Mi primera vez
Me llamo Sylvia, tengo treinta años soy morena con pelo liso de media melena brillante y realmente bonito.
Mis piernas son largas, finas esbeltas como las de una modelo y suelo ir siempre con minifaldas enseñando mis muslos hasta mas de la mitad.
Mi culo es respingón, prieto pequeñito redondito y utilizo nada mas que tangas de los de hilo dental que se me meten en el chochito y en el ojete y me permiten llevar minifaldas o shorts muy ajustados sin que se noten las tiras de la braga que hace horrible.
Además en verano el tanga lo llevo de cortinilla por delante y como no me depilo el chochito dejo que se me vean los pelitos negros de mi vulva mientras me mojo la entrepierna.
Mis tetas son firmes, redondas con pezones tiesos y oscuros, la aureola pequeñita, pero son unas tetas grandes para mi altura y constitución y utilizo escotes pronunciados e incluso me pongo wonderbrá de los que las agrandan y levantan y entonces las miradas de los tíos se vuelven muy lujuriosas.
A veces no me pongo sostén para marcar mis pezones y mi marido me ha hecho hacerle lo de las camisetas mojadas cuando hay alguna fiesta o así, para marcar mis pezones mucho mas.
El caso es que aun estando muy buena solo había follado con mi marido.
Pero soy muy caliente, procuro que no se note mucho pero me cuesta no mojarme cuando veo un chico guapo, cuando pienso en la polla de algún amigo y sobre todo me da mucho morbo pensar en follarme a un amigo que también esta casado y así ponerle los cuernos a su mujer.
Este amigo es alto, moreno, ojos verdes, muy simpático y un calentorro de cuidado pero a mi me pone a caldo. Siempre que le veo me pongo mas sensual, mas provocativa, me visto con ropas mas ajustadas, faldas muy cortas y procuro siempre estar muy melosa con el.
El me tira indirectas pero nunca hemos llegado a mas que jugar al calentamiento por insinuaciones.
Cuando llego a casa después de salir los dos matrimonios tengo que follarme a mi marido Miguel para quitarme la calentura y mi marido siempre nota que estoy mojadísima y encharcada.
El caso es que tuvimos que ir a Madrid para una reunión de trabajo (vivimos en Toledo) y en el viaje me estuvo piropeando todo el rato hasta llegar al hotel.
Quedamos para cenar y salir a tomar algo por ahí, pero yo ya estaba caliente como una perra salida y al llegar a la habitación para cambiarme tuve que hacerme una paja con la mano entera.
Luego me vestí para cenar con el.
Me puse un vestidito blanco de tirantes muy finos, el vestido era como de lycra muy fina, muy cortito, me dejaba casi todo el muslo al aire (además yo le había metido a toda prisa un poco del dobladillo para que me subiera mucho mas) y casi no me tapaba mas que el culo.
El se quedo parado cuando me vio bajar tan sexi.
No me puse sostén con lo que mis tetas se marcaban como si no llevara ropa y me unte los pezones con colonia para que estuvieran tiesos y duros todo el rato y como el vestido era muy fino y blanco se trasparentaba completamente lo oscuro del pezón.
Los bordes de mis tetorras sobresalían muchísimo por los tirantitos.
Tampoco me puse tanga con lo que decidí ir con el coño al aire ( me sentía muy puta) lo que implicaba que se trasparentaba la raja del culo y por delante los pelos negros de mi coño sedoso.
Parecía una puta cachonda y me sentía como si lo fuera, Sylvia la putona, quería follármelo y chuparle su pollona que imaginaba gorda y dura como una roca hasta que se corriera, tan caliente me tenia el cabrón.
Y a mi marido Miguel que le dieran, que no me acordaba de el para nada.
Cuando me vio no pudo apartar los ojos de mi chocho ni de mis tetas.
Se lo dije y se sonrojo, pero le note el bulto en el pantalón, luego estuvo toda la noche mirándome descarado sin cortarse y hablándome de las buenas tetas que tenia y diciéndome que le encantaba que no llevara bragas y que no me depilara el coño y diciéndome que si era capaz de salir así a la calle debía tener una pasada de chochazo.
Yo con todo estop me fui poniendo caliente y me moje tanto que al estar sentada manche el vestido y deje una mancha como de meada en la silla del restaurante, lo que me dio morbo.
El cada poco jugaba con las copas y me salpicaba las tetas y en la disco llego incluso a mojarme los pezones con sus dedos empapados de ron .
Como yo me dejaba hacer y estaba sonriéndole en plan zorrona, se fue animando y entonces me llevo al baño de tíos.
Antes de entrar me dijo que solo las tías mas putas entraban al baño de tíos y le dije: bueno, estoy caliente como una perra y creo que me merezco la calificación de putona como para entrar.
Allí dentro me puso frente al lavabo y abriendo el grifo empezó a mojarme las tetas por encima de la tela, parecía que no llevaba nada de tan trasparente.
Me sobaba las tetas por fuera y por dentro del vestido, me mojo de arriba abajo dejándome encharcada de agua, me subió el vestido por encima del culo y me froto con su mano mojada en la raja del culo, pasando sus dedos por mi ojete y metiéndome un par de dedos en el coño.
Yo goteaba flujo como si estuviera meando, de hecho llegué a correrme y del gusto me mee encima.
Me metió en un cagadero mientras me decia lo putón que era y después de dejarme en pelota picada con los melones al aire, me metió su polla en la boca y empecé a chuparse la golosa y contenta de haber conseguido lo que había deseado.
En esos momentos ser Sylvia la puta me parecía lo mejor del mundo, con su rabo empalmado y caliente en mi boca que chupaba y lengüeteaba, tragaba y succionaba sorbia y mamaba su polla dura de 15 cm.
Le estuve chupando un buen rato, luego me puso de espaldas a el y me metió la polla por el culo de un tirón, a lo bruto, como si fuera una guarra cachonda mientras el se agarraba a mis tetorras y las estrujaba, amasaba y sobaba.
Luego de un poco me dio la vuelta y me hizo agachar.
Se corrió en mi cara de puta, me mancho entera, me dejo un pegote enorme de lefa caliente, una lechada tremenda parecía como si hubieran sido tres tíos corriéndose en mi cara,… trague todo lo que pude y le limpie la polla con mi pelo.
Nos vestimos y salimos al hotel, allí volvimos a follar y a joder toda la noche y me rego en varias ocasiones.
Si, esa fue la primera vez que le puse los cuernos a mi esposo.
Me encanto, tragué leche y recibí por el culo me sentí como una guarra y me corrí en cinco ocasiones.
Fue una pasada y espero repetirlo en poco tiempo.