Comprobé que la humedad de esa raja era igual a la que ya sentía inundaba mi pucha, que escurría hasta mis muslos. Deseaba intensamente meter el dedo hasta los nudillos, pero el tiempo, el inexorable paso del tiempo, me obligó a dar por terminado este fantástico e inesperado primer acercamiento.
Pasaron varias semanas en que por que mis padres no salieron no pudimos hacerlo pero Jonatan se estaba comportando muy raro, me gemía me lamia mi mano, se pegaba mucho en mi, no entendí que pasaba, solo me extraño pero no le tome también mucha importancia de lo que estaba pasando.
En el patio me puse a jugar con Nico, sabía que teníamos solo unas horas para pasarlo juntos, así que lo llevé adentro de la casa, por mí lo hubiera hecho en el jardín, pero temía que alguien nos viera desde alguna casa vecina.
Pero eso no era todo, después de lamerles sus vergas y huevos y dejarlos limpios, me afirmaron todos y abrieron mis piernas, de nuevo comenzaron a escupirme el ano y uno de ellos abrió nuevamente la puerta del patio.