Describiré a los personajes del relato anterior:
Maggy: Castaña, de inmensos ojos verdes y pestañas como cortinas de seda, nalguda y con unas teticas medianas pero muy paraditas, largas piernas que la elevan hasta unos 1,65m, lujuriosa y lasciva. Su aliento siempre huele a canela en rama. Su pelo, casi por las nalgas, es sedoso y con aroma a yerbas salvajes. Su clítoris sobresale un poco entre sus jugosos labios vulvares. Es velludita, pero entre Raúl y yo la depilamos a veces. Accede todo en materia de sexo, sin prejuicios ni remilgos. Es un poco voluntariosa, y muy puta. Es bisexual.
Raúl: Trigueño (acá en Cuba le llamamos así a los morunos) es decir, pelo negro ensortijado, piel blanca, cejas rectas, ojos color miel de la tierra, atlético como todo chico de 19 años, de estatura media, unos 1,75m, nalgas con algún vello y voluminosas para ser de hombres, duras y redondeadas, testículos más bien pequeños y lampiños, y una polla de unos 16 cm, un poco estrecha en el glande y más ancha en la base, muy cómoda, diría yo. Él es bisexual.
Manuel: Ese soy yo. Trigueño como Raúl, pero menos velludo, 40 años, 1,78m de estatura, 68,5 kg de peso por lo que soy algo delgado, pero bien proporcionado, polla de 19cm de grosor estándar (algo gruesa para algunas personas) huevos medianos, lampiños, pues me rasuro siempre, nalgas lampiñas y a decir de mi mujer, paraditas, redondas y deliciosas. Ella misma no se explica cómo teniendo ella solo 25 años yo las conservo mejor. Claro ella no sabe que yo hago diariamente los ritos tibetanos y ejercicios para mantenerlas mías así. Como ellos, yo también soy bisexual.
Una vez descritos los personajes empieza la acción. A ellos los sorprendí haciéndose el amor en una de mis aulas de la facultad y casi fui obligado (por suerte) a participar en la orgía anterior.-
Esta vez nos citamos y accedí voluntariamente, siempre tomando precauciones, para evitar ser descubiertos por intrusos. Acá en Cuba son muy rígidos con respecto a la sexualidad en las instituciones. Pero para sorpresa mía, Maggy había invitado a otra pareja de estudiantes.
Odaysi, rubia y con figura de top-model y Arturo, un maniquí pelirrojo con cruce de Adonis.
Al inicio proteste un poco por la discreción que les había obligado a guardar, pues estaba en juego mi reputación como profesor, pero el solo hecho de perderme a este par de muñecos como Dios los trajo al mundo, me hizo ceder.
El tenia cara de tímido y ella, al parecer, un poco recelosa, aunque me miraba, como un niño al chocolatín.
Casi sin preámbulo Maggy, empezó a desnudar a Arturo y Odaysi protesto, entonces, virándose hacia ella le espeto a quemarropa: – Entonces empiezo por ti. Y casi le rompe el minivestido al desnudarla. Odaysi, sin recuperarse del susto se dejó hacer y gemía al contacto de las manos de Maggy con sus turgentes senos.
Maggy fue bajando sus manos y apretó el sexo de Odaysi hasta hacerla soltar un gritillo de placer. Inmediatamente empezó a lamerle los senos bajando hacia el ombligo hasta que separo sus piernas y por el borde de sus pantys comenzó a lamerle el clítoris.
Al ver tanto morbo los chicos no se quedaron detrás, claro nosotros éramos tres. Arturo se iba a poner delante de Odaysi para hacer que esta se la mamara pero ya Raúl se le había adelantado. Entonces Arturo interrogándome con la mirada, empezó a abrirse su bragueta de donde salió el pene más hermoso, que ojos humanos vieron, todo bañadito de líquido preseminal. Con un manjar tan suculento, un impulso casi animal me empujo a meterme aquello en mi boca y ¡que delicia!, aquello era el mana celestial.
