Fiesta de fin de curso
Los padres de los compañeros del colegio de mi hijo eran muy activos, en cuanto alguien proponía alguna actividad, se lanzaban todos de cabeza.
Era raro el mes que no convocaban alguna cena.
La base de esta historia se produjo finalizando el curso pasado, ya próximo el verano y con la temperatura suave, decidieron hacer un fin de semana de convivencia en un monte cercano a la ciudad donde había un centro de acampada.
Montarían tiendas de campaña y pasaríamos la noche del viernes al sábado allí.
He de reconocer que a mi la idea no me sedujo lo más mínimo y puesto que mi matrimonio pasaba por un momento poco dulce, decidí que esa sería una buena noche para quedarme en casa y hacer lo me diese la gana, que no era otra cosa que ver una película porno y disfrutar de la webcam contactando con otras personas.
Mi esposa se enfadó conmigo por no querer acudir a esta fiesta, pero a mi me daba igual, mi enfado venía por culpa de que ella era muy remilgada en nuestras relaciones, nada de innovación nada nuevo ni excitante y se estaba hundiendo el matrimonio como el Titanic tras chocar con el iceberg.
Llegó el día y ella se marchó a la fiesta, lógicamente los niños estarían también en las tiendas de campaña así que yo me alegraba más de no haber ido, aguantar a los impertinentes hijos de los demás era algo que me ponía de los nervios.
Yo tuve que acompañarla y me quedé hasta la hora de la cena, acabada esta tomé rumbo a mi casa, lo mismo que hicieron muchos otros, al final quedaron no más de 15 personas entre padres y madres más los correspondientes niños que sumaban más de 25, en total 40 personas.
Me conecté a Internet y comencé a charlar con gente a través de la webcam, encontré a una mujer con quien estuve charlando y simulando una sesión de sexo como las que me gustaría tener con mi mujer.
Comenzamos a jugar a que cada uno dirigía las manos del otro, disfruté como un enano diciéndole que se metiese dos dedos en su ano, los veía entrar y salir…ufff, qué maravilla. Al rato se cortó y ya no la encontré así que me puse una película de vídeo y me dediqué a hacerme una paja tranquila mientras veía cómo se follaban unos a otras y viceversa. Qué gusto….
Una de las actrices se metía la polla de su compañero por el ano con tanta suavidad que me parecía ser yo mismo quien estaba allí, esas cosas con mi mujer no había forma de hacerlas. Por supuesto que me corrí al poco rato.
Eran ya cerca de las 3 de la madrugada, había perdido el sueño y me aburría, reconozco que me arrepentí de no haberme ido a la fiesta, porque estar desvelado y aburrido era, en verdad, una sensación desesperante.
No sé por qué motivo, el caso es que me decidí y tomé el auto en dirección a la acampada.
Aparqué el coche fuera del recinto y continué caminando pues la zona de acampada era justamente a espaldas del parking.
Al aproximarme, noté un ruido extraño, no era absoluto silencio lo que había pero tampoco follón, no reconocí ese sonido hasta que cuando llegué a la acampada vi cruzar a una de las chicas, completamente desnuda, en dirección al interior del edificio escolar.
La seguí y antes de llegar a la puerta de acceso pude ver que en el sala más próxima a las tiendas de campaña había luces de velas en los rincones, con la penumbra que proporcionaban las tenues luces pude ver bultos que se movían y a varias personas totalmente desnudas. No me lo podía creer.
Lentamente entré y me acerqué a la puerta que se encontraba entreabierta, mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y ya distinguía a la perfección los cuerpos de los padres y madres que allí habían quedado a pasar la noche.
Entonces reparé en que mi mujer estaría allí, no me lo creía, tal vez ella se había quedado en la tienda o, conociendo cómo es, se habría ido hacia mi casa enfadada y escandalizada, pero no porque su auto estaba en el parking.
Pronto me di cuenta de lo equivocado que estaba porque a escasos 2 metros la reconocí, completamente desnuda, sentada sobre la polla de uno de aquellos hombres y chupando la polla de otro.
Una chica, amiga nuestra y de muy buen ver, por cierto, estaba también lamiendo el miembro que mi mujer se metía golosamente en la boca y acariciaba los pezones de mi esposa.
