El mejor viaje de mi vida
Entonces se arrodilló y me sentó otra vez en el w.c. delante de mí tenía un espejo en el que me veía envuelta en sudor, con las piernas abiertas de par en par y con la cabeza de mi profesor entre mis piernas, en ese instante me arrancó la braguita y la besó, me dijo que se la iba a quedar como premio.