Hola otra vez queridos lectores. La última vez que me pasé por aquí les conté cómo fue la primera vez que Adri, Rubén y yo follamos. Obviamente esa no fue la última vez que lo hicimos, de hecho se convirtió en algo habitual que aún seguimos haciendo. Está claro que hemos probado muchas cosas en todo este tiempo, y hoy vengo a contarles una de mis experiencias favoritas. La primera vez que se volvieron mis esclavos sexuales.

Llevaba unos días con una idea en la cabeza, quería saber que se sentía ser la que tomaba todas las decisiones y que nadie pudiera llevarme la contraria. Quería meterme en el papel de dominante. Tenía que comentarselo a los chicos para ver si estaban de acuerdo, aunque cuando la palabra follar iba incluida, a muy pocas cosas decían que no. Decidí mandarles un mensaje para reunirnos en la cocina cuando todos estuviéramos en casa.

Yo: Chicos

Yo: Cuando lleguen a casa quiero comentarles una cosita

Yo: Así que me avisan

Adri: Por si acaso, yo no fui

Yo: Y si me ven dormida, me despiertan que es importante <3

Ru: Espero que no sea nada malo, ya estoy llegando

Yo: No es nada malo exagerados, nos vemos ahora

Adri: Todavía me queda un rato para llegar, yo les aviso

A los pocos minutos llegó Rubén y lo primero que hizo fue ir a mi habitación y tocar la puerta.

— Abre

— Me puedes adelantar sobre qué quieres hablar por fa —dijo poniendo cara de pena.

— No, tienes que esperar a que esté Adri también.

— Eres cruel. ¿Vas a dejar que me quede con la intriga por tanto tiempo?

— Sip, no pienso decir nada hasta que estemos los tres juntos.

— Vaaale, me voy a duchar mientras Adri llega.

Una hora y media después escucho la puerta cerrarse y me pongo de pie para salir de mi cuarto.

— Ya estoy aquí. —escuché el grito de Adri desde la puerta.

— Voy. —respondimos Rubén y yo al mismo tiempo.

Una vez estuvimos los tres en la cocina empecé a contarles lo que se me había ocurrido.

— Mis chicos, hace unos días que vengo pensando en algo que tengo muchas ganas de hacer, pero necesito saber si ustedes estarían de acuerdo.

— Esto se pone interesante, dinos princesa ¿Qué es lo que tantas ganas tienes de hacer? —dijo Adri

— Estoy casi seguro de que es algo sexual. —añadió Rubén.

— Si, está relacionado. —respondí

— Princesa, sabes que somos tuyos para lo que quieras, sobre todo si el sexo está incluido —añadió Adrián con una sonrisa.

— Lo sé, pero quería estar segura de que la idea no les desagrada.

— Vale, deja de darle vueltas y dinos qué es. Me estás poniendo nervioso.

— Quiero ser dominante. Sé que muchas veces me dejan al mando, pero quiero ir más allá. —ambos me miraban expectantes así que seguí hablando— Quiero que sean mis esclavos sexuales.

— Joder, por mi no hay problema. Estoy para servirte ama. —dijo Rubén después de unos segundos de silencio.

— Pienso lo mismo. Me estoy poniendo duro solo de imaginarme de rodillas a tu entera disposición—añadió Adri— ¿Empezamos hoy mismo?

— Esa es otra cosa, no les voy a decir cuando. Va a ser una sorpresa y ese día van a tener que meterse en el papel de esclavos o va a haber castigos.

— ¿No puedes empezar hoy? Creo que me va a dar algo si no lo hacemos.

— No hoy no, tengo cosas que preparar antes. Además creo que sería importante que pongamos una palabra de seguridad por si en algún momento cualquiera quiere parar.

— No creo que haga falta, pero podríamos usar “lápiz” como palabra de seguridad. —dijo Rubén.

— Perfecto, obviamente se tienen que dirigir a mi como Ama en todo momento.