Era increíble ver cómo mi mujer cabalgaba literalmente sobre aquel hombre que reconocí al poco tiempo, mi mujer estaba fuera de sí, saltaba sobre la polla de este amante y tan pronto la sacaba de su vagina como se la metía de un solo golpe en su interior, además, estaba contemplándola en una sesión lésbica pues los pellizcos y caricias que la otra chica le estaba dedicando a mi mujer, por lo visto, le estaban excitando sobremanera.
El chico al que estaba lamiendo la polla, la agarró de la cabeza y comenzó a tensar sus músculos, vi saltar un chorro de esperma hacia la cara de mi mujer y en la de nuestra amiga y cómo ambas relamían los restos de leche que emanaba de aquella polla.
Mi mujer se la metió en la boca y la chupó y nuestra amiga, cuando la soltó mi mujer hizo lo propio, pasándole la lengua desde el glande hasta los huevos.
Casi exploto cuando observé como ambas se besaban apasionadamente en la boca trasvasando el semen de aquel que se había corrido en la cara de mi esposa. Mientras sus manos acariciaban sus propios coños haciéndose una paja monumental.
Observé que mi mujer aceleró el ritmo, signo inequívoco de que su orgasmo estaba comenzando a venirle, llegué en el momento justo. La oí gemir, suspirar y casi gritar, aunque había en el ambiente muchos gemidos y suspiros mezclados, reconocí con claridad el de mi esposa. No sabía ni qué hacer ni qué decir, estaba muy molesto.
De pronto mi mujer se levantó y nuestra amiga ocupó su lugar introduciéndose la polla que segundos antes había estado en el coño de mi esposa en su propia vagina. Comenzó a moverse lentamente y se la veía disfrutar de lo lindo. Mientras, mi mujer se acercó a una mesa cerca de la puerta en la que yo estaba observando, al acercarse vi semen que le recorría las mejillas y cara de estar muy excitada y gozando de la situación, tomó unas servilletas de papel y se comenzó a limpiar, estaba tan cerca que casi la podía tocar, oía su respiración acelerada. Me escondí.
Al cabo de unos segundos oí la voz de un hombre que le decía algo y mi mujer respondía, volví a asomarme y reconocí al marido de la chica que compartía la polla con mi mujer…
¿Lo estás pasando bien? Preguntó él.
Sí, mucho. – Dijo mi mujer. – Aunque a ver cómo se lo explico mañana. (supongo que se refería a mi)
Entonces este amigo dijo, «no le digas nada, ven conmigo, siempre te he deseado.». La tomó por el brazo y se la llevó unos metros más al fondo. Comenzó a besarla, ella estaba de pie y él se agachaba lentamente, recorriendo con su lengua el cuerpo de mi mujer, sus tetas, los pezones y llegando a su coño, lamió su clítoris. Ella comenzó a moverse y disfrutar del momento.
De pronto él la tomó de la mano y ella se arrodilló, le dijo no se qué y ella se puso a 4 patas, él se colocó tras ella y comenzó a manosear su culo y su vagina. De pronto ella dio un respingo y miró hacia él, no se qué le dijo y ella se colocó con la cabeza apoyada en un almohadón y el culo muy levantado, pude ver que él le estaba metiendo un dedo en el ano, cosa que a mi no me dejaba ni siquiera pensar.
Al poco fueron dos los dedos que le introdujo y movía en su ano como si quisiera follarla con ellos, en plan brutal, muy rápido y si miramientos. Pero mi mujer no solo no protestaba sino que comenzó a agitarse y pedir más, moviendo las caderas adelante y atrás… se mordía los labios, se tocaba ella misma las tetas… increíble.
Esto me enfadó mucho, ¿todos estos años me había estado tomando el pelo o qué? Estaba a punto de entrar y montar un escándalo cuando este amigo apuntó la verga hacia el ano de mi mujer y comenzó a penetrarlo, mi mujer gritaba de placer. Aquella polla entraba y salía y yo alucinaba y me estaba cabreando por segundos.
