Estaba en tu casa, ambas sentadas en la sala, hablando de todo un poco hasta que llegamos al tema de tus últimos días de embarazo, me contaste que según los cálculos, estarías pariendo para dentro de una o dos semanas, aproximadamente.

Ambas somos de mentalidad abierta en torno al sexo, así que me aventuré a preguntarte sobre el tema.

Me dijiste que durante los primeros dos meses no tenías muchas ganas debido a las náuseas y el mareo, pero luego del tercer mes, empezaste a tener más energía de lo habitual, aunque tu pareja no veía ningún problema en complacerte, llegaba un punto en donde no podía ni con su alma, así que cuando eso ocurría, buscabas alivio por tu cuenta.

Como ambos son liberales, te dijo que no pasaría nada si quisieras estar con otro chico o chica para aliviarte sexualmente.

Al inicio no le diste mucha importancia, aunque le agradeciste por la sugerencia, simplemente lo archivaste por ahí.

De pronto te quedaste en silencio para pensar en cómo formular lo que vendría a continuación.

Mira, no sé cómo plantearte esto, dijiste dudosa.

Pues comienza desde el principio, te animo.

Vale, vamos allá, me respondes tomando aire.

Descubrí algo curioso, pero excitante a la vez, cada vez que juego con mi ombligo, se genera alguna conexión entre el mismo y la cuca, me explicas.

Mira qué cosas, yo también descubrí lo mismo hace un tiempo, así que tranquila, no eres la única.

Excelente, dices encantada, vamos a mi cuarto, estoy cansada de estar mucho tiempo sentada.

Te tomo del brazo para seguirte, una vez que llegamos, procedes a acostarte, invitándome a sentarme a tu lado, ya que tu cama es bastante grande.

Entonces volviendo al tema, continúas hablando, qué genial saber que no soy la única en hacerlo, sabes, me estoy excitando al hablar de esto, confiesas.

¿En serio? te pregunto curiosa.

Totalmente, recuerda que me excito con cualquier tema sexual.

Es cierto, te digo riendo.

¿Quieres tocar mi barriga? me preguntas, pero detecto que tienes ganas de algo más, aunque bueno, por qué no.

Oigo que te subes la camiseta y te bajas la falda para luego estirarte más y así exponerte totalmente.

Vamos, ¿a qué espperas? invitas.

Me quito las sandalias para subirme a la cama y acercarme a ti, pongo mi mano sobre tu vientre que está muy abultado, pero lo encontré bastante delicioso.

Voy y vengo sobre tu panza, siento que te vas moviendo de a poco.

Toca mi ombligo, ya te dije que eso me da una descarga en la cuca, compruébalo tú misma.

Así lo hago, primero me ensalivo el dedo índice para meterlo con suavidad y empiezo a moverlo en dirección a las agujas del reloj.

Sueltas un fuerte gemido de placer, me haces saber que te estás mojando.

De repente me sorprendes con otra petición.

quiero ver cómo juegas con el tuyo, me gustaría mucho.

Pero mejor sácate lo que llevas encima, no quiero que te acalores, me dices con una risita.

No me hago de rogar, me quito todo para dejar la ropa en una silla que tienes cerca.

Primero juego con mis senos, haciendo círculos en los pezones que se ponen erectos de inmediato.

Vuelvo a ensalivar mi dedo para meterlo en mi ombligo para hacer círculos en él y tal como me describiste, siento humedad y un cierto latido en la cuca.

Uf, me excita verte haciendo eso y si no lo crees, tócame abajo, me dices totalmente caliente.

Primero toco tus muslos que vas separando poco a poco y tal como dijiste, noto el calor de tu cuca sin tocarla aún.

Separo tus labios con lentitud para apreciar tu humedad, me pides entre gemidos que toque tu clítoris y así lo hago, sintiéndolo duro, húmedo y latiendo de excitación.

Mientras te toco con la mano derecha, con la izquierda juego con mis pezones que están más duros, me dices que pare un momento porque tú también quieres que disfrute.

Me dices que ponga una rodilla a cada costado de tu barriga y que apoye mi cuca en ella, pero con cuidado, claro.

Así lo hago, casi me corro cuando siento la suavidad de tu panza en mi mojada cuca que no paraba de manar flujo y latir, no dejas de gemir y mover el vientre para que rozara mi clítoris, pero te pido que pares porque quiero que nos corramos juntas haciendo la tijera.

Permaneces acostada con las piernas abiertas, esperando a que me acople.

Primero te muestro cómo de mojada está mi cuca, me dices que se ve hinchada, a punto de caramelo.

Me acuesto nuevamente, entrelazo mis muslos con los tuyos y finalmente siento el contacto de tu cuca que se nota dilatada.

Se siente rico sentir clítoris con clítoris, labios con labios y flujos con flujos, no nos movimos excesivamente, solo dejamos que fuera un solo latido fuerte y rico.

