Capítulo 1

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Sara se lo pensó un momento antes de elegir una de las opciones.

—Elijo… verdad, ya he tenido bastantes retos por ahora.

—Me moría de ganas por preguntarse esto, ¿cuál es tu mayor fantasía sexual? — Le dijo Isabel.

—Muy buena pregunta, veréis, lo que más me pone es dominar a un tío, así que siempre que estoy con alguien con la polla tan grande como Alejandro, lo obligo a desnudarse y lo ato a la cama y le pongo una venda en los ojos. Entonces yo me desnudo y comienzo a ponerle aceite por todo su cuerpo, hasta llegar al pene. Después, haría que me penetrase, pero por muy poco tiempo, el justo para que se le ponga la polla al máximo, me saldría de él y comenzaría a chuparle el ano hasta tenerlo bien lubricado y le metería un par de dedos. Cuando pueda meterle dos o tres, cogería uno de mis vibradores, lo lubricaría, se lo metería hasta el fondo y se la chuparía hasta que volviera a tenerla dura mientras se lo voy metiendo y sacando.

Con la poya tiesa, encendería el vibrador y me la metería otra vez mientras le voy apagando y encendiendo el vibrador, para sorprenderlo, que nunca sepa cuando se va a volver a encender otra vez. Así, hasta que estuviera a punto de correrse, se lo dejaría encendido y me lo follaría como una loca, recibiendo todo el semen dentro de mí.

Todos nos quedamos mirando a Sara, imaginando cómo sería estar en esa escena y siendo penetrados por ella, pagaríamos por vivir algo así. Aprovechando mi oportunidad, le dije que estaría encantado de hacer algo así y me recompensó con un beso, largo y profundo.

—Muy buena fantasía Sara, quítate una ropa y elige al siguiente jugador — le dijo Javi.

Sara se quitó la camiseta, dejando al aire su sujetador blanco que encerraba unas tetas preciosas, me moría por tocarlas ahí mismo.

—Javi, elige, ¿verdad o reto?

—Reto. A ver si me toca algo bueno— Alargó su mano y cogió una tarjeta blanca, la primera en toda la sesión — Ponte una venda en los ojos y deja que el resto de participantes jueguen contigo hasta que te corras. Parece interesante.

—Ya lo creo— le respondió Isabel.

Esta vez fuimos al cuarto de Javi, lo tumbamos sobre su cama, le pusimos la venda e incluso unos cascos que tenía que anulaban el ruido. A Sara se le ocurrió que lo atáramos también al cabecero de la cama y como no podía negarse, lo hicimos.

Una vez lo tuvimos atado a la cama, ciego, sordo y sin poderse mover, hicimos un pacto de que nada de lo que hiciéramos se lo contaríamos a Javi jamás. Nos colocamos alrededor y nos pusimos manos a la obra.

Carlos y María estaban en las piernas, masajeándolo y haciéndole cosquillas en los pies, Isabel y yo estábamos tocándole el pecho y los pezones, Alejandro se encargaba de masajear los abdominales. Laura aprovechó su oportunidad, empezó a desnudarse ante nuestras miradas de sorpresa y se colocó lentamente sobre la boca de Javi, para que le comiera el coño. Sara también se puso encima de la cama entre las piernas de Javi, con una mano fue acariciando su polla y con la otra, después de mojar bien sus dedos con su saliva, empezó a acariciar el ano de Javi.

Los gemidos de Javi parecían transportados hasta la boca de Laura, mientras tanto, Isabel me hizo una señal y empezamos a chuparle los pezones, con fuerza. Me encantaba la idea de poder hacer lo que quisiera a mi amigo Javi sin que lo supiera nunca. María fue subiendo en su masaje hasta llegar a la ingle, seguida por Carlos.

—Chicos, ¿le puedo quitar las vendas de las manos? Quiero que me toque las tetas mientras me come el coño, además, atadas se le van a cansar. —Dijo Laura, entre jadeos.

Todos nos pusimos de acuerdo y le levantamos un poco un casco para indicarle lo que íbamos a hacer.

—Javi, te vamos a quitar las vendas de las manos, pero ni se te ocurra hacer nada que no te hayamos obligado a hacer o utilizarlas para resistirte o si no el castigo será aún peor. Y sigue comiéndome el coño así, con la lengua hasta el fondo, que me encanta — Y le volvimos a poner el casco.

Laura le quitó las vendas y colocó las manos de Javi sobre sus tetas, que empezó a acariciarlas con dulzura.

