Habíamos quedado en reunirnos solo para platicar y así lo estábamos haciendo, solo que para remarcar mis ideas, inconscientemente pasaba mis manos sobre sus senos, mientras charlábamos los acariciaba, pero cuando notaba que solo estaba tratando de llevarme la contra, la daba de pellizquitos, lo que la distraía y callaba.
En eso me dijo medio en broma, mejor cállate que no sabes nada de nada, además deja de estar jugando, me vas a coger o no, porque si no, entonces me voy a masturbar al baño y ya, así que le di una buena mordida en el pezón que tenía más próximo, la sentí retorcerse en la cama y cuando me acerque al otro, suplico:
– No papi, ya me voy a portar bien. (Esa tonta cerveza que me estoy tomando me hace buscar broncas innecesarias).
– Eso lo veremos, descúbrete.
– Carlos, gemí al sentirlo cerca. Perdóname… por favor… perdóname…. El no contesto.
Solo desnudo mi seno y lo mordisqueo con un poco más de fuerza.
(Hace unos días la estuve azotando en las nalgas, no me imagino por que le excita algo así, pero después comprobé que estaba toda mojada.)
– Bien quieres perdón, bueno pues pídelo, pero pídelo bien.
Tomándome del brazo me arrodillo y me acerco a su falo, así que le di unos cuantos besitos en la punta y dije:
– lo siento
– Pues yo también criatura, es hora de comer
Y me empujo la tranca hasta la garganta,
– bien ahora lámelo, chúpale la cabecita, el tronquito,
Comencé a contonearme, en parte por el gusto (el sabor, la dureza y el tamaño de este falo, me son tan queridos) y en parte buscando atraer sus atenciones.
Cosa que ocurrió efectivamente, ya que comenzó acariciando mi clítoris, mientras metía un dedo en mi vagina, (esa es una de mis caricias favoritas)
De pronto empecé a sentir las joyas (como ella las llama) duras muy duras, la entrepierna con un dolorcito y el palo, que rico sentía mi palo, era urgente retirarle, así que tuve que arrancarla prácticamente de mi miembro.
Ya un poco más repuesto la desvestí y acomode para un 69.
Esa lengua, cosa más hermosa y despiadada, se hunde violentamente y siempre encuentra el modo de dar en el blanco justo.
Me da muy fuerte, muy rápido, por más que me quito, me encuentra, me saca el aire y casi no puedo concentrarme para atender a mi propia mamada de tanta chupada y lamida que me da, he sabido que las chicas levantan las caderas casi ahogando al incauto romeo, pero yo trato de rehuir el contacto, al tiempo que agradezco no ser tan hábil como para hacerlo.
– Hasta que se te hizo chiquita, te voy a dar tu lechita y tu mija te la tomas toda como la buena niña que eres.
– Si papi y comencé a disfrutar de su semen. (Pero no pude evitar que un poco se escapara).
– Así que la niña tira la leche ¿no? (dijo y me jalo sobre sus rodillas) – Papi ¿qué haces?
– Te voy a enseñar a no desperdiciar la leche, cabrona!, Además hoy has estado muy grosera ¿o qué?, Crees que todo tengo que disculpártelo.
– Pero eso no es razón para que me pegues, suéltame, (dije tratando de incorporarme, pero me tenía bien cogida).
– Espera que te dé unas cuantas nalgadas y ya veremos si eres capaz de repetirlo, niña tonta. Últimamente te has estado portando muy mal y no has tenido quien te dé unos buenos azotes (Comencé acariciando sus glúteos suavemente, eso la tranquilizo y dejo de moverse), te has estado masturbando ¿verdad?
– Si papi, pero es porque no nos hemos visto. Ya suéltame por favor.
– Ah!, y supongo que le pediste permiso a alguien ¿no? (creí que una pajita la vendría bien y comencé a meter y sacar un dedo de su vagina)
– Es que no sabía que tenía que pedir permiso (contesto a media voz)
– Bueno, pero que tú crees que te mandas sola! (Y le acomode una palmada tuertísima en medio de las dos nalgas).
– Ayyy.