— ¿Qué piensas de que para ti seamos Sumiso Adri y yo Esclavo?

— Perfecto. Eso era todo chicos, me voy a estudiar.

— ¿Enserio te vas? ¿No te calentó imaginar lo que vamos a hacer? —preguntó Adri.

— Adri, llevo pensando en esto más de dos semanas, claro que me calentó. Pero de verdad tengo que estudiar, además quiero que guarden toda su leche para la próxima vez que follemos y sean mis esclavos sexuales.

— ¿Osea que no vamos a hacer nada hasta que nos domines? —preguntó Rubén

— Exacto.

— ¿Y no nos vas a decir por cuánto tiempo tenemos que esperar?

— Nop. Nos vemos luego.

Salí de la cocina y me metí en la habitación. Lo de el examen era mentira, pero tenía cosas que preparar antes de nuestro próximo encuentro. Además, quiero que sufran un poco la espera. Quiero que se exciten tanto cómo lo he hecho yo estas últimas semanas imaginando todas las posibilidades que hay.

Al día siguiente, después de ir a clase, pasé por una tienda de juguetes sexuales. Compré unas cuantas cosas para ir preparando nuestro encuentro, quizás me excedí un poco, pero estaba segura de que no iba a ser la única vez que lo utilicemos.

Dejé que pasaran un par de semanas, la tensión sexual que había en casa era ya insoportable, me pasaba el día con las bragas empapadas. Hasta que finalmente llegó el momento. Era sábado por la mañana y sabía que estaba sola en casa hasta después de la hora del almuerzo. Rubén y Adrían iban todos los sábados a la piscina y volvían siempre sobre las cinco de la tarde, así que me puse a prepararlo todo.

Saqué las cosas que había comprado, entre ellas una braga negra de encaje con sujetador y medias a juego. El resto de las cosas eran sorpresa, así que metí la bolsa en el cajón de la mesita de noche.

Bajé las persianas para que el cuarto quedara oscuro y encendí las luces LED en rojo, mi habitación ahora parecía un prostíbulo. Agarré el lubricante y un plug anal. Estaba super cachonda por lo que no fue muy difícil dilatar mi ano para meter el plug. Una vez había terminado, me puse el conjunto nuevo de lencería y mi ropa por encima.

Estuve un rato en el salón viendo tele, hasta que escuché la puerta de casa. Por fin habían llegado, tardaron más de lo normal. Era hora de que empezara la función. Me levanté del sofá para recibirlos.

— Hola esclavos

— Hola —saludaron ellos

— ¿Qué tal el día? —preguntó Rubén.

— ¿Qué te hace pensar que puedes hablar sin mi permiso, y sin dirigirte a mi cómo es debido? —respondí de forma dura.

Por un momento se quedaron extrañados por mi respuesta, pero a los pocos segundos se dieron cuenta de que por fin había llegado el día.

— A partir de este momento ninguno de los dos puede hablar sin que yo se lo permita y se tienen que dirigir a mi cómo su Ama.¿Queda claro?

— Si. —contestaron al unísono.

— Si ¿Qué?

— Si, Ama.

— Muy bien, así me gusta. Ahora quiero que los dos se pongan de rodillas y me pidan perdón por haberme hecho esperar demás. —sin pensarlo, soltaron sus cosas y se pusieron de rodillas frente a mi.

— Perdón Ama. Lo que pasó es que Adrían se antojó de ir a comer un helado y por eso tardamos más. —dijo Rubén.

— ¿Acaso pedí explicaciones? Solo les di permiso para pedir perdón. Voy a tener que castigarte por romper las reglas. —dije— Vamos a mi habitación.

Se ve que los chicos empezaban a entender las reglas, no dijeron nada y me siguieron hasta mi habitación gateando. Al abrir la puerta les indique que entraran y se quedaran al lado de la cama.

— Muy bien chicos. Ahora quiero que en menos de un minuto estén desnudos y otra vez de rodillas.

