Dicen que las ocasiones las pintan calvas y a mí se me presentó la ocasión de devolverle a la pija de mi amiga la soberbia con la que me trataba.
Así comenzó esta historia…
-Olvídame y olvídate de todo esto, no quiero saber nada de ti en la vida. Me retiré y me dirigí a mi coche, muy tranquilo y satisfecho y a esperar a las siete y media que habíamos quedado... Así terminó el último capítulo...
Empecé a mearlas, apuntando a su cara y a su boca, cuando terminé… -Limpiarme la polla y limpiarse la una a la otra. En eso estaban cuando tocaron al portero… Así terminó el último capítulo…