La poya de Javi estaba empezando a levantarse, lo que Sara vio como una perfecta oportunidad para ir metiendo un dedo, lentamente, dentro de él.

—Aarón, ven aquí conmigo, súbete a la cama.

Me subí a la cama e intercambié el sitio con María, ahora ella se puso a chuparle el pezón a Javi mientras yo estaba sentado encima de su pierna.

—Muy bien, tócalo.

—¿Qué?

—Que se la toques, así — Cogió mi mano y la puso en la polla de Javi, estaba muy caliente. Jamás había masturbado a un tío antes, pero la sensación de poder, como decía Sara, me estaba poniendo a mil, ya no sabía ni lo que hacía, así que fui aumentando el ritmo de masturbación y hasta me escupí en la mano.

—Así me gusta — Y me dio un beso — Qué caliente me estás poniendo, si le haces dedos, me pongo yo a jugar contigo.

Meterle dedos a Javi me daba un poco de asco, pero no se me pasó por la cabeza ni un segundo la idea de rechazar la oferta de Sara, así que hice que me chupara bien los dedos y fui a por el ano de Javi. Primero empecé con uno y como veía que se deslizaba con mucha facilidad gracias a la ayuda de Sara, le metí el segundo, su interior estaba más caliente aún.

—Me encantas, Aarón, en serio—. Me quitó el vaso del pene, se colocó detrás de mí y empezó a masturbarme mientras me besaba el cuello — Mira, hazlo así—. Me metió un dedo en el culo y empezó a moverlo arriba y abajo, haciendo fuerza en dirección a mi polla, me estaba dando un gusto tremendo, no podía evitar gemir, así que fui acompasando mis dedos a los de Sara, haciendo los mismos movimientos. —Lo estás haciendo genial, vas a hacer que se enamore de ti al final. — Me susurró y acto seguido, me metió el segundo dedo. No podía dejar de pensar que los gemidos de Javi eran gracias a Sara y a mí.

Carlos no paraba de mirarme, de repente, vi cómo algo se le pasaba por la cabeza.

—Tengo una idea increíble para hacer que Javi pierda el reto.

—No te pases, que yo estoy muy a gusto — Dijo Sara.

Pero Carlos no hizo ni caso, se quitó los pantalones y el bóxer y le cogió una de las manos de Javi para situarla sobre su polla, Javi la apartó inmediatamente. Nunca habría creído que Carlos sería capaz de hacer algo así.

—Ni se os ocurra. —Dijo Javi.

—Recuerda que no puedes echarte atrás, hazlo por mí Javi, porfa y te la chupo, entera, como a Alejandro. —Le dijo Laura, volviendo a bajar y subir el casco para que lo escuchara.

Laura cogió la mano de Javi y la beso con dulzura, después, le dio un escupitajo y la colocó sobre la polla de Carlos, que empezó a masturbarla, haciendo que soltara un gemido. No pensé que Javi sería capaz de hacer algo así, pero se ve que quería con locura que Laura se la chupara, así que aparté mi mano de su poya para dejarle sitio a Laura, que la devoró de un golpe.

Era hipnótico escuchar como sus gemidos quedaban enmudecidos en el sexo del otro. Alejandro, al ver que Javi tenía una mano libre, decidió seguir la idea de Carlos. Se quitó los pantalones, cogió la mano de Javi y se la puso en el pene. Javi ahora estaba masturbando a dos tíos a la vez, la imagen me estaba poniendo a mil por hora.

María le susurró algo a Isabel y ambas se pusieron de acuerdo. María se levantó, se chupó los dedos y le fue metiendo uno a Alejandro, con calma, mientras Isabel hacía lo mismo con Carlos.

No podía dejar de mirar a Laura, era una obra de arte en vivo, cómo subía y bajaba, lo recorría todo con su lengua, daba lametazos, chupaba el glande y se la volvía a tragar, hasta el fondo.

De repente, los gemidos de Laura empezaron a superar a los nuestros, incluso con la boca llena, corriéndose en la boca de Javi, que chupaba y bebía todos los fluidos que podía.

Se la sacó de la boca, le dio un beso a Javi y se bajó de la cama, sentándose en una silla, para descansar y mirar.

—Menuda chupada de coño me ha dado el cabrón, os dejo el resto a vosotros.

Lo que vi a continuación me dejó anonadado, María le susurró algo a Alejandro, le dio un beso y acto seguido Alejandro le dio otro a Javi ¡Pasándole la saliva de María! Pero con mucha pasión, se veía que Alejandro también estaba disfrutando con que Javi no supiera nada.

