Capítulo 2
La quedada II
CHARLINES CAPÍTULO SEGUNDO
No dije nada y pegando mi polla a su culo la abracé. Quedamos profundamente dormidos, desperté con una ligera luz que se colaba por alguna rendija de la persiana. El silencio era ensordecedor. Miré a mi lado y ahí estaba Mar, respirando tranquila y con una sonrisa en la boca. Me levanté procurando no hacer ruido y desnudo como estaba me acerqué a la cocina. En el chalet reinaba una tranquilidad absoluta. Me preparé un revuelto con tomate para desayunar y me tumbé al sol en una de las hamacas del jardín donde daba la sombra.
Debí quedarme dormido, pues unas manos inquietas se deslizaban por mi espalda, cubriéndola de crema. Me giré despacio y ahí estaba Mar, untando mi espalda de crema.
- ¿Gracias, solo te has levantado tú?
- Si, creo que están algo perjudicados.
- ¿Qué hora es?
- Más de las doce
- Joder, ¿te vistes y nos vamos a dar una vuelta?
- Primero tendrás que untar bien de crema mi espalda.
- Túmbate, que igual hoy no salimos jajajaj
Mar se tumbó coqueta en la tumbona, llené mis manos con crema y la extendí por su espalda procurando esparcir una buena cantidad, no es bueno quemarse con el sol. Empecé por sus hombros y fui bajando masajeando su espalda y amasando su culo. Mar gemía mientras acariciaba su culo. Bajé por sus piernas hasta sus pies y subí lentamente por el interior de los muslos, hasta llegar a su coño.
- ¡Estás empapada!
- Joder, hacía tiempo que no me mojaba tanto, me tienes caliente desde anoche.
- Date la vuelta
- No jajjaaj, que sí no, sí que no salimos. ¿A dónde quieres ir?
- Había pensado ir a la playa del Sombrerico.
- Pues no se diga mas
Después que Mar se dio crema por la parte delantera de su cuerpo y yo también. Sacamos el auto del chalet y en poco más de media hora ya estábamos en la playa. La playa es una playa grande y bastante agreste, aunque hay un chiringuito cerca, la zona nudista está bastante despejada.
Buscamos un lugar apartado y cubierto por unas piedras que nos darían algo de sombra sobre las tres de la tarde. Pusimos la esterilla y las toallas y nos tumbamos al sol.
- Que gusto sentir el calor del sol. – dijo Mar
Estuvimos un rato tumbados y tras casi una hora, saqué de mi bolsa el pulverizador de agua que siempre llevo conmigo. Mar me miró asombrada.
- ¿Para qué usas eso?
- Soy alérgico al agua del mar, y si no uso esto me cuezo como San Lorenzo.
- Jajjaaj, vaya tío más raro eres, me voy al agua.
Mar se fue hacia el agua meneando grácilmente su culito, de vez en cuando se volvía y me sacaba la lengua. Entró en el agua y al parecer estaba fría, pues se encogió dentro de ella. Tras unos minutos en el agua volvió a la toalla, está muy buena me dijo. Yo pensé qué buena estaba ella. Acerqué mi mano hasta su culo y lo acaricié despacio.
- Que fresquita estas.
Ella ronroneó como una gata y abrió sus piernas. Le acaricié ahora entre sus piernas, notando su humedad y escuchando sus leves ronroneos. Ni yo tenía prisa, ni ella tampoco, simplemente se dejaba hacer. Mi mano recorría el canal de sus labios, recogiendo y esparciendo su humedad. Mar se dio la vuelta poniendo su cuerpo de cara al sol.
- No pares, sigue así, despacito.
Ahora mi acceso a su sexo estaba más fácil mi dedo anular, recorría el ya bien formado surco desde su ano hasta su clítoris en un lento devenir. Mar gemía, abría y cerraba su boca. Mi dedo lleno de sus propios jugos, se paró en su clítoris. Subí por su cuerpo excitado hasta llegar a su pezón izquierdo, lo acaricié con la palma de mi mano y lo apreté fuerte entre mis dedos. Mar gemía y se retorcía de placer y dolor. Hice lo mismo con el pezón derecho y cuando solté este, bajé mi boca hasta él. Mar gimió a la vez que abrazaba mi cabeza contra su pecho.
- Así cabrón, así, sigue, sigue.
Llené mis dedos con saliva y volví a su clítoris, su coño ahora estaba totalmente empapado. Circundé su clítoris despacio, recreándome en la caricia a la vez que sorbía su pezón. Mar, cerró sus piernas y gimió.
- No pares, ahora no pares, por favor.
Seguí acariciando su clítoris y notando como esa parte de su cuerpo cada vez estaba más húmeda.
- Así, si, así, no pares, que rico, que rico, no pares.
