegurar que estas bien- dijo el indio, tomándola del brazo suavemente.

Ella jadeó despacio, mientras bajaba el brazo que cubría sus tetas. Con suavidad Cuchillo acarició sus seno izquierdo.

¿Te duele aquí?- preguntó sonriendo al sentir como el precioso pezón se ponía duro.

N- no- le contestó ella tartamudeando.

Y aquí ¿te duele?- palpando su teta derecha. Ella movió su cabeza de un lado a otro mirando fijamente al indio. El indio bajó una mano por el plano estomago de Mery y con la otra mano bajó lentamente por la espalda. -¿Algún moretón por ahí?.-

N-no señor- dijo ella respirando pesadamente.

Cuchillo se arrodilló mientras que con una mano acariciaba su blondo vello púbico y con la otra acariciaba el perfecto culo.

Te ves bien- dijo el indio mientras que sus expertos dedos se deslizaron por entre medio de los muslos de la chica, rozando suavemente los labios de su preciosa conchita.

Ella se sobresaltó un poco al sentir el dedo juguetón del indio, el cual antes seco ahora se encontraba exquisitamente mojado por los jugos de Mery.

-¿ Algún dolor aquí?- pregunto Cuchillo.

N-ninguno señor- ella estaba gimiendo mientras sus caderas empujaban hacia el dedo del indio.

Entonces estas bien- dijo el, parándose repentinamente y se volteó para que Mery pudiese vestirse.

Mery con fuego en su mirada, se fijaba en la espalda del indio. Estaba resoplando y su cuerpo entero se sentía vivo. Ella quería ese dedo de vuelta, pero se agachó y empezó a vestirse.

Yo nunca había vito tanto escándalo como cuando llegó Cuchillo a la casa con Mery llorando en su pecho.

Mi madre estaba histérica pero se repuso para acompañar a mi hermana a su cuarto.

Mi padre parecía estar en un gran conflicto interior mientras miraba los rifles que tenía para cazar, finalmente meneó la cabeza. Sus manos temblaban.

Yo soy un hombre de Dios, Cuchillo- dijo mi padre- pero si hubiera estado ahí, Dios me perdone…..-

Padre puso su cabeza entre sus manos y empezó a llorar de rabia. Nunca había visto llorar a mi padre y me asustaba. Cuchillo no hubiera llorado….

– No te preocupes Eusebio, mientras yo esté aquí nada le pasará a tu familia- dijo firme el indio.

– Gracias señor- dijo mi padre parándose emocionado. Tomando fuertemente la mano del indio le dijo- Estoy en una deuda enorme contigo, cualquier cosa que quieras, que te pueda dar, es tuya-.

Mi madre estaba muy enojada como para cocinar esa noche.

Mi padre y yo preparamos algo para comer.

Después de comer Cuchillo se fue al granero y mi padre empezó a tomar su vieja botella de whisky, pronto la botella quedó vacía y mi padre empezó a roncar.

Tan fuerte que se escuchaba desde mi habitación .

Carolina todavía tenía los ojos desorbitados cuando entró al granero y se quitó su ropa de cama. Se lanzó a los brazos del gigante y empezó a besar el musculoso pecho del indio.

Gracias señor, gracias- dijo ella llorando- gracias por salvar a mi pequeña.-

Carolina dejó de besar el pecho del indio y levantó su cabeza para mirarlo.

El acercó su cara y la besó por primera vez.

El beso fue intenso, dominante y de nunca acabar. La lengua del indio forzó los labios de Carolina y entro en su boca.

Ella le respondió y su lengua entró en la boca del gigante. La polla del indio empezó a crecer pegada al estómago de Carolina, se expandió hasta tocar sus pechos.

Eusebio dijo que lo que quisiera sería mío- dijo Cuchillo- yo te quiero a ti-

Se que está mal, pero yo también quiero, será por esta vez, por haber salvado a Mery. Hazme el amor.-

Es cierto que esta mal, así que no haremos el amor- dijo el indio.

Pero yo te quiero sentir dentro de mi- dijo ella sintiéndose rechazada.

Cuando un indio ama a una mujer, ella es poseída por su amo-

No entiendo-

Los indios no hacemos el amor, follámos-

Entonces fóllame amo-

Eso haré guachita.-

Cuchillo tomó a Carolina y la acostó sobre los sacos sobre el trigo. Se arrodilló entre sus piernas con su mano tomó su polla y echó hacia atrás el cuero dejando libre la impresionante cabeza roja.

Así, con la cabeza descubierta empezó a sobar de arriba a abajo los labios del chochito de Carolina. Ella miró la serpiente del indio en posición para penetrarla mas adentro que nadie lo había hecho en su vida.

