Capítulo 1
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados I
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados II
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados III
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados IV
- Unos cuernos bien puestos y… disfrutados V
Unos cuernos bien puestos y… disfrutados I
Estimados colegas cornudos, os voy a contar la historia de mi mujercita desde el principio
Los magníficos cuernos que luzco y de los que estoy orgulloso, se empezaron a gestar hace unos tres años y tras 7 u 8 casos, desde hace un par de meses se renuevan con fuerza cada equis tiempo.
… y disfrutar de este relato que tiene continuación de momento ilimitada… y saludos a mi corneador que lo estará leyendo…
19 de febrero
ANTECEDENTES
Mi mujer y su nuevo amante se conocieron accidentalmente hace dos meses escasos.
Ella está actualmente de forma esporádica con otros tres tíos con los que de vez en cuando se da un revolconcillo.
Al principio no parecieron congeniar muy bien, de hecho se conocieron por fin una noche que el la invitó a cenar y ella luego se vino a casa, aunque yo la vi ya algo nerviosa y como «tocada».
El se prendó de ella, y es que es para eso y mucho más, y la siguió cortejando por móvil y mail, puesto que vive fuera de nuestra ciudad y sin saber como, el pasado 19 de febrero, ella se presentó en su habitación del hotel «para charlar» aunque era consciente de que iba a ser poseída por él… al día siguiente él me contaba como fue su primera noche, y desde ese momento cada vez que viene ella va a su hotel las dos noches que está aquí y él al día siguiente me cuenta con detalle lo que han hecho, relato que contrasto con mi mujercita y ella me confirma punto por punto lo que han hecho…
A estas alturas es tal su entrega a él, que ha conseguido de ella que realice posturas y viva situaciones que nunca había vivido o hecho conmigo.
Por ejemplo no le gustaba para nada que la dieran por el culo y era sólo en su época de regla cuando a mí me lo permitía, la primera noche con él… ya veréis lo que pasó… lo cuenta él mismo…
No sé como empezar. Tu mujercita es puro fuego, es como tener pasión contenida en un bote y en cuanto se destapa casi me quema.
Ayer cuando llegó lo hicimos todo muy amigable, poco a poco.
Ella se sentó en la cama y yo en una silla que acerqué de manera que cuando me inclinase pudiera apoyar inevitablemente mis brazos en sus piernas.
Por cierto, estaba impactante, es así como me gusta que vista, con la clase que ella tiene.
Y le pregunté «¿Tu marido sabe que estás conmigo?». Me miró largamente, se relajó, sonrió y me dijo: «Sabe hasta el número de habitación».
«O sea» le contesté yo «que es un cornudo consentido» asintió con la cabeza y sonrió.
Pusimos algo de música y empezamos a charlar. Abrí la botella de champán y poco a poco vi que los nervios bajaban de intensidad… hasta que vi en sus ojos la invitación que esperaba para disfrutar de aquel cuerpo….
Empecé a besarla y ella empezó a dejarse llevar, a devorarme.
La acaricié poco a poco y le apreté los pezones sobre la blusa, con eso se puso a 10.000.
Se quitó la blusa y debajo llevaba ese conjunto de noche que era mas morboso de lo que me podía imaginar…y debajo aún llevaba la ropa interior.
Le dije que me apetecía desenvolver ese regalo.
Ella me acercó la boca al oído y me dijo: «Sé muy tierno». Lo entendí.
Había tenido un día difícil y aún estaba nerviosa por lo que estaba pasando así que empecé a jugar con sus pezones, mordiéndoselos poco a poco, luego mordiéndole los labios, comiéndole la boca.
Todo en silencio mientras el CD de Sabina seguía tocando.
La seguí desnudando, mientras pensaba en la suerte del cornudo de su marido de disfrutar a diario de aquella hembra, excepto las bragas que no quería que se las quitara y me quité la ropa, la besé y mordí por todas partes, mientras seguía pensando que aquel manjar era para mas de un hombre y por supuesto no solo para el cornudo que tenía en casa, le di la vuelta y me tumbé sobre su espalda, que me sintiera bien, que sintiera el peso del hombre que la disfrutaría a tope esa noche.,. le volví a dar la vuelta y de repente se bajó solo un poco las bragas y me dijo: «¿Quieres comer un poquito?» ni lo pensé: le pasé la lengua muy despacio por el clítoris mientras ella me la comía con desesperación, con ansia.
Tuvo un orgasmo larguísimo, impresionante.
Luego me senté con la espalda apoyada en el cabezal de la cama y ella se agachó y siguió mamando fuerte, intenso, sabía bien lo que hacia… y como lo hacía…. como la mamaba ¡¡¡…
Cuando llevaba un buen rato le levanté la cabeza muy en contra de su voluntad.
