Mi nombre es Verónica, originaria de un pueblo de México, tengo muchas historias que contar de mi sexualidad, pero hoy me enfocaré en una que hace poco viví y que me gusto como se dio, desde más joven he trabajado de escort, o sea de puta, y mi perfil era ser la chica de pueblo, que gusta muchos hombres especialmente aquellos que están cansados de las tradicionales teiboleras, porque siempre me vestía menos exótico, sin tatuajes, así que los fines de semana siempre tenía clientes, que venían de lejos y estaban de paso, así pude estudiar administración y graduarme, viviendo sola y vendiendo cosméticos, como pantalla de lo que realmente hacía, después de buscar trabajo en lo que había estudiado, curiosamente me mandaron a un hospital de gobierno, a una ciudad mediana que estaba a dos horas del pueblo donde viva, y allí empezó mi aventura que duró un año, al llegar al hospital, comencé de inmediato a trabajar duro, y como era un hospital, siempre lleve una bata blanca como protocolo, y luego acaparé la mirada varios hombres que trabajaban allí, pues aunque disimulaba, siempre se dejaba ver el cuerpo que heredé de mi mama, buenas piernas y nalgas grandes, pechos mediano y cintura bien delineada, trataba de vestirme lo menos provocativa posible para no llamar la atención, pero los hombres son muy hábiles en descubrir lo había debajo de la bata, y en realidad, seguía yendo un fin de semana a cumplir con mis clientes, y otra a visitar a la familia que vivían en una ciudad más grande y lejos de donde estaba, poco a poco empecé a tener amigas y amigos en el hospital, aunque habían dos compañero que estaba en la misma área que yo, que siempre trataban de coquetearme, o insinuar cosas, Ramón, y Cesar, Ramon en sus 30s y Cesar en los 40, quien siempre se le veía platicando con alguna enfermera o paciente que pareciera presa de su instinto reproductor, eran hombres, normales, no feos, no guapos, pero siempre se me acercaban y me rozaban intencionalmente, a veces lo disfrutaba, pero trataba de que no lo notaran, porque no quería que nadie se enterara de lo que realmente era capaz, una vez los vi por el reflejo de una ventana viendo porno, y comentaban que como me vería yo mamando así, eso me prendió, pero hice como si no escuchara, y cada vez eran más insistentes en invitarme a salir, o de acompañarme a alguna fiesta con ellos, que de seguro era con la intención de cogerme, pero siempre me resistí, una vez fuimos a un balneario, donde la mayoría de las chicas mostraban sus figuras, yo me puse unas licras para sorpresa de todos que quieran verme en bikini, después de trabajar 8 meses el hospital me dijeron que me cambiarían por otra clínica más chica, pero le pedí a mi jefe que no lo dijera, así sería una sorpresa, así que la última semana, decidí mover de lugar y para cerrar con broche de oro, el último viernes de mi semana, decidí darle a Ramon y Cesar un regalo que me habían insinuado por muchos meses, así qua les dije si querían salir a tomar algo, a lo que ellos dijeron que si rápidamente, me vestí con una minifalda muy corta y me maquille , para darles la sorpresa de su vida, cuando me vieron en el bar, no lo podían creer, rápidamente me saludaron y se unieron a la mesa donde estaba sentada, después de habla de cosas sin importancia como el trabajo, les dije si me llevaban mi depa, a los que gustosos asistieron, al llegar a mi depa, los invité a pasar, tenía todo planeado para pasar una noche intensa, a propósito deje un vestido muy pequeño pero elástico en un sillon, y cuando lo vieron preguntaron que era, y les dije que un vestido que había encogido, por eso lo deje ahí, se sentía un ambiente muy tenso de nervios, estaba nerviosa, porque no dejaban de mirarme las piernas, y aunque había hecho muchas veces con mis clientes, esta vez era especial, hablamos de muchas cosas cuando cesar empezó hablar de su posición favorita de sexo y pronto nos enganchamos en una plática de cuál era la mejor posición, yo les dije que no tenía mucha experiencia, pero ellos me dijeron que ellos podían ayudarme, entonces Ramon me pidió si podía probarme e vestidito que tenían en el sillo, le dije que no, porque apenas ,me entrana, y empezaron a insistirme hasta que por fin accedí, fui al baño a cambiarle y a quitarme el dilatador que me había puesto, ya que se antojaba, un anal, cuando salí, se quedaron mudos, a ver que se me veía el calzón, y salí como apenada, claro disimulaba, y ellos se acercaron y me empezaron a decir lo buenas que estaba, y note como se les paraba la verga dentro de sus pantalones, me puse muy excitada y ellos se dieron cuenta, entonces pusieron música en su celular, y me invitaron a bailar, y mientras estaba en el centro de la habitación, se acercaron y me empezaron a moverse muy cerca de mi rozándome las nalgas con sus paquetes, diciéndome, cosas como, no pensé que estuvieras tan buena, te voy a dar duro, yo deje que se acercaran y comenzaron a manosear, las piernas, las nalgas, los pechos y me empecé a excitar bastante, y entonces les dije: saben, que quería darles un regalo y no supe que darles, pero esta noche quiero pasarla bien con ustedes, vamos a divertirnos, ni bien terminaba ellos me tomaron cada mano y las pusieron en sus vergas, Ramon se empezó a sacarla de su pantalón, Cesar hizo lo mismo y se las empecé a acariciar, y ver lo dura que lo tenían, que puta nos saliste Vero, me dijeron, así es contesto Ramon, dos vergas para ti, entonces me hicieron agacharme y pues como se esperaba empecé a darles una mamada, solo se oía sus gemidos, y diciendo, que rico, más putita, mas, estuve como 10 minutos así, metiéndome sus vega en la boca cuando Ramon se encuero todo y me dijo que voy a coger, entonces Ramon saco de su cartera un par de condones, así que me empinaron en el sillon y me empezó a dar desde atrás, mientras le seguí mamando a Cesar, después me pusieron en varias posiciones, cambiando cada rato uno, dadome por la boca y otro por la panocha, duramos como media hora ,así, yo diciéndoles que ricas vergas tienen, quiero más, ya veía que estaban por venirse y les dije; quiero leche en mi boca, sin pensarlo se pusieron en posición, y me arrodille para darles una última pero dura mamada, y casi al mismo tiempo terminaron los dos en mi boca, encantados, me decían que rico lo haces Vero puta, y después se fueron de mi depa, al otro día me puse a empaxar ya no los vi más, pues cambie clínica, para trabajar.
Esa es una de mis experiencias más placenteras que he tenido en mi trabajo como enfermera