La reunión con los industriales
Este pasaje de mi vida me ocurrió la primera vez que me presenté en una empresa y tuve que hacer méritos para obtener un lugar en ella.
Tenia 21 y hace unos meses que había terminado mi carrera de secretariado ejecutivo y presentaba mi curriculum para obtener algún trabajo que me permitiera utilizar los conocimientos adquiridos.
Me avisaron que una empresa estaba solicitando secretarias y me dirigí inmediatamente para ver si lograba una colocación.
Me arreglé lo mejor que pude ya que la primera impresión es la que cuenta y al llegar había también un par de chicas esperando para que las entrevisten.
Esperaba que el jefe de personal fuera hombre ya que así podría mostrarle además de mis conocimientos, mi figura que ese día había tratado de hacerla lucir más, poniéndome una falda corta para que resaltaran mis piernas que eran a mi parecer lo que más les gustaba a los hombres.
Efectivamente el jefe de personal era hombre y me explicaba que la empresa se dedicaba a importar maquinaria del extranjero y luego venderla en el país a empresas industriales.
Además de eso me manifestó que primero debía estar a prueba dos semanas y que si ellos veían que me desempeñaba bien, podría quedarme en forma permanente.
No cabía en mi al saber que trabajaría al fin en algo que me gustaba.
Me presenté a trabajar y el ambiente era agradable y durante los primeros días puse todo mi empeño para aprender rápidamente.
Puesto que era la primera vez que me desempeñaba de secretaria, tenía solo un conjunto de ropa y podía ver a las otras chicas que trabajaban ahí que iban muy bien vestidas y pensaba que seguramente les pagarían muy bien.
Fue en esos días que casualmente conocí al Gerente de la empresa.
Era un hombre como de unos 60 años y justo salía con el jefe de personal de su oficina y noté que le preguntaba algo, seguramente inquiriendo quien era yo.
El Gerente entró a su oficina y yo seguí en mis labores.
Las chicas que trabajaban ahí, además de estar bien vestidas eran muy bonitas y de cuerpos muy bien formados.
Yo felizmente no me quedaba atrás aunque pensaba que con mi primer sueldo debía comprarme algo de ropa para estar acorde con las demás.
Un día el Gerente me llamó a su oficina y un poco nerviosa me dirigí a ella.
Entré y se paró de su asiento para saludarme y recibirme.
Era un hombre educado y me dijo: Kathy, el jefe de personal me ha comentado sobre tu desempeño y me ha hecho notar que pones mucho interés en tu trabajo, lo cual me da gusto.
Esas palabras me alegraron sobremanera ya que pensaba que me tomarían en la empresa y a continuación me dijo:
Como ya te habrá comentado el jefe de personal nos dedicamos a colocar maquinarias en las industrias y yo le respondí, si señor ya me lo había mencionado.
Prendió un puro mientras seguía hablando y me dijo que él pensaba que el mayor potencial que tenia su empresa, eran los recursos humanos.
Me daba la impresión que quería decirme algo pero no sabía a ciencia cierta de que se trataba, hasta que me dijo que ellos para poder contactar potenciales compradores, realizaban presentaciones a los industriales y para que estas presentaciones no sean tan aburridas, acostumbraban que las secretarias de Gerencia asistieran también, a modo de hacerlas mas amenas.
En mi desconocimiento de lo que hablaba le dije que yo quería poner todo de mi parte para el éxito en las ventas.
Me agrada que pienses así me dijo, al momento que tomaba el teléfono y le ordenaba al jefe de personal para que me emitieran una tarjeta de crédito.
Colgó y me dijo que por la tarde pasará a recoger la tarjeta y que me comprara ropa, de tal forma que luciera bella para una presentación que se realizaría este sábado.
Le agradecí la confianza y para mis adentros pensaba que felizmente mis atributos físicos habían contribuido en algo para que me encarguen este trabajo adicional.
Salí de la oficina e inmediatamente les pregunté a las chicas como eran esas presentaciones.
Ellas me dijeron que también irían y al preguntar sobre la tarjeta de crédito, me mencionaron que me comprara la ropa que quisiera, que el Gerente no escatimaba en gastos cuando se trataba de esas presentaciones.
Nuevamente pregunté que había que hacer estando ahí y sonriendo me dijeron que ya me daría cuenta y me dijeron que además de ropa de oficina, me comprara ropa de fiesta para la reunión.
Muy contenta fui a recoger mi tarjeta de crédito, nunca había tenido una y al salir del trabajo me fui de tiendas.
