Hace poco recibí la invitación de mi hermano para ir a pasar unos días en la casa de campo que tiene la familia de su esposa, si bien en un principio lo dudé, algo en último momento me hizo tomar el auto y dirigirme a ese pueblo de tierra caliente, montañas y caminos verdes que me pueden ayudar en este momento para desconectarme un poco del día a día laboral.
Al llegar quedé sorprendido, era una finca muy grande, con una casa cómoda, piscina privada, diferentes caminos para caminar en medio de la naturaleza, definitivamente hice bien en venir. Al entrar y saludar me sorprendí porque pensé que iba a haber más gente, pero solo estaba él, su esposa y la hija de su esposa. Hace mucho no las veía, mi cuñada siempre ha sido una mujer hermosa, pero su hija me sorprendió. Cuando entré se encontraba en la piscina y la llamaron para que me saludara, debe tener unos 22-23 años, cabello castaño, ojos miel, delgada con unas piernas firmes y largas y un culo que se veía espectacular en ese pequeño traje de baño que llevaba. Fue difícil mantener mi mirada en sus ojos, pero la logré y el primer día pasó sin mayor sobresalto.
Siempre me ha gustado despertarme temprano, preparar un café y leer un poco. Esta vez no iba a ser la excepción, aproveche que todos dormían para poder relajarme. Me senté en la zona aledaña a la piscina para poder leer con luz natural, a los pocos minutos escuché un ruido en la entrada que me generó curiosidad, era “mi sobrina” acababa de llegar de hacer ejercicio, silenciosamente me le acerqué y la saludé
- Buenos días sobrina, pensé que todos estaban durmiendo.
- (sorprendida me respondió) hola, tío, JA JA JA suelo aprovechar las mañanas para hacer ejercicio, ¿tú qué haces despierto?
- (le mostré el libro que leía) me gusta empezar la mañana con algo de lectura, quieres un café o algo de beber para cerrar tu rutina de ejercicio?
- Un café estaría bien.
Me dirigí a la cocina para servirle el café mientras ella hacía ejercicio de estiramiento, su trusa se comía en ese buen culo, su abdomen plano se decoraba con gotas de sudor y su rostro rojo era excitante. Le di el café, compartimos un par de palabras y luego el desarrollo del día era cotidiano.
La rutina matutina se repitió un par de días, no solo es una mujer joven y hermosa, es muy inteligente, cada vez hablábamos más de literatura, de sus estudios y su vida amorosa, me entere que llevaba soltera un buen tiempo y la forma de gastar su energía era el ejercicio, es decir, me dio a entender que llevaba buen tiempo sin sexo. La veía a diario en trusas, pequeñas faldas, vestidos de baño que solo cubrían lo mínimo, las noches eran una tortura hasta que me pegaba una buena paja pensando en “mi sobrina”
Mi verga y mi lujuria no podían más, tenía dos opciones o me devolvía a mi casa o hacia algo para poder tener ese cuerpo para mí, obviamente opté por la segunda opción, pero cómo lo iba a lograr, siempre estaba mi hermano y su esposa en la casa, sin contar con los trabajadores que llegaban muy temprano, el único espacio que tenía tiempo para lograrlo era en las mañanas, pero intentarlo en la casa era absurdo, mucho riesgo, así que diseñé un plan.
La mañana siguiente madrugué más, es más, no dormí, mi nivel de excitación era tal, que solo quería que el sol saliera atrás de las montañas para intentarlo. Me duché, me puse una camiseta y una pantaloneta, tomé mi libro, un tarro de agua y la taza de café para no levantar sospechas, pero esta vez no me quede a leer en la casa, tome el sendero por el que ella trotaba y cuando estaba lo suficientemente alejado de la casa y donde hubiera un pasto plano y cómodo me senté a leer, esperando que ella pasará por ahí de vuelta a la casa, efectivamente el primer paso de plan había funcionado, la vi a lo lejos, tenía que pasar si o si por donde yo estaba. Llevaba una corta falda que se levantaba con el viento y sus pasos acelerados, un top deportivo y su cabello amarrado en una perfecta coleta.
Me acomode en un lugar que garantizara que ella me viera y fingí leer, a los pocos segundos escuche su hermosa voz saludándome y sabía que el destino quería que cumpliera con mi deseo esta mañana.
- Hola tío, qué haces acá?
- Hola sobrina, hoy quise cambiar de lugar, quería algo más natural y tranquilo.
- Pues escogiste bien, este lugar es perfecto.
- No quiero interrumpir tu rutina, si gustas sigue y nos vemos en la casa.
- No tío, ya cumplí mi meta de 15 km de hoy, esa era la meta hoy para mi plan de correr la maratón en dos meses.
- Si gustas nos quedamos acá un momento disfrutando del sol y la montaña.
Accedió, se acomodó a unos metros cerca y empezó a elongar, fingí leer, pero fue imposible, se podía divisar una pequeña tanga blanca cada vez que abría las piernas y era evidente que no llevaba brasier, sus pezones se marcaban y se veían deliciosos en ese top sudado. Le compartí de un tarro de agua que llevaba y que intencionalmente cerré mal. Ella tomó un sorbo y al levantarlo toda el agua cayó en su top, cuello y falda.
- Sobrina discúlpame, no me si cuenta que estaba mal cerrado.
- No pasa nada tío, incluso me ayuda a refrescarme.
