Cuando llegamos a México, como nadie la esperaba dado lo intempestivo de su viaje, le ofrecí llevarla a su casa en mi auto que tenía estacionado precisamente en el estacionamiento de una de las Compañías para las que prestaba mis servicios, esa noche no pasó nada, la llevé a su casa y nos despedimos con un beso, yo como por casualidad en lugar de dárselo en la mejilla se lo dí en la boca y ella correspondió con calidez, quedamos de vernos en el curso de la semana
El asintió con la cabeza, así que fui deslizando me hasta encontrar su sexo enfrente mío, no sabía cómo hacerlo así que tuve que pedirle ayuda, pronto tomé práctica y escuchaba sus gemidos muy apagados, como si no quisiese ser escuchado, yo ya no podía más, comencé a sacarme la parte inferior del traje de baño, cuando el me detuvo, simplemente dijo que se lo dejara a él, me recostó en la cama, y se deshizo primero del sujetador, se detuvo un rato jugueteando con mis senos, lo cual me hacía sentir arder por dentro, fue bajando lentamente besándome cada rincón del cuerpo