La ropa que veía en las boutiques eran hermosas y primero me compré tres trajes de oficina, dos vestidos de fiesta, zapatos y finalmente entré a otro local donde vendían lencería.
La lencería siempre me había gustado mucho así que escogí varias prendas, entre braguitas, medias y sujetadores.
Parecía una niña en una dulcería, así que escogí tres conjuntos, uno negro, otro blanco y otro rojo.
Cargada de bolsas llegué a la pensión donde vivía y empecé a probarme toda la ropa que había comprado esa tarde.
Debía escoger bien que ponerme al día siguiente, para estar a tono con las demás chicas y por la importancia de la reunión.
Llegó el día sábado, descansé toda la mañana y por la tarde me bañe, me perfume cómodamente en mi habitación y comencé a arreglarme.
Escogí ir de negro ya que era elegante, primero me puse unas braguitas que cubrían muy bien la parte delantera, pero que por las parte de mis nalgas hacia que estas queden al descubierto.
Me puse el sujetador, pero había escogido uno transparente así que podía ver mis senos a través de él.
Me miré al espejo y pensaba que pasaría si esos industriales pudieran verme así vestida.
Seguro que quedarían con la boca abierta.
Me coloqué las medias de encaje, me puse un vestido de color negro también, pero corto de tal forma que mis piernas lucieran en todo su esplendor.
Finalmente me coloqué unos zapatos negros de tacón alto, pero que resaltaban muy bien mis pies ya que eran descubiertos en buena parte de ellos.
Ya estaba llegando la hora de partir así que cepillé mi cabello y me maquillé.
Modestia aparte me había transformado con esa ropa y maquillaje. siempre me consideré una chica agraciada, pero de verdad me felicité del buen gusto que había tenido para escoger esa ropa.
Paré un taxi y debo haber impresionado al chófer, porque inclusive se bajó para abrirme la puerta para que yo entrara al auto.
Le entregué la dirección y llegamos a un barrio residencial, a una casa enorme y elegante, la cual tenia un muro perimétrico que la separaba del resto de viviendas.
El taxi ingresó cuando abrieron la reja y en el estacionamiento había como 5 autos modernos, con sus chóferes que seguramente habrían traído a estos importantes industriales.
Al ingresar había un salón grande donde se encontraban una 12 personas y entre ellas pude ver a tres de mis compañeras y al acercarme me dijeron que parecía otra persona y que al principio no me reconocieron.
Los ejecutivos tendrían en promedio 50 años, algunos gordos, otros con barba, nadie atractivo en verdad, pero yo había ido supongo para lo que me habían dicho, que era conversar con ellos y adornar un poco la reunión.
Todos nos encontrábamos en el centro del salón y la música se escuchaba a todo volumen hasta que cesó para que el Gerente de mi empresa hablase.
Nos hemos reunido para una presentación pero los documentos se los haremos llegar a su oficina y esta noche solo deseamos que se diviertan, dijo.
Todos aplaudieron y yo también aplaudí no entendiendo aún de que se trataba la reunión entonces.
Pasaron las horas y las bebidas alcohólicas también y se notaba que estos sujetos estaban acostumbrados a beber ya que las botellas de whisky se acababan rápidamente.
En un momento, los mozos que nos habían estado atendiendo se retiraron y la puerta principal se cerró quedándonos en ese ambiente las 12 personas que ya mencioné, entre las cuales nos encontrábamos solo cuatro chicas.
Ellas conversaban muy animadamente con algunos de ellos y yo lo hacia con dos hombres de barba y de rato en rato bailábamos.
Las demás chicas también tenían vestidos sugerentes y veía que cuando los ejecutivos les hablaban, se les acercaban al oído y ellas se reían de todo lo que decían.
Con los dos que estaba yo se notaba que eran muy confianzudos, porque no desaprovechaban ninguna oportunidad para estarme agarrando de la cintura y decirme lo bonita que me veía.
No podía rechazarlos ya que el Gerente de mi empresa estaba muy atento de todas nosotras y en un momento que el gerente pasó a mi lado, me dijo al oído que esperaba que me comportara a la altura de las circunstancias.
No sé lo que quiso decir pero poco a poco me fui dando cuenta de lo que significaban sus palabras.
Siendo las 11 de la noche ya todos los presentes incluyéndome, habíamos bebido mucho y se notaba los efectos que el alcohol producía.
En un momento mientras una de mis amigas bailaba con un gordo, vi que bajó su mano a la altura de sus nalgas y le metió la mano por debajo de su vestido.
