Capítulo 2

Entonces ella me sacó de mis pensamientos profundos, preguntándome como seguía el relato. Sin muchas ganas, seguí contándole como yo me iba del departamento dejándolos solos a ellos, para que vayan a la habitación. Enseguida noté como ella comenzó a excitarse con el relato, estaba pendiente de mis palabras, por momentos con los ojos cerrados, como imaginándose cada cosa que yo le relataba.

Algo adentro mío me impulsó a seguir adelante con ese relato, y continué contándole como él la desnudaba, le besaba cada rincón de su cuerpo, deteniéndose en sus pezones al principio, para después seguir bajando hasta llegar a su coñito. En ese momento comencé a meter mi mano adentro de su tanga y pude notar, por primera vez en nuestra vida de casados, como su conchita (o coñito, como le gustaba decirle a ella) estaba muy mojado.

Eso me excitó aún más, porque jamás se había mojado conmigo en la cama, ni cuando teníamos sexo, ni incluso cuando yo le chupaba su coño, jamás se había mojado. Incluso teníamos que usar lubricante, ya que ella tampoco quería que yo use saliva para lubricar esa zona… pero esto era totalmente nuevo para mí, y para ella…

Continué con mi relato, mientras le metía dos dedos en su coño, simulando ser la polla del actor en su fantasía. Ella seguía con los ojos cerrados, imagino que para seguir a pleno con la fantasía, sin que nada de la realidad la interrumpa, y comenzó a gemir más y más fuerte, era evidente que estaba teniendo un orgasmo fuerte en ese momento.

Pero al contrario de lo que siempre pasaba, ella me dijo que siguiera, que no me detuviera, y eso sí que me tomó por sorpresa, ya que siempre que ella llega al orgasmo, le encanta disfrutarlo unos segundos en total quietud y calma. Pero para mi sorpresa, ella seguía gimiendo y al mismo tiempo diciéndome que siga adelante, que no me detenga.

Así estuvimos por unos cuantos segundos, más de un minuto calculo yo. Cuando finalmente ella me pidió que me detenga, sus piernas comenzaban a temblarle y todo su cuerpo se tensaba, mientras ella caía rendida abierta de piernas y brazos en la cama.

Unos segundos después, me dijo que lo que había tenido fueron muchos orgasmos, uno detrás de otro, y que a medida que se iban sucediendo, iban aumentando la intensidad de los mismos, cosa que me llevó a comprender que esa noche ella tuvo orgasmos múltiples, o encadenados, como también suelen llamarlos, y esa era una verdadera novedad, tanto para ella, como para mí.

Después de 15 años de casados y mucho intentarlo, mis esperanzas de que mis sucias fantasías se hicieran realidad se habían perdido por completo. Mi esposa educada bajo estrictas reglas religiosas desde niña se enojaba demasiado conmigo cuando hacia algún simple comentario que indicara que mi idea de que esas lindas piernas blancas, esos senos medianos de pezón rosado, esos inocentes labios o ese abultado coño rasurado pudieran ser tocadas por otro hombre que no fuera yo, ella simplemente me juzgaba como loco, depravado o enfermo de la cabeza por siquiera imaginar algo así.

Más allá de la noche que habíamos pasado hacía apenas unos días, en donde ella había gozado muchísimo, y sin embargo aparentemente había decidido olvidar, ya que me trataba como loco cuando se lo recordaba, según ella, eso nunca pasó… esa noche dos revelaciones llegaron a nuestro matrimonio, la primera es que ella se mojaba cuando estaba verdaderamente excitada, y la segunda era que era capaz también de tener multi orgasmos.

Mis únicos logros, si así se les puede llamar, habían sido poderla a veces llamar putita cuando hacíamos el amor, o que a veces accediera a mi petición de usar tangas, vestidos o faldas cuando salíamos pero siempre con el comentario de que a ella no le gustaba andar así, que no le gustaba que los hombres la vieran así que hasta en eso ya casi no le insistía pues me había resignado a que simplemente ella no me daría lo que yo deseaba, tanto a mis insinuaciones como a los piropos de amigos y compañeros de trabajo le hacían, ella siempre se protegía con su escudo de fidelidad y valores morales que le habían inculcado.

