Capítulo 3

Todo en familia III

Una vez de nuevo en casa la vida volvió a la normalidad, si así puede llamarse a follar con tu madre y tu padrastro todos los días.

Era genial que los tres viviésemos juntos y tuviésemos una relación y una actitud tan libre.

Estábamos habitualmente desnudos en casa, cuando nos apetecía nos metíamos mano o follábamos sin tener que andar con excusas o explicaciones, o si no nos masturbábamos donde nos placiese sin temor a que nos viesen.

La casa estaba plagada de consoladores y artículos pornográficos que usábamos con pasión.

En suma nuestra existencia era una orgía sin fin.

Llevábamos un mes de desenfreno cuando tuvimos que interrumpir nuestra estupenda vida familiar.

En aquellas fechas vino a nuestra ciudad mi primo Kosuke.

Este es el hijo del hermano mayor de mi madre y de su mujer japonesa, a la cual conoció en la multinacional en la que trabaja.

Yo había visto a Kosuke muy pocas veces pues él y su familia vivían en Japón desde que tenia dos años y habían venido muy pocas veces a España.

El chaval venia a España a estudiar el idioma y su padre quería que viviese con nosotros hasta que encontrase alojamiento, pero mi madre por esas cosas de los lazos de familia le ofreció hospedaje por todo el tiempo que fuese a estar en la ciudad.

Cuando le recogimos en el aeropuerto nos encontramos con un producto curioso de la mezcla de razas. Kosuke, que tenía entonces 19 años, mide 1,90 metros y tiene los ojos grises, características que había heredado de mi tío, mientras que de su madre había recibido una tez muy suave, un pelo negro como el carbón que llevaba recogido en una coleta y unas facciones muy femeninas.

Al verlo yo pensé que si vistiese como una chica nadie pensaría jamás que era un hombre.

Así pues la llegada de mi primo nos fastidió la diversión.

Evidentemente dejamos de ir desnudos por la casa y de follar en cualquier lado y recogimos todos los vibradores, juguetes sexuales, revistas y películas porno que teníamos en la casa.

La llegada de esta visita en definitiva me había jodido la diversión y por más simpático y sociable que era a mí me caía fatal.

Pronto decidí que la situación tenía que cambiar pues ahora apenas follábamos los tres.

Yo quería volver a tener una vida como la que tenía antes de la llegada de mi primo y me pareció que lo mejor seria tratar de incluirle en nuestros juegos, porque la posibilidad de que se buscase otro lugar donde vivir era muy remota, aunque esta solución tampoco me parecía que fuese fácil.

Pasó algún tiempo mientras yo trataba de madurar un plan de acción cuando, como sucede a menudo, el azar me mostró el camino que debía seguir.

Un sábado en el cual mis padres habían ido a cenar con unos clientes de Alberto y tanto Kosuke como yo habíamos salido cada uno por nuestra cuenta, yo volví a casa antes de lo normal.

Mi coche me había estado dando problemas y antes de quedarme por ahí tirada decidí volver a casa en lugar de continuar de marcha.

Al llegar a casa me extrañó ver que había luz en la habitación de Kosuke, pues cuando salía los sábados solía volver muy tarde y más me sorprendió encontrar aparcado en nuestro garaje un coche que no era nuestro.

Pensé que Kosuke había venido con una amiga a darse un revolcón y mi vena voyeur me indujo a no hacer ruido para tratar de espiar a la pareja mientras estaban en acción.

Sigilosamente subí a mi habitación que estaba al lado de la de mi primo y salí al balcón.

Este era compartido por las dos habitaciones de modo que sin dificultad ninguna me puse frente a la puerta exterior de la habitación de Kosuke.

Las cortinas estaban parcialmente corridas lo cual en lugar de entorpecerme la labor fue una ayuda porque mientras que por la rendija que quedaba abierta podía ver perfectamente la habitación, la cortina me ocultaba de posibles mirada de mi primo o su acompañante.

La escena dentro de la habitación era de impresión.

Allí dentro había un tipo de unos treinta años, rubio con ojos verdes y que a todas luces era alemán o sueco y una chica con rasgos orientales.

Me tomó un momento darme cuenta de que la chica era Kosuke.

Estaba perfectamente maquillado, lo cual unido a sus rasgos faciales femeninos y a su total carencia de barba me indujeron a pensar en un principio que se trataba de una chica.

Mi primo llevaba su melena suelta cayéndole sobre los hombros y vestía una minifalda negra, un top del mismo color, medias hasta los muslos y un liguero a juego y por ultimo un tanga rojo todo lo cual era mío.

