¡Viva la tarifa plana!

Realmente estoy enganchada a él.

Cada tarde después de salir del trabajo, viajó en el tren pensando si estará ya conectado, ansiosa por llegar a casa y poder ver el muñequito que aparece en mi pantalla, informándome de que esta allí.

Es una persona inteligente, con sentido del humor, clara, directa, tolerante, dulce, mimoso, aunque a veces no se muestre como tal y se comporte algo distante.

Sé que le gusta hablar conmigo, tanto como a mí con él, estoy a gusto hablando con él, aunque sólo a veces me siento algo incomoda por sus avalanchas de preguntas, queriéndolo saber todo de mí, en solo instante, pero me halaga que quiera saber de mí, de mi forma de pensar, de ver la vida, de sentir…

Me atrae mucho su carácter, fuerte, dinámico, con autoridad, creo que es una de las cosas que más me excitan de él.

Ayer me preguntó si quería jugar o hacer algo, estaba deseando a que me lo propusiera y antes de decir si o no, ya estaba escribiéndole lo que me hubiera apetecido hacerle estando a su lado. Pero cada día haría lo mismo, nada más conectarme, le escribiría:

¿Hola cari, me das un ay (abrazo)? necesito sentir tus fuertes brazos rodeando mi cuerpo, notar tu calor en mi y acurrucarme en ti, mientras te digo

¿Sabes una cosa? – y tú me respondes.

¿Qué?

Que oigo los latidos de tu corazón, son fuertes pero lentos, como un suave eco.

Me contestas que tu corazón se ha acelerado al sentirme cerca, alzo mi cabeza en busca de tu cuello, notas mi respiración pausada y temblorosa, mientras que beso suavemente tu cuello, saboreando el sabor de tu piel, la suavidad de está y el olor que desprende, mis manos suben desde tu cintura hasta tu espalda, acariciándola, intentando abarcarla con mis manos, pero no puedo, tus espaldas son grandes, fuertes, me encantan, subo con mis labios hacía el lóbulo de tu oreja y lo cojo entre estos, lo succiono suavemente hacía mi y acabo lamiéndolo, tus manos han empezado a rodear mi cintura y un escalofrío recorre mi cuerpo, deseo tanto que me toques, que me beses, que al ver en mi pantalla:

Minerva, te deseo

Hace que mi corazón de un vuelto y mi deseo sea más intenso, busco tus labios con mis labios, pero antes me encuentro con tu mejilla la beso, sigo hacia tu boca, beso la comisura de tus labios y por fin uno mis labios a los tuyos en un beso largo, suave, dulce, deleitándome con cada cm d ellos, bebiendo de ese intenso sabor, mi respiración se ha vuelto algo más acelerada, al igual que la tuya.

Ya sé que todo esta en mi imaginación, pero siento tal y como si fueran tus manos las que me acarician, las que recorren cada poro de mi piel en busca de mil sensaciones, con las yemas de tus dedos me erizas la piel, noto el calor de estás en mi espalda y como juegan con mi cabello, subes tu mano por mi brazo, resiguiendo su forma, hasta llegar a mis hombros y apartar mi cabello hacía un lado para poder besar mi cuello, me acerco más a ti, necesito sentirte, notar tu calor y oír tu respiración entrecortada en mi oído, entre susurros y casi si poder mediar palabra te digo

Yo tb te deseo

Y ese que te ha causado el mismo efecto que a mí por que ahora eres tu quien decide seguir escribiendo en la pantalla poniéndome

Shhhhhhh, no digas nada.

Me has cogido del rostro y me has acercado de nuevo a tus labios, me besas dulcemente, pero con pasión, me excita la forma en que té expresas y me dices como tus manos se han perdido entre mi jersey, buscando mis pechos para acariciarlos y poco a poco te has ido desprendiendo de mi ropa, dejándolos al descubierto ante ti, contemplándolos mientras que tus manos los masajeaban y tus dedos jugaban con mis pezones hasta ponerlos duros.

Me dices que tus labios se han acercado a mis pechos para besarlos, lamerlos y acabar de introducirlos en tu boca mientras los succionas y juegas con la punta de tu lengua y mi pezón. Según me comentas vas bajando hacía mi ombligo, lo besas y tus manos se cuelan en mi pantalón, notas lo húmeda y excitada que estoy, con la yema de tus dedos acaricias mi sexo de adelante para atrás y viceversa, mi respiración esta más que acelerada, ya no puedo más y te digo que

Quiero sentirte dentro de mí, notarte, abrazarme a ti.

Pero tu respuesta es – tranquila hay tiempo para todo- mi desesperación aumenta y noto como introduces un de tus dedos dentro de mí, entra fácilmente así que decides introducir dos, comienzo a gemir del placer y me pides que me tumbe en el suelo, mientras estoy tumbada noto como tus manos hábiles me han bajado los pantalones y la ropa interior, y tus besos se pierden por mis muslos acercándose hacía mi sexo, cuando…

¡Dios, no! ¡Me caído! ¡Odio la conexión y la tarifa plana, siempre me dejan colgada en el mejor momento!