No dudaron ni un segundo en obedecer, ambos se levantaron rápidamente y se desnudaron. Ambos estaban ya empalmados y podía ver cómo el presemen iba goteando de sus glandes. Se me hizo agua la boca, pero tenía que seguir con mi plan.

Me paré frente a los chicos y me quité la sudadera y el chándal que tenía, para así revelar una de las sorpresas.

Me acerqué a la mesa de noche y saqué la bolsa con las cosas que pensaba utilizar. Lo primero que saqué fueron dos antifaces.

— Esclavo, sube a la cama, ponte el antifaz y después te pones en cuatro. Llegó el momento de castigarte por no saber seguir órdenes.

Una vez que Rubén terminó de ponerse en posición, saqué de la bolsa otra de mis sorpresas, una fusta. Me acerqué hasta él y empecé a acariciar sus nalgas y su espalda con ella, sus músculos se iban tensando por donde pasaba. Terminé el recorrido en el mismo lugar que empecé, su culo.

— Por haber sido un chico malo te has ganado 20 latigazos, diez en cada nalga. Y más vale que no hagas ni un ruido. ¿Queda claro?

— Si ama.

Cómo era la primera vez que estábamos haciendo esto no quería excederme con los golpes. Con el primero Rubén se sobresaltó un poco, pero lo único que se escuchó fue su respiración entrecortada.

Sabía que le estaba gustando por la gran erección que tenía, la cabeza de su verga estaba roja y no dejaba de gotear líquido preseminal. Se notaba que habían cumplido con su parte del trato y llevaba dos semanas acumulando su leche para mi.. Al terminar con los latigazos, las nalgas de Rubén estaban llenas de marcas rojas.

— Esclavo, al suelo otra vez. Quiero que te quedes de rodillas a mi lado. Antifaz fuera. —dije dejando la fusta sobre la cama, —Sumiso, te quiero frente a mi.

Cuando tuve a Adri frente a mí, lo agarré por el pelo y acerqué su cabeza a mi coño.

—¿Te gusta el olor de mi coño Sumiso?

—Si Ama.

—Veamos que tan bueno eres con la boca. —me quité las bragas y me volteé hacia Rubén— Abre.

Metí mis bragas empapadas en la boca de Rubén para que también pudiese probarme y me volteé nuevamente hacia Adrián agarrándolo otra vez del pelo cara acercarlo a mi. No hizo falta decirle más nada, Adri empezó a lamer y succionar. Sentía su lengua alternando entre lamer los labios de mi coño y follarlo, para después pasar a succionar mi clítoris.

—Mmm. Sigue así Sumiso, me voy a correr en tu boca y quiero que te bebas mi corrida. —Adri siguió a lo suyo y yo cada vez los pegaba a mi con más fuerza, básicamente estaba montando su cara. Se sentía tan bien, por fin iba a correrme después de tantas semanas de anticipación. A los pocos minutos ya estaba alcanzando mi primer orgasmo de la noche.

—Mmm, más fuerte. Me voy a correr en tu puta cara, voy a ahogarte con mis jugos. —decía entre gemidos fuertes—Ahh. Bébelo todo, no dejes que se desperdicie ni una sola gota de mi corrida. —dije con la voz un poco entrecortada a causa del reciente orgasmo.

Cuando Adri se separó de mí tenía las mejillas sonrojadas por el esfuerzo y la cara llena de mis fluidos. No pude evitar inclinarme hacia él para lamerlo desde la barbilla hasta los labios para darle un beso. Me encanta saborearme a mi misma, me calienta muchísimo sentir esa mezcla tan agradable dulce, salada y ácida al mismo tiempo.

—Los dos de pie. Uno frente al otro. —ordené.

Me puse junto a ellos y empecé a masturbarlos, cada uno en una mano. Una de las mejores sensaciones es tener una polla dura en la mano que literalmente está babeando por tí.

—Esclavo, abre la boca. — Saqué mis bragas de la boca de Rubén.