Se sentía intimidada pero aguantaba la respiración esperando lo que venía. La caricia de la pitón en su conchita la tenía totalmente mojada y sus caderas se arqueaban pidiendo que entrara el monstruo.

Carolina veía como Cuchillo empezó a mover sus caderas haciendo presión en su rajita. Se quejó un poco al sentir como los labios de se conchita se abrían mientras iba entrando la enorme cabeza, entonces rápidamente se cerraron aprisionándola entera.

La polla del indio se hacía cada vez mas dura mientras el indio iba entrando.

La polla relucía brillante por los jugos de Carolina, cada vez que retrocedía un poco volvía a entrar cada vez un poco más.

Se sintió totalmente llena, cuando la gruesísima verga llegó hasta donde llegaba su marido, y ni siquiera había entrado la mitad. Con un gruñido, Cuchillo empezó a abrirse paso en territorio virgen.

El cuerpo de Carolina respondía a la enorme verga del indio, arqueaba la espalda empujaba cada vez que sentía la presión de la fantástica polla. Sus pezones estaban duros como roca y pequeñas oleadas de placer invadían todo su cuerpo.

El había logrado meter trece centímetros de la enorme pitón en el chochito de Carolina cuando ella dijo:

Ohh, no mas Cuchillo, me duele- rogaba con voz quejumbrosa- es demasiado grande-

¿La quieres toda?- preguntó el.

Si , pero duele.-

Cuchillo sonrió. Llevó uno de sus dedos a su boca, lo humedeció y con el empezó a acariciar esa pequeña protuberancia que salía de la conchita. La empezó a masajear en círculos dándole descargas de escalofríos que subían por la espalda de Carolina, al rato la protuberancia estaba más grande. Ella movió sus caderas empujando hacia el dedo del indio, haciendo que la verga del indio entrara tres centímetros mas, ahí fue cuando el orgasmo explotó desde su útero.

Carolina gritó de placer. Era el mas grande de sus orgasmos hasta ahora y mientras sus abundantes jugos lubricaban mas la polla del indio, Cuchillo empujó y la verga entró hasta el tope. El orgasmos se prolongó en una mezcla de placer y dolor, mas que nada placer y pareció durar eternamente.

Carolina no sabía como su marido iba a hacer para satisfacerla después de esto, pero después resopló acordándose que jamás Eusebio la había hecho gozar. No era en nada parecido a Cuchillo. De hecho si nunca hubiera conocido al indio, jamás habría sabido lo que es un orgasmo. Carolina todavía no se recuperaba del primero cuando Cuchillo empezó a moverse de nuevo.

Y tuvo otro y otro mientras el indio la follaba lentamente mientras le sostenía las rodillas con sus manos abriendo mas la jugosa conchita. De repente el soltó sus rodillas e inclinó su cuerpo hacia adelante, aplastando el cuerpo de Carolina. Encima de ella empezó a besarla nuevamente mientras iba aumentando la velocidad de sus embestidas.

Carolina no podía pensar claramente mientras la enorme serpiente golpeaba tierna y furiosamente en su interior. Se sentía segura en los brazos del indio y mental y físicamente poseída mientras la follaba. El indio paró de besarla y ella encontró su cara hundida en el portentoso pecho del indio cuando esté empezó a gruñir cada vez mas fuerte. Carolina le daba pequeños besos mientras sentía que la poderosa polla se hinchaba cada vez mas hasta que explotó, cargas y cargas de tibio semen llenaban su útero. El orgasmo del indio provocó otro en Carolina y los dos amantes unieron dada vez mas sus partes intimas mientras sus fluidos se mezclaban.

¿Te gusta?- pregunto el indio.

Increíble…., creo que me gusta follar- dijo Carolina haciendo un puchero, mientras el indio sacaba la verga de su concha.- Dios mio, todavía estas duro- su polla todavía estaba hinchada, solo había decaído un poco.

¿Quieres mas?-

Eusebio estaba inconsciente en la cama y no despertaría hasta la madrugada.

Me encantaría- dijo Carolina.

Carolina se quedó con Cuchillo hasta la amanecida, el la folló dos veces mas.Le enseñó nuevas posiciones para follar, distintas a la del misionero. Ella se montó encima, estuvo abajo, infinidad de veces, tantas como orgasmos tuvo esa espectacular noche. A ella le gustaba controlar la penetración, pero también gozaba la sensación de sumisión y seguridad de estar debajo. Estuvo también en cuatro patas mientras el la follaba tal cual los toros se lo hacen a las vacas en el campo. Esa postura la hacía sentirse usada y totalmente dominada por Cuchillo. Esa fue la forma de follar que mas le gustó.

