Introducción

El intento fallido de un inter.

Ugo

Cuando uno se asoma por primera vez a este mundo —el de los encuentros de pareja, el intercambio, las miradas que insinúan más de lo que dicen— no hay mapa, no hay guía. Solo preguntas que te rebotan en la cabeza: ¿cómo se empieza?, ¿a quién se le habla?, ¿dónde se encuentra esa gente?.

Narrador.

La vida de Massiel y Ugo dio un giro después del acontecimiento con Víctor. Se destaparon verdades y pensamientos que durante años se mantuvieron reprimidas. Ugo aceptó abiertamente su gusto por los fetiches y la fantasía que siempre había tenido de abrir la relación y entrar en el ambiente swinger. Massiel, por su parte, no estaba totalmente segura. Sabía que le gustaban las miradas, los coqueteos y provocaciones pequeñas. Era parte de su personalidad tímida. Lo que había pasado con Víctor había sido un desliz no planeado y algo que claramente no volvería a pasar. Sabía que a Ugo le gustaban esas cosas, pues se daba cuenta cuando él veía contenido de esa índole. Pero no era fácil. Una cosa era hacer algo por una vez, y otra ser constante. El miedo a que esto se les saliera de las manos no la dejaba tranquila, por lo que cuando se tocaba el tema fuera de los momentos sexuales entre ambos, no se sentía con confianza para acceder.

Mientras Massy montaba a Ugo en la cama, este aprovechó de nuevo para preguntarle sobre el tema. Quería convencerla.

Ugo

—Vamos amor, hay que intentarlo. Es lo que siempre he querido, déjame cumplir mi fantasía así como tú cumpliste la tuya.

Massy

—Ay amor, no lo sé… Lo que pasó con Víctor es algo de lo que no quiero hablar. Nunca debió pasar. No quiero que se salga de control, que te molestes o al revés cuando hagamos cosas. Y me da miedo, yo no soy así. Me excita la idea, pero nada más.

Ugo

—Pues claro, lo de Víctor no debió pasar, pero pasó y ahora mi cabeza no deja de pensar en esas cosas. No tiene por qué haber problemas, lo hablaremos, pondremos reglas. Dame la oportunidad de intentarlo. Hay que intentarlo una vez para ver qué pasa. Si no van bien las cosas, lo olvidamos y seguimos como siempre. Te lo prometo, ya no insistiré.

Massy

—Ok, pero solo una vez. Y si no me gusta, ya paras con eso. Tú investiga y me dices cómo va.

Narrador

Con el consentimiento de Massiel, Ugo no perdió el tiempo. Ya había estado buscando cómo introducirse al ambiente, así que se puso de inmediato a buscar la mejor alternativa para iniciar.

Ugo

—Lo he pensado bien, he entrado a varios grupos y leído algunos foros. Vamos a poner tres reglas principales:

1. Nunca nos involucraremos de forma sentimental con nadie.

2. Lo haremos discretamente, nadie se debe enterar. Será un secreto.

3. Nunca haremos nada con alguien de nuestro círculo personal.

¿Te parece si la primera vez lo hacemos con otra pareja? Un intercambio. Así no habrá reclamos si las cosas no salen bien. Si fuera un trío con hombre o mujer y no funciona, podría haber reclamos de “tú estuviste con otra” o “con otro”. En un intercambio, ambos participamos y no habrá culpabilidad.

Massiel

—¿Pero lo de Víctor no te molesta?

Ugo

—Lo de Víctor nunca pasó, ¿ok? Yo estuve con muchas mujeres antes de ti y tú solo habías estado conmigo, así que haremos de cuenta que él fue antes de nosotros.

Massiel

—Ok, está bien. ¿Y ya has visto a alguna pareja?

Narrador

Ugo ya había buscado entre los grupos, foros y páginas relacionadas. Había encontrado una pareja interesante que, como ellos, iba empezando en el ambiente. Hablaron, intercambiaron fotos y acordaron conocerse previamente antes de poder interactuar de manera más íntima, para ver si había química y poder ponerse de acuerdo de cómo y cuándo hablar de sus gustos y fetiches.

Ugo y Massiel los invitaron una tarde a casa: Iván y Hedi, una pareja linda, tan casual y común como ellos. Él, un tipo alto —1.80 tal vez— fornido, esbelto, más ancho que Ugo, un poco reservado, pero amable y educado. Ella, contraria a él, una chica pequeña, muy delgada y simple, rostro afilado, cabello negro. Senos pequeños y trasero nada destacable, acorde a su complexión. Chica de pocas palabras, aún más callada que Massiel.

El día en que se conocieron no se esperaba nada más que una convivencia social: unas bebidas, una botana y congeniar. De repente, se les veía escribir en sus teléfonos y, sin más, soltaron: “La verdad es que venimos con la intención de probar y hacer algo rápido con ustedes.” A Ugo y Massy los tomó por sorpresa, pero después de platicarlo, aceptaron. ¿Qué podía salir mal?

Fue un desastre…

Pasaron a la habitación y comenzaron el intercambio. Fue todo incómodo. Iván cargó a Massiel para llevarla a la cama mientras le propinaba un beso. Ugo y Hedi se acomodaron a su lado para empezar lo suyo. Hedi, un poco indiferente y distraída, parecía estar más al pendiente de lo que hacía su esposo. Ugo, nervioso y con poca atracción, pues ella no correspondía a su estándar físico de mujeres. Pero aún así, decidió intentar. Mientras Iván desvestía a Massy, Ugo dejaba los pequeños senos de Hedi —coquetos y singulares— al descubierto. Ella pareció molestarse porque su esposo parecía disfrutar más de la situación que ella. Se levantó y dijo: “¿Podemos hacerlo en cuartos separados?” La tensión se hizo presente.

Optaron por salir a la sala. Pero la flama, que apenas era brasa, ya se había apagado. Ugo no logró recuperar el libido. No pasó de un juego de manos, besos en el cuello y complacer a Hedi con la mano. Esfuerzo vago que no parecía ser correspondido por ella.

Mientras, en la habitación, Massy se incomodó de igual manera, ya que Iván parecía un tanto más brusco. Dejó que la desnudara y le hiciera sexo oral, que no llegó a más. Él parecía estar en la misma situación que Ugo. Massy, amablemente, intentó ayudar, pero aquello no parecía reaccionar. Así que terminaron. Decidieron intentarlo en una segunda oportunidad que nunca llegó.