Hice que se acercaran más hasta que sus pollas se tocaron. Envolví mis bragas juntando las vergas de mis esclavos y los mastubé con ellas.

—Póngase el antifaz. —ordené. No quería que vieran lo que estaba por sacar.

Fui nuevamente a por la bolsa y saqué dos anillos para el pene, lubricante y dos vibradores más bien pequeños. Me acerqué a mis chicos y les puse los anillos en sus duras vergas. Se me hizo la boca agua. Moría de ganas por chuparles la polla, pero tenía que ceñirme al plan.

—Los dos a la cama, uno al lado del otro, en cuatro. —No dudaron en seguir mi orden.

Me puse detrás de ellos y les acaricié el culo con la fusta para terminar dándoles a ambos varios golpes. Cuando creí que fue suficiente me puse manos a la obra con mi plan. Decidí empezar por Adrián.

—Sumiso, separa las piernas. —ordené.

Me puse detrás de él y tomé el lubricante. Exprimí una buena cantidad del lubricante sobre la raja del culo de Adri. Al sentir el contacto del lubricante frío sobre su piel, tuvo un escalofrío, pero no dijo nada.

—Te recomiendo que te relajes sumiso, sino va a ser más doloroso para ti. —dije.

Separé un poco sus nalgas para dejar expuesto el ano. Masajeé el exterior del ano primero con el dedo índice. Fui haciendo presión sobre su agujero hasta que poco a poco empezó a ceder y pude meter dos dedos. Adri no decía nada, pero sentía su respiración acelerarse.

Cuando sentí que ya era suficiente agarré uno de los vibradores pequeños y lo llené de lubricante y puse un poco más en la entrada de Adri. Acerqué la cabeza de la pequeña polla de silicona a su agujero y empecé a empujar. Hice presión contra su culo hasta que la cabeza del dildo entró. En ese momento Adri dejó escapar un gemido y se tensó un poco. Busqué el mando del vibrador y lo encendí al mínimo.

—Tienen prohibido correrse hasta que yo se los ordene.

— Si ama. —contestaron a la vez.

— Esclavo, te toca a tí. Separa las piernas un poco, levanta un poco el culo y relájate.

Rubén obedeció enseguida. Seguí el mismo proceso que con Adri, le embadurne el ano con lubricante y lo dilaté con mis dedos hasta que pude penetrarlo con el vibrador.

La imagen frente a mi me ponía cachonda perdida. Verlos a ambos en mi cama, en cuatro, con un vibrador en el culo y sus pollas duras que chorrean sobre mis sábanas en las que voy a dormir hace que mi coño chorree.

Subí más la potencia de los vibradores y ambos empezaron a gemir.

— No les he dado permiso de hacer ruido. —dije— De pie los dos. Fuera antifaces. Les repito nuevamente, está prohibido correrse sin mi permiso, el que lo haga va a ser castigado.

— Si ama.

Era hora de empezar a tratarlos como mis juguetes sexuales personales. Apagué los vibradores pero no se los saqué,

Adri quedó a mi derecha y Rubén a mi izquierda. No resistí la tentación y me puse de rodillas ante ellos para torturarlos un poco y saciar mis ganas de probarlos. Empecé por Rubén, agarré su polla y recorrí con mi lengua desde la base hasta el glande muy lentamente, saboreando las gotas de presemen que salían de la punta. Pase a Adri e hice lo mismo.

Me puse de pié y volví a buscar mis bragas. Una vez las encontré las puse en la polla de Adri, de forma que la parte que había humedecido mi coño quedase en contacto directo con su polla. No sé porqué, pero es algo que me excita mucho.

Me puse de espaldas a Adri, le agarré la verga con mis bragas colgando de ellas y comencé a restregar mi coño sobre ella. La polla de Adri ahora estaba empapada de mis jugos, llevé la punta de su pene hasta la entrada de mi coño y me eché hacia atrás para que me penetrara. No pude evitar soltar un gemido.