Carolina sintió un ligero peñisco muy adentro en su conchita cuando vio a Cuchillo entrar a la cocina para tomar desayuno. A lo largo de toda la comida una boba sonrisa cruzaba su cara. Eusebio se adjudicó el merito de esa sonrisa. Su esposo había rodado encima de ella temprano en la mañana metiendo su pequeño pene dentro de ella.-Cierra las piernas, no siento nada- le había reclamado. Este arrebato de su marido le sirvió de excusa por todo el semen entre sus piernas. Su chochito goteaba, aún después de haber dejado a Cuchillo hace horas.

Los hombres tuvieron que ir a buscar parte del ganado que estaba perdido. Esta tarea les tomó casi todo el día. Mery todavía estaba disgustada así que pasó casi todo el día en su habitación. Solo salió un rato en la noche para comer algo y volvió a su habitación.

El peñisco volvió a la entrepierna de Carolina en el momento que entró al granero esa noche y vio a Cuchillo tendido y desnudo encima de sus sacos. El no le dirigió la palabra, solo se tendió y abrió sus piernas. Carolina sin decir palabra se sentó entre medio de las piernas del gigante y empezó a mamarle la polla con avidez.

¿No está tu mano sana?- pregunto Cuchillo en el minuto que Carolina tenía metida media polla en su boca.

Si señor- respondió ella de mala gana sacando sus labios de la verga del indio.

Entonces no me la tienes que chupar. Puedes volver a correrme la paja como antes-

Carolina no lo había pensado. Ella era feliz mamándosela, sintiendo esa enorme herramienta palpitando en su boca y la enorme satisfacción de sentir su boca llena de tibio semen. Estas eran cosas que ella no estaba dispuesta a perder. Así que cuando habló, fue del corazón:

No me importa señor. Haría lo que fuera por darle mas placer.

Si te parece te puedo follar nuevamente-

Su mente y cuerpo gritaron un tremendo SI. Pero no podía seguir arriesgándose era mucho el peligro.

Lo siento Cuchillo. No creo que lo podamos hacer de nuevo –

Bueno si no puedo follarte de nuevo al menos siéntate encima mío para que pueda besar esas preciosas tetitas que tienes.

Esa era una justa proposición así que la obedeció de inmediato, pero no se dió cuenta el error que estaba cometiendo. Apenas se encaramó en el cuerpo del indio se dio cuenta que la punta de la verga quedó justo entre sus piernas. Su conchita de inmediato empezó a empapar la polla del indio, al punto que parecía que este se hubiera corrido. Carolina quería esa serpiente dentro de ella. Cuchillo se enderezó un poco y comenzó a mordisquear los enhiestos pezones, esto solo hacía peor las cosas. De repente ella se encontró sobando con su mojada concha la verga del indio sin metérsela.

¿Por que no me dejas meter solo la cabeza?- Él le susurró en el oído.

Carolina cerró los ojos y asintió con la cabeza.

Bueno, pero no acabes adentro por favor- le dijo con voz entrecortada por sus gemidos.

Ella misma empezó a sentarse encima de la polla del indio, gimiendo hasta que sus labios vaginales se habían cerrado alrededor de la enorme cabeza.

Carolina suavemente empezó a subir y a bajar, cada bajada llegaba un poco mas abajo, hasta que ya estaba cabalgando en nueve centímetros de polla, cuando sintió el primer orgasmo explotar muy en el fondo de su útero.

El orgasmo hizo que sus piernas se debilitaran y cedieron. Los dieciséis centímetros de la polla del indio entraron de un golpe. Cada centímetro que entraba hacía prolongar y subir en intensidad el orgasmo. Hasta que no resistió mas y se desplomó con su cara apoyada en el pecho de Cuchillo.

Cuando se recuperó el la dio vuelta y rápida y furiosamente empezó a penetrarla. Ella con sus pies abrazó las espaldas del indio, elevó sus caderas y empujaba con ellas con cada empellón que le daba el indio.

¿Te gusta mi polla guachita?- le preguntó el entre todo el frenesí.

Dios mio, me encanta- le respondió casi gritando ella.

Dime que te folle-

Fóllame Cuchillo, follame….- ella gimió.

¿Te gusta su porte?-

SIIIII- dio ella teniendo un pequeño orgasmo- Amo tu enorme polla. Fóllame con tu verga enorme, dame mas, dame masssss .-

Solo los indios la tenemos así de grande.- dijo Cuchillo recostándose sobre ella para besar su cuello, sin perder el ritmo.