De pronto reparé en que venía hacia la puerta una chica, a esta le corría el semen por todo el cuerpo, era una imagen impresionante. Me escondí de nuevo en el aseo y entonces entró ella, no me vió pero yo si pude observar lo que hacía. Se lavó, se quitó restos de semen de su cuerpo y dijo algo a media voz parecido a «¡¡qué pasada…!!»
Comenzó a limpiarse el coño con delicadeza, más que limpiarse se acariciaba, lo mismo hizo con el ano que se veía bastante abierto. Mientras aproveché para desnudarme, estaba dispuesto a follarme a aquella hembra allí mismo mientras veía cómo se tocaba el ano introduciendo un dedo en él, hablaba sola y decía, «qué gusto me ha dado y qué abierto me lo ha dejado» mientras seguía comprobando con su dedo la ostensible dilatación del ano.
De momento se dio media vuelta y con paso ligero se dirigió a la sala, que más parecía una fiesta griega que un centro cultural. Pensé que si no aprovechaba el momento, no podría entrar, así que, en pelotas como estaba me encaminé tras ella y entré al aula de la lujuria. Esta chica me miró y sonrió, como diciendo, «venga, empecemos.» Me acerqué más a ella y le dije al oído «Espera unos minutos que quiero hacer una cosa.», no dijo nada, se perdió entre un grupo que estaban follando y me encaminé hacia donde estaba mi mujer.
Seguía enculándola nuestro amigo, al llegar a su altura la oía decir obscenidades que nunca decía conmigo: «Fóllame cabrón. Qué gusto madre mía, rómpeme el culo, más dame más fuerte…» eran sus palabras.
El amigo, al verme, se quedó perplejo, no sabía ni que hacer ni qué decir, rápidamente le indiqué que se pusiera delante de mi mujer para que ella no volviera la cabeza y me descubriera, así que se colocó delante y le dijo «Chúpala…» metiendo la polla en su boca. Mi mujer protestó porque quería seguir sintiendo una polla dentro de su culo, así que me arrodillé tras ella y pude ver el ano abierto de mi mujer que acababa de ser perforado y desvirgado por la polla de aquel hombre.
Aprovechando la dilatación que presentaba coloqué mi glande apuntando a la entrada del ano abierto y lentamente, deleitándome con el roce de cada centímetro de mi polla en el ano de mi mujer, la fui penetrando hasta que mis huevos tocaron con sus nalgas. Quería sentir ese momento tan deseado y disfrutarlo a tope, comencé a sacar la polla lentamente, mi mujer, al sentir otra polla en su culo quiso mirar a ver quien era pero nuestro amigo no se lo permitió agarrándole la cabeza de forma que siguiese chupando su polla.
Tenía mi verga prácticamente fuera de su ano, veía que el glande estaba parcialmente metido y cómo ella suspiraba y trataba de que mi polla no se escapase de su agujero, pedía más, así que de un golpe brusco se la clavé hasta el fondo, ella emitió un grito que se escuchó en toda la estancia, «Ahhhh…síiiiiii…» ahogándose su voz en un gemido profundo y volviendo a meterse la polla de nuestro amigo en su boca.
Ella no sabía quien la enculaba pero le daba igual, estaba muy excitada y dijo «Qué gustazo me estáis dando… seguid, seguid…que me viene….. ahhh» en ese instante estalló en un orgasmo generoso, se movía tan bruscamente que parecía que le iba a sacar la polla por la boca donde estaba la de el otro chico. Cuando culminó su orgasmo comencé a moverme más y más deprisa, «no te corras dentro..» decía, sacándose la otra polla de la boca, «no lo hagas, por favor.» Pero ya era tarde, mi leche le cayó en su interior yo rápidamente me levanté y me escondí entre otro grupo que charlaban mientras se acariciaban los unos a los otros. Desde allí pude ver que mi mujer se tocaba el ano y mojaba su mano en el semen que le había dejado segundos antes, al no saber quien era, buscó con la vista y con un enojo evidente le dijo algo a su eventual amante.
