Esta historia ocurrió hace muchos años. Yo era joven y mi madre veintiocho: morena, de curvas pronunciadas y un culazo de infarto.
Agosto en la playa, un piso alquilado, el calor pegajoso de la costa.
Mi mamá tenía 35 años, era de tez morena. Nunca había imaginado cosas malas con ella, pero a esa edad algo comenzó a cambiar. La empecé a ver como mujer, tenía unas nalgas muy apetecibles, no eran extremadamente grandes, pero eran espectaculares, unos senos pequeños, y una cara como dirían mis amigos de puta.
Susana, madre de Andrés, se encuentra en una situación incómoda con dos fontaneros que la acosan. Uno de ellos, joven y excitado, la obliga a realizarle una felación, mientras el otro observa y participa.
Un joven sale a beber con su madre, mujer madura irresistible; en el bar, la invita a soltarse con otros hombres. Ella termina exhibiéndose sin pudor en la mesa, encendiendo a todos con su descarada entrega