Justo en ese momento en que empezaba a culearme, y yo a gemir de placer, se abrió la puerta de los aseos, haciendo entrada en ellos un joven de unos 21 años al igual que tenía yo.
No se veía un alma en la plaza, por lo que seguí el camino hacia los aseos públicos. Nada más girar para seguir la acera que llevaba a los aseos, vi bajar a un chaval joven hacia ellos. El corazón se me aceleró al verlo bajar. Sabía que, en ocasiones, iban jovencitos después de salir de los Pub que hay en la zona del Orzán, buscando un polvo rápido. Como solía hacer yo en múltiples ocasiones.
Yo también tengo que mear, dijo. Pasó por detrás mía hacia el Wáter, y al pasar me acarició el culo con una mano, luego se arrimó restregándome su paquete, mira cómo estoy de empalmado, me decía echando una mano a mi polla; quiero follarte hoy, estoy que reviento de ganas, me susurró al oído mientras me acariciaba los huevos y se restregaba por mi culo.
Pasaron unos minutos, y ambos seguíamos en la misma posición, ambos simulando que estábamos meando. Nos mirábamos, pero ninguno se decidía a dar el paso, él me miraba a los ojos, como diciéndome ¿quieres esta verga? Claro que la quería.
La vista que tenía mientras me estaba follando, era el de un dibujo que había en la puerta de aquel aseo para niños, y era un culo, siendo penetrado por una enorme polla. La verdad es que resultaba algo morboso, estar viendo aquel dibujo, mientras era follado salvajemente.