Isabel no tardó ni en minuto en desnudarse y ponerse encima de la boca de Javi, después de que Alejandro acabase. Quería comprobar si lo que decía Laura era verdad.

La polla de Javi estaba llena de babas, cosa que hacía mucho más fácil masturbarle. Eso sí, después de Laura, estaba enorme, roja y palpitante.

—¿Quieres probarla? — Oí una voz detrás de mí. Sara me estaba llevando al cielo con esas manos tan mágicas, pero la pregunta me sorprendió un montón.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Vamos, será divertido, te gustará, ya verás—. Sacó los dedos de mí y se sentó encima de la otra pierna de Javi. —No te preocupes, ahora vuelvo contigo—. Se acercó a la polla de Javi y me hizo señas para que me acercara, me agarró de la cabeza, me dio un beso y poco a poco nos fuimos acercando a su polla. Nuestras lenguas iban entrelazándose por nuestras bocas hasta que hicimos contacto con la polla de mi amigo y la saliva de Laura. Sabía rara, no sé, tampoco me había imaginado un sabor específico para eso, pero gracias a Sara, me gustó más. Estaba ardiendo.

Fuimos haciéndole una mamada doble con nuestras bocas y nuestras lenguas durante un buen rato, arriba y abajo. Sara se separó para colocarse detrás de mí y me quedé solo. Me puse entre sus piernas para estar más cómodo e intenté recordar los movimientos de Laura, aunque no podía tragármela entera. Fui poco a poco, sacándomela a veces para recorrerla con mi lengua o comerle los huevos. Sara tenía razón, después de un rato, me gustaba. Sentía cómo Javi levantaba sus caderas para follarse aún más mi boca y eso me ponía más caliente aún.

—¿Te gusta? — Dijo Sara, que ya había vuelto a mi ano y mi polla.

—No está mal —Dije, sacándomela para poder hablar— Pero prefiero que me lo hagan a mí.

—Claro, como a todo el mundo.

Ahora le metí un tercer dedo a Javi, que entró de maravilla, mientras María se quitó los pantalones para intercambiar posiciones con Alejandro, ahora ella recibía la mano de Javi en su coño, mientras Alejandro se subió a la cama, a mi lado, prácticamente y se puso de rodillas para que María se la chupara.

—Chicos, no aguanto más, me voy a correr, me lo estáis haciendo de lujo. —Dijo Javi, entre jadeos

—Espérate un poco Aarón, que yo también estoy a punto de correrme. Me dijo Isabel.

—¿Quieres que termine yo por ti? —Me preguntó Sara.

—Vale, gracias. Intercambié posiciones con Sara, aprovechando para quitarle el sujetador y bajarle los pantalones, ahora yo estaba detrás mientras ella fue introduciéndole los dedos nuevamente a Javi. Hasta que Isabel diera paso a Sara, yo pensaba aprovechar al máximo mi oportunidad para tocar sus tetas y deslizar suavemente mis dedos por sus labios, arriba y abajo, estaban muy mojados.

—Sigue Aarón, ah, métemelos, sin miedo. —Me encantaba la forma en la que pronunciaba mi nombre. Le introduje uno con suavidad y empezó a gemir aún más, así que fui añadiendo otro, su coño estaba incluso más caliente que la polla de Javi, cosa que hizo que se me pusiera durísima.

—Vale Sara, ya puedes empezar a chupársela. Sara se inclinó, lo que dio un mejor ángulo para meterle los dedos, como tampoco se podía quejar, empecé aumentar el ritmo de mis movimientos, en dirección hacia adelante, igual que con Javi e incluso empecé a estimularle el ano con mi otra mano, haciendo pequeños movimientos circulares, mientras Sara se tocaba los pezones y le hacía una mamada de escándalo. Qué envidia.

Estuvimos un rato así hasta que Javi y Laura empezaron a gritar más fuerte, corriéndose casi a la vez. Sara no dejó escapar una sola gota, se levantó, se giró hacia mí, ¡y me dio un beso! Dándome parte del néctar de mi amigo, sabía dulce, me gustó. El resto de semen lo compartió con el propio Javi.

—Sois unos cabrones, pero me he corrido como nunca.

—Me alegro mucho, porque nunca vamos a volver a hablar de esto. —Le dijo Laura, quitándole los cascos y dándole un beso.

Todos nos fuimos separando y vistiendo, le quitamos la venda a Javi y nos fuimos al salón.

—Como en esta ronda ya hemos participado más o menos todos, creo que el siguiente deberías ser tú, Carlos. Pero no tan rápido, te conozco y sé que has sido tú uno de los cabrones que he tenido que masturbar, así que el reto te lo voy a poner yo.

