Capítulo 1

Capítulos de la serie:

Tuve romances de oficina, relaciones formales y los disfruté mucho, sin embargo, los affaires tienen un toque especial, dentro de la oficina es una compañera más, cruzas el saludo, algunos temas de trabajo pero hasta ahí, el hecho de que nadie sepa, ni siquiera imaginen que saliendo quedamos de vernos lo cambia todo, el intercambiar en el trabajo mensajes sugestivos, de pronto estar en junta y recibir una nude de alguien que tienes a una puerta de distancia, el que pase junto a ti normal pero sabes que debajo trae una tanga diminuta satinada…

Me encontraba laborando en una dirección de área y cruzando el pasillo estaba otra. Como compartíamos mucha información a había observado que llegó una nueva chica y a veces estaba del lado donde yo trabajaba, pero no presté mucha atención.

«Buenos días, le dejo los documentos que manda mi jefe» -me dijo un día. «Sí, gracias» respondí, por temas de trabajo fluía más información entre su jefe y yo, así que su presencia era más constante pero sólo para entregar o llevarse documentos.

Pasaron algunas semanas y las chicas de oficina le tomaron confianza, le hacían comentarios tipo «hola Lucy, senos hizo tarde» o «¿tetomas algo con nosotras?» haciendo alusión a sus pechos grandes, ella sólo reía y llegaba a mi oficina «Licenciado, me mandó mi jefe por las comprobaciones», dijo aún riéndose un poco. «¿Cómo te llamas?» pregunté, «Lucía» respondió tratando de aguantarse la risa pero al no poder continuó: «disculpe, es que las chicas son muy chistosas» le dije: «no te preocupes, pero si te molestan mejor ponles un alto porque si no a cada rato te van a agarrar de bajada».

Al poco rato recibí un whatsapp «Buenas tardes, soy Lucía, mi jefe me dio su número para mandarle por aquí unas fotos del trabajo realizado en la región». «Gracias» respondí. “Si falta algo me avisa por favor” puso. Empezamos con temas de trabajo pero en pocos días la conversación cambió, le pregunté cuánto tiempo llevaba, cómo se sentía, si vivía cerca, etc. Recuerdo que ella fue directa “Me gustas, deberíamos salir por una cerveza” dijo, “nos ponemos de acuerdo” respondí. Lucia era una mujer joven, calculo tenía unos 24 años, de cara bonita, ojos grandes, labios algo gruesos, senos grandes, piernas torneadas y su trasero no grande pero si con forma bonita.

Salimos por esa cerveza, llevaba un vestido negro, pegado, falda corta, era bastante seductor y hubo buena química, “vamos a un lugar más privado, ¿te parece?” Salimos del lugar y fuimos a un hotel, estaba algo nerviosa “¿quieres algo de tomar?” pregunté, “cerveza” dijo, llamé a recepción para pedir su cerveza y mi clásico torres con cola, mientras esperábamos ella se sentó en la cama, encendió la tv y me senté junto a ella, acaricié su pierna y cuando mi mano subió un poco la detuvo con risa nerviosa, la besé, nuestras bocas se entendieron de inmediato, fue la atracción perfecta, cada mordisco, cada caricia entre nuestras lenguas, cada roce de nuestros labios. Me recosté encima de ella seguimos besándonos mis manos acariciaban sus piernas, su cadera.

Nos levantamos, le ayudé con su vestido, me coloqué detrás de ella, bajé el cierre y junto con su vestido mi mirada caía por su espalda, su cadera, hasta llegar al piso pero mi mirada se quedó atrapada, ese día llevaba una tanga negra que se perdía muy rico entre sus nalgas, no podía aguantar, mi lengua, mi miembro tenían que estar en ese lugar…

Ella volteó, me quitó mi camisa y mi pantalón junto con mi bóxer, se arrodilló frente a mí tomó mi pene con su mano estimulándolo un poco, lo acercó a su boca y comenzó a chuparlo, me senté a la orilla de la cama abrí mis piernas para dejarle el espacio libre y tenerla bien cerca, mi mirada estaba perdida viéndola hacer lo suyo, recogí su cabello un poco para poder observar mejor, ella volteaba a verme y el contacto visual nos prendió aún más, la tomé del cabello con un poco de fuerza y empecé a moverla a mi ritmo, «ahhhh sigue, así, así» decía con mi respiración agitada, bajó la mirada y siguió lamiendo, chupando, pasaba su lengua por la punta y nuevamente volvía a envolverlo todo con su boca, estaba demasiado excitado «voy a terminar» le dije, ella siguió mientras mi respiración aumentaba, mis gemidos eran mas intensos, no se detuvo, empecé a derramarme en su boca, me estimuló un poco más con su mano, se detuvo, se levantó y fue directo al lavabo a enjuagarse. «Me hubieras dicho que no te gustaba, no lo hagas solo por complacerme» le dije «es que si me gusta así sentirlos en la boca pero no me gusta pasármelos» respondió. «Ok pero en verdad si no quieres hacer algo dime con confianza, no hay problema» le dije de nuevo. Sentía que le gustaba demasiado y que por complacerme no me diría que no, pero siempre he creído en que las cosas deben ser consensuadas, ambos de acuerdo siempre para disfrutar no sólo uno.