Yo había notado que a veces faltaba ropa de mi habitación, pero como tengo mucha y lo que faltaba siempre aparecía en el biombo de la ropa sucia pensaba que la había puesto yo allí y luego lo había olvidado.

Kosuke y el nórdico estaban besándose con pasión y mi primo recibía la lengua del otro chico hasta la garganta, intercambiando gran cantidad de saliva.

Después de un rato de besuqueo Kosuke hizo que el tipo se levantara y comenzó a desnudarle.

A medida que iba quedándose desnudo Kosuke besaba y acariciaba los pectorales, la espalda, las piernas los pies y el culo de su pareja. Kosuke no paraba ni un momento en su besuqueo y manoseo de la musculosa anatomía del vikingo.

Esta disfrutaba mucho del tratamiento que mi primo le estaba dispensando con la lengua y más aun cuando mi primo se metió su polla en la boca.

De rodillas ante el germano Kosuke se fue tragando la verga del tipo hasta que la tuvo toda dentro.

Sin ningún esfuerzo se tragó los 19 centímetros del rubio para luego pasar a lamerle dulcemente la verga como si fuese un helado o una piruleta.

El tipo gemía de placer gracias a la mamada que le estaba propinando mi primo el cual alternaba las lamidas con introducciones de aquel espolón hasta que le llegaba a la garganta.

Yo estaba ardiendo de deseo y comencé a masturbarme con ganas.

Me metí varios dedos en el coño mientras que a la vez tiraba lentamente de las bolas chinas que siempre llevo metidas cuando salgo de casa, disfrutando de las sensaciones que me proporcionaba la fricción de las bolas en mi esfínter, todo lo cual me hacia estremecerme de placer.

Cuando volví a mirar el nórdico había tumbado a mi primo sobre su cama y le estaba desnudando encima de ella.

Lentamente le fue quitando toda mi ropa y lamiendo su suave cuerpo, pues Kosuke tiene una característica habitual en los orientales como es la falta de vello corporal.

Cuando fue despojado del tanga pude ver la polla de mi primo, un músculo de unos 16 centímetros de largo y 6 de grosor que estaba totalmente brillante gracias a sus fluidos preseminales.

El vikingo se lo chupó hasta que estuvo totalmente erecto, entonces le dio la vuelta y le separó las nalgas.

El tipo aquel enterró su cara entre sus nalgas y le lamió a fondo el ojete.

Mi primo gemía de placer como una perra en celo y le reclamaba que le empalase ya.

El hombre siguió lamiendo el ano a mi primo hasta que lo llevó al orgasmo y este pedía histérico que lo enculasen, en ese momento de un solo golpe le metió toda la polla en el ano.

Kosuke lanzó un alarido mezcla de placer y dolor que me sorprendió.

El germano no se dejó impresionar y comenzó a encular a mi primo con fuerza, arrancándole jadeos de placer.

Aunque Kosuke estaba siendo cabalgado con fuerza no se quejaba en absoluto, muy al contrario exigía que le sodomizasen con mas fuerza, exigencias que su compañero trataba de cumplir.

Después de un rato el nórdico dio la vuelta a mi primo como si se tratase de un pelele tras habersela sacado.

Hizo que levantase sus extremidades inferiores y que se doblase hasta que sus piernas descasaron sobre su pecho, quedando con el culo totalmente abierto y su erecta polla apuntando hacia su propia cara.

En tal posición el germano volvió a hundirle la polla en el culo hasta que sus cojones golpearon con las nalgas del oriental. La nueva postura en que era sodomizado encantó a Kosuke que ahora gritaba sin parar de placer.

Yo seguía masturbandome frenéticamente y en mi afán por llegar al orgasmo me metí mi puño por completo en la vagina.

Era la primera vez que lo hacia y la sensación fue increíble, tras mover mi mano un poco en mi interior logré un orgasmo que me hizo caer al suelo pues las piernas no me sostenían de la intensidad de mi corrida.

Mientras tanto en la habitación la fiesta tocaba a su fin.

Sin necesidad de tocarse la polla en absoluto Kosuke llegó al orgasmo y recibió en su boca su propia corrida, una buena cantidad de cremosa y espesa leche de nabo, y luego el vikingo desenterró su falo del culo de mi primo con animo de correrse pero primero hizo que Kosuke le limpiase la polla de los rastros que la enculada que acababa de proporcionarle le había dejado en el pene.

Mi primo se tragó aquel nabo sucio con avidez y pronto recibió una descarga seminal que le rebosó por los labios y cayó en su pecho.