– Mira chamaca va siendo hora que entiendas que aquí mando yo, que no soy como esos taraditos que has tenido de novios ¿comprendes?
– (Me quede callada pensando que contestar, cuando me estampo una nalgada aún más fuerte) Ayy, si entiendo papi, tu mandas.
– Bien, papi quiere que le traigas el cinturón.
– Papi con el cinturón no (Me escuche decir entre gimoteos, que bruto!, ya se le volvió a parar)
– Si me haces ir por él, te prometo que vas a conocer lo que es una hebilla y no te va a gustar nada. 10, 9, 8…
– Ya voy papi, (saque el cinturón como pude del pantalón y se lo di)
– Bien, te voy a dar una oportunidad, solo una eh!, vas a hacer todo como yo diga, o el cinturón va a conocer esas amiguitas tuyas.
– Si papi, lo que tú digas.
– Ok, te vas a sentar en el palito de papa, dándome la espalda, si dejas de moverte, cinturón, me vas a decir cosas calientes, las que quieras, si te callas, cinturón, si comienzas a repetir las mismas pendejadas, cinturón.
– Papi no voy a poder…!
– Me vale, comienza o ¿hay que arrearte?
– Me senté sobre la verga y comencé a moverme, cambiando de ángulo cada vez para sentirla en todos los rincones de mi vagina, rogando que la inspiración me llegara.
– Te gusta mi culo papi?
– Si me gusta.
– Me metes un dedito por favor,
– Ajah!
– Sientes como froto mi clítoris contigo papi.
– Ajah
– Este…
– Este qué?, Quieres que el cinturón te ayude a pensar?, (Y le di 4 nalgadas con la mano, seguiditas).
– No papi, lo que pasa es que me pones muy caliente, y si estoy caliente, nada más pienso en la verga que tengo adentro, no en lo que tengo que decir. – Ajah, pues concéntrate o ese culito lo va a pagar. (Y me levante un poco para clavársela).
– No hagas trampa papá,
– Pues esfuérzate (Una nalgada más, en realidad no pensaba pegarle con el cinturón, pero lo tenía muy a la mano, de repente lo pasaba despacito por sus nalgas, como advirtiéndole)
– Carlos tu verga me enloquece, me hace mojarme toda, me hace oprimir los muslos, me obliga a arquear la espalda dejando mi clítoris bien pegadito a tu piel, el sonido de tu respiración hace que una sensación baje por mi espalda, esa respiración pausada, caliente, muy caliente. Sentir que hay un hombre de adeveras entre mis piernas, que me hace gozar, que me consiente, que hincha mi panochita de felicidad, que me inflama de deseo, con una verga bien gruesa, rica, maratónica, porque hay que ver lo que esta verga aguanta!, … (De pronto sentí como comenzó a darme desde abajo) NO PPAPIIIII!!!!!
– Cómo que no!
– (Perdí todas las ideas, solo importaba lo que se sentía, me iba a dar una buena cinturoniza, pero ni modo, subía y bajaba más rápido, que rico se sentía)
– Bueno ahora de perrito para que puedas coger y yo pueda darte los cuerazos que te prometí si te callabas.
– (Quería evitar los azotes, pero no podía esperar a tener la verga adentro de nuevo, así que me arrodille en la orilla de la cama), no muy fuerte por favor.
– Justo lo que esperaba, que mi nena se volviera dócil (un vergazo), obediente (otro vergazo), ¿qué quiere la chiquita?
– Verga papi (otro empujón),
– ¿Qué?
– Verga (otro, entonces aventó el cinturón al otro lado de la cama)
– Bueno, pues vamos a darle verga a la nena.
– Akkkk (Y me cabalgo de la manera más rica que se pueda imaginar, y es que papi siempre tiene cosas muy ricas para su nena, bueno, cuando la nena se porta bien….Cuando todo acaba me quedo boca abajo un momento, luego me levanto, recojo el cinturón y miro traviesamente a mi papi, él esta acostado, extiende una mano y yo le doy el cinturón) gracias papi, tu mandas (entonces me abraza y me quedo quieta, satisfecha)