Podía notar como Mar se corría una y otra vez se deshacía entre mis dedos y ahora levantando mi cabeza buscaba mi boca. Notaba en su boca como se estremecía, como su cuerpo se hacía agua y como no paraba de correrse, había entrado en una especie de trance y no quería que este terminase nunca. Por fin apretó sus piernas contra mi mano, se separó del beso y muy quedo, me dijo.
- Para, para por favor, para.
Llevé mi mano a mi boca y pude apreciar como Mar se daba nuevamente la vuelta y se quedaba profundamente dormida.
Una hora después se despertaba, levantaba su cabeza, me miraba y se lanzaba sobre mi polla.
- ¿Dónde vas chiquilla, dónde vas?
Mar no dijo nada, se metió mi polla en la boca y fue chupando muy lento, mientras esta iba adquiriendo su grosor. Mar lo hacía despacio arrodillada entre mis piernas y mirándome a los ojos. Una mano en mi polla y la otra acariciando mis huevos. Lamía sin prisas y metía mi polla en su boca, follándosela ella misma.
- Fóllame la boca, me gusta que me follen la boca.
Sujetando su cabeza me folle con fuerza su boca. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras varias arcadas que supo dominar hacían convulsionar su cuerpo. Se separó un poco para coger aire, se dio la vuelta y se sentó sobre mi boca.
- Cómeme el coño y córrete en mi boca. Dijo jadeando Mar
Mientras su boca se apoderaba de mi polla, mi boca se apoderó de su coño. Mis labios sorbían su clítoris mientras mi lengua lo agitaba sin descanso. Mar pegaba su coño a mi boca, mientras intentaba tragar toda mi polla. Cuando la tuvo en su garganta, moví mi pelvis con fuerza, follándome esa boquita hasta verter toda mi leche dentro de ella. Mar tragó con frenesí, mientras se pegaba a mi boca y me regalaba el elixir de su cuerpo.
- Joder cabrón, ¿quieres matarme? Joder, joder, joder
- Me has dejado seco, nena.
Tras terminar, nos acurrucamos al sol para coger calorcito. Mi móvil sonó en un mensaje y al mirarlo vi la hora, las cinco y media.
- Niña, tenemos que irnos
- Joo, se está muy bien ahora
- Ya, pero la noche puede ser muy larga.
Recogimos y montamos en el auto, conduje hasta el chalet y en cincuenta minutos ya estábamos allí. Entré con el coche hasta dentro y bajamos. Se escuchaba mucho ruido y la música estaba alta. Al llegar a la piscina ahí estaban todas y el chaval.
“La loba”, tenía la polla de Antonio en la boca, mientras sentada sobre la boca de Eva, ésta le comía el coño. La cara de gozo de todos era excepcional y sus sensaciones os las contaran ahora.
“LA LOBA”
Tras una intensa noche había dormido muy bien, me levanté sobre las cuatro y bajé a la cocina, ahí estaban Eva y Antonio desayunando y con intensas miradas.
- Buenos días tortolitos.
No dijeron nada, terminaron y salieron a la piscina. Yo también desayuné y salí con ellos a la piscina. Cuando salí, Eva sujetaba con una mano la polla de Antonio, mientras procuraba tragarla entera. Me acerqué a ellos y colé mi mano entre las piernas de Eva.
- ¡Estás chorreando, cerda!
Eva gimió y se sentó sobre mi mano, ahora a la vez que cabeceaba sobre la polla, se metía mis tres dedos hasta el útero. Eva cada vez se movía más deprisa y gemía con más fuerza.
- Vamos puta, más deprisa, más deprisa.
Eva, ya chillaba y pronto mi mano se mojó entera, a la vez que Eva se tragaba toda la polla de Antonio, que no era pequeña, hasta traspasar su garganta.
- Quita cerda, túmbate y cómeme el coño.
Me senté sobre la boca de Eva y cogí con fuerza la polla de Antonio, para traerla hasta mi boca. Era una polla larga, creo de más de veinte centímetros, no muy gorda, pero larga. Se chupaba muy bien y me cabía entera en la boca. Esa polla me estaba dando mucho placer. La boca de Eva me volvía loca y ya me tenía a punto. Sentí un escalofrío por mi espalda, a la vez que notaba como todos mis jugos discurrían fuera de mí.
EVA
La cerda de “la loba” me había llenado con sus jugos y me había puesto muy, muy caliente. La empujé a un lado y me puse en cuatro delante de Antonio, que se acercó a mí, se sujetó a mis caderas y me introdujo su polla de un solo golpe hasta el fondo. ¡Joder, casi me corro! Ese muchacho imprimió un ritmo más bien rápido que me llevó rápidamente al cielo, creo que se dio cuenta y empezó a meter y sacar su polla de un golpe, haciendo fluir todos los jugos de mi coño. Llegó un momento que no pude más y me eché a un lado, ahí vi como Pablo se estaba follando con rudeza a Anka.
