De vez en cuando lo visitaban unos amigotes, todos de su misma edad, y se dedicaban a ver fotografías que Manuel hizo alguna vez, de mujeres desnudas
Ante su asentimiento mi mano desabrochó uno de sus botones y se coló bajo el sujetador. Ahora podía acariciar su pezón con libertad. Lo estrujé con suavidad, cambiando del derecho al izquierdo alternativamente mientras mi otra mano subía por su pierna hasta alcanzar su braga.