Capítulo 1: Carta de Presentación

Me llamo Danka Alcira Schultz, vivo en la provincia de Buenos Aires, tengo 53 años y soy docente de nivel inicial.

Desde mi juventud tuve una vida plena, llena de experiencias que me sirvieron para crecer y me hicieron una gran mujer segura de mí misma. Para cuando cumplí 24 años ya había tenido muchos novios aunque más que novios la mayoría fueron parejas sexuales. En esa etapa promiscua me debutaron por todos mis orificios y hasta experimenté sexo grupal en aquellos años locos.

Conocí a mi marido algunos años después, un hombre muy formal y hasta algo aburrido y tal vez eso me enamoró de él. Necesitaba en mi vida a alguien diferente porque ya no quería estar con esos rufianes con los que caía una y otra vez y no hacían más que disfrutar de mi cuerpo y no podía vislumbrar un futuro estable si seguía asi.

Pero con éste señor fue distinto. Empezamos a salir, me pidió matrimonio y al poco tiempo quedé embarazada y nació el fruto de nuestro amor… Valentino, nuestro primer y único hijo.

Y así mi vida luego del nacimiento de Valentino transitó por una meseta.

Me dediqué de lleno a mi hijo y a mi carrera de docente, en cuanto a nuestra vida íntima diría que poco y nada, tal vez una o dos veces por semana y así transcurrió mi aburrida y apacible relación con mi marido.

Pero dejando atrás mi presentación quiero remontarme tres años atrás donde todo empezó con una simple charla de compañeras de trabajo.

_De verdad tu marido no es celoso?_ me preguntó en una ocasión Rosario, una joven colega docente en la escuela mientras teníamos un rato libre y tomábamos mate luego de que sonara el timbre del recreo.

_No, para nada, pero la verdad es que tampoco le doy motivos para serlo_ respondí con total sinceridad.

_Me estás diciendo un chiste no? Con ese culazo que tenés es suficiente para que se ponga celoso_ y me hizo poner de pie y se agachó a la altura de mis nalgas y mientras me decía lo siguiente me las tocaba.

_Danka date cuenta…Todos los tipos te quieren coger! A los padres que esperan a la salida se les van los ojos por este culo hermoso que tenés (y me lo manoseaba cual mercancía en exposición)…es más…Hasta al estúpido de mi novio se le van los ojos por ésta cosa tan redonda y firme que tenés atrás. La otra vez se lo eché en cara cuando te miraba sin disimulo, pensé que me lo iba a negar pero ¿sabés qué dijo el imbécil?: Es imposible no mirarle el culo a la Seño Danka. Me respondió así de fresco.

_Pero yo no hago nada para que me miren. Tal vez sea porque uso pantalones elastizados y tengo una cola prominente que llama la atención pero te pido disculpas no volverá a pasar, le respondí con una culpa que me mataba.

_Deja de decir tonterías, no te estoy recriminando nada, vos no tenes la culpa de tener el culo más lindo del mundo… Danka Schultz sos hermosa!!… Y por más que dejes de usar esos pantalones untados con vaselina vas a seguir llamando la atención de todos… En fin, no te preocupes por mi novio. Después de la pelea nos reconciliamos, tuvimos sexo de un modo bestial y estamos mejor que nunca así que todo te lo debo a vos.

Al terminar la jornada volví a casa algo desconcertada, aunque también excitada por la confesión de Rosario, me levantó el ego el hecho de que su joven novio de 23 años me tenga ganas. Fue más que estimulante que alguien me haya hecho sentir deseada otra vez después de tantos años.

Efusiva me puse a buscar las fotos de hace 30 años atrás cuando gané un concurso de Bikini Open en la Costa Atlántica, el premio a la mejor cola del verano me lo llevé yo. Y al encontrar todo ese material más mi cetro y la banda con la que me premiaron no me podía sacar de la mente lo de mi compañera y su novio y la Danka putona calienta pijas de aquellos años empezó a resucitar en mí.

