Capítulo 10

Mientras el doctor estaba con su hija, D. José se había ido al cuarto de su esposa, a quien comenzó a reprender por su actitud desde que el médico había llegado.

Julia hizo un mohín con la boca y agachó la cabeza… Su esposo seguía hablando y hablando y hablando… mientras ella cabizbaja agarraba un trozo de su vestido entre las manos y lo retorcía con nerviosismo, provocando una tremenda arruga… D. José viendo esa actitud de niña pequeña la agarró de la muñeca y la tumbó sobre sus rodillas… con mucha calma fue aplastando la tela del vestido sobre las curvas de su esposa, pegando todo lo posible la tela a la piel, cosa que ella sintió como un acto de amor y se le erizó el vello.

Ella notaba cada roce, sintiendo como él movía acompasadamente la mano por su grupa, moldeando su cuerpo en los momentos previos al azote…

PLAF… el primer azote fue una caricia que ella recibió sonriendo

PLAF…su hombre la estaba poniendo en su sitio pensó…

PLAF…el tercero ya lo sintió algo más, ya que volvía a caer sobre la nalga del primero

PLAF… el cuarto cayó como una losa, su esposo había dejado caer su gran mano…

PLAF…PLAF… el quinto y el sexto fueron fuertes, intensos, duros…y dolorosos

Con la precisión de un cirujano D. José fue levantando capas de tela hasta dejar al descubierto las nalgas de su esposa, solo tapadas por sus braguitas blancas, que fruto de los movimientos de los últimos dos azotes se le habían metido en la raja del culo.

Él metió el dedo dentro de la raja y lo pasó por debajo de la tela, haciendo un moviente suave, tiró de la tela para desincrustarla del espacio entre sus nalgas… al hacerlo él rozó el ojete de su esposa y ésta ronroneó… D. José reaccionó al ronroneo con una sonrisa mientras comenzaba a bajarle las bragas, con un movimiento tan lento que ella notaba el roce de la tela en cada centímetro de su piel… ¡esto la encendió todavía más y comenzó a manchar la pernera del pantalón de su marido, sobre la que estaba apoyada!

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… cuatro azotes rápidos y seguidos precedieron a un dedo recorriendo su entrepierna…uf…uf…uf…jooo…jo…joderrrrr…. Jadeaba Julia

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… otros cuatro azotes más fuertes le hicieron separar las piernas…uf…uf…uf…resoplaba la muchacha

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… estos cuatro azotes fueron mucho más lentos y un beso en las nalgas por parte de él acabaron por debilitar la escasa resistencia de su esposa…si…si…uf…

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… los últimos cuatro azotes fueron violentos, salvajes, masculinos…y el único dedo se convirtió en tres dedos unidos que penetraban la entrepierna de Julia…uf…uf…uf…jooo…jo…joderrrrr….

Cuando ya parecía que no quedaba nada para que la muchacha llegara al orgasmo…su esposo la agarró, y moviéndola con gran destreza la dejó de rodillas frente a su entrepierna…Julia levantó la mirada hacia la cara de su esposo y en seguida se dio cuenta de lo que procedía…le abrió la bragueta y dejó salir su verga, que saltó disparada, fruto de la hinchazón que la excitación del castigo le había provocado…ella abrió su boca y agachando la cabeza se metió el tremendo cipote en la boca…bufffff resopló su esposo mientras echaba la cabeza hacia atrás y su mano se apoyaba en la cabeza de su mujer para ayudarla en ese movimiento tan característico de hacia delante y detrás que tímidamente había comenzado…Julia, aun tremendamente excitada por la penetración digital de su esposo, estaba empezando a disfrutar de la felación y tenía la clara esperanza de que su marido remataría la faena…los movimientos se aceleraron y se aceleraron y , en ese preciso instante entró Magdalena sin avisar que venía a decirle a D. José que habían terminado por hoy y Marta se había dormido,…¡métele un dedo en el coño rápido! Le gritó D. José sin inmutarse para sorpresa de Julia que no sabía que pasaba pero que no podía mover la cabeza por la presión de las manos de D. José.

