Tengo novia y aunque todo el mundo me considera heterosexual yo sé la verdad, sé lo que me gusta, todo ocurrió de la siguiente manera:

Hace un año, mi novia me propuso salir con una amiga suya que es peluquera y acompañarla con una visita de un peluquero de Barcelona que vino a visitarla, salimos todos juntos, la peluquera con su marido, y el peluquero con su mujer, por cierto ambos son de color y muy simpáticos, él tiene unos 45 años y ella algunos menos, yo tengo 24, todo fue bastante bien, cenamos y salimos a bailar, el peluquero de apodo Jymi, era genial no paraba de contar chistes, invitar a copas, y no permitía salir a bailar con las mujeres, de vez en cuando me cogía por los hombros y a mi me parecía que sólo era una actitud simpática y cariñosa, al terminar la velada me dijo que me acercara por Barcelona, y que los visitara, pero sin novia para poder salir de marcha juntos y divertirnos, me dio un papel con la dirección y así quedo todo.

Pasado casi un año, la suerte me deparó un congreso de mi empresa en Barcelona, me apunté inmediatamente, y estuve haciendo la pelota para ser elegido, al final conseguí mi propósito.

En cuanto llegué a Barcelona conseguí un plano para situar su casa, y le llamé por teléfono, se puso muy contento y me dijo que su mujer no estaba que estaba en el extranjero, mejor más diversión y sin problemas, enseguida tomé un taxi y fui a su casa.

Cuando llegué me recibió con un abrazo muy largo y cariñoso, me gustó, es tan alto, tan fuerte, hubo un momento que creí me iba a dar un beso, y me sentí raro, entramos a su casa, grande y bonita, y nos sentamos en el salón.

Estuvimos hablando de tonterías y yo bebiendo más de la cuenta, él no solo no bebía sino que me animaba llenándome el vaso continuamente. Pronto me sentía un poco mareado muy contento y dispuesto a la diversión.

Entonces colocó su mano sobre mi rodilla y me confesó que era gay, Me recorrió un escalofrío por la espalda y pensé que en el fondo lo sabía y lo deseaba, se acercó hacia mí, y sentí su boca en mi cuello, me besaba el cuello mientras subía la mano cuando iba a llegar a mi paquete sonó el timbre del teléfono, y comenzó lo bueno.

Mi amigo trataba de convencer al otro de que no estaba sólo que estaba con un hombre y que justo iba a meterle mano cuando sonó el teléfono, el otro no se lo creía, entonces hizo una cosa sorprendente puso el manos libres y me dijo: «Mira tengo una amigo que es gay como yo, se llama Luis, vive justo enfrente, ves aquella ventana (la ventana estaba al otro lado de la calle se vía perfectamente, y también al hombre que tenía el teléfono en la mano) pues no se cree que estoy contigo me puedes ayudar», claro dime cómo, le respondí.

Con el teléfono en manos libres nos fuimos a la ventana, nos veíamos unos a los otros perfectamente, Luis pidió que saludara y lo hice, Jymi estaba detrás de mí, entonces Luis dijo que lo engañaba que no había rollo entre nosotros, Jymi se acercó a mi oído y me dijo si podía seguir besándome el cuello, le dije que sí que no se preocupara, entonces comenzó a besarme y chuparme el cuello y el lóbulo de la oreja, me moría de gusto.

Luis gritaba quítale la ropa, Jymi me miró y le dije que bueno que lo hiciera, entonces me quitó la camisa y los pantalones, y comenzó a acariciarme el pecho, me pedía perdón al oído y me daba las gracias por ser tan amable. Yo estaba que me moría, veía a Luis como se sacaba la polla y se la acariciaba mirándonos.

Entonces gritó «joder, métele mano», Jymi me miró indeciso, le dije que lo hiciera que no pasaba nada, mi polla estaba tan gorda que estaba desconcertado, metió su mano por mis calzoncillos y acarició mi rabo, que gusto como me tocaba, que delicadeza y al mismo tiempo firmeza, me retorcía de gusto, Luis se pajeaba como un loco.

Enséñamela, enséñamela, quiero verla, empezó a gritar, Jymi le dijo que no, que eso estaba mal, y le corté, no me importa mejor, me gusta, así que me bajó los calzoncillos. Luis gritaba «que polla» que polla» «joder que suerte, cabrón», «fóllatelo» «dale por el culo», Jymi se reía mientras me retorcía la polla de un lado a otro, yo desnudo frente a la terraza, a la vista de Luis y de todo el que estuviese mirando, entonces me sorprendí a mi mismo le dije a Jymi, por favor fóllame, dame por culo, por favor, aquí en la ventana, delante de él, hazlo, por favor.

Jymi no se hizo de rogar, sacó su hermosa polla negra, se llenó las manos de saliva, y la restregó por mi agujero y por su polla, yo estaba impaciente, pero asustado nunca había sido penetrado, y estaba deseándolo.

Luis gritaba, jódelo, jódelo, fóllalo, dale por culo, y no tardé en sentir su polla empujando en mi ano, no podía, los nervios hacían que no permitiese abrirme bien, a pesar de que a estas alturas estaba doblado y apoyado en los barrotes para ofrecer mejor mi culo, estuvo dando con la polla hasta meter su enorme glande, aún así no entraba, yo no sabía que hacer, volvió a llenar todo de saliva, y a empujar y empujar, de pronto se abrio y materialmente se colo dentro, sentía más dolor que otra cosa, empezó a follarme, para atrás y para delante, y pasado unos segundos comencé a sentir placer, él más, de pronto note como me llenaba de semen, eso si que me gusto, todo calentito, era muy agradable, al rato la sacó, y me dijo que iba a lavarse. Me quedé desnudo en la terraza, Luis ya no hablaba, el teléfono solo hacía el monótono ruido de comunicar.

Me senté en la alfombra desnudo, cuando sonó el timbre de la puerta, Jymi fue a abrir, era Luis, quería verme de cerca, Jymi me preguntó con un grito, y le dije que bueno, entro Luis, unos 50 años, rechoncho, y de piel fina.

Al verme desnudo se agachó y sin mediar palabra me cogió la polla y se la metió a la boca, madre mía como chupaba, me la puso dura otra vez, me dijo que esta vez me tocaba correrme a mi, que lo hiciera en su boca, chupó y chupó, me lamió los huevos, me metió los dedos al culo, ahora sin problemas, y ya no pude más me corrí en su boca, no dejó caer nada, tragó y tragó, cuando acabé me dio las gracias.

Nos quedamos toda la tarde hablando, no permitieron que me vistiera, ellos vestidos y yo desnudo, de vez en cuando me tocaban, me gustaba que estuvieran pendientes de mi rabo.

Cuando me fui me despidieron con un beso, y me pidieron que volviera cuando quisiera.

Aun no lo he hecho, lo haré.