El vikingo se dirigió hasta donde había dejado su ropa y sacó su cartera. De esta extrajo un montón de billetes, los enrolló y se los metió parcialmente en el culo a mi primo.

– Te los has ganado, me has dado un buen servicio – dijo el nórdico.

– Gracias – respondió mi primo mientras se los sacaba – ¿Te gustaría que nos duchásemos antes de que te vayas?.

– Claro – dijo el germano acompañando a mi primo en dirección al baño.

En ese momento yo aproveche para volver al garaje y sacar el coche para que así no se diese cuenta de que yo había estado allí.

Media hora después el germano salió de allí en su coche acompañado por mi primo que seguía vistiendo mis ropas.

Después de lo visto esa noche estaba claro que había una forma de incluir a Kosuke en nuestro secreto.

El día siguiente aprovechando que Kosuke salió al cine lo comente con mis padres después de que nos pagásemos un buen revolcón.

– Me gustaría que todo volviese a ser como antes de que llegase Kosuke – dije yo mientras relamía los restos de semen que tenia en las mejillas.

– Ya y a mí – dijo Alberto- Pero ya me dirás como con tu primo por aquí.

– Solo tendríamos que incorporarlo a nuestro circulo de sexo familiar – señale yo.

– Me parecería bien – terció mi madre – El problema es como.

– He descubierto algo muy interesante acerca de él y que seguro nos permitirá incluirlo en nuestros juegos.

– ¿El que? – preguntaron al unísono mis padres.

Yo les conté lo que había sucedido la noche anterior con todo lujo de detalles mientras que mi madre comenzaba a masturbar a mi padrastro mientras tanto.

– Muy interesante – dijo Alberto mientras disfrutaba de la paja que le hacia mi madre.

– No creo que a mi hermano Jaime le gustase saber que su hijo se traviste y prostituye – añadió mi madre justo antes de meterse la polla de Jaime en la boca y recibir en ella toda su corrida.

– Bueno, pues después de esto creo que esta claro que podríamos unir a nosotros a Kosuke – sentencié yo.

– Estoy de acuerdo – dijo mi padrastro mientras mi madre asentía con la cabeza pues tenia la boca llena de semen.

– Dejadlo en mis manos y yo lo preparare todo – aseguré yo – Tan solo necesito que el sábado por la noche salgáis igual que ayer por la noche.

– Dalo por hecho – finalizo la conversación mi padre.

Durante aquella semana tuve bastantes cosas que hacer para prepararlo todo.

Lo primero fue registrar de arriba abajo la habitación de mi primo.

Encontré numerosas revistas porno y de todas las temáticas, no solo de porno gay sino también de porno heterosexual de temática bizarre, ya sabéis con fistfucking, lluvia dorada, enemas, coprofilia, y sobre todo revistas de transexuales en las que follaban tanto con chicos como con chicas y una buena colección de consoladores, aunque no tanto como la de mis padres y yo.

Esto me dio la idea de que mi primo no rechazaría follar con una chica por mas que fuese un travestí.

Luego conseguí que un amigo cuyo padre tiene una tienda de artículos de imagen y sonido me dejase algunos equipos, en concreto un par de cámaras con minitrípodes motorizados, un par de monitores y los cables necesarios para conectar los equipos entre sí y controlar a distancia las cámaras.

Una vez con el equipo en mi poder el viernes instalé una de las cámaras en la rejilla del aire acondicionado de su habitación tras colocarla de modo que no interfiriese con la grabación y preparé los monitores y todo el cableado.

El sábado por la noche yo fingí que salía con mis amigas y en cuanto él salió de la casa yo volví a entrar y prepare la otra cámara en el balcón de su habitación, para así asegurarme que podía grabar todos los detalles. Ahora solo era cuestión de esperar.

Después de un par de horas un coche se detuvo ante la verja de nuestra casa. Furtivamente me asomé y vi que tras aparcar en nuestro garaje de él bajaban un chico y una chica españoles y mi primo que vestía ropas mías y tenia que reconocer que le sentaban muy bien.

Sin preámbulos ningunos se dirigieron a la habitación de Kosuke. Este puso música y preparó unas bebidas para los tres. Mientras se bebían los combinados también se fumaron un par de cigarros de marihuana que terminaron de desinhibirles. Cuando terminaron con todo se desnudaron rápidamente y dieron comienzo al espectáculo.

Yo estaba viendo todo a través de los monitores que había instalado en el antiguo despacho de mi padre, puesto que allí no podía entrar mi primo, pues como ya sabéis la puerta de esa habitación estaba siempre cerrada con llave debido a su utilización en aquellos momentos.