Magdalena acostumbrada a obedecer, se agachó, se puso detrás de Julia y palpando su entrepierna deslizó un par de dedos en su interior…¡Diossss! Exclamó Julia y D. José mantuvo el ritmo del vaivén al que rápidamente se acompasó la enfermera. Apenas pasaron unos minutos hasta que el esposo se derramó en la boca de su esposa y su esposa empapó la mano de la enfermera en un maremágnum de gritos, jadeos y gemidos…

Entre jadeos y los últimos espasmos del tremendo orgasmo que acababa de sentir, Julia, aun con los dedos de la enfermera metidos en su coño, dejó que la verga de su marido se deslizara lentamente fuera de su boca al tiempo que el semen iba saliendo poco a poco por la comisura de sus labios. En cuanto le fue posible abrió la boca y escupió el resto del semen de su boca con tan mala suerte que este cayó sobre las zapatillas de D. José., unas hermosas zapatillas de pana negras, con un escudo heráldico bordado en el empeine, descalzas por detrás y con una suela de goma amarilla muy parecidas a las que calzaba su madre Doña Carmen, pero obviamente mucho mas grandes ya que él calzaba un 45. La mujer, al darse cuenta de lo que había hecho, agarró lo primero que tenía a su alcance, que no eran otra cosa que sus propias bragas y se puso a limpiar las zapatillas del esposo, pero éste no le dio tiempo a terminar la limpieza y tiró de ella hacia arriba, momento en que ella se percató que seguía con la mano de la enfermera en el coño ya que los dedos se salieron provocándole un pequeño tirón de los labios vaginales. Auuuu exclamó…

Julia acabó sobre las rodillas de su esposo, quien a su vez había agarrado una de las zapatillas y se disponía a darle una zurra a su mujer. Magdalena aprovechó para ponerse de pie y se dirigió a la puerta de la habitación con la clara intención de dejarlos solos

¡oiga usted!, ¿dónde se cree que va?

Yo, yo balbuceó la enfermera…

¡Usted ha entrado en la habitación de la casa donde está de invitada sin ni siquiera llamar…no se crea que se va a ir de rositas…espérese ahí!

Magdalena se quedó inmóvil mirando hacia la puerta y de espaldas al matrimonio, temerosa de girarse…sabía que pronto ocuparía la posición de la mujer o quizá algo peor…

PLAS…el sonido del primer azote de la zapatilla sobre las nalgas de Julia erizó el vello de Magdalena…el sonido era fuerte, seco…y en su mente se imaginó siendo ella la que estaba recibiendo el castigo..

PLAS…ayyy mi amor se escuchó a Julia al recibir el segundo zapatillazo

PLAS…el tercero fue tan fuerte que retumbó en la habitación y tras el hubo un silencio sepulcral

PLAS…el cuarto le dolió a Magdalena casi tanto como a Julia…realmente la zapatilla era grande y sonaba contundente

PLAS…el quinto doblegó la voluntad de Julia, que comenzó a derramar una lagrima…realmente la zapatilla era como una tabla de madera…

PLAS…con el sexto las nalgas de la esposa estaban completamente coloradas y D. José se mostró satisfecho, en su mente sólo quería “catar” el culito de la enfermera, que le había cautivado desde la azotaina de Martin al salir del baño…

Con unas suaves caricias sobre las nalgas con su mano y dos sonores cachetes, D. José le dijo a su esposa ¡venga cielo, vístete y ve a ver que necesita Jordana mientras yo le enseño a esta muchacha que no se debe invadir la privacidad de la alcoba de un matrimonio!

Julia se incorporó, se dirigió a la cómoda y abriendo el cajón cogió unas bragas nuevas, se las puso y salió del cuarto, no sin antes mirar a Magdalena que esperaba con la cabeza gacha.

¡Muy bien señorita, su turno! El doctor me ha autorizado a tratarla como a cualquiera de mis empleados, así que voy a proceder a castigarla por su desfachatez, entrando en mi alcoba sin permiso e interrumpiendo un acto privado entre mi esposa y yo… ¡acérquese!

La joven Magdalena se giró, todavía con la vista en el suelo…llevaba un hermoso y sencillo vestido rojo cereza, mas bien tirando a cereza oscuro, que era con el que había llegado ese día. D. José tenía en mente las bragas rosas que había visto antes, durante el castigo del doctor y como perfilaban un lindo trasero.

¡túmbese! Le indicó el señor sacudiendo su mano sobre sus piernas en clara alusión a que se pusiera sobre sus rodillas…ella lo hizo con cuidado para no dañar las partes intimas de su anfitrión que seguía sin pantalones. Él acomodó el vestido sobre las nalgas de la muchacha y comenzó una serie interminable de azotes con la mano, a modo de calentamiento, que eran rápidos y contundentes plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas,…

las nalgas de la muchacha bailaban al son que marcaba la mano de D. José y el ardor y el picor de sus posaderas pronto hicieron mella en la joven que empezó a sollozar y a moverse sobre las piernas de su empleador…A continuación el le levantó el vestido y sobó las nalgas repetidas veces por encima de las bragas…ummm esto le aliviaba y le gustaba a Magdalena, que pronto sintió como las manos se introducían por debajo de las bragas para sobar las nalgas…uffff…PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF,PLAF un dolor intenso se apoderó de las nalgas de la muchacha, era la zapatilla de D. José impactando sin piedad en el trasero apenas protegido por la fina tela rosa de las bragas…Ayyyy, no por favor…señor…mierda….duele mucho….