Carlos se quedó blanco, del susto, dándole la razón a Javi, después se molestó por la acusación, pero ya era demasiado tarde.

—No tienes ni puta idea Javi.

—Tranquilo Carlos, que ahora voy por los otros. Quiero que te desnudes, durante toda la noche y se la chupes a Alejandro o a Aarón, lo dejo a tu elección. Así podrás elegir al otro que tuve que masturbar, si quieres. El tiempo será durante tres minutos, no quiero empezar una guerra, o hasta que se corra, pero si lo hace, te lo tienes que tragar.

Nos quedamos anonadados, la idea de Javi era una venganza perfecta, se nota que estuvo meditándola mucho mientras le hacía una paja a Carlos. Más le vale que elija a Alejandro, que tendrá más aguante después de haberse corrido, a pesar de haber estado con María, porque después de la paja que me estuvo haciendo Sara, no creo que pudiera aguantar.

Carlos me miró e intenté ponerle mi mejor cara de: “Como me la chupes, te va a salir semen hasta por la nariz, así que elige a Alejandro, además, querrás quitarle las babas de tu chica de su polla, así que mata dos pájaros de un tiro”.

—Elijo a Alejandro, pero como te corras te parto la boca, avisado estás. — Menos mal.

—No prometo nada. —Dijo Alejandro, se levantó, se bajó los pantalones y empezó a masturbarse, todavía la tenía medio dura después de María, se notaba que se moría de ganas de que se la siguieran chupando.

Carlos se puso de rodillas, en frente de Alejandro, dejándonos a todos una imagen increíble de su pedazo de polla a escasos centímetros de la boca de Carlos.

—Ya— Dijo Javi, iniciando la cuenta atrás.

Carlos se fue acercando lentamente y empezó a metérsela en la boca, pero no pasaba del glande, se notaba que no le estaba gustando, así que María se acercó a su lado para ayudarle.

—Tienes que hacerlo con más energía cariño, así. — Y le hizo un par de movimientos a la poya de Alejandro para enseñarle, después, le agarró del pelo y empezaron a hacerle una mamada doble.

—Muy bien, así. —María seguía teniendo control total sobre la cabeza de Carlos y el ritmo de sus felaciones. —Hazlo como si fueras mi puta— Le susurró, mientras que con la otra mano iba masturbándole.

Carlos empezó a aumentar el ritmo, haciendo que Alejandro empezara a gemir, en voz baja.

—Mira, si lo estás haciendo gemir, ahora cómele los huevos, vamos—. Carlos le succionó los huevos a Alejandro, estaba haciendo todo lo que María le dijese, como si fuera un esclavo.

—Recórrele el pene con la lengua—. Le fue dando lametazos, de abajo arriba y a lo largo de todo el pene. —Succiónale el glande.

—Aaaa, joder Carlos, qué buena maestra tienes. —Dijo Alejandro, entre jadeos.

—Queda un minuto y medio.

—No lo desaproveches. — Y volvió a empujar su boca contra su pene, esta vez más rápido. —Mírale a los ojos y trágatelo entero. — Empujó tanto que a Carlos le produjo varias arcadas, pero eso no impidió que María siguiera haciendo que Carlos le diera una mamada de profesional a Alejandro.

—Me están poniendo muy cachonda, Aarón, tócame. Y movió mi mano hasta su clítoris, donde empecé a masturbarla, mientras me hacía caricias en las piernas. —Aah.

—A mí también me están calentando un montón, no sabía que a Carlos se le diera tan bien chupar pollas, estoy empezando a sentir envidia de Alejandro.

—Bueno, a ti tampoco se te da nada mal. — Y nos dimos un beso.

—30 segundos.

—No voy a poder aguantar mucho más Carlos, baja el ritmo. Aah —. Dijo Alejandro, para asustar a Carlos.

—Ni se te ocurra—Dijo María, que aumentó el ritmo de Carlos. Al final iba a ser peor María que Alejandro. —Vas muy bien amor, ya no queda nada.

—5,4,3,2,1. Tiempo.

—Dios, qué manera de chupar, Carlos, podrías dedicarte a esto. —Le dijo Alejandro, con una sonrisa en la boca.

—Ni en tus sueños, todo ha sido gracias a María.

—¡Pero si ni siquiera te estaba empujando! — Y todos nos echamos a reír.

—Bueno, como sea, puedo elegir a quien yo quiera, ¿no? Pues elijo a Sara.

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