- Sobrina y qué te llevo a querer correr una maratón?
- El desamor tío (dijo mientras sonreía) ya sabes lo que dicen, no hay nada para un corazón roto como el ejercicio.
- Pero quién fue el idiota que te rompió el corazón sobrina? Hay que ser muy pendejo para eso
Me contó que su último novio en una noche de fiesta se fue con su mejor amiga y ella los encontró teniendo sexo en su propia cama, que la había devastado y desde eso no se había interesado en ninguna relación, se había enfocado al ejercicio y al estudio.
- Definitivamente los jóvenes son muy idiotas.
- Efectivamente tío, yo creo que la próxima vez me meto con alguien más maduro.
- Alguien como yo? (dije para romper la tensión)
- (me miro de arriba abajo) si, alguien como tu tío JA JA JA.
Poco a poco todo se tornaba más natural, era muy fácil fluir con una mujer tan hermosa, lo único difícil era ocultar mi erección. Estando sentados me le acerqué, le mostré el libro que leía, era una novela que trataba de una ninfómana que relataba sus aventuras con diferentes hombres, explicaba las particularidades del sexo en cada país, con hombres de diferentes edades. A ella le interesó y seguí contándole mientras ella miraba la portada y yo acomodaba mi mano en su muslo.
- Si nos basamos en lo que dice la protagonista del libro, el mejor sexo se tiene cuando una mujer rodea los 24 años y el hombre los 40, es decir, estoy en la mejor edad sexual según ella.
- Vaya casualidad, yo cumplo 24 en dos meses. Y comparto lo de la edad madura, estos días que hemos hablado de libros y de la vida lo he disfrutado mucho
- Al parecer la autora tiene razón porque me ha encantado compartir y departir contigo, aun no sé el tema del sexo, nunca he estado con una tan joven.
- Ni yo con uno tan maduro.
- Eso se puede resolver ya mismo.
No encontré negativa con mi última frase, tan solo sonrió y me miró fijamente a los ojos, cerró el libro y lo dejo a un lado. Tome eso como una señal.
Me abalancé sobre ella, quedé encima e inmediatamente la besé, un beso largo y pasional, mientras mi mano derecha recorría su abdomen y la izquierda acariciaba su mejilla. Ella me siguió el beso, cerro sus ojos, se veía cómoda. Poco a poco baje, quería comprobar si efectivamente llevaba una tanga blanca, levanté su pequeña falda y efectivamente así era, me acerque y empecé a besar sus muslos a lamerlos y morderlos, mis manos jugaban con sus tetas por encima del top.
- Tío estoy sudada, me da vergüenza contigo.
- Sobrina no pasa nada, el sexo debe ser sin remordimientos y sin reparos sin sentido.
- Estas seguro? Con mi ex siempre me debía duchar si había hecho ejercicio.
- Pues es que tu ex es un idiota.
No aguanté más, bajé una mano e hice a un lado su tanga, mi lengua fue inmediatamente a lamerla, a succionar su clítoris, sabia deliciosa, una concha joven, cuidada, salada por el sudor y que poco a poco se iba lubricando. Ella gemía. Una mano la metí debajo del top para poder apretar las tetas, la otra la empleé para meterle un dedo mientras con mi boca succionaba su clítoris. Como si fuera un sueño, escuché la mejor frase que he escuchado en mi vida “tío por favor penétrame”, no dude medio segundo, me baje la pantaloneta y así estando encima la penetré, era una concha cerrada por el tiempo que llevaba sin tener sexo, le levante el top y mientras la embestía aproveche para morderle sus tetas, halar los pezones con mi boca y acomodar mi mano en su cuello para apretarla.
En un momento ella me pidió que cambiáramos de pose “te quiero cabalgar tío” así que me aparte de ella, me acomode en el pasto con mi verga dura y firme como nunca antes, ella se bajó la tanga y se dejó la falta, quito su top y se acomodó encima mío, poco a poco bajó y se metió mi verga, ya la tenía toda adentro, empezó a dar movimientos con la cintura, mis manos le tocaban las tetas, seguían ese ritmo frenético de su cadera, aproveche para darle unas cachetadas a las tetas que se movían armoniosamente. Su cara estaba más roja que cuando llegaba de trotar, su coleta se había desacomodado, sus ojos brillaban de placer. Acomodó sus manos en mi pecho y empezó a moverse de arroba para abajo, me levanté un poco para poderla besar, comerme su boca y halarle la coleta con mis manos para que cuando bajaba entrara hasta el fondo.
No podía más, ella lo notó en mi cara y me pidió que no me fuera a venir adentro, así que cuando sentí que ya casi me iba a correr, le dije, ella se bajó acercó su boca a mi verga, se la metió completamente y recibió mi leche adentro de su boca. Fue la leche acumulada de semanas que llevaba a punta de paja, fue tanta que no la pudo tragar, así que cuando abrió la boca para respirar, mi verga se llenó de semen, pero no duro mucho, poco a poco con su lengua la limpió toda.
No creía lo que acababa de pasar, había tocado el cielo, pero como todo lo bueno termina, a lo lejos escuchamos que los jornaleros ya llegaban a trabajar, nos vestimos, le ayudé a buscar la tanga, la cual me regaló como recuerdo, la guardaré como el tesoro que es. Emprendimos el camino de vuelta y aprovechando la soledad, le di las nalgadas que no pude darle mientras me la comía.