Capítulo 13

DÍA A DÍA 13

CHARLINES

Sonó el teléfono.

– ¿Dígame?

– Hola Pablo, ¿sabes quién soy?

– Cómo no preciosa, con esa cálida voz solo hay una persona que perturbe mis sueños. ¿Qué tal te va la vida?

– Aquí pensando en los buenos momentos de un fin de semana. ¿Qué haces ahora?

– Estoy dándome un bañito en la piscina y tomando un poco el sol, acabo de llegar de Lanzarote y me apetecía darme un bañito solo y relajarme un poco.

– Qué vidorra te pegas. ¿Cuándo vuelves?

– Pues no sé la verdad, pero casi seguro dentro de un mes más o menos.

– Vale, quería volver a la playa jajajjaj

– ¿Te gusto ehhh jajajaj?

– Pues si me gustó, sí.

– Vale pues en un mes más o menos nos vemos Mily guapa.

– Estaré esperando hummmmm

Pablo río socarronamente mientras pensaba en los momentos pasados con Mily. Salió de la piscina y se vistió para ir a la oficina. Era el primer día de Carmen al frente y ya habría tenido que tomar decisiones y quería saber cuáles habían sido, sobre todo lo relativo al personal. Subió al todoterreno y partió con destino a la oficina. Tardó poco más de media hora en llegar y gracias al aire acondicionado no pereció en el camino, hacia un calor húmedo y pegajoso propio de la isla.

– Buenas tardes, Carmen, ¿Qué tal el día?

– Perfecto, ya he realizado la selección de personal y he contratado a dos chicos y una chica, que tienen una buena actitud y fantástico currículum. Creo que, si consigo formarles a mi imagen, tendré unos buenos trabajadores.

-Me alegra saber eso, espero que esta sucursal sea la bandera de las islas. Había pensado dejar a Lanzarote como sucursal y a Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife también. Así tendrás que ocuparte de Fuerteventura y lo demás se lo dejo a Tenerife, ya estudiaré como esta.

– Me parece bien, pero igual es mucho para Tenerife.

– Bueno ya veremos, en ese caso te tocara a ti. ¿Qué tal con Unsinn?

– Unsinn es una buena chica y muy eficiente.

– Y complaciente también jajajjaja

– Pues mira que bien …

– ¿quieres que la invitemos a cenar?

– Por mi encantada.

– Unsinn nos vamos a cenar, ¿vienes?

– Por supuesto.

– Llama al Parque Romántico para reservar sobre las 22.

– Hecho.

Montamos en el coche ellas dos detrás y yo delante, el espectáculo era impresionante. Unsinn llevaba una minifalda que no dejaba nada a la imaginación y Carmen se había desabrochado un botón y lucía un precioso escote.

– Carmen, haz que se corra esa cerda.

Las manos de Carmen fueron desabrochando lentamente los botones de la blusa de Unsinn, tirando de las copas de su sujetador, dejando los pezones ya duros al aire. Acercó su boca a los pezones y los lamió con ansia, con ganas mientras su boca atrapaba un pezón, su mano pellizcaba el otro. Unsinn dio un pequeño gritito cuando Carmen mordió su pezón y un hilillo de sangre corrió por su aureola. La mano del pezón bajó al coño de Unsinn y lo recorrió de arriba hacia abajo pasando por él muy lentamente. Una mancha de humedad apareció en las braguitas de Unsinn a la vez que acercaba su cuerpo al borde del asiento y abría sus piernas.

Carmen subió sus manos por las caderas de Unsinn y lentamente fue bajando sus braguitas hasta dejarlas en sus tobillos. Lentamente sus uñas fueron acariciando el interior de los muslos de Unsinn hasta llegar a su coño y buscar su clítoris ya hinchado y descapullado. Recogió con su dedo los flujos de Unsinn y lentamente empezó una caricia sobre el clítoris de esta.

– Siiii así que bienn me lo estás haciendo.

Unsinn acercó sus manos a las de Carmen y las atrajo hacia su coño, como pidiendo más fuerza. Carmen aceleró los movimientos de su mano sobre el clítoris de Unsinn y esta empezó a gemir sin control.