Tenía la mirada oscura, con deseo y morbo acumulados.
Le dije: «hoy no me quiero correr aún en tu boca», y la levanté. la llevé al lavabo y se dejo levar dócilmente, sin duda estaba desando aprende y vivir situaciones fueran las que fueran, apoyó las manos en el mármol y me dijo «Por delante no me penetres».
Le abrí las nalgas con mis manos y acerqué la polla a su culo, ella la guiaba con su mano y se la clavé poco a poco hasta el fondo.
Empecé a moverme, a clavarla muy, muy adentro. Veía su cara de vicio y pasión en el espejo mientras le daba duro y ella me decía que nadie le había trabajado el culo como yo se lo estaba haciendo… volví a pensar en el cornudo marido que no le debía dar lo suficiente…
Ella estaba que estallaba.
Cuando llevábamos un rato bastante largo empezó a tener un orgasmo muy intenso y se corrió de una manera bestial.
Yo seguí clavándola, no dejando que se saliera.
Ella empezó a pedirme que me corriera, que quería verme la mirada cuando lo hiciera. Pero aguanté aún hasta que noté que le volvía un buen orgasmo y entonces solté un buen chorro en ese culo tragón.
Luego nos fuimos a la cama de nuevo, bebimos un poco mas de champán y empecé a comerle el coño una vez mas y cuando la tuve a punto le levanté las piernas, me las puse en los hombros y se la clavé hasta el fondo… de nuevo por el culo.
Creo que en ese momento ya no podía mas pero se repuso rápidamente y empezó a animarme.
Le dije que quería que fuera mía: mi hembra, mi princesa, ¡mi Puta! y eso la calentó hasta lo indecible, empezó a moverse y a hacerse una paja mientras yo seguía bombeando y se corrió nuevamente.
En aquel instante yo sabía que estaba en mi mejor momento y que podía aguantar mucho rato sin correrme.
Es algo que noto y me pone mas caliente.
Ella lo intuyó y se dejó llevar.
Le di la vuelta, me puse sobre su espalda y se la volví a meter, con decisión mientras mi peso la hacia notar que un hombre se había apoderado de aquel cuerpo y aquel culo sin duda poco usado…
Empezó a pedir que me volviera a correr, que quería notarlo, que quería verme la cara, volviendo su cabeza con gesto de vicio hacia mi que estaba sobre su espalda bombeando sin piedad entre sus nalgas.
Yo seguía mientras ella intentaba meter su mano bajo su cuerpo para masturbarse pero no podía.
En un momento determinado le dije que quería que ella se sentase encima mío y se clavase ella sola.
No lo dudó, me tumbé de espaldas y ella se sentó clavándose mi polla hasta el fondo de ese culo que estaba mas dilatado que nunca, tragando y tragando.
Se movía como un remolino pero yo no estaba dispuesto a correrme aún.
La dejé allí un buen rato y luego la puse a cuatro patas y la clavé nuevamente sin piedad.
En esa postura se volvió a masturbar y a correr como una posesa, estaba claro que le estaba gustando la sesión y al estaba disfrutando, mientras yo pensaba en el cornudo de su marido y lo que se estaba perdiendo… aquel culo ofrecido a un casi desconocido que se lo estaba taladrando a placer…
Bebimos un poco de champán y me puse a su lado, le levanté una pierna y se la volví a meter.
Siempre por el culo, ella parecía que acababa de descubrir el placer de su vía anal, y no quería mi polla mas que entre sus cachetes.
Parecía que fuese a tener un desvanecimiento y solo pedía que me corriera.
No estaba preparado pero intenté concentrarme en correrme, sudaba y sudaba mientras la embestía y ella decía que sentía mi polla muy adentro y que quería verme correr…finalmente pude y fue bestial, notaba como me exprimía en ella hasta la última gota, caí fulminado.
Luego estuvimos hablando un buen rato porque ella empezaba ya a notar el arrepentimiento y pude volverla a motivar, que dejase de pensar en eso con lo bien que lo estaba pasando.
Me dispuse para el último envite de la noche, la volví a tumbar boca arriba sobre la cama y tras magrearle bien las tetas lo que la puso a cien, volví a levantarle las piernas con intención de clavársela de nuevo… pero su culo ya muy abierto me ofreció casi magnéticamente su orificio y mi polla entro hasta dentro como un ariete, ella se revolvía de placer mientras me decía lo bien que le había trabajado el culo toda la noche, y que quería sentir mi corrida muy dentro, lo que ocurría poco después mientras ella también alcanzaba un esplendoroso orgasmo expresado en un largo gemido de placer.
Seguimos hablando un buen rato mientras nos acariciamos y luego nos vestimos mientras yo la intentaba convencer para hoy.
Creo que se lo pasó muy bien y repetirá algunas veces más.