Estaba caliente y lo esperé a mi marido con el cetro en mano, la banda puesta y vistiendo la tanga más diminuta y atrevida de mi guardarropas. Se sorprendió tanto al verme así que me llevó directo a la habitación y tuvimos sexo de un modo increíble, como cuando éramos novios. Me sacó todas esas ganas acumuladas y pienso que al verme así tan puta le sirvió de estímulo para que me coja tan placenteramente.

Capítulo 2: Despedida de Casada

Por cosas del destino o tal vez por estar en los umbrales de la menopausia entre en una crisis.

Más que nada porque siempre tuve la fantasía de tener una familia numerosa pero con la pasividad de mi marido que no me tocaba en tal vez semanas mis deseos de tener más hijos se diluía cada día a día. El tiempo de poder quedar embarazada se me estaba terminando, era algo inevitable.

Igual vivía muy caliente, me compré varios consoladores de diversos tamaños y mi mejor adquisición fué un plug anal que lo usaba durante la jornada laboral y me hacía feliz de sentirlo metido en el culo por largas horas.

Y como seguíamos en contacto con las chicas concursantes de aquel Bikini Open playero de hace 30 años una de ellas nos invitó a un local de strippers a celebrar su despedida de casada. Marga se acababa de divorciar.

Al llegar se presentaron los dos chicos que iban a ser nuestros camareros especiales esa noche. Uno era rubio muy guapo de cuerpo y con una carita hermosa y el otro un morocho con todas las de ganar. En realidad no sé cual de los dos era más lindo, pero yo llevaba mucho tiempo con la fantasía de hacerlo con un chico de color, me tentaba al imaginar un negro con una morcilla enorme entre las piernas penetrandome sin piedad. Era una fantasía más que recurrente en mí.

Como conozco a mis amigas me prometí ser discreta, aunque ellas no lo fueron. En cuanto empezamos a cenar y a tomar alcohol la juntada fue subiendo de tono y ellas no paraban de tocar a los chicos que estaban con un delantal, un moño y abajo vestían una especie de tanga. Tenían unos cuerpos trabajados con muchas horas de entrenamiento físico, depilados y brillantes.

Con el morocho desde el minuto uno intercambiamos más que miradas, y siempre que servía la mesa se ponía junto a mi, rozando su bulto a centímetros de mi brazo.

Cuando llegaron los postres ellos empezaron a bailar y se desnudaron dejando al descubierto sus enormes penes, luego se pusieron crema chantilly en la punta para que fuésemos chupando. Marga dió el puntapié inicial, luego lo hicieron Lourdes y Vicky. Yo me resistí, y no fué porque no tenía ganas, lo hice por el hecho de guardar modales, aunque al final el rubio me la puso en la boca y me convenció.

No ofrecí resistencia alguna.

Por un lado estaba muy excitada, pero por otro no quería ser la protagonista, ya que Marga la recién divorciada era la anfitriona de la fiesta.

No recuerdo muy bien todo, sé que el chico morocho empezó a comerle la concha a nuestra amiga recién separada mientras el rubio se apartó de mí para meterle su enorme pija en la boca, y todas alrededor gritando como locas y muy excitadas, nos olvidamos por completo de nuestros maridos, novios e hijos.

Éramos siete chicas muy lindas todas y ellos eran dos y estando todas embobadas con lo que le hacían a Marga entró otro stripper disfrazado de militar para hacer el show. Y para mi fantasía era un negro divino. Se fue desnudando hasta que se quedó en sunga y al verlo asi todas gritamos porque tenía un bulto descomunal.

Para nuestro deleite iba jugando y dilatando el momento de quitarse todo. Y cuando por fin lo hizo apareció una pija enorme ante nuestros ojos. Sin exagerar era más grande de las que veía en las películas porno de sexo interracial que eran mi vicio últimamente.

Y si bien no estaba erecta del todo era algo enorme!.

Empezó a jugar con ella en sus manos azotando a las más guarras de las chicas que estaban con ganas de todo para ese entonces. Luego las siete nos pusimos a bailar y a jugar con él y con los otros dos, era como estar en el Edén.