Fóllame con tu enorme polla, fóllame fuerte. Amo tu enorme verga, dame mas, mas, masssssss.- Carolina se corrió nuevamente. Estaba disfrutando hablar sucio- Métemela, métemela, métemela.- decía con cada embestida del indio

Después de trinta minutos el perdió el control y su primera carga de leche se fué adentro. Apenas tuvo tiempo de sacarla cuando la segunda carga fue a dar al estómago de Carolina, y la tercera le llegó a sus preciosas tetas. Carolina no pudo controlarse y con sus manos se esparció el semen por todo su cuerpo en éxtasis, después con su boca se las limpió hasta dejarlas limpias. La lujuria de Carolina tenía a la polla del indio nuevamente erecta apenas había acabado.

¿Quieres hacerlo de nuevo?- el preguntó, antes de terminar de preguntar Carolina ya estaba en cuatro patas, esperando ser follada estilo perro.

Mery miró con pavor al escuchar un caballo acercándose. Su miedo desapareció apenas vio a Cuchillo pero todavía sentía su estómago revuelto. Hacía una semana que los vaqueros la habían atacado. Tenía demasiado susto de volver al arroyo así que se bañaba en su casa. Finalmente ese día se arriesgó y fue al arroyo.

¿Qué haces aquí Cuchillo?- le preguntó ella hundiéndose hasta el cuello.

Vi que venía hacia aquí señorita asi que pensé que era mejor venir a cuidarla.-

¿Estabas preocupado por mi?- preguntó ella. Se estaba sintiendo un poco exitada, sus pezones estaban duros. Y podía sentía su corazón latiendo con fuerza, como si hubiera estado corriendo por los montes cuando se acordaba de las manos del indio recorriendo su cuerpo para ver si estaba herida.

Si, me preocupé. Una joven bonita como usted no debe estar por estos lugares sola.-

Un excitante escalofrío recorrió su espalda cuando escuchó que el indio decía que era bonita.

Tiene razón Cuchillo. Tal vez usted debería venir a cuidarme cuando vengo por estos lados- dijo esto a pesar de que estos eran sus momentos a solas, cuando se sentía libre sin la presión de su casa o de los estudios. Ella valoraba mucho esos momentos y estaba dispuesta a compartirlos con Cuchillo.

Feliz vengo a cuidarla cuando venga aquí señorita- dijo el indio bajándose del caballo. Se sacó su sombrero y se secó el sudor de la frente- Hoy si que está caluroso- dijo.

Mery se lo quedó viendo un momento. Su mente volaba.

¿Por que no viene y se baña conmigo?- finalmente preguntó.

Me encantaría señorita Mery, pero no se nadar-

El agua no es muy profunda , yo le digo donde se puede poner sin hundirse.-

Entonces bueno- dijo Cuchillo desabrochándose la camisa.

Los ojos de Mery se quedaron fijos en el pecho del indio apenas este se sacó la camisa. Su físico era de proporciones hercúleas. Ella nunca había visto semejante modelo de masculinidad. Su padre era fuerte, con brazos grandes, pero su barriga sobresalía como cuando su madre estaba preñada de su hermano. El estómago de Cuchillo era musculoso y sin ninguna gota de grasa.

El se dió vuelta para dejar su camisa y Mery vió con horror las cicatrices en la espalda del indio. Alguna vez había escuchado de los abusos de los colonos para con los indios pero nunca había tenido enfrente a una de las víctimas.

Cuchillo se dio vuelta y empezó a desabrochar su cinturón.

¿No se va a tapar los ojos señorita?- le preguntó.

Mery asintió y puso sus manos sobre su cara, dejando una apertura para poder mirar. Cuchillo sonriendo bajó sus pantalones. Mery nunca había visto a un hombre desnudo, solo a su hermano cuando era un bebé, muchos años atras.

Mientras bajaban los pantalones Mery vio el tronco de la verga del indio, primero pensó que era un truco de la luz, por la base del pene se podía notar que era muy grueso pero mientras bajaban los pantalones mas se iba revelando. Ella creía que nunca iba a terminar de descubrirse esa tremenda polla hasta que finalmente la vió entera. El pene de inmediato tuvo un pequeño espasmo y quedó parado, no totalmente pero a media asta. El pene de su hermano se vería como un pequeño gusano comparado con el de Cuchillo que era tan grande como todo el brazo de un bebé.

Una vez que se desnudó el indio se metió al arroyo y caminó hacia Mery. Cuando tuvo el agua hasta el cuello, Cuchillo intentó nadar hacia Mery pero solo chapoteaba en el agua. Sus ojos mostraban temor hasta que consiguió agarrarse de Mery para mantenerse a flote.

Mery sintió un escalofrío al sentir que Cuchillo la estaba tocando. Las manos del indio recorrían todo su cuerpo intentando afirmarse. Tocaban sus tetitas, su estomago, sus piernas, hasta que finalmente se pescó de su cintura…….

Continuará…