En la penumbra de la sala de cine pude ver que abría su bragueta y me mostraba una deliciosa verga gorda y cabezona que brillaba por el precum, eso me calentó al máximo.
Bueno, pues el roce de lenguas terminó y fue él quien siguió por mi cuello, mi pecho, lamió mis tetillas, les dio pequeños y delicados mordiscos, siguió por mi barriga, llegó a mi pubis, sólo lamió mi dura verga por encimita, fue hacia mis huevos y los chupó uno a uno, sin lastimar, tiernamente..... me abrió las piernas, siguió hacia el agujero de mi culo, lo lamió ávidamente, se daba un respiro y luego llevaba su lengua hasta mi hoyo.... la metió lo más posible, ensalivó sus dedos y me metió uno, luego dos y hasta tres dedos toleré jugando dentro de mi recto....