– Así siii asííí más fuerte, ya me corro siiii no pares, nooo.

Cuando sintió que Unsinn se corría, Carmen se puso de rodillas y se comió toda la corrida de Unsinn.

– Zorra qué bien me has hecho correrme, gracias, seguro que te lo podre devolver.

Se fundieron en un caliente beso, a la vez que llegamos al aparcamiento del restaurante.

– Chicas, os quiero sin ropa interior, dejarla en el coche.

– Pero mi blusa es de seda blanca dijo Unsinn.

– Mientras Carmen decía, se me verá todo con esta blusa.

– Menos cháchara y quiero ver el asiento de atrás lleno de ropa.

Las dos dejaron la ropa en la parte de atrás del asiento y nos adentramos en el precioso restaurante.

El restaurante es impresionante, un jardín muy bien cuidado te recibe y te da acceso a un interior muy bien cuidado y decorado con sumo gusto. Los platos se presentan con un mimo y cuidados exquisitos y atraen la atención del comensal llevándole a una placentera degustación visual.

– La verdad es que este sitio es espectacular, ahora que voy a residir en la isla, tendré que frecuentarlo más asiduamente.

– Es espectacular, la verdad es que al menos los sentidos te los activa muy gratamente.

Un pie se posó sobre mi polla y empezó a estimularla con suaves movimientos de arriba hacia abajo.

– No empieces aquello que no puedas acabar.

El pie abandonó mi polla rápidamente.

– ¿En serio serías capaz?

– No dudes que si quieres seguir tendrás que comerme la polla.

– Esperaré dijo Carmen relamiéndose.

– Está bien, pero no te saldrá gratis, esto tiene castigo.

– ¿siiii y que me harás?

– Enseguida lo sabrás.

El restaurante estaba muy cerca de mi casa y después de pagar, subimos al coche y nos dirigimos a la casa. Al llegar paré el coche en la puerta y dirigiéndome a Carmen, le dije:

– Desnúdate y espera en la puerta.

Se desnudó y se bajó del coche solo con sus tacones.

Abrí la puerta del garaje y accedí con el coche a su interior.

– Unsinn vete preparándolo todo.

Recogí un antifaz y me acerqué a la puerta de la calle. Carmen estaba excitada y sus pezones estaban duros como diamantes. Puse el antifaz sobre los ojos de Carmen con la intención de que no viese nada y la dirigí hacia el interior de la casa. La conduje hasta el sótano donde había improvisado una pequeña mazmorra. Unsinn ya lo había preparado, colocamos a Carmen atada a las patas de un potro de los de gimnasia colocamos sus manos en unas patas y sus pies en otras. Así quedaba doblada y totalmente expuesta.

– Ahora te voy a colocar un huevo vibrador en el interior de tu coño y un plugs en tu culo. Si te corres y ninguna de las dos cosas abandona tu cuerpo, podrás azotar a Unsinn con 20 azotes. Pero si cualquiera de los dos aparatos deja tu cuerpo, será ella quien te azote a ti. ¿lo has entendido?

– Siiiii

– Unsinn se acercó a Carmen y chupando el plug lo acercó al culito de Carmen. Mientras se lo introducía con lentitud, yo iba preparando el huevo. Una vez que ya lo tenía dentro, me acerqué y fui introduciendo el huevo en el coño de Carmen. Lo puse a media potencia y retiré el antifaz de sus ojos.

Unsinn y yo nos pusimos para que pudiese ver como Unsinn me comía la polla. Según me iba excitando la potencia del huevito iba aumentando y Carmen se retorcía en el potro por el placer. La lucha por que el huevito no saliese de su cuerpo hacía que se contorsionara con más energía.

Unsinn estaba haciendo un gran trabajo con mi polla y el huevo ya estaba al máximo. Carmen ya no pudo más y juntando sus piernas todo lo que pudo se corrió como una loca. El huevo no paraba dentro de su cuerpo y un orgasmo sucedía al siguiente, hasta que el huevo salió lanzado de su cuerpo y una cascada apareció anunciando una gran corrida.