Marga, la protagonista, se arrodilló ante el negro de la pija monstruosa y empezó a manosearlo y masturbarlo con las dos manos y todavía sobresalía un buen trozo de esa cosa enorme que ella intentó meterse en la boca.

Al final fue una pequeña orgía, terminamos todas desnudas aunque yo quedé en tanga porque traía metido el plug en la cola y sentí algo de vergüenza de que alguna lo notara. Nunca pensé que todo terminaría en semejante desmadre y tal vez por eso lo traje conmigo.

Todas chuparon pijas esa noche y yo también, y quizás fui la que más lo disfrutó. Al final mi negro hermoso tuvo sexo con Marga. Yo estaba muy excitada (como todas) viendo cómo mi amiga disfrutaba de esa pijota larga y ancha. Cuando él empezó a gemir, señal de que la leche se venía, se salió de ella y mi amiga empezó a masturbarlo y le lamía la punta hecha toda una puta.

Y en ese momento el hombre que me gustaba soltó un lechazo impresionante sobre su boca, su cara sus pechos y hasta su pelo. Y asi la recién divorciada recibió la más potente de todas las descargas. Marga quedó bañada en leche. Fue muy estimulante y esa escena no me la olvidaré jamás.

Capítulo 3: Cumpliendo mi Fantasía

Al día siguiente de aquella «Fiesta» nuestro grupo de WhatsApp estuvo más que activo, tanto que lo tuve que silenciar debido a la cantidad de mensajes y fotos que no paraban de ingresar y no hacían más que distraerme.

Marga nos contó que terminó la noche con los tres strippers y en su casa hicieron una fiesta de a cuatro.

Las chicas les insistieron tanto que comparta a esos tres bombones que al final tuvo que subir al grupo sus contactos.

Llegué a casa muy caliente y por suerte estaba sola. Jugué con un consolador un largo rato y con el plug metido en el culo junté fuerzas y me animé a escribirle al negro de mis sueños.

Al instante me llamó, me puse por demás nerviosa y mientras hablaba con él a su vez me bombeaba la concha con ese enorme falo sintético. Estaba como loca.

Quedamos en vernos al día siguiente y le mentí a mi marido diciéndole que iba a salir con mis compañeras de trabajo y él confiado me creyó.

Llegué primera, tomé asiento y al minuto estuvo ahi. El vestía muy elegante aunque convengamos que no me había planteado verlo vestido. Fue una cena muy amena en la que hablamos de nuestras vidas y de a ratos no paraba de reírme porque no le entendía algunas palabras ya que no poseía un español muy fluido y entre risas le pedía que me las repita.

No paró de hacerme reír y no podía contenerme, tanto que algunas gotas de pis me humedecieron la tanga que estaba estrenando para la ocasión.

Al final de la cena se palpaba una tensión sexual tan grande y eso hizo que me relaje ya que desde el principio estaba un poco nerviosa pero ahora estábamos en completa sintonía él y yo.

Salimos del restaurante y me dejé llevar(en todo sentido). Fuimos a su morada, llegamos y en el ascensor empezamos a besarnos sin control.

Entramos al departamento y pasamos directamente a la habitación, el lugar donde queríamos estar sin dudas. Nos volvimos a besar y me metía manos por delante y por detrás de un modo obsceno pero yo quería eso.

No nos soltamos un instante y mientras me quitaba la ropa me acerqué a él poniendo mis pechos sobre su cara. El empezó a succionarlos llevándome a la gloria.

_Quieto, ahora dirijo yo_ le dije con voz dominante. Me agaché y empecé a besarlo en cada centímetro de su cuerpo, algo que había deseado desde la noche de la fiesta. Le saqué la ropa y se echó en la cama. Seguí besando todo su cuerpo hasta llegar a su maravilloso y gigantesco miembro. Lo lamí de arriba a abajo y también sus enormes huevos, después empecé a chuparlo y disfruté hacerlo aún mejor que en mis fantasías.