Bruscamente se levantó y se marchó a los aseos. Decidí seguirla sin que me viese. Se metió en uno de los espacios y se sentó en el inodoro. Entré al cuarto contiguo y la escuché que decía a media voz «qué cabrón, se ha corrido en mi culo. Cuando sepa quien ha sido se va a enterar.» Mientras mi mujer maldecía, entró una chica, una de las tías más buenas que estaban en la sala, mi mujer salió y comenzó a hablar con ella: «¿Qué te pasa? ¿Te has enfadado?» preguntó la chica.
«No sé quien ha sido se ha corrido dentro de mi. Joder, le he dicho que no lo hiciera y mira, chorreando semen me ha dejado.» Respondió mi mujer.
Estuve a punto de salir, pero me contuve.
En eso que la otra chica dijo: «Vaya orgía. Es increíble la que se ha montado con sólo un juego. ¿eh?»
Mi mujer comenzó a mostrar síntomas de debilidad y dijo: «No sé, ahora me siento mal, a ver cómo acaba esto y como se entere mi marido, ya verás.»
La otra chica dijo con voz sorprendida: «¿No se ha quedado tu marido?»
«No, se marchó después de cenar. Si supiera lo que he hecho me echaría de casa. Nunca he hecho con él nada de lo que hoy he hecho con no se cuantos extraños.» Dijo mi mujer.
«Tendrás que contárselo porque enterarse se va a enterar.» Dijo la chavala «Intenta que lo entienda como una noche loca y como un aporte positivo a vuestra relación.»
«Me voy a la tienda a dormir.» Dijo mi mujer mientras seguía lavándose como queriendo borrar lo que había ocurrido allí.
La otra chica abrió la puerta del lugar donde yo estaba y apareció ante mí completamente desnuda, estaba buenísima con unas tetas monumentales y un coño depilado precioso. Se asustó pero le tapé la boca y le hice un gesto para que se callase, ella comprendió y se rió en plan cómplice.
La tomé de la mano y le dije al oído, «Sigue hablándole.» Mientras mi mano comenzó a deslizarse entre aquellos pechos tan deseados y preciosos. Me senté en el inodoro y la senté a ella sobre mis rodillas, le besaba la espalda y la nuca mientras mis manos acariciaban sus tetas y bajaban en busca de su vagina.
Ella comenzó a decirle a mi mujer que seguía lavándose «No tengas miedo, aprovecha y disfruta a tope. No dirás que no es una pasada ¿Cuántas pollas has chupado? ¿Cuántas pollas te han metido?»
Mi mujer medio de risa dijo «Me han follado al menos 4 distintos y 2 por el culo, chupar creo que he chupado 2 pollas. El segundo que me ha follado el ano es el cabrón que se ha corrido.»
Mientras decía eso mi mujer, la chica que estaba sentada sobre mis rodillas se levantó y acercó sus caderas a mi, cogió mi polla que estaba otra vez dura y se la clavó en el coño de un solo golpe. Comenzó un suave vaivén que me estaba volviendo loco. En voz baja me dijo «Vamos a darle morbo a esto.»
«Pero habrás gozado como una puta ¿verdad?» le preguntó la chica a mi mujer. «¿No has lamido ningún coño?»
«Sí, gozar he gozado como una loca, no pensaba que follar por el culo fuese tan estupendo. Y la verdad es que te desinhibes, Rosana y yo hemos estado lamiendo la misma polla y a veces nuestros labios se encontraban dándonos pequeños besos. Ella me ha tocado las tetas y el coño, pero yo no me he atrevido a nada más.» Decía mi mujer.
Mientras esto sucedía, el movimiento de mi nueva amante era cada vez más enérgico, mi polla entraba y salía de aquel coño mojado cada vez a mayor velocidad. Ella a duras penas podía contener los gemidos.
«No sabrás lo que es una buena lamida de coño hasta que no te la de otra mujer, para eso somos expertas. Sabemos lo que nos gusta. Y no puedes imaginar la sensación tan extraordinaria y el gran placer que se siente cuando besas y lames el coño de otra mujer. Aunque al principio te dé asco, al poco es bestial. Deberías probarlo.» Decía mientras yo la follaba.
Su voz reflejaba su excitación, le salía entrecortada pues estaba aproximándose a un nuevo orgasmo, o eso parecía.
«¿Qué haces? ¿Te estás masturbando?» preguntó mi mujer acercándose a la puerta donde nos encontrábamos.
