Si veo una muchacha que se inclina me acerco a ver si puedo ver parte de sus senos, y ni que hablar si va una mujer en bicicleta o moto, que me pongo delante de ella para tratar de ver su ropa interior.
A mi me gusta ir con bicicleta, y normalmente voy solo, un sábado sin ir mas lejos, cogí mi bicicleta y me fui a dar una vuelta.
Tenía las manos atadas a la espalda y alguna cosa en la boca, supongo que las bragas de una de ellas a juzgar por el intenso y agradable sabor. Pero, con diferencia, lo más grave de todo aquella era que allí estaban ambas llevando atados a la entrepierna unos obscenos, y muy grandes y gruesos, falos.