Comencé a lamer y a succionar con tanto brío que el no pudo hacer otra cosa que tumbarse a mi lado, tomar mi polla y hacer lo mismo. Llego un momento en que nos intercambiamos tanto entre todos que yo no sabía si estaba poseyendo a alguien, o alguien me estaba poseyendo a mi o las dos cosas a la vez.
Lo cierto es que lamí pollas, clítoris culitos, lampiños y peluditos, rojos y morenos, penetre y fui penetrado varias veces, algo que sí puedo diferenciar por el tamaño diferente de las pollas de Raúl y Arturo, A mí me lamieron todo, desde la cabeza a los pies, se tomaron mi semen varias veces, yo trague semen a manos llenas,(perdón, quise decir a bocas llenas) y todo se me fue confundiendo en una orgía llena de espasmos, gemidos, corridas, mamadas, penetraciones irrumaciones, etc.
Una orgía que ninguno de los cinco protagonistas quería terminar. Ya avanzada la tarde, tomamos un descanso, pero siempre alguien quedaba rezagado y excitaba a los demás que comenzaban de nuevo el combate, unos sobre otros unas sobre otras o todos juntos a la vez. Para que contarles. Solo recuerdo algunos pasajes que tratare de relatar: Al observarnos Odaysi a Arturo y a mí en nuestra mutua faena felatoria abrió sus ojos azules hasta casi saltar de sus orbitas y en un balbuceo, pues su boca estaba totalmente ocupada por la polla de Raúl, protesto al ver mi verga metida en la boca de su novio.
Entonces zafándose de Raúl y Maggy salto como una felina y arrebatándole mi polla a su novio se la encajo en su coñito y Arturo ni presto ni perezoso siguió lamiendo mis testículos, mi ano y lo que Odaysi le dejaba ver de mi laboriosa polla. Raúl se sumó a nuestro grupo y comenzó a mamar la polla de Arturo (envidioso), mientras Maggy ponía su coño en mi boca. Casi de inmediato sentí que algo se metía dentro de mí por detrás, pero era algo conocido: la polla de Raúl. No sé si quiera en que momento paso, pero de pronto, sentí algo que me dilataba más mi agujero rectal y me producía impetuosos masajes en mi próstata, haciéndome estallar en un orgasmo que a mí me pareció una eternidad, jamás había tenido uno tan largo y tan placentero.
Creo que bajo desde mi cabeza. A la misma vez, recibí una descarga múltiple de semen en mis entrañas, en mi cara y todo se me nublo, hasta que me vi de nuevo montado y montando. Yo era montado por Arturo (por delante, en mi boca) y por Raúl (por detrás en mi culito) Yo montaba a Odaysi por detrás mientras Maggy mamada debajo de nosotros, tanto mis huevos como la almeja de Odaysi y esta lamía su clítoris con éxtasis.
Otra explosión de semen en mi boca, sobre mis nalgas, en mi nariz, Ellas lamiendo todo aquello, para no quedarse atrás y perderse el banquete.
Saben, los chicos jóvenes tienen la leche más fluida y menos dulce que los hombres maduros, pero son capaces de tener más orgasmos en menos tiempo. Por su parte las chicas jóvenes tienen un olor y un sabor más tierno en su almeja y sus jugos son también menos ácidos que el de las mujeres maduras.
Los cuatro jóvenes coincidían en que nosotros los «tembas»(hombres de mediana edad en Cuba) tienen más resistencia en llegar al orgasmo y más abundancia de semen. Esta combinación, entonces, fue perfecta.
Bueno amigos, lo último que hicimos fue una competencia de leche entre los chicos.
Las chicas debían catar quien tenía mejor calidad y cantidad de leche.
El Ganador fui yo seguido de Arturo y al final Raúl. Ellas quisieron compartir su manjar y nos pasaban buchitos de leche de cada concursante al correrse, a petición unánime de nosotros.
Todos bebimos y coincidimos en el resultado.
Por primera vez probaba mi propio semen, es verdad que es delicioso.
Mi esposa tenía razón.
Siempre la tuvo.
Hoy sé que es verdad también que no todos saben igual.
Mi mujer siempre tiene la razón.