«No… qué va, es mucho mejor… ufff, ahhhh… Me están dando uno de los mejores polvos de mi vida…» – diciendo esto, se levantó, se sacó mi polla de su interior y la tomó con la mano, apuntó el glande hacia su ano y se sentó sobre ella de golpe.
Pensé que me la rompería, el ano no cedía y ella seguía sentándose, de pronto…
«Ahhhh… qué gusto joder…» gritó. Mi polla se abrió camino entre el ano, noté con claridad cómo se estaba dilatando y como abrazaba cada milímetro de mi glande…. Noté como la polla se perdía en el interior de aquel culo tan espectacular.
«¡Cómo que estás follando! ¿Hay alguien contigo?» preguntó mi mujer.
«Si…siiiiii…ufff…ahhhh…siiiii claro que siiiii….joder me está partiendo en dos, qué polla más gustosa tiene…siiiii….» Ella se movía y yo notaba como la polla abría aquel pedazo de culo, era muy estrecho para el grosor de mi polla y ella lo estaba disfrutando. Aprovechando la oscuridad del aseo (no encendíamos la luces en ningún momento) con el pie abrió la puerta y mi mujer apareció desnuda frente a nosotros. Yo escondí la cabeza tras la mujer a la que estaba enculando para no ser reconocido.
«Joder, qué pasada.» Dijo mi mujer. «¿Puedo mirar?»
No me reconocía, yo procuraba no emitir ningún sonido y puede observarla entre el pelo de mi amiga, no distinguía los detalles, pero podía ver que miraba con auténtico deseo.
Mi amiga galopaba sobre mi polla, movía las caderas y se acariciaba el coño. Levantaba las piernas de forma que mi mujer podía ver como mi polla entraba en el culo de mi amiga.
«Te la está metiendo por el culo!» exclamó mi mujer, «Uf, qué barbaridad, así me lo han hecho a mi antes.»
Comenzó a mover su mano por sus caderas por lo que intuyo que comenzó a masturbarse. Temía ser reconocido y esto me impedía ver con claridad lo que sucedía.
Así estuvimos unos minutos o segundos, no lo sé. Mi amiga metiéndose mi polla hasta el fondo de su culo, con una mano se masturbaba y mi mujer enfrente miraba y se tocaba su vulva y sus pechos.
«Anda, ven.» Dijo la chica a mi mujer «Acércate y ayúdame…» La tomó de las manos y las llevó a su vulva, mi mujer estaba azorada, no sabía si decir que sí o alejarse. «Acaríciame como si fueses tú, mastúrbame…» decía mi amiga mientras se movía sobre mi polla. Mi mujer comenzó a mover los dedos sobre los labios vaginales de aquella amante ocasional, sin prestar atención al hecho de yo estaba allí. La chica acercó sus dedos a la vulva de mi mujer y comenzó a masturbarla.
«Me gusta… siiii» oí decir a mi mujer… Los movimientos de las manos de aquellas hembras me estaban poniendo a mil. Mi mujer introdujo un dedo en la vagina de la chica, pude notarlo nítidamente en mi propia polla dada la escasa separación que había.
De pronto mi mujer se agachó y perdí de vista lo que hacía. «Sí…eso es…chúpame el coño…lámelo…siiiii….me voy a correr….sí….siiiii…muérdeme el clítoris….qué bien lo haces puta….» Gritaba aquella mujer que tenía mi polla en su culo mientras los espasmos de su orgasmo se hacían más que evidentes. Aproveché para mirar y vi que mi mujer estaba lamiendo a conciencia aquel coño depilado…
«Qué orgasmo más bestial.» Dijo la chica mientras paraba el ritmo…
Me sorprendió escuchar la voz de mi mujer diciendo: «Vaya…¿por qué no intercambiamos los papeles?» levantándose del suelo. Lo dijo con una voz de viciosa y puta inimaginable para mi.
«¿Quieres que te encule este macho que tengo dentro de mi? No se ha corrido aun, pero debe estar deseándolo…» dijo la chica. Yo me escondía, me iba a descubrir.