Me tumbé desnuda encima de la cama y cogí el vibrador mas gordo que allí había y el cual nunca había usado.

Comencé a lamerlo de arriba abajo como si fuese una polla de verdad.

Después de unos momentos y como sabia mucho a goma me lo restregué bien por mis labios vaginales humedeciéndolo con mis fluidos y entonces volví a lamerlo disfrutando así de mis propios jugos.

Entre tanto la chica y Kosuke no paraban de chupar la polla al chico el cual estaba como loco con esa doble mamada.

La chica y mi primo estaban lamiendo hasta el último milímetro de aquella polla y lo hacían con una deliberada lentitud, disfrutando de toda ella y tratando de alargar lo más posible el placer del chico.

Tras un rato de felación a dúo la chica se desplazó hacia el trasero de su novio y comenzó a lamerle el culo.

Primero se deleitó con las nalgas y luego pasó a ocuparse del ojete, perforándolo con su lengua y explorándolo hasta que ya su lengua no daba más de sí.

A la vez mi primo seguía con su labor bucal tragándose ahora aquella verga hasta la base, llevando al chico hasta el borde del orgasmo para en el último momento sacársela evitando la eyaculación para volver a comenzar.

Tanta estimulación tenía al chico al borde del delirio, necesitaba un desahogo y entonces agarró a mi primo la cabeza con fuerza y comenzó a moverse como si le estuviese follando la boca, incrementando por otra parte le penetración de la lengua de su novia en su recto, para terminar corriéndose sobre la cara de mi primo.

La eyaculación fue espectacular. Numerosas descargas de semen cruzaron el aire para aterrizar en la faz de mi primo que en pocos momentos tenía la cara llena de semen.

La chica pasó entonces a lamer la cara de mi primo, quien a su vez se relamía el semen depositado en su cara.

Una vez estuvo la cara de Kosuke limpia de semen la chica se fundió en un intenso beso con lengua con su novio compartiendo así la esencia  masculina del tipo.

En aquel momento mi primo pasó a ocupar el lugar de la chica dedicándose a lamer el ano del chico hasta que este recupero su erección, entonces se puso a cuatro patas sobre la cama incitando al chico para que le penetrase.

La novia del tipo abrió al máximo las nalgas de Kosuke y tras escupir en su ojete y lamer un poco la punta del nabo de su novio, este apoyó su carajo en la abertura del ano de Kosuke.

De un hábil golpe la metió hasta el fondo arrancando a mi primo un suspiro de placer y luego comenzó a bombear rítmicamente dentro del ano del travestí. Kosuke estaba disfrutando de las penetraciones profundas de chaval en su recto, y del ritmo machacón que había impuesto a su penetración.

Por su parte la chica no se quedó parada sino que una vez vio que la follada de su novio estaba perfectamente encarrilada cogió y se metió bajo Kosuke y colocó unas almohadas debajo de ella hasta que estuvo a la altura idónea para coger la polla de Kosuke e introducirla en su depilada vagina.

Sin dudar se la metió y así quedaron los tres unidos, recibiendo la chica los envites de su novio a través de mi primo. Los tres estuvieron así un buen rato hasta que Kosuke que aun no se había corrido, eyaculó en la vagina de la chica.

Fue una copiosa venida pues después de sacarle la verga el semen rebosaba del depilado coño y se vertía por los muslos de la joven.

Esta se movió hasta colocar su coño frente a la cara de mi primo y este sin ningún reparo lamió y tragó su propia corrida.

Kosuke se sacó la polla del joven del culo, se dirigió a su armario y comenzó a buscar algo en su interior hasta que sacó un consolador con arnés.

Se lo colocó a la chica y entonces volvió a ponerse a cuatro patas sobre la cama.

Ahora fue el chico quien separó las nalgas de mi primo y la chica quien comenzó a montarlo con un vibrador de unos nueve centímetros de diámetro.

La chica era más salvaje en su penetración y se movía como una maquina de perforar, mientras que su novio comenzó a lamerle el culo.

Cuando estuvo bastante húmedo el chico inclinó un poco a su novia hacia delante y se la clavó en el culo.

La chica gritó de placer y comenzó a suplicar a su novio que le reventase el culo.

Este así lo hizo e impuso a su sodomización un ritmo increíble.

Los empellones del chico eran también disfrutados por mi primo que notaba como aquel grueso dildo entraba hasta lo mas profundo de su recto. El chico aguantó bastante pero el esfuerzo empezaba a ser importante y terminó por correrse dentro del ano de su chica.

