Una simple velada en casa se convierte en una inesperada noche de strip poker, a la que se une el mejor amigo de la pareja, lo que lleva a una acalorada y tensa exploración de los límites, los celos y el deseo.
Podía sentir su calor, su energía, y era embriagador. Me tiró de la camisa hacia arriba y levanté ligeramente los brazos, dejando que me la pusiera por encima de la cabeza. El aire frío contra mi piel contrastaba con el calor que emanaban ambas mujeres.