— Joder. Sumiso, eres mi puto juguete sexual. Eres mi dildo personal. —decía mientras me follaba a Adri. — Esclavo, quiero que te pongas de rodillas y me comas el coño mientras me follo con mi dildo personal.

Rubén obedeció al momento. No le importó tener que tocar la polla de Adri. Se puso a lamer mi coño como podía. Succionaba mi clítoris y pasaba su lengua por mis labios que abrazaban la verga de Adri, incluso intentaba penetrarme con la lengua al mismo tiempo que Adri.

La imagen era más morbosa de lo que había imaginado. No dejaba de gemir y maldecir. Sentía que estaba cerca de correrme.

— Mmm. Ahh. Me corro esclavo, bébetelo todo. —Grité mientras una gran cantidad de fluidos salían de mi coño.

Tenía la respiración entrecortada y me temblaban las piernas por mi reciente orgasmo, pero no había terminado aún.

— Sumiso acuéstate en la cama.

Adri no tardó en obedecer y me subí encima de él y me volví a empalar con su polla. Me eché hacia delante y separé mis nalgas para que mi ano quedara expuesto para Rubén.

— Esclavo, quita el plug, pon un poco de lubricante y mete tu polla en mi culo.

Rubén hizo lo que le pedí sin rechistar. Me relajé para poder dejarlo entrar sin problemas. Había llegado por fin el momento del acto final de este maravilloso encuentro.

— Muy bien esclavos. Me toca disfrutar de ustedes al mismo tiempo, quiero que me follen hasta que vuelva a correrme. Hasta que no les de la orden ustedes no podrán correrse. ¿Queda claro?

— Si ama.

— Bien, a partir de ahora tienen permitido hacer ruido más no hablar.

Empecé a moverme sobre la verga de Adrián y a la vez sentía a Rubén empujar dentro y fuera de mi culo cada vez con más rapidez. Amo la sensación de estar siendo llenada por los dos al mismo tiempo. Sé que no voy a aguantar mucho. Poco a poco vamos tomando mejor ritmo. Me siento llena y feliz. Cada vez mis gemidos van siendo más y más fuertes. Siento que voy a explotar, pero me aguanto un poco más. Busco en la cama los controles de los vibradores y no dudo en ponerlos al máximo.

Siento cómo ambos se tensan en el momento que sienten las vibraciones. Ahora sí, me voy a correr y se los haré saber.

— Ahh. Mmm. ME CORRO. Ahhh. —Tuve un squirt y empecé a disparar mis líquidos sobre Adri que es el que estaba abajo. Ellos gemían cada vez más fuerte, no podían contenerse.

— No paren, me corro otra vez. Ahh. —No sé si fue otro orgasmo o una prolongación del que acababa de tener, pero estaba en la gloria. —Corranse dentro de mí, ya. Mmm.

Sentí cómo ambas vergas se ensanchaban en mi interior para dejar salir su corrida. Sentir como descargaban chorros de semen dentro de mi me llevo a otro orgasmo.

Los tres nos quedamos en silencio durante un rato. Solo se escuchaban nuestras respiraciones entrecortadas.

—Wow. —dijo Adri. —Nunca pensé que tener algo en el culo me fuese a gustar tanto.

— La verdad es que no sabía si iban a estar de acuerdo con eso, pero me calentaba mucho imaginarlo.

— Me alegro tanto de que lo hayas hecho. Creo que es de las veces que más he disfrutado durante el sexo. —dijo Rubén

— Gracias chicos, por hacerme cumplir una fantasía más. — dije y les di un beso a cada uno. — Tenemos que repetir más veces. Tengo muchas más ideas que les van a encantar.

— Claro que vamos a repetir.

Al rato nos quedamos los tres dorm

idos en mi cama.

Espero que les haya gustado este relato tanto como a mí (perdí la cuenta de la cantidad de veces que tuve que dejar de escribir para masturbarme). En fin espero que hayan disfrutado ;). Dejenme saber qué les pareció en los comentarios.