Yo por mi parte estaba masturbandome como loca con aquel gordísimo vibrador clavado en mi vagina y otro más delgado perforando mi culo.

Me estaba haciendo una de las mejores pajas de mi vida y a la vista de todo aquello no me cabía la menor duda de que Kosuke estaría dispuesto a unirse a nuestros juegos. Entonces lo que vi me dejó de piedra.

El chico sacó la polla del culo de su novia completamente cubierta de excrementos y semen, lo cual era bastante repugnante, pues no habían tenido la precaución de usar un enema con ella.

Pero entonces mi primo cogió aquella verga sucia y se puso a lamerla lentamente.

Pasó su lengua por toda ella limpiándola totalmente y tragándose los restos.

A mí eso me pareció asqueroso, pues aunque había lamido algunas veces pollas con algún resto de heces era una cosa insignificante al lado de esto.

Por otra parte después de un rato de observación de tan sucia maniobra empezó a ponerme mas caliente por el morbo que me daba ver aquello tan sucio.

Aunque la cosa no quedó ahí pues Kosuke a continuación preparó un whisky con cola y lo metió en una gruesa jeringa y se lo metió a la chica como un enema.

Una vez todo el trago dentro del culo de la chica Kosuke y el novio de esta se pusieron tumbados en el suelo bajo el culo de esta y esperaron a que esta lo lanzase de nuevo al exterior.

Los dos chicos recibieron el cubata y los desechos de la chica con verdadera ansia y se bebieron todo lo que fueron capaces.

Una vez descansado el recto de la chica, su novio cogió un montón de dinero, mucho mas de lo que el tipo de la semana pasad le había pagado y se lo dio a mi primo.

Después de esta ultima escena no me quedaba ninguna duda de que mi primo estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por el incentivo adecuado y yo estaba segura de que el contenido de aquella cinta y la posibilidad de que llegase a poder de sus padres sería motivación suficiente para que Kosuke aceptase ser nuestro nuevo juguete.

Un par de días después y justo cuando estaba dejando mi ropa en el cuarto de la lavadora me dirigí a él:

– ¿Que haces con mi ropa? – le pregunté apareciendo de repente justo cuando estaba dejándola en el cesto de la ropa sucia.

– Yo, eh, ….. – balbució sin ser capaz de responder.

– Aunque tengo otra pregunta mejor – dije yo sin dejarle reponerse de su sorpresa – ¿Con todo el dinero que consigues por que no compras tu propia ropa?.

– ¿A que te refieres? – preguntó perplejo.

– A esto – dije yo mientras sacaba la cinta donde había grabado su trabajo.

Kosuke no salía de su sorpresa, pero al ver la cinta no le tomó mas de una décima de segundo saber a que tenía que estar refiriéndome y se acercó a mi con animó de arrebatarme la grabación.

– No te esfuerces – le dije yo a la vista de su movimiento – Tengo copias mas que suficientes para enviar a toda la familia.

Kosuke se frenó en seco con gesto abatido, y sabiendo que yo querría algo a cambio de mi silencio.

– ¿Que quieres? – preguntó con un tono de voz temeroso.

– Responde a mi pregunta – dije yo autoritariamente.

– Para pagarme la operación – respondió secamente.

-¿Quieres cambiarte de sexo? – inquirí yo con curiosidad.

– No, solo me gustaría ponerme unos grandes pechos, no quiero perder mi polla – confesó Kosuke. – Vaya, muy interesante – repliqué yo.

Guardé silencio unos instantes con animo de que Kosuke tuviese tiempo de darse cuenta de que estaba en mis manos y entonces continué:

– He visto lo que escondes en tu habitación y sé que te gusta el sexo duro y extravagante.

Yo ando buscando alguien así y tu encajas perfectamente en lo que busco. A partir de ahora se acabó eso de trabajar por ahí. Tu misión será satisfacerme y si no estas de acuerdo una copia de esta cinta llegara a tus padres. No creo que estén de acuerdo con este trabajo ni tampoco con lo que quieres hacer con el dinero.

Kosuke dudó unos instantes pero la alternativa que se abría ante él era demasiado dura de modo que aceptó.

– Sabia decisión – le dije yo – Y ahora arréglate que vamos a salir y tenemos poco tiempo antes de que debamos ir a clase.

Aquella mañana y antes de empezar con la rutina universitaria, hice que Kosuke se hiciese unos análisis para comprobar que no tenía ninguna enfermedad venérea, pues con el trabajo que había elegido era fácil que pillase alguna y no quería contagiarme yo.