A veces con el pretexto de hacer una llamada le pedía que desbloqueara su celular para revisar sus redes sociales con la esperanza de encontrar algo que me indicara que mi inocente esposa tuviera algún secreto oculto, pero más allá de uno o dos comentarios con alguna amiga respecto a algún actor que consideraban “guapo”, pero nada de la vida real así que dejé de revisarle su celular por varios años, ya que nunca encontraba nada interesante, no sabía si sentirme afortunado por tener una esposa tan fiel, o desafortunado por no tener con quien cumplir lo que desde hace años deseaba y soñaba.

La vida continuaba de manera normal, trabajo, escuela de los hijos, compras, pero todo cambio un día que ella volvió del trabajo, mientras ella servía la comida en la cocina colocó su celular en la mesa yo estaba acomodando los platos cuando vi que llegó un mensaje a su celular que decía “¡llegue! ¿estás bien? ¿Te quedó doliendo mucho?, estuvo delicioso espero se repita”, al principio pensé que había leído mal pero esa ventanita que se abrió en las notificaciones del celular no mentía era tal cual lo que yo estaba leyendo, mi corazón se aceleró y tuve el impulso de agarrar el celular aunque estaba bloqueado, pero mi esposa venia regresando de la cocina así que me hice el disimulado como si no hubiera visto nada, seguí acomodando los platos y ella tomó su celular, no note ninguna sorpresa en su rostro solo lo levantó y se fue hacia a la cocina, con el pretexto que se le habían olvidado las cucharas y escribiendo algo en celular. Para ese momento yo no sabía que hacer, solo atiné a preguntar: ¿alguna novedad en el trabajo?, a lo cual contesto, “ninguna amor todo igual de aburrido solo papeles y papeles”.

Yo no podía creer lo que pasaba no sabía si realmente ese mensaje era para mi esposa o seria de alguien que se había equivocado de número, pero el hecho de que ella tomara el celular y luego contestara me indicaba que si se lo escribieron a ella, sin notarlo en ese momento mi verga empezó a tener una mediana erección, mi mente daba vueltas, tenía que averiguar más y saber si era real lo que vi o solo una mala jugada de mi pervertida mente, la vi de arriba abajo esperando notar algo extraño. Se veía hermosa en ese pantalón ajustado que le hacía resaltar sus medianas pero bien formadas nalgas, su cabello suelto haciendo juego con sus lentes que le daban ese toque de inocencia que tanto me encantaba, su blusa pegada, pero que no dejaba notar lo lindo que eran sus senos, se veía todo normal ni una pista de que hubiera hecho algo diferente a trabajar así que seguí insistiendo: “te ves cansada amor ¿tuviste mucho trabajo?”, le dije, ella sin voltearme a ver solo comentó… “pues si la verdad estuvo pesado el día tal vez me bañe y duerma un poco”.

Para ese momento mi media erección se convirtió en una erección completa, mi verga no es tan grande, pero en ese momento estaba dura como una piedra y mojada, entre el mensaje que leí y el hecho que ella quisiera bañarse y dormir como casi nunca lo hacía llegando del trabajo, me indicaban que algo estaba pasando, pero ¿qué?, tenía que averiguar más, tenía que saber el secreto de mi inocente mujer…

Entonces me armé de valor y decidí confrontarla después de la comida. Le dije que había leído el mensaje en su celular, y que seguramente debía estar cansada y algo sucia por revolcarse con otro a mis espaldas. Que quería que me lo cuente todo, con detalles, porque no me gustaba que me oculte las cosas.

Ella no cambiaba la expresión de su cara, como si estuviéramos hablando de las compras o de cualquier otra cosa normal, así que decidí subir la apuesta y le dije que quería que me cuente todo, ya que suponía que ella estaba viendo a otro hombre, desde hacía mucho tiempo, quizás años…

Sin cambiar la expresión de su cara, me dijo que finalmente me contaría todo, pero primero quería saber si yo estaba preparado para escuchar de su boca las verdades que ella estaba dispuesta a contarme. Tragué saliva y solo pude asentir con un movimiento de cabeza, como intuyendo lo que ella me estaba a punto de contar.