«Sí quiero meterme otra polla en el culo, mañana ya veremos lo que pasa, pero me has puesto super mojada. Prométeme que me vas a hacer lo mismo que yo.» Dijo mi mujer.
Me quedé embobado, mi mujer pedía a otra mujer que le lamiese el coño mientras un tío desconocido la iba a encular. Era el colmo del desenfreno.
«Vale.» Dijo la chica sacándose mi polla de su culo «pero date la vuelta, ponte de espaldas y no mires hasta que no te diga yo.» Indicó la mujer muy hábilmente.
Yo tenía el corazón que se me salía, menudo susto tenía.
La mujer se levantó de mi regazo, me besó en los labios y guiñó un ojo.
«Haz lo que yo diga.» Dijo y tomando a mi mujer de los hombros la fue sentando sobre mi polla, ella misma tomó mi polla y la apuntó hacia el ano de mi mujer.
«Ummmm…. Es gorda…como la de antes… a ver si me cabe….» Decía mi mujer. Lentamente mi polla se deslizó dentro del ano de mi esposa y comenzó un suave movimiento de caderas lento que hacía que mi polla entrase y saliese del ano con suma facilidad. «Qué pedazo de polla…que bien follas… dámela toda…ahhhh…» decía mi mujer. Ignorante de que aquella polla que ahora estaba ensalzando la había penetrado miles de veces por su vagina, pero claro, nunca (que ella supiese por el ano) por lo que era imposible que la reconociese.
La otra chica se arrodilló delante de nosotros y levantó las piernas de mi mujer sobre sus hombros, metió la cabeza entre ellas y comenzó a lamer el coño de mi esposa que comenzó a gozar como una loca. Gritaba y se retorcía de gusto. «Joder, jo….ahhhh..qué gusto…muérdeme el clítoris…sí….sigue….sigue….»
De pronto noté que una mano acariciaba por debajo de mis huevos, se acercaba a mi ano y lo tocaba por fuera. De un golpe, uno de los dedos de aquella mujer se coló en mi interior provocándome un ligero gemido de placer. Temí ser descubierto pero mi mujer estaba demasiado entregada como para darse cuenta.
Con aquel dedo en mi interior haciendo movimientos circulares, mis envites al culo de mi mujer eran cada vez más profundos y la lengua de aquella chica haciendo estragos en la vulva de mi mujer, pronto comenzamos a sentir que nos venía el orgasmo…
«Ahhhh….si me viene seguid…seguid…qué gusto….» Gritaba mi mujer.
Mientras se corría pudo notar que mi polla comenzaba a tener espasmos anunciando mi inminente eyaculación.
«Qué gusto… me corro….» Gritaba «no te corras dentro, sácala…ahhh….dentro no….»
Comencé a encularla con furia, cada vez más fuerte, el dedo de la chica se había convertido en dos dedos y me abría el culo de forma excepcional.
Mi mujer ya se había corrido, así que hice un pequeño movimiento y se la saqué, ella entendió que me quería correr fuera pero no fue así. La empujé para que se quitase y tomé por la cintura a la chica a quien de un golpe senté sobre mi polla, ella ayudó y se la metió hasta el fondo de su culo. Comprendió que quería correrme allí mientras mi mujer miraba.
La cara de pánico de mi mujer fue mayúscula cuando descubrió que era yo quien estaba allí, mientras quiso decir no se qué, mi polla ya estaba en lo más profundo del culo de aquella mujer que tanto gusto me daba. Esta comenzó a moverse de forma enérgica y mi orgasmo no se hizo esperar. «Siiiii….ummm… ¿te gusta cómo me follo a esta mujer? Eres una puta…» decía yo mientras mi esperma comenzaba a saltar de mi polla hacia aquel culo… «siiii….. muy bien…. Qué gusto….»
Mi mujer miraba con cara de enojo, miedo, celos…
Terminé, la chica se levantó y mi polla salió exhausta de aquel magnífico culo. «Mira» dije indicándole el ano de la chica «mira como sale mi esperma por su ano…» Metí la cabeza entre las nalgas de aquella mujer y comencé a lamer mi propio esperma que chorreaba desde el ano hasta el coño de aquella estupenda mujer.
Ella se aproximó y comenzó a lamer también… el resto de la historia seguirá.