Una vez segura de que estaba limpio podría utilizarlo para mis fines.

Al día siguiente y con unos análisis perfectos me fui con Kosuke de compras.

A mi primo le gustaba vestir como una mujer y eso me excitaba pero no me hacia la menor gracia que cogiese mi ropa, así que nos fuimos a comprar ropa para él.

Fuimos a unos grandes almacenes donde compramos bastante ropa para él, sobre todo muchas minifaldas y ropas ajustadas.

Evidentemente y para no llamar la atención Kosuke vestía ropa de mujer.

Después fuimos a una tienda de ropa interior para continuar equipando a mi primo. Era casi la hora de cerrar cuando llegamos.

– Vamos a cerrar – dijo la dueña de la tienda que estaba de espaldas a la puerta cuando entramos – Sería mejor que viniesen después de comer.

– Venga ya, Ana – le dije a la dueña – Sabes que yo siempre busco un trato especial.

Al reconocerme la dueña de la tienda vino hacia mí y me dio un beso en cada mejilla mientras sin preocuparse por el hecho de que estaba acompañada me abrazó y me cogió el culo.

Ana, una mujer de cincuenta años muy atractiva y con un pecho descomunal, me conocía desde que mi madre se casó con Alberto y era una de las escasas personas que sabía lo nuestro.

Ella conocía a mi madre y mi padrastro desde hacia varios años y había mantenido relaciones con ellos numerosas veces.

De hecho, mi madre se lo montaba con ella cada vez que iba a comprar allí ropa interior y desde su boda me había hecho participe de su especial relación con la dueña de la tienda.

A mi también me gustaba ir allí comprar ropa interior en parte porque tiene prenda muy especiales, como a nosotros nos gusta, y en parte porque follar con ella es estupendo.

– Me alegro de verte, Sabrina – me dijo sonriente mientras miraba a mi primo, para a continuación preguntarme – ¿Quien es esta amiga tuya tan guapa?.

– Oh, una persona muy especial que necesita una buena cantidad de ropa interior de esa que tu sabes – respondí yo.

– Entonces acompañadme a la trastienda que allí podréis elegir con total libertad mientras yo cierro.

Pasamos a la trastienda y allí tenía una habitación donde tenía dispuesta una gran cantidad de ropa interior de la que normalmente solo se ve en los catálogos de artículos eróticos o pornográficos.

Entre mi primo y yo elegimos varios modelos para él y comenzó a probarse uno.

Se puso un tanga negro de encaje con un corsé a juego rematando el conjunto unas medias de rejilla negras y un liguero rojo.

Estaba estupendo y visto de espaldas parecía totalmente una chica, porque de frente su erección y su escasez de busto le delataban.

Justo en ese momento entró Ana que se quedó deleitándose con la vista trasera de mi primo.

– Te queda perfecto, amor – dijo Ana.

– Bueno ahí un pequeño problema que no se si podrás solucionar – dije yo.

– ¿Cual, amor? – me preguntó la cincuentona.

Hice que mi primo se diese la vuelta aunque este no parecía muy a gusto con la idea de que alguien viese en esa situación que era un chico, aunque no se negó porque sabia que estaba a mi merced.

– Este es el problema – dije yo a Ana – Con un bulto así no queda bien el tanga.

Ana se quedó de piedra cuando vio que lo que ella creía ser una chica oriental tenía una polla de un respetable tamaño totalmente erecta bajo el tanga.

– Eso lo soluciono yo en un momento – dijo Ana mientras se abalanzaba sobre aquel pene duro como una roca.

Mi primo se dejó hacer mientras que yo desnude a Ana sin que esta dejase de chupar un solo momento.

Pronto la madura estuvo en ropa interior y pude ver que como acostumbraba tenía clavado en el culo un grueso consolador a pilas que vibraba silenciosamente en el recto de la mujer.

Ana chupaba con ganas buscando que mi primo se corriese rápidamente y justo cuando estaba a punto de lograrlo me pidió que le acercase un vaso que estaba encima de una mesa.

Yo  así lo hice y una vez tuvo el vaso Ana terminó de ordeñar a mi primo haciendo que toda la corrida se depositase en el recipiente.

Después se lo dio a mi primo y este sin necesidad de ninguna petición apuró todo el contenido de la vasija sin dudar y con cara de disfrutar del trago.

Yo me quite la falda y abrí la entrepierna de mis braguitas de encaje colocando mi coño ante la cara de Ana.