Al rato el me tomó con fuerzas y me hizo sentar sobre su cara, como para hacer un 69 y fue algo increíble, porque de a poco cada vez me entraba más toda esa cosa en la boca, hasta meterse prácticamente entera mientras el intercalaba chupadas en mi culo y mi concha y me masturbaba con los dedos de un modo incesante y así tuve mi primer y buscado orgasmo.

Después de acabar en su cara me hizo apoyarme contra el espejo de la pared. Mi imagen en el espejo desnuda me parecía muy excitante, me sentía la más puta como en mis años de juventud otra vez.

El se puso de rodillas detrás de mi y empezó a pasar su lengua por mi culo, cosa que desde siempre me encantó y cuando mis innumerables amantes me hacían eso despertaban a la Danka más degenerada.

Me introdujo dos dedos en la concha y empezó a cogerme con ellos, mientras con su ancha lengua hacía lo mismo con mi culo. Se me pusieron los ojos en blanco y tuve el más potente de los squirts. Le inundé la cara con mis líquidos.

Entonces así de parados se dispuso a penetrarme. Estaba tan mojada que sus 26 centímetros de carne dura entraron en mi vagina sin problemas. Fue algo intenso y a la vez salvaje, el mejor sexo de toda mi vida sin dudarlo.

Sentía en cada embestida como entraba hasta el fondo golpeándome con sus huevos, mientras me metía los dedos en el culo, primero uno, luego dos, y al final tres. A pesar de lo mojada que estaba esa pija descomunal me llenaba como si fuese mi primera vez, es como que me estaba desvirgando a los 50 años.

Sus manos apretaban mis pechos con pasión, luego volvió con una mano a mi culo que era el lugar donde más le gustaba posarse. El orgasmo que me dió con su pija negra toda adentro y sus dedos metidos en mi culo fue muy intenso. Amé esa repentina e inesperada doble penetración.

Me derrumbé al suelo con la respiración muy acelerada pero feliz.

Cuando me recuperé me hizo ponerme de rodillas y tenía la fantasía de verme gatear. Lo complací como la mejor compenetrada en mi papel de gata en celo y sin sacarme la vista de encima se le paró otra vez.

Me lo miraba con lascivia podía sentirlo y aunque estaba un poco asustada, también estaba algo excitada.

Vino a mí y con su lengua y sus dedos explorando una vez más mi parte trasera y se quedó ahí hasta cansarse. Luego se dirigió a la mesa de luz y sacó del cajón un lubricante y mientras me lo esparcía de modo tan suave empecé a gemir de placer.

Le supliqué que me la metiera ya!. Necesitaba sentir todo eso en mi culo.

Y así cumpliendo mi pedido me la empezó a meter poco a poco, y apenas sentí dolor.

Quiso seguir pero no me animé y le pedí que pare. Por suerte me supo entender y no me forzó a nada, al contrario se mostró comprensivo.

Nos tendimos en la cama y sentado sobre mis pechos puso su miembro tan duro en mi boca, empecé a chupar y chupar y juro que no me cansaba de tenerla ahí, mientras el se masturbaba, de vez en cuando la sacaba y me ponía los huevos en la boca para que se los coma, cuando empecé a escuchar su respiración entrecortada sabía que se venía la avalancha. Abrí la boca para que me la metiera diciendo _Dámela toda!_, entonces soltó sobre mi rostro la primera descarga, la segunda casi me deja ciega porque fue directo al ojo izquierdo y como pude me la llevé de nuevo a la boca y soltó el resto de su lechita caliente adentro.

Pienso que no entregarle la cola fue algo acertado, ya que nos volvimos a ver en más oportunidades y cuando me tiene desnuda y caliente y creo al fin se la voy a dar no puedo, entonces queda abierta la puerta a un nuevo encuentro, y así no nos podemos separar.

A mis 53 años tengo un africano semental que me satisface y llena con su leche.

Por suerte tengo la carta ganadora y con éste culo lo tengo amarrado a mí…. No sé cuánto tiempo más podré mantenerlo invicto de esa cosa inmensa que desea penetrarme pero de seguro cuando me decida a entregárselo será materia de una nueva historia.