Los baños de la universidad
La historia que a continuación les cuento me ocurrió mientras me duchaba en los baños de mi universidad.
Resulta que tengo la costumbre de nadar los sábados en la piscina de la universidad.
Ya me disponía a salir al baño a ducharme me tropecé con un tipo, al principio no me fije en él, se disculpó y siguió su camino; yo iba caminando hacia el baño (entre el baño y la piscina hay como 100m) y miré hacia la piscina y vi el hombre.
Tendría algunos 35 años, alto, cuerpo atlético, totalmente velludo que fue lo que más me impacto y por el pantaloncillo de baños se le notaba el gran miembro que tenía.
Recorrí todo el trayecto hasta el baño observando todo ese cuerpo que me había dejado impactado.
El siguiente sábado como de costumbre a la 1:30 PM entre al baño a cambiarme para dirigirme a la piscina, a la salida volví a tropezar con él. Yo me disculpé y seguí mi camino.
Nadé un rato luego me puse a hacer barras (lo hago de ves en cuando sobre todo cuando hay alguien interesante en la piscina), sin dejar de observar ese tipo que me había gustado des de que lo vi.
Termine de hacer mis barras justo a tiempo por que ya iban a cerrar la piscina.
Me dirigía hacia el baño cuando escuché que alguien dijo:
Hola, me parece que ya te he visto antes. Miré para ver quien me había hablado, no lo podía creer, era él.
Disculpa – le dije un poco nervioso – hablas con migo?
Si, y disculpa que te hable así, pero tengo la impresión que te he visto anteriormente.
No… no creo que nos hemos visto, porque no olvido a las personas fácilmente.
Ya recuerdo – me dijo – contigo fue con quien me tropecé hace ocho días y por casualidades de la vida hoy nos volvimos a tropezar.
Ve, que buena memoria tienes – le dije yo mientras ya estábamos entrando en los baños – la verdad es que yo no me acuerdo de eso, bueno, si me acuerdo que cuando iba saliendo del baño me tropecé con alguien pero no me fijé.
Reclamé mi bolso en los casilleros y me dirigí a las duchas sin darle mucha importancia a lo que él estaba haciendo.
Estaba ya en las duchas sacando el jabón y la toalla de mi bolso cuando de sorpresa vi semejante cuerpo totalmente velludo enfrente de mí, allí estaba ese hombre mirándome fijamente de arriba a bajo, yo estaba temblando del susto, lo miré de arriba abajo y pude notar su miembro que estaba totalmente erectado.
Tardé un poco en reaccionar, pero cuando lo hice él miró y me dijo:
Disculpa que te moleste así, lo que pasa es que se me ha olvidado mi jabón y quisiera saber si me podrías dar un poco del tuyo.
Claro pero tienes que esperar que yo me bañe – le dije – o no, mira acá en el bolso tengo un bisturí, mejor lo parto en dos. Saqué el bisturí del bolso y partí mi jabón en dos partes y le entregué una de ellas. Él tomó el jabón y agarró mi mano.
No era necesario que lo hicieras – me dijo – yo hubiese esperado a que te bañaras.
Tranquilo todo bien, pero creo que lo único que deberías agarrar es el jabón, no tienes que agarrar mi mano.
Disculpa – me dijo – no pensé que te fuera a molestar.
Tranquilo muchacho te disculpo y para que sepas si me molesta un poco, pero aun sigues agarrando mi mano.
Ah!, te molesta un poco, entonces por que no haces nada para quitarla.
Yo halé mi mano, pero él la apretó aun más – he visto como me mirabas en la piscina – me dijo halándome hacia él. Me abrasó e intentó besarme, yo aparté mi cara. – oiga que le pasa – le dije.
Nada, solo que tu me gustas mucho y no es la primera ves que te he visto hace mucho tiempo te había visto, pero nunca se me había presentado la oportunidad de hablarte. Agarró mi cara – me gustas mucho – me dijo mientras acercó sus labios a los míos.
Yo estaba totalmente aturdido no sabia que hacer, mientras él me daba un beso al cual yo no respondía, el corazón me latía a mil por segundos; no podía creer que me estuviera diciendo eso. – que te pasa, ¿ no te gusta? – me dijo. Yo acaricie su pecho – también me gustas – le dije.
Me abrasó, empezó a besarme por el cuello; el ritmo de mi respiración aumentaba y podía notar como su miembro empezaba a crecer de nuevo.
Él empezó a besarme por el pecho y fue bajando por mi velludo abdomen hasta llegar a mi pantaloncillo, lo quitó y empezó a mamármela de una manera que me volvía loco, yo acaricié su cabeza mientras él se engullía toda mi vega en su boca.
Yo lo levanté y lo besé, luego acaricié su pecho y le empecé a chupar las tetillas, cosa que lo hacía enloquecer de placer.
Seguí besando hasta llegar a su verga que medía unos 20 cm. Pasé mi lengua por la cabeza de su verga, – ah!, que rico – me dijo mientras agarraba mi cabeza. Yo empecé a chuparle ese delicioso miembro mientras él gemía de placer.
Me puse de pie y mi sorpresa fue grande cuando vi que justo detrás de él estaba el que guarda los bolsos en los casilleros pajeándose mientras nos veía. – tranquilo – me dijo.
Andrés (así se llama mi compañero de aventuras) miró hacia atrás, se quedó mirando al tipo un momento y luego le agarró su verga la cual no era tan grande.
Nuestro nuevo compañero le agarró la verga y empezó a mamársela, yo me quedé viéndolo por un momento; él desabrochó sus pantalones y se los bajó mientras seguía mamando la verga de mi amigo.
Yo le ayudé a quitarle los pantalones, le acaricié sus grandes nalgas, luego metí mi dedo medio en su pequeño chochito y nuestro nuevo compañero gimió de placer.
Él se dio la vuelta me dio una pequeña mamada y luego siguió mamando la verga de mi amigo.
Yo tome mi verga y empecé a metérsela por su agujero. – ahhhh! – gimió, yo introduje la punta y luego se la metí toda poco a poco, él comenzó a mover su culo y yo empecé con un mete y saca lento el cual fui aumentando poco a poco.
Mi amigo sujetaba la cabeza de nuestro nuevo compañero mientras este le seguía chupando su enorme verga, yo embutía cada ves mas rápido mi verga en ese delicioso culo, miré la cara de mi amigo y este respiraba agitada mente – ahhh! Si, sigue así trágatela toda – le decía mientras de la boca de nuestro nuevo compañero emanaba una cantidad de leche que no podía tragar debido a que mi amigo le había sujetado fuertemente la cabeza para que no se sacara la verga de la boca – ahhh!, si, que rico – dijo dejándole la cabeza libre.
Yo observaba como nuestro nuevo amigo lamía la leche que corría por todo el miembro de mi amigo, mientras seguía con mi mete y saca, ya estaba a punto de venirme cuando él se dio la vuelta y empezó a mamármela haciendo que me viniera en su boca.
Luego de haber limpiado mi verga se paró y nos dijo que nos apuráramos que ya iban a cerrar los baños.
Mi amigo y yo nos duchamos, nos vestimos y salimos del baño.
Desde entonces todos los sábados él y yo nadamos juntos y de ves en cuando luego de nadar vamos a su apartamento.