Esta se lanzó a devorar mi clítoris, haciendo uso de todos sus conocimientos en las artes lésbicas, mientras que Kosuke se puso a hacer lo propio con el coño de Ana.

La madura me lamía el coño con total maestría recorriendo con su lengua mi clítoris, pasando a sorber mis labios vaginales para luego centrarse en el interior de mi vagina, recorrido que realizó varias veces sin olvidarse de visitar mi ano y jugar con el cordón de las bolas chinas allí alojadas, a lo largo de su exploración de mi sexo.

Kosuke hizo lo mismo con Ana, aunque dedicaba mucho tiempo a jugar con los aros que perforaban los labios vaginales y el clítoris de Ana.

Tanto sexo oral me proporcionó varios orgasmos que humedecieron la cara de la cincuentona la cual bebía mis flujos con total delectación. Ana por su parte también estaba disfrutando de las lamidas de Kosuke como delataba los chorros de flujo, iguales a geiseres, que lanzaba su coño cada vez que llegaba al culmen del placer.

Una vez satisfechas sus ansias lamedoras hice que Ana se empalase sobre la polla de Kosuke y así los dos follaron para mí.

Yo por mi parte me senté en una silla para ver el espectáculo que los dos me proporcionaban mientras ensanchaba mi culo con el consolador que hasta hace un momento Ana tenía en el suyo, tras meter mis bolas chinas en el recto de Kosuke.

Mientras introducía mas y mas el falo de látex en mi interior Kosuke le follaba el coño a Ana, aunque esta pronto se la sacó del coño y se la enfundó en el ano.

A continuación se introdujo el puño en el coño y así doblemente abierta Ana gemía de placer mientras yo empapaba la silla con mis corridas,

La fiesta terminó cuando llegó Victoria, la hija de Ana, una chica de 23 años bastante gorda pero atractiva aun con todo.

Tan viciosa como la madre y también conocedora de mi situación llegó justo a tiempo para ser la receptora de la corrida de Kosuke la cual dijo le serviría como alimento ahora que había decidido comenzar una dieta.

De la tienda salimos con una gran colección de ropa interior para mi primo, pero las compras no habían terminado.

Tras comer fuimos a una zapatería donde tenía con el dueño una relación tan buena como con Ana.

Al llegar allí, Óscar se deshacía en atenciones para con nosotras y nos invitó a pasar a una habitación reservada donde nos atendería el personalmente. Yo le dije que todo el calzado era para mi amiga y que seria con ella con quien debería ser especialmente solicito.

Mientras Óscar buscaba los zapatos le dije a Kosuke que debería hacer todo lo que Óscar quisiese y sin dudar ni un minuto.

Cuando Óscar volvió yo me senté en una esquina de la habitación esperando a ver el espectáculo. Óscar descalzó a mi primo y comenzó a acariciarle los pies.

Mi primo se bajó las medias que vestía y Óscar terminó de quitárselas para pasar a continuación a lamerle los pies. Óscar se dedicó, como buen fetichista de los pies, a lamerlos cuidadosamente y a acariciarlos.

Óscar chupaba cada dedo con delicadeza cubriéndolo con su saliva lo cual encantaba a Kosuke quien no dejaba de suspirar de placer.

Tras dedicarse un buen rato a dicha labor, Óscar comenzó a ascender por las piernas cubriéndolas con su saliva caliente hasta que llego a su falda.

Cuidadosamente la levantó y siguió con su labor hasta que llegó a la entrepierna de Kosuke. Sin dudar llegó hasta el tanga que mi primo llevaba y lo apartó para encontrarse ante el pene de mi primo que después de la aventura de antes de la comida no estaba muy en forma.

Óscar no dudó un momento y se lo metió en la boca lamiéndolo y chupandolo con mucho cuidado hasta que estuvo de nuevo erecto.

Logrado esto Óscar se bajo los pantalones y plantó su verga ante la boca de Kosuke.

Este se lanzó desesperado a chupar aquella venosa polla y lo hacia con suma maestría pues Óscar no paraba de gemir ni un minuto ante las lamidas de mi primo. Kosuke se tragaba aquel nabo completo sin dejar ni un poco a la vista.

Óscar agarró la cabeza a Kosuke para que siguiese chupando, lo que yo sabia que anunciaba una corrida inminente pues a Óscar solo le gusta correrse en la boca y que su compañera se trague su néctar.

En efecto al cabo de pocos instantes Óscar se corrió de modo industrial en la boca de mi primo.

Luego mi primo limpio primorosamente la polla del zapatero con su lengua y los dos recompusieron su indumentaria.