De pronto siento que empujas tu cuca hacia mí como si quisiera besar la mía, repito tu maniobra, sintiendo unas ganas intensas de pujar, sentía como una especie de charco queriendo emerger.

Y así ocurrió, ambas dejamos salir los flujos, intensificando más aquel latido, sintiendo el calor desde mi vientre hasta afuera, no dejas de gemir de placer y temblar.

Luego de recobrar la calma, comentaste que jamás habrías pensado que fuera tan intenso así, pero quedaste relajada.

Estuvimos descansando como por diez minutos mientras conversábamos de otras cosas, me comentaste que ya tenías todo listo, que solo era cuestión de esperar la fecha aproximada de tu parto.

Me seguías comentando que pensabas parir en el agua, me explicaste que querías hacer tu parto lo más placentero posible, total, ese cuerpo era tuyo y que como lo disfrutaras era tu problema.

Me muestro de acuerdo con tu punto, de la nada me preguntas que si quisiera tocar tus senos.

Al inicio me sorprendo por aquello, pero decido tomarte la palabra.

Me acerco un poco más a ti hasta que tengo tus tetas a mi alcance, las sopeso con ambas manos y noto que están grandes, tus pezones están más que hinchados.

¿Quieres mamarlas? preguntas excitada.

Mi respuesta es tomar una de ellas para llevarla a mi boca para empezar a mamar como si fuera tu bebé, oigo que gimes sin contenerte en lo más mínimo.

Si sigues mamando así, harás que me corra, me dices entre gemidos, haciéndome saber que quieres disfrutar todo lo posible.

De pronto me pides que pare un segundo porque quieres buscar unas cosas que compraste.

Oigo que te mueves con lentitud, pero te espero a ver lo que traes entre manos.

No pasó ni un minuto cuando pones algunas cajitas sobre la cama, te pregunto por su contenido y me explicas que son varias bolas chinas tanto vaginales como anales y que te gustaría que las usáramos juntas.

Me das una cajita que contiene unas cuatro o cinco bolas chinas, me pides que te muestre cómo se pierden al meterlas en mi cuca.

Siento que mi clítoris se pone durito al oír tu propuesta, así que no me hago de rogar, tomo dos almohadas para ponerlas bajo mi espalda para elevarme mejor.

Me doy dos palmadas sobre mi pelvis, siento que me mojo más todavía, tomo dos bolitas y las roso desde el clítoris hasta el ano para que veas el cómo disfruto masajearme para ti, me dices que mi cuca se ve hinchada, hasta un poco marcada por los latidos.

Acerco las bolitas al hueco, pujo un poco para abrirme y con una facilidad que hasta a mí misma me sorprendió, las bolas entraron sin dificultad.

Repetí lo mismo con las otras tres bolitas, en la vida me había sentido tan llena, no pude evitar gemir de gusto.

Me dices que mi vientre se ve un poco avultado, que te encanta ver que disfruto con la sensación de sentirme llena y te digo que, efectivamente, me siento súper dilatada, que incluso siento deseos de pujar, pero sin sacarlas totalmente.

Me animas a que lo haga, que lo voy a gozar.

Abro bien las piernas para que lo veas mejor, pero me detienes un momento.

Espera, vuelve a jugar con tu ombligo mientras pujas, anda.

Mantengo la misma postura, pero añado mi dedo en el ombligo, decido no tocar mi cuca, a ver si logro correrme solo con estimularme.

Tú para ayudarme, empiezas a decirme lo mucho que te excito, que tu cuca está hecha un mar de flujo, que también te metiste unas seis bolas chinas que hacen de tapón.

Mientras te oigo hablar, no dejo de darle a mi ombligo y siento que las bolas van en caída libre, me dices que mi cuca se está abriendo, que no va a tardar en salir la primera.

Me preparo para pujar, pero me dices que pare, que tuviste una idea mejor.

Espera, apoya tu cuca en mi vientre como hiciste hace un rato, derrama tu flujo encima de mí.

No me hago de rogar, me apoyo con cuidado, pero tan pronto siento tu suave piel sobre mi clítoris, no puedo reprimir más los pujos que se incrementan.

Vamos, puja con todo, me dices, puja fuerte, puja, puja, puja, puja.

Ya no aguanto más, ahora sí saco las bolitas que vienen acompañadas de un mar de flujo vaginal que jamás creí producir, qué delicia se siente vaciarse de aquella forma.

Más que flujos, siento como si orinara, pero a su vez es otra cosa, oigo que me dices que es un squirt que estoy soltando, no paro de soltar más fluido, qué divino.

Una vez que acabo, me dejo caer a tu lado, no dejo de sentir latidos de placer en la cuca aún, me dices que te estás pasando los fluidos por encima de tu vientre, que quieres tener mi olor durante un buen rato.