ANTONIO
Después de levantarme y no ver a nadie, me preparé un desayuno, en ello estaba cuándo apareció Eva. Le pregunté si quería algo y me dijo que si, se lo preparé y al llevarle el plato a la mesa me dio un pico muy suave y muy húmedo. Verla ahí desnuda, con esas preciosas tetas desafiándome y pidiéndome guerra, hicieron que mi polla se pusiese como una barra.
La excitación era patente y cuando me iba a levantar para comérmela, apareció “la loba”. Aquí desapareció la tensión. Eva y yo salimos al jardín, donde nos comimos a besos y ella se dejó caer de rodillas para empezar a chuparme la polla. La verdad que la chupaba muy bien, despacio y se la comía entera mientras me acariciaba los huevos. Cuando la iba a tumbar para follármela, apareció “la loba”, que le follo con su mano a Eva. Está ahora, sí que me comía la polla con ganas, me devoraba. Eva se corría sobre la mano de la loba, a la vez que yo tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme. Una vez se hubo corrido Eva, fue “la loba” quien se amorró a mi polla comiéndola con gula y frenesí. Menos mal que tenía la boca más pequeña y me clavaba sus muelas, lo que me permitía centrar mi atención fuera de la mamada y así aguantar más.
Cuando “la loba” se corrió como tal, Eva se me puso delante en cuatro y empecé a follarla con ganas, mi polla entraba perfecta en ese coño y me la envolvía. Al notar los flujos de Eva sobre mi polla, la saqué y la metí de una. Al ver que le gustaba, seguí así, hasta que ella no pudo más y se tumbó a un lado.
Ahí pude ver un segundo, como Pablo se follaba a Anka sin compasión. Pero el descanso me duró poco. “La loba” me empujó y me tumbó en la hierba se puso sobre mí y empezó a cabalgarme sin piedad, su coño era caliente y estrecho y la verdad no pude aguantar mucho y curvando mi espalda me corrí.
- Joder, joder, joder, menuda cabalgada.
Pero ella no paró y continuó ya con mi polla morcillona dándose placer hasta conseguir su tan deseado orgasmo.
ANKA
Me levanté y creí estar sola, desayuné tranquila y salí a la piscina, ahí me encontré el espectáculo. Eva era masturbada por “la loba”, mientras se comía con gula la polla de Antonio. La verdad es que la noche me había puesto caliente y tuve que masturbarme, así que la escena me encendió. Cuando estaba a punto de meterme los dedos aparecieron Mar y Pablo. Se acercaron a donde yo estaba y Pablo me dijo.
- Joder, bonito espectáculo
Yo le respondí.
- Siempre podemos mejorarlo.
Ni corto ni perezoso miró a Mar y se desnudaron los dos, se acercó a mí y podía notar el calor de su gruesa polla cerca de mi boca. Lo miré lasciva e incorporándome, llevé esa gruesa polla a mi boca. Me hacía abrir la boca desmesuradamente.
- Tranquila niña, dijo Mar
- Deja que tu boca se acostumbre poco a poco.
Yo lamía y engullía una pequeña parte de esa polla, mientras Mar, le comía los huevos. Pablo, sujeto a mi nuca, me metía la polla hasta casi tocar mi garganta, para luego dejarme respirar. Al sacar su polla, ésta salía llena de babas, que discurrían por mis pechos. Mis ojos estaban llenos de lágrimas y abultados por el deseo, quería que me follara.
- Fóllame, méteme tu polla, destrózame el coño.
Mar miró a Pablo, me hizo levantar el culo y apoyar mis manos en la hierba. Noté cómo pablo se ponía tras de mi apuntado su polla a mi coño.
Su polla entró en mi muy lento, produciéndome un gran placer, estaba tremendamente encharcada, caliente y excitada. Mar, había llevado su mano a mi clítoris y lo estimulaba con mucho cariño. Me estaba volviendo loca y un pequeño orgasmo me invadió. Pablo lo debió notar, pues aceleró el ritmo. Mar se colocó cerca de mí y abriendo sus piernas, llevó mi boca a su clítoris.
En cuanto Pablo vio que mi boca se pegaba a su clítoris, empezó un fuerte mete y saca que me volvió loca muchas veces. Esa polla me llenaba, los huevos chocando contra mi clítoris me volvían loca y los jugos de Mar bañando mi boca, me llevaron al éxtasis total. Aquí estaba cuando noté como Pablo se clavaba en mí y me llenaba las entrañas con su caliente leche.
- Joder, joder, joder.
Al abrir los ojos, vi como Pablo y Mar se comían a besos, mientras el resto se encontraba desperdigado por el jardín.
- ¡Vamos al agua! Gritó Pablo
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