No podía creer lo que estaba viendo y ella lo tomó de la forma más natural. Uno de los de barba con los que estaba conversando me sacó a bailar y me apretaba de tal forma que podía sentir su pene restregándose contra mi.
Caí entonces en cuenta para que había sido la tarjeta de crédito y todas las palabras de mi Gerente.
Nosotras debíamos divertir a estos sujetos para que firmaran los contratos de compra mansamente.
En ese momento pude optar por irme pero vi en esta situación una oportunidad para lograr mis aspiraciones de superarme.
El tipo con que bailaba me agarraba las nalgas tratando de llenar sus manos con ellas y otro sujeto que pasaba por detrás mío me metió la mano al culo y luego siguió de largo.
Al mirar hacia uno de los sillones que había en el salón pude ver que una de mis amigas estaba sentada en medio de dos gordos y ella estaba inclinada chupándole la verga a uno de ellos mientras el otro le levantaba la falda y le jalaba las braguitas para meter sus dedos en su chochito.
Pude ver tan bien que otra de ellas estaba parada cerca al bar y un sujeto le bajaba el vestido por encima, dejándole ver sus tetas que apresuradamente empezó a succionar. todos los hombres estaban tratando de coger algo y como éramos solo cuatro chicas siempre estábamos rodeadas por dos o tres tipos a la vez.
Otra de ellas ya estaba sin vestido y solo había quedado en braguitas y medias y estaba arrodillada de espaldas a donde yo me encontraba, chupándole las vergas de dos tipos que tenían los pantalones por los tobillos y ellos la miraban mientras ambos brindan con sus copas.
Yo sabía que también me tocaría mi turno y el tipo con que bailaba empezó a bajar el cierre de mi vestido, cayendo éste al piso y dejándole ver mi cuerpo.
El se separó de mí tomándome de las manos para apreciarme a plenitud, mientras que otro de los de barba me desabrochaba el sujetador haciendo que mis tetas queden libres.
El que estaba delante mío me dijo que tetorras tienes mi amor y comenzó a chuparlas tratando de abrir su boca para chupar más, el que estaba detrás mio me amasaba las nalgas y en un momento me bajo las braguitas.
Era una bacanal esa famosa reunión y debido al alcohol yo me había desinhibido y excitado de ver como se culeaban a mis compañeras de trabajo.
Hicieron que me ponga en cuatro patas sobre la alfombra y uno se puso de rodillas detrás mío y empezó a bombearme por la chucha.
Luego me hizo ponerme boca arriba y siguió bombeándome.
Detrás de él había dos hombres que se encontraban desnudos y daba la impresión que hacían cola para culearme ya que estaban esperando que terminara el que tenia encima para entrar ellos y así fue, ya que luego de sentir un chorro en mi vagina, se paró mi amante de turno y siguió el otro y luego el tercero.
Mis otras compañeras también eran el centro de atención de los que tenían alrededor y podía ver las diferentes situaciones mientras que era ensartada por el que quisiera culear conmigo.
Había un gordo que estaba echado boca arriba y tenia a una de mis compañeras cabalgando sobre él, mientras que a cada lado del gordo que estaba echado, había un sujeto que mi compañera masturbaba hábilmente.
De pronto se acercó a mi el Gerente y me dijo:
Quiero que me masturbes y te tomes toda mi leche, así que me arrodillé y me metí su verga a la boca mientras se la corría y a pesar de su edad, tenia una verga de tamaño considerable, que en ocasiones chocaba con el fondo de mi boca y me producía cierto ahogo.
Así se la estuve mamando hasta que se vino en mi cara. Quedo satisfecho y se fue a conversar con los que estaban descansando.
En un momento nos pidiéramos que las cuatro chicas que estábamos ahí, nos echáramos sobre la alfombra hombro con hombro y todos ellos se pusieron en fila para ir pasando por cada una de nosotras.
Como yo era la tercera podía sentir que algunos se vaciaban en mi y hacían que la cuarta chica les limpie la verga con su boca.
Estaba llena de leche y esta chorreaba de mi concha. Así pasó el tiempo hasta que quedaron agotados de tanto culearnos.
Luego de eso nos duchamos en los baños que tenía la casa y luego de vestirnos los chóferes nos dejaron a cada una en nuestras casas.
El día lunes que fui a trabajar el jefe de personal me felicitó, diciéndome que había obtenido el puesto y me entregó un sobre, el cual contenía un cheque con una bonificación por el éxito de la reunión.
Me dijo también que conservara la tarjeta de crédito para que la utilice en una próxima presentación.