No dejas de sorprenderme, pero me agrada saber que te gusto tanto, me dices que quisieras probar varias cosas conmigo.

Te digo que vale, que llevas la voz cantante.

Descansamos cerca de diez minutos, aunque me impresiona que no te hayas corrido aún, a pesar de que tienes la cuca llena de las bolas chinas.

Abres las piernas, invitándome a que te toque con más confianza.

Siento tu cuca bastante abultada, no paraba de latir bajo mi mano.

Me pides que te haga un oral mientras te muevo las bolas para estimular tu punto g.

Alzas la pelvis para sentir mejor, pongo mi boca sobre tu clítoris que se pone más duro, así como meto dos dedos para mover las bolas, no paras de gritar de placer, que sientes que vas a acabar.

Siento tus contracciones en torno a mis dedos, me aventuro a meter mi mano que tu cuca se la traga sin problema, me dices que no deje de tocar tu punto g, que ya casi estás llegando.

Dicho y hecho, das un último grito que viene seguido de los espasmos de tu cuca que no deja de soltar fluido.

Me dices que ya salen, aumento la velocidad de mis dedos que se mojan con tus flujos, no dejo de sentir los latidos hasta que todo se va calmando.

Una vez hubiera salido la última bola, recorro tu cuca con mis dedos y me sorprendo de lo dilatada que está, me explicas que has estado probando a usar las bolas chinas para ir preparando tu cuca cuando tengas que parir.

Buena idea, te respondo, no tienes que sufrir si puedes evitarlo.

Así es, asientes en concordancia.

¿Alguna vez has sentido el placer de tener un enema? me preguntas.

No, pero tengo curiosidad, te replico.

Vamos al baño, te levantas rápidamente.

Llegamos a tu baño que es bastante amplio, me pides que me meta en la bañera y comience a jugar con mi culito para prepararlo.

Así lo hago, tenía rato que no jugaba con mi ano, pero se dilató bastante rápido, oigo que dices a mi espalda que me ponga en cuatro.

Tomo dicha postura, primero metes un dedo enguantado con crema, empiezo a excitarme nuevamente.

Luego siento que añades otro dedo para dilatar más, próximamente siento como una cánula entra en mi ano y va soltando agua tibia.

¿Cómo lo sientes? preguntas interesada.

Un poco raro, te respondo.

Tranquila, cuando es la primera vez, eso sucede, creo que si te pongo dos litros de agua, lo llevarás bien.

¿Cómo sabes si es suficiente? te pregunto.

Eso tienes que decirlo tú, si sientes mucha molestia, no más avisas y pararé.

Pasaron otros diez minutos donde metiste más agua hasta que te dije que ya estaba sintiendo dolor, sacas la cánula para sustituirla por un plug anal que haría de tapón.

Me dices que disfrute la sensación de llenura en mi vientre y dicho y hecho, hasta puedo decir que siento preción en el clítoris.

Una vez terminado el procedimiento en el baño, volvemos a la cama, me pides que te muestre mi vientre, incluso me acerco para que lo toques.

Antes de tocarlo, me das las cuatro bolas chinas para que las meta en mi cuca para que la sensación de estar llena se completara.

Me pongo boca arriba para que vieras mejor, las bolas entran sin problemas, me atrevo a decir que siento que llegan a mi útero.

Me dices que mueva el vientre y así lo hago, pongo mis manos sobre él y siento cómo el agua va y viene.

Incluso me pongo en cuatro para que las bolas bajen producto de la gravedad, no aguanto más y termino boca abajo, siento un ansia grande de pujar, más los latidos en mi cuca.

Me dices que ponga mi cuca en tu barriga, que quieres precionar mi vientre hasta el orgasmo.

Así lo hago, me siento sobre tu vientre con cuidado, la preción es demasiado para mí y lo rematas poniendo tus dedos debajo del ombligo.

Ahora sí, córrete, córrete como si fuera la última vez.

Te aviso que quiero pujar, que siento como una sopa se mezcla en mi útero.

Me levanto un poco para que veas las bolas salir.

Llevo mis manos a mi vientre para precionar con fuerza, mi cuca empieza a latir, me retuerzo del placer hasta que suelto el pujo que tanto había retenido junto a un squirt.

Te quedas impresionada de la cantidad de squirt que sale, pero a su vez te sonríes, me dices que estás por correrte sin tocarte, me pides que lama tu ombligo, pero que no toque tu cuca.

Me pongo frente a tu vientre, acerco mi lengua a tu ombligo que penetro haciendo círculos, no pasó ni medio minuto cuando dices que estás por soltar un buen squirt, aproximo mi mano para sentir cómo tu cuca se abre, gimes mientras tanto e, increíblemente, me corro nuevamente porque aún tengo retenida el agua en mi vientre.

Pasado un momento, voy al baño y tras quitarme el plug, suelto toda el agua y siento un delicioso alivio.