– Has aguantado muy bien y te has ganado ser tu quien azote a Unsinn.

Soltamos a Carmen del potro y le ayudamos a llegar hasta una especie de cama que había en la habitación, ya que sus piernas temblaban de tal forma que no la sostenían.

– Uff ha sido fantástico, aún me estoy corriiiendooo.

Y mientras su cuerpo no dejaba de temblar le pregunté que dónde quería atar a Unsinn.

– ¿Esas argollas del techo, para que son?

– Para hacer una cruz de San Andrés.

– Pues átala a ella de espaldas y ponle el antifaz.

Uní las manos y los pies de Unsinn a las argollas y quedó perfectamente en cruz con sus manos y sus pies. En esa posición no pude evitar llevar mi mano a su húmedo coño.

– No la toques, es mía.

Me retiré de Unsinn y dejé el camino libre a Carmen que mirando los utensilios disponibles eligió una pala. Se acercó a Unsinn y pasó sus manos por su espalda y por sus glúteos consiguiendo sacar un suspiro de sus labios. Unas gotitas de flujo recorrían el interior de los muslos de Unsinn demostrando su excitación. Carmen pasó la mano acariciando el culo de Unsinn a la vez que levantaba la pala que descargaba con fuerza sobre el culo de esta.

– ahhhh

– Cuenta cerda

– Uno, dos, tres, cuatro, ciiiinncoooo

Carmen paró y recorrió en una lenta caricia el culo de Unsinn que lo agradeció con un gemido.

– ¿quieres que te dé más fuerte?

– siiiiiiiii

– Te gusta ehhhh

– siiii.

Carmen alzó la pala y un fuerte golpe alcanzó el rojo culo de Unsinn

– Seiiiiiis, sieeeeteeeee, ochoooo, ahhhhh , nueveeeeeee, dieeeezzzzz

Carmen acarició el culo de Unsinn llevando la mano a su coño, donde introdujo dos dedos y con fuertes y rápidos movimientos, consiguió que un charco apareciese en el suelo.

– Ahhhh siiiiii, siiiii, no pareeeeessss

– Dale la vuelta.

– Ayúdame, por si se cae.

Desatamos las manos de Unsinn que aguantó bien mientras le daba la vuelta y la ponía de frente a nosotros.

Carmen cambió la pala por una fusta de cuero preciosa.

Pasó la fusta por el cuerpo de Unsinn haciendo que temblara y que expirara un suspiro. La fusta recorrió sus pechos, sus duros pezones y descendió hacia su coño donde se empapó con sus jugos.

– Siiii que bieeen

Carmen alzó la mano descargando un fuerte golpe en la teta derecha de Unsinn y casi sin darla tiempo a respirar, descargo otro en su teta izquierda, repitiendo la acción hasta tres veces más.

– ahhh seis.

La fusa recorrió casi con cariño el cuerpo de Unsinn, sus tetas ya rojas por los fustazos, sus piernas el interior de estas y su coño. En este se entretuvo un buen rato mientras la fusta quedaba empapada con sus jugos. Sin casi levantar la fusta, descargó un fustazo en el coño de Unsinn que gritó esta vez, a la vez que su boca seguía contando y no había acabado de decir siete, cuando otro fustazo impactó con fuerza en su coño.

– ochooooo, ahhhh nuerveeeee, huyyyyyyyy dieeeeez.

La mano de Carmen acarició el coño de Unsinn con mucho cariño y suavidad. Sujetando la fusta por la mitad, introdujo su empuñadura en el coño de Unsinn y la meneó con mucha fuerza hasta que esta explotó en un intenso orgasmo que le hizo perder la conciencia por unos segundos. Carmen me ayudó a desatarla y la tumbamos en la cama. Carmen se acostó al lado de Unsinn y acarició su cuerpo con ternura mientras está vibraba por los orgasmos recibidos. Fue lamiendo su cuello sus pechos, su tripa el interior de sus muslos y poniéndose de rodillas agarró su clítoris con los labios y lo lamió muy despacito con la punta de su lengua. Yo aproveché para ponerme detrás de Carmen y dirigir mi polla a su coño, donde entré sin resistencia hasta el final empezando un lento movimiento que hizo que los labios de Carmen se apoderasen del clítoris de Unsinn y lo succionaran mientras su lengua daba vueltas sobre él. Carmen consiguió que las piernas y las manos de Unsinn atrapasen su cabeza mientras llenaban su boca de flujos, esta chica no paraba de temblar encima de su cabeza. Cogí los brazos de Carmen y tirando de ellos introduje mi polla hasta el fondo de su coño empezando un frenético mete y saca que consiguió hacernos llegar a un gran orgasmo que saboreamos juntos.

