Historia de internet

Estuve escribiendo fantasías y no tanto en estas páginas.

En las primeras lo hacía en las categorías que más me atraían pero después me fui interesando en temas que no creí que me pudieran excitar…

Antes de entrar aquí anduve vagando por otras páginas de sexo…

Y fue allí donde me di cuenta que lo que más me excitaba eran los relatos, mas que las fotos y hasta los vídeos…

Si bien hay algunos de poca monta… Hay otros super logrados…

Me hice adicto a cada categoría y escribí en casi todas… y muchos hombres y mujeres me respondían a mis escritos… (Vos también lo podes hacer)

Cuando escribo me comprometo con los personajes y me siento lo que escribo…

Eso hace que aveces tarde mas de lo aconsejable en terminarlos…

Masturbación por medio sigo… Es que no sé si me excita mas escribir que leer.

Fue así, que me enganche en una serie de cartas con Mateo…

Un muchacho de Buenos Aires… Mi relato era ambiguo y muy erótico… eso lo hice a propósito pero no me di cuenta hasta que él me escribió…

Daba por sentado de que yo era una mujer… y yo lo fui alimentando y desalentando… Mateo me contaba que se excitaba mucho con mis relatos y mis cartas, que se hacía masturbaciones en la oficina, cuando recibía, clandestinamente, mis email…

Algunas veces yo me comportaba como toda una gata y en otros mail era un gay…

Le contaba mis experiencias heterosexuales, ya que era las únicas que conocía; Las homosexuales las inventaba según el me las presentaba.

Pero él estaba seguro que yo era mujer… Aunque no le daba miedo que yo fuera hombre… ya que había tenido alguna experiencia con un travesti y con un compañero de trabajo.

Siempre como un falo y de ninguna manera de pasivo.

Me deseaba y me escribía cosas que a cualquier mujer/hombre, hace estremecer…

En un punto mi juego se volvió contra mi y me moría por conocerlo…

Si me hacía la mitad de las cosas que él prometía yo sería feliz…

Eramos tan compatibles…

Todo lo que yo le escribía a Mateo lo ponía a mil y sus respuestas eran tan eróticas que no podía dejar de soñar con él.

Nos contábamos experiencias sexuales con lujos de detalles… las historias más intimas y los juegos más lujuriosos que alguien pueda imaginar y jugar…

Porque lo cierto es que me doy cuenta cuando me escriben mentiras y cuando no.

Pero yo tenía mi secreto.

Viajaba a los pocos días a Buenos Aires y tuve que decirle quien era… Le confesé mi condición y se lo conté así.

«Como te advertí en otras cartas y ya lo sabés bien; yo nunca tuve una historia homosexual… esto es muy importante decírtelo ya que mi nombre lleva a confusiones no soy Gaby de Gabriela, sino de Gabriel. »

Mandé el mail con todo los miedos que se puede tener…

Mateo fue muy comprensivo y se ofreció a desvirgarme si era mi gusto…

Yo le expuse mis temores… que una cosa era escribir fantasías y otra muy distinto era vivir esos sueños…

A los pocos días nos encontramos en un bar, mis piernas temblaban y mi corazón gritaba por salir de mi cuerpo.

Yo no sabía que hacer y él se veía tan tranquilo que me tranquilizó.

Hablamos un largo rato… hasta que sin decirme nada me dijo vamos con los ojos.

Yo sabía que él tenía que volver a su casa ya que su mujer lo esperaba.

Pagó la cuenta y en lugar de dirigirse a la salida me llevo al baño.

Entramos en una de las cabinas se sentó en el inodoro.

Yo estaba tan excitado que no sabía que debía hacer… pero el instinto pudo más.

Desabroche el cinturón y bajé la bragueta de su pantalón el olor de su intimidad se presentó y yo me puse a mil.

En su calzón una gota de semen había dejado una mancha…

Lo fregué y sentí que su verga iba creciendo…

Quería verla, quería tenerla en mis manos…

Él me ayudo a bajar su pantalón y su boxer, hasta las rodillas.

Su hermosa pija y grandes huevos quedaron expuestos para mi.

Mis manos subían y bajaban por su mástil, mis dedos se enredaban entre la tupida selva de su pelambre.

Una gota de liquido preseminal mojo mi piel… intuitivamente me la lleve al la nariz y su aroma me embriagó.

El miedo de ser descubierto en esa situación desapareció y mi boca busco su pene.

Por primera vez sentí un gemido de su parte.

Fui tomando confianza y lo que jamás hubiera imaginado estaba ocurriendo… toda su polla dentro de mi boca… se sentía genial. Tomo me cabeza y la hizo subir y bajar a un ritmo enloquecedor…

Cuando sentí su primera eyaculación, quise retirarme pero mateo no me dejaba salir… su mano en la nuca me impedía cualquier movimiento que él no deseara y manejaba mi cabeza como si fuera su mano al pajearse…

Su pene no dejaba de emanar ese liquido que al principio me impresionó y después pude gozar como un elixir.

Sin embargo su semen inundó mi boca y un hilo de leche corrió por mi barbilla.

Me moría de ganas de besarlo y compartir con él sus jugos…

Me miró y y con una sonrisa hermosa acarició mis labios…

Quedamos en encontrarnos unos días mas tarde y allí pasaron otras cosas que algún día le contaré.