Tras esto elegimos varios pares de zapatos y volvimos a casa.

Al bajar del coche le dije a Kosuke que olvidase las compras y se desnudase. Kosuke dejó sus ropas en el garaje y yo cogí unas cuerdas y un antifaz que llevaba escondidos en el coche y sin perder un momento lo até y le coloqué el antifaz de modo que no viene nada.

Después le coloqué sendos tapones en los oídos de manera que no pudiese oír nada. De tal guisa y dando pasos muy cortos lo lleve hasta el antiguo despacho de mi padre. Allí esperaban ansiosos mi madre y mi padrastro.

Una vez en la habitación até a Kosuke en el potro dejando expuesto y bien alzado su culo y con las piernas bien abiertas. En tal posición cogí unas pinzas y unas pesas y se las coloque en los testículos. Kosuke se quejó muy levemente, pero aceptó mi maniobra.

Después cogí una fusta y comencé a azotarle con fuerza el culo y la espalda. Kosuke se debatía ante mis azotes y hacia que las pesas se balanceasen aumentando así la cantidad de sensaciones dolorosas que recibía, pero el condenado no gemía de dolor sino que jadeaba de placer.

Después de un rato me cansé de azotar a mi primo, este tenia todo el culo rojo al igual que la espalda y la cara interior de los muslos y si seguía azotándole podía terminar haciéndole alguna herida y eso no me gustaba.

Di paso a que mi padre pudiese disfrutar de mi primo.

Alberto dejó de masturbar a mi madre y se acercó a Kosuke.

Cogió una vela encendida y un grueso vibrador. En primer lugar le enchufo el dildo a mi primo en el culo y luego fue dejando caer la cera caliente sobre el cuerpo de mi primo.

Los chorros de cera se fueron acumulando en las nalgas, al espalda, el cuello e incluso los testículos de mi primo, haciendo que este gimotease de placer y dolor, hasta que justo antes de que la vela se consumiese, mi padrastro extrajo el consolador del ano de Kosuke y vertió en su interior una buena cantidad de cera que se deslizó por su recto como si de semen hirviente se tratase.

Mi primo se corrió en ese mismo momento lanzando una cantidad sorprendente de semen.

A la vez mi madre y yo nos masturbábamos mutuamente con suma suavidad y cuidado prolongando al máximo el placer mutuo.

Mi padre por su parte y una vez consumida la vela pasó a montar a mi primo.

Le metió su pollón hasta los cojones y mi primo gritó de placer animándome a que le enculase mas fuerte, sin darse cuenta de que no era yo quien lo estaba sodomizando.

En medio de la bestial enculada que estaba recibiendo yo dejé a mi madre y me puse frente a mi primo.

De un tirón le quite la venda y se encontró con que yo estaba frente a él. Muy sorprendido  giró la cabeza para ver quien era su sodomizador y se encontró con que era Alberto.

Kosuke miró también a su alrededor y vio a mi madre desnuda y masturbandose a la vista del espectáculo. No le costó mucho darse cuenta de lo que allí pasaba.

– Así que los tres folláis entre vosotros – aseveró mi primo.

– Si, y tu llegada nos estropeó el asunto – dije yo – Todo esto ha sido para ver si podrías ser nuestro compañero de sexo.

– Si eso era lo que queríais solo teníais que pedirlo – dijo Kosuke.

– No era tan fácil, pues no sabíamos que eras una verdadera putita – dijo mi madre.

– Eso ya no importa – terció mi padrastro – Lo que importa es que ahora tenemos a alguien mas de la familia dentro de nuestro grupo, y cuantos mas seamos mas disfrutaremos.

Yo volví con mi madre para continuar masturbandonos, mientras que mi padre siguió enculando a Kosuke hasta que su corrida se hizo inminente.

Entonces le metió la polla en la boca y allí libero su semen, que mi primo tragó gustoso. Por nuestra parte mi madre y yo terminamos corriendonos la una en la boca de la otra disfrutando así de una buena cantidad de flujo.

Así terminó la primera sesión de sexo que tuvimos los cuatro, pero evidentemente no fue la única. Kosuke estaba encantado por la relación tan especial que había en mi casa y cuando le llegó la hora de volver a su país convenció a sus padres de que se quedaría a estudiar una carrera aquí, viviendo con nosotros, sobre todo después de que Alberto le pagase la operación que convirtió a Kosuke en casi una chica.

Ahora que éramos cuatro la diversión se había incrementado, y pronto habría nuevos aumentos en la cantidad de diversión.

Continuará…

Continúa la serie