– Siii , asiii, no pareeesss siiiiiiiiiii

Nos tumbamos los tres en la cama rendidos y nos quedamos dormidos.

La luz del nuevo día nos despertó pronto, era maravilloso sentir una teta en la mano y otra en la espalda, mi polla lentamente se fue poniendo dura. Mientras tocaba las tetas de Carmen, sentía la lengua de Unsinn recorrer mi cuello e ir bajando por mi espalda. Carmen meneó su culito y mi polla entró en su coño sin ninguna dificultad. Un suspiro salió de su boca y apretándole fuerte impedí que se moviese. Unsinn seguía con su lengua descendiendo por mi cadera y buscando mi polla. Di la vuelta a Carmen con mi polla en su interior para que Unsinn pudiese comernos a los dos y vaya si nos comió. Empezó por mis huevos y fue subiendo lentamente hasta el clítoris de Carmen, para volver a bajar y volver a subir entreteniéndose en su clítoris. Carmen empezó a mover su cuerpo buscando el orgasmo.

– Siiii así cómeme despacito, así da gusto despertar.

Carmen atrajo la cabeza de Unsinn a su sexo y apretándola fuerte se corrió apretando mi polla en el interior de su coño.

– Jodeeer que bueno, siiiii . Folláme, dame duro.

Puse a Carmen a cuatro patas encima de la cama mientras Unsinn ponía su coño cerca de su boca. Dejé que Carmen empezase a comer el coño de Unsinn, para ir poco a poco acelerando el ritmo hasta conseguir una fenomenal corrida de Carmen con la boca llena de los jugos de Unsinn.

– Siii, dame más fuerte, siiii, asííí.

Ahora hice la operación contraria y poniendo en cuatro a Unsinn acerqué su boca al coñito de Carmen. Cogí los brazos de Unsinn por los codos y empecé a darle con fuerza.

– Toma, siii, tómala todaa , siii, fuerteeeee.

– Dameee, siii, dameee más, más, más, me coorroooo, siiiii, dameeeeee.

Y al sonido de su corrida mi polla empezó a soltar chorros de semen que inundaron su coño, mientras Carmen atraía su cabeza hacia su coño acallando los gritos.

La verdad es que fue un fantástico despertar. Bajamos a desayunar y nos fuimos a la piscina, como es lógico aquí la ropa sobraba. Me di un bañito y me tumbé en una colchoneta a la sombra de una sombrilla. Las chicas se pusieron al sol. Desperté sobre las dos de la tarde y las chicas ya no estaban en la piscina. Dando una vuelta por la casa las vi entretenidas con la televisión.

– ¿queréis ir a comer?

– Claro, nos vestimos y vamos a comer. Me gustó mucho ese del chill out .

– El Gorbea, perfecto así podemos tomar una copa tranquilos después.

Como ya habíamos comentado el Gorbea es un espectacular restaurante en la azotea del hotel, también hay unas balinesas en la piscina y si no es temporada alta, te puedes tomar una copa cerca de la piscina. Comimos tranquilamente y pasamos a las balinesas a tomar una copa y hablar un poco de la sucursal. Carmen comentó lo bien que lo estaba llevando Esperanza en la gomera y me recomendó visitarla.

– Esta semana voy a Tenerife y si termino pronto el viernes me voy a la Gomera. Se que se desenvolverá bien, pero quiero apoyarla al principio.

– Tienes razón, dijo Carmen, le hace falta un empujoncito para lanzarse ella sola.

 

Continúa la serie