La mano del caballero soltó momentáneamente la zapatilla, agarró el elástico de las braguitas y tiró de ellas hacia abajo, mostrando un culito, antaño blancuzco y ahora totalmente colorado…

PLAS…el sonido del primer azote de la zapatilla sobre las nalgas desnudas de Magdalena la hizo aullar de dolor…sintió el impacto de verdad…el muy cabrón pegaba tan bien o mejor que Martín…

PLAS… el segundo zapatillazo fue casi insoportable ¡cómo podía doler así aquella apestosa zapatilla!

PLAS…el tercero la hizo llorar desconsoladamente

PLAS…el cuarto le dolió, pero el placer ya asomaba por la entrepierna y ya notaba la verga dura de su azotador dura bajo su vientre

PLAS…el quinto le hizo soltar un leve jadeo que puso sobre aviso a D. José

PLAS…con el sexto las nalgas de la enfermera estaban completamente coloradas y D. José pensó que ya era el momento de “catar” el culito de la muchacha…

Todavía postrada sobre sus rodillas, con el trasero tembloroso por los azotes y su entrepierna mojada por la excitación, D. José le acercó un dedo a la boca que la muchacha enseguida capturó con sus labios y chupó con ansias, hasta empaparlo bien en saliva…a continuación lo acercó a su ojete y presionando levemente su esfínter, se lo introdujo por el culo…buffff resopló Magdalena, sintiendo como le perforaban el ojete…¡que culito mas rico tienes niña! ¡ponte a cuatro sobre la cama!

Magdalena un poco ansiosa y otro poco resignada se puso, no sin dificultad a cuatro patas sobre la cama…las braguitas rosas tenían atrapados sus tobillos y apenas le permitían separar las piernas y la falda cereza de su vestido había caído sobre su grupa tapando su hermoso culito. El vicioso jefe de la finca le agarró la cabeza y la obligó a girarse hacia él en un escorzo bastante incómodo y le aproximó la verga a la cara con la intención de que se la chupara.

Joo saliva no, que se seca rápido y luego duele…joo…por favor, déjeme ir a por la vaselina…protestó la joven…

Pero D. José no estaba dispuesto a perder su calentón y acercándole la polla a los labios le hizo abrir la boca y tragarse su miembro hasta el fondo…así estuvieron durante unos minutos en los que la joven, con amagos de arcada incluidos, se dedicó a lubricar lo mejor que pudo la verga del señor, quien, cuando lo consideró suficiente, la colocó en su ojete y comenzó a empujar…en el primer intento la polla resbaló incapaz de superar la presión del orificio y se escurrió por la raja del culo…la segunda resbaló hacia abajó y se clavó en el coño de la muchacha que exclamó un ¡Diosss1 cuando se sintió penetrada…a la tercera fue la vencida y agarrándola fuerte con la mano D. José evitó que se resbalara y escapara…la resistencia se fue venciendo y tras pasar los dos primeros centímetros la gorda verga del hombre se coló enterita hacia el interior del culo de Magdalena que solo pudo exclamar UFFFFFF…mi madre…joderrrrr…hostia que gorda la tiene…y demás improperios que le valieron unos sonoros…y dolorosos…azotes por parte de D. José

D. José la agarró por las caderas y comenzó a bombear el culo de la muchacha, que sentía las punzadas del miembro estirando sus entrañas, dilatando su esfínter y haciendo que su culo apretara ese cipote que la estaba sodomizando…los jadeos, el sudor, las respiraciones agitadas se sucedieron con cada embestida…Magdalena, acostumbrada al cipote de Martín no estaba incomoda con la verga del señor, que la llenaba completamente…¿era doloroso? Si, pero también sumamente placentero…cuando la situación estaba en su punto álgido D. José movió su cuerpo un poco hacia el lado, lo que sorprendió a Magdalena…estiró el brazo y de un cajón sacó una pluma de águila, larga y suave, y en medio de la tremenda agitación de cada embestida, rozó con ella la entrepierna de la muchacha quien, sorprendida por las cosquillas y la excitación del roce, tuvo un orgasmo monumental ¡Diooooosssssssssssssssssssssssssssssssss! cuyos espasmos apretaron la verga de D. José en su culo provocando que el también se derramase en su interior… ¡Joderrrrrrrrrrr niña que culo tienes!

 

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